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18.4.13

Es esencial que nos hagamos dueños de nuestras vidas. Dejar de ser títeres de las circunstancias externas, convirtiéndonos en los conductores de nuestro propio destino.


ENCADENADOS A NOSOTROS MISMOS

¿Cuál es el estado de la Humanidad?

Podemos contestar sin temor a equivocarnos que la Humanidad se encuentra en un estado de profunda hipnosis. El ser humano duerme. No suele ser consciente de la realidad en la que vive. Su percepción está basada en un adoctrinamiento que proviene de un sistema regido por normas que distan mucho de tener relación alguna con la verdadera naturaleza humana y de lo que puede ser beneficioso para la Humanidad en particular, y el planeta que habita en general.

El encanto superficial, las bellas palabras en realidad vacías, la necesidad continua de estímulos - ocio, cine, deportes, TV-, la mentira, el engaño y la manipulación, la carencia de empatía - comprensión - hacia los demás, el culto al ego y al cuerpo - cánones estereotipados de belleza y comportamiento -, el consumismo y el materialismo; la incapacidad de mirarse interiormente a uno mismo, la nula autocrítica, la falta de pensamiento crítico - discernimiento -, el autoengaño, el comportamiento gregario... Estos y muchos más, son aspectos que conforman la estructura social. Podemos observar que la mayoría de las características sociales expuestas responden a la sintomatología que describe a un psicópata, o son derivados de la misma.

Este sistema, en todas sus vertientes y variedades, que objetivamente van por el mismo camino aunque a simple vista puedan parecer distintas, está compuesto por una serie de "valores" asimilados desde la más tierna infancia, integrados y llevados a formar parte de la estructura psíquica de los niños. La gran mayoría de dichos "valores" provienen de supuestas normas morales y éticas que rigen la forma de vivir de las sociedades, y que Andrew Lobaczewski denominó paramoralismos.

Los Paramoralismos

Para aportar una definición clara de lo que es un paramoralismo, acudiremos a las palabras del QFG (
Quantum Future Group): Un paramoralismo es un dispositivo lingüístico de persuasión. Se trata de un argumento o razonamiento que se lanza con el fin de dar la impresión de que es impulsado por las preocupaciones éticas, aún bajo el escrutinio de que no puede demostrarse completamente como tal y es, de hecho, impulsado por el interés propio o por la adhesión a un sistema de reglas en que los asuntos de conciencia no son considerados. Un ejemplo de uso general sería: ruptura del "espíritu de la ley", con el fin de adherirse a la "letra de la ley". [parábola del buen samaritano] 

Un paramoralismo es un fenómeno psicológico contagioso: la persona en el extremo receptor es vulnerable a atribuir erróneamente un principio o motivación (con el que fácilmente se identifica) el argumento dado, y de ese modo se identifica erróneamente con este viciado argumento. De este modo, un individuo bien intencionado puede ser engañado involuntariamente al apoyar una causa o propagar una ideología con la que su propia conciencia no está de acuerdo.

El uso generalizado de paramoralismos en la sociedad es un rasgo definitorio de una patocracia.

Los paramoralismos son frases o argumentos falaces y persuasivos que a primera vista pueden parecer hechos morales y rebosantes de ética, pero realmente son conjuntos de palabras utilizadas para conseguir el beneficio del que las pronuncia.

Para ejemplificar lo que son los paramoralismos haremos un pequeño análisis de algunos tópicos que solemos oír en nuestro día a día, y que incluso usamos nosotros mismos. Evidentemente, en el mundo de la política los paramoralismos son tan comunes como los peces en el mar; la doble moral, las justificaciones en forma de moralismos ante la toma de decisiones que perjudican a los pueblos - ya sea en forma de una represión estatal o una declaración de guerra a un país considerado enemigo-, el servirse de argumentos de personajes célebres de la historia para justificar cualquier acto - aunque sólo son utilizadas para el beneficio del grupo político-, y un largo etcétera son el quehacer cotidiano de la clase política, como ya sabemos, patocrática.

