12.9.12

La crisis es una crisis de conciencia


VIDA, LIBERTAD Y CONCIENCIA

El cuento del tigre y las ovejas

Había una vez una tigresa preñada que estaba bus­cando alimento. Vio un rebaño de ovejas y se abalan­zó sobre ellas. Dio cuenta de una, pero a raíz del esfuerzo en su estado de gravidez, murió mientras daba a luz. El cachorro de tigre nació huérfano, en medio del rebaño de ovejas. Sin saber su verdadera identidad, el tigrecito se unió al rebaño y aprendió a caminar, comer y balar como las ovejas. El cachorro tam­bién aprendió a sentirse víctima, a lamentarse, a echarles la culpa a los demás por sus penurias, tal co­mo lo hacen las ovejas.

Un día, otro tigre que andaba por la región se encon­tró con esta escena ridícula: un cachorro de su espe­cie caminando, comiendo y balando como una oveja. Con un gran rugido, el tigre corrió hacia el lugar de pastura, desparramando a las ovejas. El tigre adulto tornó al cachorro, lo arrastró hacia un estanque y lo forzó a mirar su reflejo en el agua mientras le decía: “¡Mira!, no eres una oveja, eres como yo, eres un tigre. Eres un tigre y tienes la fuerza, el coraje, la libertad y la majestad del tigre. Eres responsable de tu destino; eres el cazador, no la presa”. 

Entonces, el tigre dio un rugido inmenso y glorioso. Esto aterrorizó y excitó al cachorro. El tigre le dijo entonces: “¡Ahora, ruge tú!”. Los primeros intentos del cachorro fueron patéticos, a medio camino entre un balido y un chillido. Pero pronto, bajo la tutela del tigre adulto, el cachorro de­sarrolló su verdadera naturaleza y aprendió a rugir; a rugir como el protagonista de su vida.

Recordando nuestra verdadera naturaleza

La descomposición social que observamos a nuestro alrededor augura una fase de profunda regeneración. La esencia de tal regeneración está constituida por la comprensión de un factor: la toma de conciencia por parte de un número creciente de individuos de su verdadera naturaleza.

Al igual que el tigre del cuento, los seres humanos estamos necesitados de rememorar nuestra verdadera naturaleza. Necesitamos reflejarnos unos a otros, recordándonos quiénes somos de verdad.

Estamos viendo cómo nuestra sociedad se está poniendo en pie. Estamos viendo cómo, poco a poco, desde todos los ámbitos, están surgiendo voces aisladas que dicen en voz alta lo que es necesario recordar. Economistas, periodistas, campesinos, políticos, personas del mundo de las finanzas, artistas, médicos, empresarios, chamanes, científicos, filósofos, sociólogos, maestros, policías, militares, religiosos… hacen oír sus rugidos de tigre…

La sumisión, la pasividad, la desesperanza, el individualismo, están siendo sustituidos, poco a poco, por la toma de conciencia, la rebeldía, la creatividad, el grito de alerta, la toma de posición, la búsqueda de soluciones, la insumisión…

Por eso es importantísimo poner un altavoz a los que hacen análisis procedentes, a los que se atreven a decir lo que todo el mundo sabe que hay que decir, a los que muestran una vía por donde avanzar, a los que se atreven a intentarlo, asumiendo el riesgo de ser criticados, de fracasar… si fuese necesario, porque solo intentando nuevas vías es posible también el triunfo, el cambio, la regeneración

Aquí va una conferencia de Fredy Kofman, titulada Vida, Libertad y Conciencia, que él articula, precisamente, alrededor del cuento del tigre y las ovejas.  Sencilla, amena, y muy esclarecedora, para ayudar a las personas a entender nuestra verdadera naturaleza, y el camino a recorrer para dejar de ser una víctima de las circunstancias (una oveja) y convertirse en quien de verdad somos: seres con capacidad de tomar decisiones y de generar las propias circunstancias (tigres)

También una entrevista a Fredy Kofman

 “La crisis es una crisis de conciencia”

Hace décadas que se sabe que el crecimiento económico impulsado por los denominados países desarrollados se sustenta gracias a “la insatisfacción de la sociedad” y a “la destrucción del medio ambiente”. También se tiene la certeza de que dicho crecimiento se está promoviendo de forma “inconsciente, irresponsable y totalmente insostenible”. De ahí que “si no se produce algún cambio revolucionario en la manera de gestionar el mundo, se prevé que tarde o temprano el sistema de mercado termine estallando”.

