28.2.12

Hay evidencia creciente que sugiere que la raza humana, se estableció en el camino de la auto-destrucción cuando se abrazó a las sociedades agrarias.


PARAÍSO PERDIDO


Mientras se examina la literatura disponible sobre salud y nutrición desde un punto de vista evolutivo, uno llega inevitablemente a la conclusión de que, en lo que concierne a la dieta, los seres humanos entraron en un callejón sin salida hace miles de años atrás. Incluso si por algún milagro la humanidad como un todo fuera a reorganizar completamente su dieta de la noche a la mañana, una pregunta importante permanece ¿Hemos diseñado nuestro ambiente más allá de un punto sin retorno?
Contrariamente a la creencia popular sostenida por muchos antropólogos de que la agricultura es uno de los logros más grandiosos de la humanidad, hay evidencia creciente que sugiere que la raza humana, en realidad, se estableció en el camino de la auto-destrucción cuando se abrazó a las sociedades agrarias.
La imagen que emerge hoy en día es que el cambio de la cacería y recolección ocurrió de manera repentina y fue seguido por una caída aguda en la expectativa de vida. Huesos antiguos de humanos encontrados en varias capas de los sitios arqueológicos, datados desde los inicios de la adopción de la agricultura, revelan la prevalencia incrementada de enfermedades y un número menor de personas ancianas. Durante siglos después de la adopción de la agricultura, estos huesos también nos cuentan historias de un número mayor de muertes violentas cuando son comparados con los restos de huesos de sociedades pre-agrarias de cazadores y recolectores. En esto se ve un eco innegable de la historia del Jardín de Edén. Este, de hecho, es uno de los mayores rompe-cabezas de la prehistoria. ¿Por qué la agricultura se hizo popular tan rápido.
Parece que la agricultura fue adoptada repentina e independientemente en diferentes lugares alrededor del globo, incluyendo el Medio Oriente, África Sub-Sahariana, China y México. Desde estos sitios se esparció a velocidad considerable a todo el planeta. Hoy en día solo prevalecen algunas poblaciones aisladas e insignificantes de cazadores y recolectores, la mayoría en el Hemisferio Sur.
La velocidad a la que la agricultura se esparció desde los centros de adopción originales podría parecer lenta para el viajero moderno, pero es significativa según los estándares de innovaciones más tempranas en la prehistoria. Hasta ahora no se ofrecieron explicaciones satisfactorias para este rompe-cabezas. La mayoría de los antropólogos se han asentado en la teoría de que la producción contundente de nueva tecnología era simplemente irresistible para nuestros ancestrales. Pero esta teoría no parece ser viable teniendo en mente la evidencia desconcertante de los esqueletos de los primeros granjeros. Estudios de huesos y dientes de algunas de las primeras comunidades agrícolas en Medio Oriente muestran que los granjeros tenían peores condiciones de salud (debidas a la nutrición más pobre) que la de los cazadores-recolectores que los precedieron.
Los cazadores-recolectores habrían tenido conocimiento detallado de su medio ambiente – un conocimiento perdido por los humanos modernos. Otra teoría trata de explicar la adopción de la agricultura a través de la presión de la población. Según sus proponentes, los humanos antiguos no eran capaces de frenar la explosión de población entonces de buena gana sacrificaron un nivel sorprendente de seguridad y libertad intrínseco a su modo de vida previo para adoptar una vida de trabajo forzoso, enfermedad y estrés. De cualquier manera, tampoco tiene mucho sentido. La evidencia sugiere que las poblaciones cazadoras-recolectoras eran estables por largos períodos de tiempo y apunta a la conclusión de que las comunidades pre-agrícolas vivían en un balance relativamente armónico con su ambiente.
Con certeza llevará algún tiempo antes de que este gran misterio pueda resolverse. Pero mientras tanto podemos examinar qué efecto tuvo este cambio conspicuo y repentino de la sociedad prehistórica en el hombre contemporáneo y su ambiente, ya que, fue precisamente en esta coyuntura cuando los humanos adoptaron la agricultura, que los alimentos que plagan a los humanos modernos, junto con la degradación del medio ambiente, empiezan a tomar forma. ¿Podría haber sido éste el punto en el cual la humanidad se descarriló de la evolución y pasó a la involución, posiblemente pasando el punto sin retorno?