Paramoralismos en la estructura social

¿Alguna vez justificó una mentira porque "no quería hacer daño"? ¿Le ha dicho a algún ser querido que hizo aquello tan desagradable por el bien de todos, cuando en realidad el único beneficio que hubo fue el suyo propio? ¿Ha chantajeado emocionalmente a una pareja porque usted tenía miedo a que las cosas cambiaran sin tener en cuenta los sentimientos de él/ella?

Es harto común en las personas utilizar frases que parecen cargadas de moralidad a la hora de intentar "solucionar" una situación, pero que en realidad son expresiones tópicas sociales que se usan cuando uno mismo se siente atrapado y tiene miedo de perder algo. Ocurre porque las personas suelen ser egocéntricas en todos los sentidos. Puede parecer duro lo que acabo de decir, pero ¿acaso es mentira que los individuos siempre están buscando su comodidad emocional y física por encima de todo? ¿Y no es cierto que cuando una persona hace un "sacrificio" por otra, luego la primera, en ciertas situaciones, utiliza como argumento dicha ayuda para atraparla en su red de beneficios personales?

Por ejemplo: "Después de todo lo que he hecho por ti..."

Lo que quiere decir esta expresión realmente es "Te he ayudado mucho, me tienes que servir para lo que sea, no tienes derecho a enfadarte aunque a veces te haga cosas malas porque te ayudé cuando lo necesitabas, y es tu deber moral hacerme caso y creer en mí siempre". Esta forma de chantaje emocional es un paramoralismo en toda regla. El sujeto que la pronuncia está intentando que creamos que moralmente debemos permitírselo todo y ser sumisos porque en su día nos ayudó. ¿Dónde queda aquí el altruismo y la ayuda a los demás?

Otro ejemplo: "Si realmente me quisieras/respetaras..."

El significado de esta frase es "No está bien lo que haces porque no haces lo que considero que está bien. Por tanto, no me quieres/respetas". Esta expresión atrapa al receptor en la duda de si quiere/respeta de verdad a su pareja o a un ser querido, aunque es muy posible que lo haga, pero que no esté actuando conforme a lo que beneficia emocionalmente al que pronuncia dichas palabras. Es decir, una vez más, el egocentrismo en acción.

Uno más: "O estás conmigo o estás contra mí."

Este paramoralismo nos "obliga" a tomar partido en una u otra postura, poniéndonos automáticamente en contra de la postura que no hemos elegido. Lógicamente, no tiene porqué ser así. El hecho de que nos decantemos por una postura no significa que tajantemente nos pongamos en contra de otra. Es una declaración que tan sólo divide el pensamiento en "blanco y negro", cuando no es el caso; además invita al conflicto contra aquello que no tiene que ver con lo que pensamos o creemos.

Los ejemplos serían infinitos, ya que los paramoralismos se crean constantemente dentro de la variedad de situaciones que presenta la vida. La forma en la que hemos sido adoctrinados desde la etapa de la educación escolar, en la cual no hemos aprendido nada útil para conocernos a nosotros mismos ni para pensar de forma libre y creativa, nos ha llevado a ser lo que somos: seres volubles que repiten los patrones sociales de una sociedad psicopática, convirtiéndonos en continuadores y preservadores de esta maquinaria destructiva. Aunque hubiera un verdadero derrocamiento de los poderes fácticos y el pueblo tomara el poder, a nivel psicosocial no cambiarían las cosas demasiado, porque debido a la idiosincrasia social, al cabo del tiempo se volvería otra vez a repetir lo mismo. Como ya hemos dicho en nuestra página en multitud de ocasiones, la revolución, la salida, está en el interior.

Tratemos otro paramoralismo clásico; nos ayudará para sumergirnos en el siguiente punto a comentar. Después de hacer algo que ha podido dañar a otros, decir a alguien unas palabras desagradables faltando al respeto, como excusa se suelen utilizar las palabras:

"Es que yo soy así."