Al menos así lo piensan visionarios como Fredy Kofman (Buenos Aires, 1960), cofundador y presidente de la consultora internacional Axialent, especializada en liderazgo, aprendizaje y cambio organizacional. Autor de los best sellers Metamanagement (Granica) y La empresa consciente (Aguilar), lleva más de 20 años trabajando en propuestas alternativas que permitan incorporar la conciencia, la responsabilidad y la sostenibilidad en la estrategia de las grandes corporaciones.

Pregunta. ¿Cuáles son las causas de la crisis financiera?
Respuesta. La crisis financiera es, ante todo, una crisis de conciencia de la humanidad en general y de los gobernantes públicos, financieros y empresariales de los países desarrollados en particular.

P. ¿Inconsciencia?
R. Llamamos inconsciencia a una conciencia parcial, orientada al corto plazo, que ciega a las personas, a las organizaciones y a los Estados, impidiéndoles ver las consecuencias que tiene su forma de pensar, de hacer y de vivir en el medio y largo plazo. Es como cuando comemos demasiado para saciar nuestra infinita necesidad de placer del momento; al día siguiente padecemos una indigestión. Económicamente, nos hemos indigestado de créditos, de gastos y de ilusiones de consumo que parecían no tener límite.

P. Y eso que el planeta va enviando sus propias señales…
R. Sí, pero esta conducta inconsciente ha estado siempre refrendada por la promesa implícita de los Gobiernos y las autoridades financieras de que si algo salía mal lo resolverían. Eso es lo que están haciendo: inyectando miles de millones para tapar el enorme agujero creado por los bancos. Con esta medida se atacan los efectos de nuestra inconsciencia, pero no sus causas, con lo que en el medio y largo plazo las cosas seguramente empeorarán. Al evitarnos sufrir las consecuencias de nuestra inconsciencia como sociedad, no tenemos la necesidad de aprender a cambiar nuestro comportamiento.

P. Es decir, el remedio agrava más la enfermedad.
R. Exacto. Y no es que esté en contra de las medidas impulsadas, pues dada la gravedad de la situación, son necesarias. Pero van a provocar una mayor domesticación de la inconsciencia de los diferentes agentes económicos. Y tarde o temprano llegará una crisis peor en el futuro, que no podremos tapar como ahora y que nos obligará irremediablemente a cambiar como sociedad.

P. ¿Y qué hay de la inconsciencia organizacional?
R. El modelo de las empresas de hoy es mecanicista. Se cree que la deshumanización del individuo le hace ser más productivo y la del consumidor, más manipulable. Así, cuanto más mecánico sea el sistema, más predecible y controlado. El paradigma actual es que la economía está orientada a la maximización del consumo, pero no de la felicidad.

P. Dentro de las empresas, ¿cómo opera la inconsciencia?
R. Crea división entre los diferentes departamentos, que sostienen monólogos en vez de un verdadero diálogo. Es el “etnocentrismo departamental”. Nadie escucha a nadie, pues lo importante es demostrar que se tiene razón, imponiendo una perspectiva sobre los demás. Este tipo de relación es una farsa. No hay contacto, ni conexión y se generan problemas brutales. De ahí que se deban integrar las diferentes perspectivas.

P. ¿Y qué hay del grueso de las plantillas profesionales?
R. La característica más evidente de la inconsciencia individual es el victimismo, que permite que la persona no se enfrente al miedo existencial de ser libre y responsable. En vez de asumir el liderazgo de su vida, la víctima prefiere culpar a sus circunstancias y a los demás de todo.

P. ¿Y cómo se pasa de la inconsciencia a la consciencia?
R. Con el autoconocimiento y el desarrollo personal de los directivos, de manera que poco a poco revisen sus creencias sobre cómo gestionar a las personas. A medio plazo es posible transformar la cultura de la empresa, redirigiendo su estrategia para dejar de formar parte de los problemas del mundo y comenzar a asumir la responsabilidad incondicional de solucionarlos. El fin es construir valor a través de valores, convirtiendo el conocimiento en actitudes y conductas conscientes. -

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