La vaina de trigo de Adán
Según la antigua leyenda Sufí, Eva había ofrecido a Adán una vaina de trigo, no una manzana. Esto comienza a tener mucho sentido cuando consideramos todos los cambios que el cultivo de trigo efectuó en las sociedades humanas. Las personas habían recolectado trigo durante mucho tiempo en aquellos lugares donde crecía de manera silvestre, pero con la agricultura comenzaron a modificarlo. Fue alterado, la producción incrementada, fue hecho más robusto para resistir las condiciones climáticas más duras debido a que la población se dirigió al noroeste desde su tierra natal, la llamada Creciente Fértil que abarca el Medio Oriente de hoy en día.
Es un hecho innegable que el trigo utilizado actualmente para el consumo de humanos es mortal. Puede matarte muy rápido si eres hipersensitivo al gluten o muy lentamente si no lo eres. Si no fuera por los individuos hipersensitivos, los efectos perjudiciales del gluten en nuestra salud probablemente permanecerían escondidos y se culparía de las muertes a los sospechosos de siempre, como fumar o el alto consumo de grasas animales.
Con la evidencia disponible, no está realmente claro que el trigo silvestre era predominante en el menú de los cazadores-recolectores como les gustaría hacernos creer a los postulantes del afortunado génesis de la agricultura. Incluso si esta suposición es correcta, el trigo silvestre original de antes del advenimiento de la agricultura no poseía más que 4-5% de gluten en su contenido proteico y posiblemente podría, incluso, ser menos. Además, no era verdaderamente un elemento básico en la dieta de cazadores-recolectores y probablemente era solamente una fuente de energía ocasional cuando la cacería fallaba y no había nada más alrededor para comer. En contraste, varios milenios de hibridación con el fin de incrementar el rendimiento de las cosechas, han resultado en que el trigo contemporáneo devenga una mezcla mutante de varias plantas, siendo el gluten tanto como el 55% del total de sus proteínas.
Aparte de las gliadinas que pertenecen a una familia mayor de proteínas de gluten, el trigo también contiene la aglutinina del germen de trigo una lectina, que es esencialmente el mecanismo de defensa natural de la planta. En la naturaleza todo busca un balance; tanto como los animales, las plantas tampoco quieren ser comidas. Las gliadinas y la aglutinina del germen de trigo no pueden ser destruidas al cocinarse y están relacionadas con varias enfermedades autoinmunes y procesos degenerativos.
Cuando más los hijos de Adán buscaban explotar el trigo, más mortal devenía.
Aunque la fruta prohibida en el libro del Génesis no es descrita, la creencia cristiana sugiere que Eva engatusó a Adán a compartir la manzana. La fruta sin nombre del Edén se convirtió en la manzana bajo la influencia de la historia de las manzanas doradas en el jardín de Hespérides En otras palabras, “nuestro pan de cada día” se ha convertido en nuestro veneno diario. Si agregamos el hecho de que el gluten causa inflamación cerebral en tal medida que interfiere con nuestros patrones normales de comportamiento, empezamos a comprender cómo este veneno no solamente destruye nuestros cuerpos, también destruye nuestras relaciones. Además de estas cuestiones médicas, un aspecto social del trigo muy interesante debe notarse. Parece que el cultivo de trigo precipitó el comienzo de la “Era de Violencia” sin precedentes, entre sociedades humanas.
Hay una correlación significativa entre la difusión de la tecnología agraria (principalmente para el cultivo de trigo) desde Medio Oriente a varias partes de Europa entre 9.500 años atrás a alrededor de 5.000 años atrás, y el patrón de la variación genética humana a través de Europa. Lo que esto sugiere es que los granjeros se cruzaron con poblaciones locales de cazadores-recolectores a medida que se expandían lentamente a través de Europa al ritmo de 1 kilómetro por año durante un período de 4.000 años. Por ejemplo, habitantes de la región del País Vasco del suroeste de Francia y el norte de España tienen frecuencias genéticas significativamente diferentes a aquellas de otros europeos, indicando que ellos resistieron más tiempo y con más éxito al mestizaje con grupos agrícolas migratorios de más al Este (aunque de todas formas se dio un mestizaje significativo).