¿Así? ¿Cómo? Cuando he escuchado ésas palabras en algunas personas, he experimentado un poco preguntándoles cómo son, y acostumbran a responder cosas como "Soy una persona sincera", "Me gusta decir las cosas a la cara", etc. El paramoralismo sería entonces "la sinceridad está por encima de todo y hay que decir siempre lo que uno piensa aunque haga daño a los demás. La cuestión es que soy muy sincero". A primera vista, la cuestión de ser sincero puede parecer correcta, pero el problema, una vez más, es el contexto y el uso de las palabras sinceridad u honradez.

G.I. Gurdjieff nos define qué significa comportarse de esta manera:
"Como ya lo he dicho, las personas se imaginan a menudo que si comienzan a combatir la «consideración» en sí mismas, perderían su sinceridad y tienen miedo porque piensan que en este caso perderán algo, una parte de sí mismas. Aquí se produce el mismo fenómeno que en las tentativas de lucha contra la expresión de las emociones desagradables. La única diferencia es que en este último caso el hombre lucha contra la expresión «exterior» de sus emociones y en el otro, contra la manifestación «interior» de emociones que quizás sean las mismas."

"Por supuesto este miedo de perder su sinceridad es un engaño, una de esas fórmulas engañosas en que descansa la debilidad humana. El hombre no puede impedir el identificarse ni el «considerar interiormente», no puede impedir el expresar sus emociones desagradables, por la sola razón de que es débil. La identificación, la consideración, la expresión de emociones desagradables son manifestaciones de su debilidad, de su impotencia, de su incapacidad de dominarse. Pero como no quiere confesarse esta debilidad, la llama «sinceridad» u «honradez», y se dice a sí mismo que no desea luchar contra su sinceridad, cuando de hecho es incapaz de luchar contra sus debilidades.

"La sinceridad, la honradez, son en realidad algo totalmente diferente. Lo que por lo general se llama «sinceridad» es simplemente un rehusar a refrenarse. En lo más profundo de sí mismo todo hombre lo sabe bien. De manera que cada vez que pretende no perder su sinceridad, se miente a sí mismo." [De "En busca de los milagroso"]

¿A qué se refería Gurdjieff cuando menciona la debilidad del hombre y de que es incapaz de dominarse?

El ser humano no es dueño de sí mismo

En un artículo anterior estuvimos hablando sobre las ideas presentadas por Daniel Kahneman en su obra 
"Pensar rápido, pensar despacio", en la que nos describe los automatismos cognitivos que generalmente rigen nuestra forma de vivir sin que seamos apenas conscientes de ello - lo que bautizó en dicha obra como "Sistema 1", que tiene "habilidades como la de interpretar y entender matices en situaciones sociales", y que ese "conocimiento [absorbido desde la infancia] es almacenado en la memoria y se accede a él sin intención ni esfuerzo"-. Dependiendo de la situación en la que se encuentre un individuo, e igualmente de su estado anímico, actuará de una forma u otra siempre - o casi siempre - siguiendo el dictado de los automatismos cognitivos que integran lo que podemos llamar la personalidad de un sujetoEste hecho nos indica que el ser humano actúa, piensa y se emociona a través de los estímulos externos, estando sujeto a dichos acicates para moverse por la vida. No somos dueños de nosotros mismos, actuamos muchas veces sin pensar; las emociones negativas condicionan nuestros procesos cognitivos y nuestros actos, sin que tengamos en cuenta si dichas emociones son producto de traumas o de una pobre educación emocional que no nos ayuda a reconocer cuándo somos nosotros conscientes y cuándo surgen los automatismos que funcionan independientemente de nuestra conciencia.