Parecería que esto descarta la teoría de que el modo de vida agrícola se ha esparcido principalmente a través de la ‘emulación cultural’, como ser que los cazadores-recolectores simplemente imitaban las prácticas de sus visiblemente prósperos vecinos. Por el contrario, estas prácticas se esparcieron por migración: las personas y las técnicas se movieron juntas. Este no fue solamente un fenómeno europeo, ya que, ciertamente, puede hablarse de otras instancias de difusión agrícola que fueron estudiadas hasta el momento, como la expansión de Méjico hacia el Sur en dirección a los Andes, o la expansión Bantú hacia el Sur y el Este a través de África comenzando más o menos hace 3.000 años.
Aunque podamos ver en toda esta evidencia que los agricultores migratorios no masacraron simplemente a todos los cazadores-recolectores a lo largo de su camino, ni que los expulsaron de sus tierras, podemos, sin embargo, concluir que, de hecho, ellos se mestizaron con las mujeres de las tribus mientras los hombres fueron puestos a trabajar como esclavos.
Los cazadores-recolectores que vivían en armonía con su ambiente nunca habían tenido necesidad de grandes comunidades fortificadas. Una vez que el trigo constriñó a los humanos a estilos de vida marcadamente más sedentarios, ellos ya no eran capaces de confiar en su habitual estrategia del ‘escondite’ (esconder y buscar) cuando se enfrentaban a enemigos. Un grupo grande es mucho más seguro de lo que sus miembros podían estarlo en múltiples grupos más pequeños. El resultado de dedicar tiempo, esfuerzo y recursos para defenderte no solamente te hará sentir más seguro, inevitablemente hará que tus vecinos se sientan menos seguros. ¿Va tal vez esto en camino a explicar las fuerzas impulsoras detrás de la sociedad moderna, con esta capacidad brutal de expansionismo a escala masiva?
Finalmente, cuando consideramos el daño infligido a nuestro medio ambiente debido a la deforestación y el agotamiento del suelo durante un período de varios miles de años, sencillamente podemos ver que el cultivo de trigo realmente fue equivalente a comer la fruta del árbol del conocimiento inadecuado.
Una planta que nunca existió
La mayoría de los antropólogos están de acuerdo en que el cultivo del maíz es responsable de convertir de nómadas a sociedades agrícolas a las sociedades nativo-americanas. Hoy en día, el maíz es probablemente la única comida que personifica a los americanos. De manera interesante, el maíz como lo conocemos hoy es un invento humano: el mismo no existe naturalmente en la naturaleza y es el único grano que no se propaga a sí mismo. El trigo, por ejemplo, produce semillas que caen para producir más trigo. El maíz tiene que ser plantado por el hombre para poder crecer y si es abandonado, dejará de existir. Desde un punto de vista metafísico, se puede decir que el maíz representa la entropía, un callejón sin salida. Sin embargo, esta planta ‘no existente’ – con nuestra ayuda – se las ha arreglado para conquistar todo el planeta silenciosamente.
Las diferencias entre el maíz y el teosinte en la arquitectura de las plantas condujeron a muchos investigadores a proponer hipótesis alternativas para el origen del maíz. Muchos científicos creen que las personas en México central desarrollaron el maíz hace más o menos 7.000 años. El acuerdo común es que el maíz fue diseñado genéticamente desde una hierba silvestre llamada Teosinte, que no se parece en nada a al maíz de hoy en día. Esta teoría es ampliamente aceptada aunque sea muy difícil comprobarla.
Según la mitología azteca, el maíz fue traído a este mundo por Quetzalcóatl y está asociado al grupo de estrellas conocido comúnmente como las Pléyades. El cultivo de este grano en la América Pre-colombina a menudo estaba muy conectado con los espantosos sacrificios humanos para apaciguar a Centeotl – el Dios del Maíz. Siglos después de que las civilizaciones meso-americanas perecieran, Centeotl continúa reclamando vidas humanas, sólo que ahora es de una manera más sutil.
Incluso en el comienzo del cultivo del maíz, donde sea que esta planta se introducía, la Pelagra estallaría. Esta condición médica es causada por la deficiencia de niacina (vitamina B3). Muchas fuentes médicas razonan que esto sucede porque la niacina está encerrada dentro del grano y que por lo tanto no está disponible para la absorción. Esto puede ser cierto, ¿Pero realmente estas personas comían solo maíz y nada más?