Boris Mourvieff, en su obra Gnosis, nos describe la interioridad del ser humano con una clara analogía:
"[...] El hombre está tan atrapado en el engranaje de la vida mecanizada que no le queda tiempo para hacer alto ni el poder de atención necesario para dirigir hacia sí mismo su mirada mental. El hombre pasa sus días absorbido por las circunstancias. La inmensa máquina que lo arrastra gira sin cesar y le impide detenerse, a riesgo de ser destrozado. Hoy como ayer y mañana como hoy, se agota el hombre en esa carrera desenfrenada, lanzado en una dirección que, en definitiva, no lo conduce a ninguna parte. La vida pasa casi desapercibida, rápida como un trazo de luz; después, siempre ausente de sí mismo, cae, devorado. [...] todo cambia en nosotros y a cada instante. Basta el menor choque exterior - agradable o desagradable, feliz o desgraciado - para que nuestro contenido interior tome un nuevo aspecto. [...] en realidad no vive en nosotros un hombre único sino varios, cada uno con sus propios gustos, sus aspiraciones propias y persiguiendo sus propios fines. De pronto descubrimos en nosotros un mundo lleno de vida y de colores que hasta ayer ignorábamos casi por completo. 
"De continuar la experiencia, pronto distinguiremos tres corrientes en esa vida en perpetuo movimiento: la de la vida, por así decir vegetal, de los instintos; la de la vida animal de los sentimientos y, finalmente, la corriente de la vida propiamente humana, caracterizada por el pensamiento y la palabra. Algo así como si en nosotros existiesen tres personas. Pero donde todo está entremezclado de una extraña manera.

"Podemos apreciar entonces el valor de la introspección como método de trabajo práctico que permite conocerse y entrar en sí mismo. A medida que progresamos nos damos más y más cuenta de la real situación en que nos encontramos. En definitiva, el contenido interior del hombre es análogo a un recipiente lleno de limaduras en estado de mezcla por acción mecánica, de modo tal que cualquier choque sufrido por el recipiente provocará un desplazamiento de las partículas de limadura. Es así como la vida real escapa al ser humano, a causa de ese cambio permanente de su vida interior."

Recordemos una vez más que estos automatismos o partículas de limadura son aspectos de la vida humana que fueron asimilados por uno mismo en el pasado, y que generalmente provienen de la estructura de la psicopática sociedad en la que vivimos. Llevamos dentro al monstruo del sistema patócrata, y por tanto somos parte de él.

Nuestra psique está dividida y subdividida en decenas - o cientos- de aspectos o "máscaras" que surgen automáticamente con cada choque del exterior sin que seamos dueños de ello, sin que tengamos control real sobre la situación. Ahora se pueden entender mejor las palabras de Gurdjieff sobre la "falsa sinceridad" y la debilidad del ser humano. El mismo Gurdjieff nos habla del repertorio de papeles que adoptamos a lo largo de nuestras vidas y porqué nos aferramos tanto a nuestro 
statu quo, incluso las personas que consideran que su vida es un desastre llena de sufrimiento y dolor.

"Nótenlo bien -dijo G. con respecto a esto: cada hombre tiene un repertorio definido de papeles que desempeña en circunstancias ordinarias. Tiene un papel para cada clase de circunstancias en que se encuentra habitualmente; pero colóquenlo en circunstancias ligeramente diferentes, y será incapaz de descubrir el papel que concuerda con ellas, y por un breve instante se tornará él mismo. El estudio de los papeles que cada uno desempeña es una parte indispensable del conocimiento de sí. El repertorio de cada hombre es extremadamente limitado. Si un hombre dice simplemente «Yo» e «Ivan Ivanovich», no se verá a sí mismo todo entero, porque «Ivan Ivanovich» tampoco es uno solo; cada hombre tiene por lo menos cinco o seis de ellos: uno o dos para su familia, uno o dos para su oficina (uno para sus superiores y el otro para sus subordinados), uno para sus amigos en el restaurante, y otro también, quizá, para las conversaciones intelectuales sobre temas sublimes.