Sabiendo lo que sabemos hoy en día sobre el gluten, la caseína, la soja y las proteínas del maíz, podemos concluir que, de hecho, esta deficiencia se debe al daño de las paredes intestinales. Este daño dificulta la absorción de calcio, hierro, yodo, el complejo B (incluyendo la niacina), vitamina C y numerosos minerales (zinc, magnesio, manganeso). Así como en el caso del trigo, el daño causado por el maíz será obvio en una edad temprana en la vida para los individuos susceptibles. Mientras que los individuos menos susceptibles sufrirán lentamente mientras que al mismo tiempo se culpará a la vejez de los procesos degenerativos y la enfermedad, que son en realidad causados por mala nutrición.
El cultivo del maíz cambió rápidamente la apariencia del paisaje americano y se esparció a África y Asia. El maíz entró finalmente a Europa a través de los Balcanes y el imperio turco a finales del siglo XIX. En el presente, el maíz continúa reclamando nuevos territorios. Esta tendencia probablemente se intensificará en los próximos años, mientras otros gobiernos sigan a la administración de Obama, de subsidiar la producción de maíz para producir Etanol y utilizarlo como combustible, y mientras Monsanto Inc. conquista un territorio tras otro con sus productos de maíz genéticamente modificado.
El ladrón leguminoso de la infancia
Se cree que la soja fue cultivada por primera vez en China y que no fue hasta el séptimo siglo a.C. que la misma se propagó a otros países asiáticos, y mucho mas tarde a todo el mundo. Esta legumbre ladrona de salud era desconocida para la mayoría del mundo y era cultivada en un área remota del mundo durante años como una planta no comestible. Usada para la rotación de cultivo, el único propósito de la soja era agregar nitrógeno al suelo. Hasta que un buen día alguien en China decidió experimentar y usarlo como comida. Ellos aprendieron rápidamente que la fermentación hacía a la soja más tolerable, así como nuestro ancestros lo habían descubierto con los productos lácteos (yogurt o kéfir). De manera interesante, el arroz y los vinos a base de arroz resultaron ser antídotos para algunas de las propiedades dañinas de esta última creación culinaria, al igual que los italianos aprendieron a consumir vino, carnes con alto contenido graso, aceite de oliva y vinagre para protegerse contra su pasión por la pasta. Las grasas y el aceite protegen las vellosidades intestinales de la fijación del gluten en su próximo plato, mientras el vinagre y el vino lavan aquello que logra fijarse.
Hoy en día EE.UU es el mayor productor de granos de soja, seguido por los países sudamericanos. La soja es promocionada a través de los medios de comunicación y muchas tiendas New Age de comida sana, como una comida saludable que supuestamente nos hace más jóvenes y saludables. Desafortunadamente esto no podría estar más lejos de la verdad. La soja está llena de una amplia gama de anti-nutrientes incluyendo lectinas y niveles contundentes de isoflavonas. Las naciones Asiáticas que usan soja como elemento básico en su dieta pueden tener una baja incidencia de enfermedades del corazón porque ellos no consumen ni trigo ni productos lácteos, pero no puede ser coincidencia que sean los líderes de la manada cuando se trata de cáncer de estómago. Además, la soja puede ser responsable de acortar la infancia en las mujeres modernas. Gracias a sus fitoestrógenos, los cuales imitan al estrógeno al ligarse con los receptores asignados para esta importante hormona, la soja ha alterado la apariencia externa y el balance hormonal de nuestros niños.
Tristemente, la mayoría de los médicos y consumidores no se dan cuenta que, hoy en día, la ciencia está a la venta; los datos publicados generalmente tergiversan la verdad, las investigaciones médicas académicas se corrompen por el dinero de las farmacéuticas y sus intereses; y los reguladores gubernamentales protegen más a menudo a la industria antes que al público. Cada vez más, los investigadores académicos de la medicina están contratados, y la investigación, que alguna vez fue la herramienta más pura de indagación, es una nueva herramienta para promocionar productos. Una vez más vemos a la involución en su mejor expresión.
El cuento del brebaje del bienestar de la naturaleza
Los humanos paleolíticos jamás tomaron leche. Los uros (auroch), los ancestros silvestres de las vacas modernas, alguna vez ocuparon extensas áreas de Asia, Europa y África del Norte. Fueron domesticados por primera vez hace 8.000 a 10.000 años en el área de la Creciente Fértil de Cercano y Medio Oriente y evolucionaron en dos tipos de ganado doméstico: El Cebú jorobado y el ganado europeo sin joroba de las Highlands. Algunos científicos creen que el ganado doméstico de la Creciente Fértil se esparció a través de Eurasia, mientras otros creen que se dio un evento separado de domesticación en el área de India y Pakistán. Cualquiera sea el caso, el gran Auroch está hoy reducido a un mutante secretor de leche, endógamo genéticamente modificado; sufriendo abusos tremendos a diario.
A través del análisis de las grasas degradadas en fragmentos de olla desenterrados, los científicos descubrieron que los granjeros neolíticos en Gran Bretaña y Europa del Norte podrían estar entre los primeros en comenzar a ordeñar vacas para el consumo humano como mínimo hace 6.000 años. Según los científicos, la habilidad para digerir la leche fue lentamente adquirida alrededor de los años 5.000 y 4.000 a.C. por el esparcimiento de una mutación genética llamada ‘persistencia de lactasa’ que permitió a los seres humanos seguir digiriendo la leche después del destete. Si este intervalo de fechas es correcto, el mismo podría datar antes del aumento de otras grandes civilizaciones consumidoras de leche en el Este Cercano, India y África del Norte.
No sabemos exactamente qué es lo que impulsó a los humanos antiguos a comenzar a beber la leche de vaca. Es un hábito muy extraño desde un punto de vista biológico. Los seres humanos son los únicos mamíferos que beben leche siendo adultos; esto aparte del hecho de que beber la leche de otra especie no tiene paralelo en el mundo natural. La idea de beber la leche de cualquier otra especie que no sea el ganado doméstico es todavía repulsiva para los humanos modernos. Esto podría indicar que el gusto de la leche de vaca doméstica fue adquirido repentinamente en algún punto de la historia, por algún tipo de presión como el estrés medioambiental, y después los humanos quedaron condicionados a lo largo de milenios.
Como sucede con otros alimentos dañinos, las guías nutricionales oficiales siguen ignorando algunos hechos espantosos sobre la leche. La leche de vaca posee 80-86% de un tipo de glicoproteína llamada caseína (del cual 39% es de la variedad alpha S-1). Esta variedad de caseína es el mellizo malvado del gluten y ya fue relacionado con numerosas enfermedades autoinmunes. Además, parece haber una conexión entre las hormonas encontradas en la leche y la pubertad precoz en niñas jóvenes. Todas las toxinas que entran al cuerpo de los mamíferos pueden secretarse directamente a través de la leche. Las vacas lecheras son alimentadas con dietas inadecuadas cargadas de pesticidas y otras toxinas, las cuales terminan en su leche. La mayor parte de las vacas lecheras no viven más de 4 años, sin embargo, su expectativa natural de vida es de 25 años. ¿Por qué alguien querría tomar la leche de estos animales?
A pesar de todo esto, todavía se nos habla de la leche como ‘el brebaje del bienestar de la naturaleza’ y se recomienda un vaso por día como la única fuente buena de calcio disponible para el hombre moderno. ¿Entonces de dónde obtenían su calcio los cazadores-recolectores en aquel entonces si no existía la campaña “¿Tomaste tu leche hoy?”
Tanto la evidencia directa como indirecta apoya la hipótesis de que los humanos de la antigüedad tenían un alto consumo de calcio. La evidencia arqueológica revela que los cazadores-recolectores que vivían antes de los albores de la agricultura tenían esqueletos pesados y eran comparables – incluso superiores – en estatura a los grupos de hoy en día. Un examen cuidadoso de las comidas disponibles para aquellos primeros cazadores-recolectores indica que probablemente existía un exceso de hasta 1.800 mg en el consumo de calcio. El hecho de que las costumbres alimenticias de nuestro ancestros distantes eran ricas en calcio y bajas en sodio se evidencian indirectamente en la fisiología de los humanos de hoy en día: el calcio es absorbido y conservado ineficientemente; en contraste, los intestinos absorben completamente el sodio.
¿Puede reclamarse el paraíso? ¿Es posible un retorno a la Paleo-Dieta?