"Según los momentos, este hombre está completamente identificado con uno u otro, y es incapaz de separarse de él. Ver sus papeles, conocer su propio repertorio, y sobre todo saber cuán limitado es, ya es saber mucho. Pero he aquí lo más importante: fuera de su repertorio, es decir tan pronto algo le haga salir de su rutina, aunque sólo sea por un momento, un hombre se sentirá terriblemente incómodo, y entonces hará todo el esfuerzo para volver cuanto antes a uno u otro de sus papeles habituales. Recae en el camino trillado, y todo se encarrila de nuevo sin tropiezos para él: todo sentimiento de malestar y de tensión ha desaparecido. Siempre es así en la vida. Pero en el Trabajo, para observarse a sí mismo, es absolutamente necesario admitir este malestar y esta tensión, y no temer los estados de incomodidad e impotencia. Sólo a través de éstos puede un hombre realmente aprender a verse. Y es fácil captar la razón. Cada vez que un hombre no se encuentra en uno de sus papeles habituales, cada vez que no puede hallar dentro de su repertorio el papel que convenga a una situación dada, se siente como un hombre desnudo. Tiene frío, tiene vergüenza, quisiera huir para que nadie le vea. Sin embargo, surge la pregunta: ¿qué es lo que quiere? Si quiere una vida tranquila, ante todo nunca debe salir de su repertorio. En sus papeles habituales, se siente a sus anchas y en paz. Pero si quiere trabajar sobre sí mismo, tiene que destruir su paz. Pues el Trabajo y la paz son incompatibles. Un hombre tiene que escoger, sin engañarse a sí mismo. Esto es lo que le sucede más frecuentemente.

"En palabras, dice que escoge el Trabajo, cuando en realidad no quiere perder su paz. Resulta que se sienta entre dos sillas. Esta es la más incómoda de todas las posiciones. Un hombre no hace ningún trabajo y sin embargo tampoco obtiene ninguna comodidad. Desgraciadamente, le es muy difícil mandarlo todo al diablo y comenzar el trabajo real. Y ¿por qué es tan difícil? Ante todo, porque su vida es demasiado fácil. Aun aquellos que creen que su vida es mala, están habituados a ella, y como ya están habituados, en el fondo poco les importa que sea mala."[De "En Busca de lo milagroso"]

Como he mencionado más arriba, las personas generalmente buscan un confort que vaya acorde a sus características particulares, sin cerciorarse de que el origen de estas particularidades radica en la filosofía de la Patocracia Histórica. El uso continuado de los paramoralismos representa una parte de ésa búsqueda egoísta del confort. Nos hemos acomodado con el paso de los siglos a una forma de vida que representa a la destrucción de la humanidad como tal, y consiguientemente al planeta que habita. Aun así, la desfavorable situación en la que se encuentra el ser humano puede transformarse.
Volviendo a Mouravieff: 
[...] Esta insensata y peligrosa situación puede ser favorablemente modificada. Ello requiere trabajo, esfuerzos conscientes y sostenidos. La introspección mantenida incansablemente trae como consecuencia una sensibilización interior que, a su vez, intensificará la amplitud y frecuencia de los movimientos en ocasión del desplazamiento de las partículas de limadura. De esta forma, los choques que antes pasaban desapercibidos provocarán de ahí en adelante vivas reacciones. Por su continua amplificación, estos movimientos llegarán a producir un frotamiento de tal intensidad entre las partículas de limadura, que un día se podrá sentir el fuego interior encenderse en sí."

Darse cuenta de esta coyuntura nos coloca en una posición muy diferente a la que ocupábamos anteriormente. Porque ahora nos empezamos a dar cuenta de lo que ocurre en nuestro interior. Y nos ayuda a ver que no somos dueños de nosotros mismos. Empezamos a percatarnos de que estamos sumidos en el sueño. Que aquello que creíamos sobre nosotros mismos era más bien un autoengaño inconsciente. A diferencia de lo que se ha dicho durante años en los círculos espiritualoides de la Nueva Era y demás movimientos consagrados a la falsa espiritualidad, el Despertar no es darse cuenta de que somos Uno con el Universo, ni de ver que los gobiernos nos engañan, ni descubrir nuestras capacidades espirituales (¿qué será eso?), ni mandar cántaros de amor y luz a todo el mundo - cuando en realidad su efecto es el mismo que lanzar cántaros de vómito -. Despertar es reconocer en uno mismo, con todo el Ser, que no es dueño de sí, de sus actos, de sus pensamientos y emociones. Que su percepción de la Realidad no es verdadera y está parcializada, y vive sumergido en la subjetividad. Despertar supone tirar por tierra las vacas sagradas que sustentaban las creencias sobre uno mismo y la Realidad en la que habita.