Desafortunadamente las perspectivas de que esto suceda son escasas. Hemos diseñado en tal medida nuestro medio ambiente que el mismo no sería capaz de sustentarnos de la misma manera en que era capaz de sustentar a nuestros ancestrales. Una incidencia cada vez mayor de desastres ecológicos y catástrofes naturales sin duda tampoco trabajan en nuestro favor.
Desde un punto de vista evolutivo, es como que nuestro planeta está listo para la destrucción. Es como si hubiésemos alcanzado la masa crítica que inclinó la balanza hacia la entropía hace algún tiempo. Y, sin embargo, este panorama poco prometedor no debe desalentarnos a hacer todo el esfuerzo posible para reorganizar nuestros hábitos alimenticios y a desintoxicar nuestros cuerpos tanto como sea posible. Esto puede ser una tarea realmente difícil para la mayoría de la población, la cual vive en centros urbanos de países industrializados, especialmente aquellos que pertenecen a los estratos sociales menos prósperos.
La mayoría de las proteínas y grasas animales disponibles para los occidentales promedios hoy en día viene de animales alimentados con granos, pescados y aves de corral. No tiene realmente mucho sentido evitar granos en nuestra dieta si vamos a consumir grandes cantidades de esta carne.
‘Intolerancia alimenticia secundaria’ es el término acuñado por el veterinario John B Symes para describir la situación que surge cuando un intolerante a comidas consume la carne de un animal que fue alimentado con granos que contienen gluten (trigo, cebada, centeno), soja, maíz – incluso productos lácteos – y es afectado negativamente por ello.
Además de esto, hay un problema con los ácidos grasos. Los animales que comen grandes cantidades plantas verdes tienen altos niveles del ácido graso omega-3. Contrariamente, los animales alimentados ampliamente con granos, que incluirían a todos los animales alimentados de América excepto el cordero, tienen altos niveles de omega-6. Nosotros deberíamos tener aproximadamente la misma cantidad de omega-3 y omega-6 en nuestros cuerpos, o como máximo, no mucho más que el doble de omega-6 comparado con el omega-3. Pero casi todos los americanos tienen 10 o 20 veces más omega-6 que omega-3, una condición que lleva a todo tipo de enfermedades degenerativas.
Tradicionalmente, toda la carne era de ganado alimentado de pasto, pero hoy, lo que está disponible comercialmente tanto en países ricos como pobres es casi completamente carne de criaderos de engorde artificial. Hace setenta y cinco años, los novillos serían sacrificados a los 4 o 5 años. Hoy en día, la edad de sacrificio es de 14 a 16 meses. Es imposible hacer crecer a un ternero de peso de nacimiento de 40 kg a 550 kg en un poco más de un año solamente con pasto. Esta horrenda hazaña es lograda gracias a una enorme cantidad de maíz, suplementos proteicos, antibióticos y otras drogas, incluyendo hormonas de crecimiento.
Por lo tanto podemos ver que abastecernos de grasas de buena calidad, ganado alimentado con pasto o aves que no sean de corral sino ‘caseras y que caminen sueltas’, si bien es cada vez más difícil, es esencial si queremos escaparnos de la soga que la agricultura a atado alrededor de nuestro cuellos.
Solamente podemos esperar que en los próximos años veamos más movimientos que se alejen de la industrialización y el aumento de intentos de crear comunidades basadas en valores humanos verdaderos; comunidades que no solo curarán a los humanos involucionados sino también intentarán sanar nuestro medio ambiente.
La única pregunta que permanece es si es que tenemos suficiente tiempo para intentarlo y recrear el paraíso que una vez se perdió.
Referencias:
1. Food and Western Disease by Staffan Lindeberg MD
2. Warfare and the Multiple Adoption of Agriculture after the Last Ice Age by Paul Seabright, IDEI, University of Toulouse & CEPR
3. John B. Symes, D.V.M., Dogtorj.com
4. Exercise and Sport Science by William E. Garrett, Donald T. Kirkendall
5. “The Secret History of Milk: The Truth about Nature’s Miracle Food,” an interview with Ron Schmid, M.D.
6. “Population structure, infant transport and infanticide among Pleistocene and modern hunter-gatherers,” Woodrow W. Denham, Journal of Antopological Research, Vol. 30, No.3.
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