Cuando un individuo reconoce dicha coyuntura, y hace esfuerzos continuados por ser consciente de cómo, cuándo y por qué reacciona de cierta manera ante los estímulos externos, manteniendo la llama que nombra Mouravieff, empezarán a gestarse verdaderos cambios interiores.

El autor de Gnosis dice:
"No basta una simple llamarada ni basta que el fuego arda bajo las cenizas. Un fuego vivo, ardiente, una vez encendido debe ser cuidadosamente mantenido por la voluntad de afinar y cultivar la sensibilidad. Nuestro estado puede cambiar: el calor de la llama provocará en nosotros la soldadura. 
"De ahí en adelante el contenido interior ya no formará un conglomerado de partículas de limadura; formará un bloque. Los choques sufridos ya no provocarán en el hombre, como antes, un cambio interior. Alcanzado este punto, habrá adquirido la firmeza y permanecerá él mismo en medio de las tempestades de la vida.

"Tal es la perspectiva que se abre a quien estudia la ciencia esotérica. Para alcanzar el estado que se acaba de describir habrá que desembarazarse desde el comienzo de toda ilusión respecto a sí mismo, por cara que sea, pues, tolerada al principio, una ilusión de esta índole crecerá sobre la marcha y, para deshacerse de ella, serán necesarios sufrimientos y esfuerzos complementarios."

Ante todo, es esencial dejar de mentirnos a nosotros mismos si verdaderamente deseamos de forma genuina luchar por nuestra libertad. Una libertad que deje de encadenarnos a la condición de ser dependientes de una mente que nos fustiga día tras día, que nos arroja a las tinieblas de la esclavitud de un corrupto sistema que se vanagloria de su capacidad de destruir la integridad de todo y de todos. Tenemos el potencial de poder cambiar nuestro destino, de lograr la habilidad de escoger nuestro camino. La senda que generalmente seguimos es impuesta por la norma establecida.

Como fue mencionado en un artículo previo:
¿Qué ve usted cuando se mira al espejo? ¿Ve acaso a un sujeto de ideas liberales que cree en la libertad de acción del individuo sobre todas las cosas? ¿O tal vez vea a alguien que no tolera las asimetrías de este mundo capitalista, y es partidario de una autoridad soberana ocupada de arbitrar la distribución de la riqueza? Quizá no vea a ninguno de los dos porque a usted no le gustan las asimetrías pero le gusta su "libertad", entonces usted tal vez vea a un anarquista. O, quién sabe, en una de esas usted ama a su patria, y cree que vale la pena perder ciertas libertades para que su país sea el mejor de todos y le muestre al mundo su superioridad... No, déjeme adivinar, en realidad usted simpatiza un poco con varias de esas ideas. Entonces quizá frente al espejo usted se encuentre con un anarcocomunista, o un anarcoliberal, o un liberal moderado, o un neoliberal, o un ordoliberal, o un fascista, o un neofascisliberalcomunifalangista de la corriente feminista radical... Por favor, no se ría, podemos seguir ad nauseum con esta ridícula lista. Hay casi un "paquetito de ideas" destinado para cada individuo sobre el planeta. Y lo más interesante es que esto no acaba con sus ideales político/sociales, sino que se extiende prácticamente a cada ámbito de la vida.

La Ley General, el Sistema impuesto, nos entrega algunas opciones de vida a seguir, lo que nos da la ilusión de que tenemos un amplio margen en el que parece que poseemos infinitas posibilidades y caminos que andar, pero realmente esta es una de las mayores mentiras que han grabado en nuestras mentes. Perdimos la capacidad de discernir, de ver la prisión en la que estamos viviendo.

Pero no es una prisión únicamente física, en la que nos debemos a unas obligaciones con el Estado y con la sociedad. He oído decir a muchas personas que la mejor manera de escapar del sistema es irse a vivir al campo, ser autosustentable dejando de lado la dependencia que tenemos a la civilización. Eso no está mal. El problema es que, dentro de nuestras psique nos llevaremos al monstruo que la habita - la Mente del Predador que diría Castaneda- allá a dónde vayamos. Por este motivo, muchas de las comunidades alternativas que se han creado - simulaciones de las antiguas comunas hippies- han terminado siendo un nido de disputas, envidias y mala convivencia. Han dejado físicamente la despótica civilización, pero se la han llevado dentro de ellos.

Así pues, es necesario un esfuerzo voluntarioso y continuado el de crear en sí mismo un centro de gravedad que sea la base de nuestro trabajo interno, con el que paso a paso lograremos limpiar nuestras impurezas psiquícas, para luego ser capaces de ayudar a los demás a que puedan hacer lo mismo, creando los lazos necesarios para reconstruir una sociedad sana.

Laura Knight-Jadczyk escribió:
Una vez más, éste debe ser un esfuerzo de la mayoría: la gente sincera y decente debe unirse bajo un mismo eje donde la Verdad sea el objetivo; la Verdad en todas sus formas, ya sean buenas o malas. Ya no podemos seguir viendo a otras personas normales como el enemigo, incluso si están perdidas en mentiras patológicas, sino que la patología y la corrupción deben ser claramente identificadas para contenerlas y excluirlas. La humanidad debe despertar primero, y luego unirse para que lo que necesite hacerse para aliviar la situación pueda hacerse efectiva y eficientemente, y de ese modo pasar a través de este Horror que los psicópatas han creado en nuestro planeta. 

La gran pregunta es: ¿cómo hacerlo efectiva y eficientemente? En otras palabras, algo que realmente funcione. Algo que realmente nos ponga a todos en el mismo canal, andando en la misma dirección hacia la Verdad... y la respuesta que veo es comenzar a prepararnos a nosotros mismos por medio del programa Éiriú Eolas, y aprender a ser un Guerrero y un Vidente como lo describe Castaneda.

Esa es la primera tarea: limpiarse. 
La segunda es Hacer, pero esto sólo puede llegar como resultado del acuerdo entre individuos que están limpios y son capaces de percibir la realidad primaria tan objetivamente como sea posible. Cada situación será diferente. Lo que sea hecho deberá hacerse de acuerdo a los atributos del guerrero: control, disciplina, refrenamiento, habilidad de escoger el momento oportuno e intento, y desde la posición de un Hombre de Conocimiento.

Nuestra situación es tan grave que si no tomamos medidas extraordinarias ahora mismo, no hay esperanza; nos disolveremos en la Sexta Extinción. 

Sin embargo, si existe un deseo real por salir de este desastre, de ser capaces de verdaderamente excluir a los psicópatas y tipos patológicos de nuestras congregaciones, y si realmente tomamos consciencia de lo que enfrentamos, podemos limar las asperezas entre los seres humanos normales que realmente quieren una vida decente para sí mismos y sus hijos, compartir la información que muestra que nuestras raíces son las mismas, ¡y regresar a ellas!

Lo que cuenta son los resultados, y necesitamos desesperadamente de esos resultados o la humanidad perecerá. Como Joe Baegent escribió en su maravilloso ensayo:
Algunos estadounidenses creen que podemos triunfar colectivamente sobre el monolito al que tememos y adoramos actualmente. Otros creen que lo mejor que podemos hacer es encontrar la fortaleza personal para aguantar y seguir adelante por las solitarias llanuras interiores del ser.

Hacer una de las dos cosas requerirá una liberación moral, intelectual y espiritual interior. Todo depende del sitio elegido para librar la batalla. O incluso de si se decide librarla. Pero una cosa es segura. La única manera de salir está en el interior."

Es esencial que nos hagamos dueños de nuestras vidas si existe en nosotros el deseo interno de evolucionar. Dejar de ser títeres de las circunstancias externas, convirtiéndonos en los conductores de nuestro propio destino.

La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la "conciencia" no puede evolucionar inconscientemente.
La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la "voluntad" no puede evolucionar involuntariamente.
La evolución del hombre es la evolución de su poder de "hacer", y el "hacer" no puede ser el resultado de lo que "sucede" (G.I Gurdjieff)
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Álvaro González - Sott.net

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