ANOMALÍAS CÓSMICAS II
Año y medio después de que publicara un
artículo con este mismo título que ponía a la luz pública ciertas anomalías
cósmicas que nos rodean, todavía nadie las ha dado respuesta.
Con este mismo título, publiqué a primeros de
marzo de 2012 un artículo en que mencionaba ciertas anomalías cósmicas que se
estaban verificando en nuestro sistema solar, el cual despertó un inusitado
interés internacional que dio origen con posterioridad a numerosos otros
artículos en multitud de revistas, blogs y hasta sirvió de base a un sinnúmero
de programas televisivos de gran audiencia. La más llamativa de ellas, por
cuanto está a la vista de todo el mundo, son las de la luna, que crece en
«U» y mengua en «U» invertida, cuando en el hemisferio norte, por ser «luna
mentirosa», debería crecer con forma de «C» invertida y menguar con forma de
«C». Hacerlo con forma de «U», solamente se corresponde a latitudes que están
sobre el ecuador terrestre, cosa que no es posible desde Madrid, que se halla
en el paralelo 40º norte.
Este artículo, por su contenido, aunque fue editado por primera vez en
Diario Siglo XXI y algunos otros medios con los que colaboro, enseguida fue
replicado en publicaciones y páginas web de medio mundo, y aun hoy siguen
llegándome comentarios acerca del mismo. Ha habido comentarios de toda clase,
incluidos los de algunos lectores que afirmaban en ciertos días del año tal
cosa era normal (cuestión harto imposible desde el punto de vista astronómico,
salvo que la Tierra o la Luna se tumben), pero la anomalía permanece y
no ha habido astrónomo u organización astronómica que lo justifique con alguna
clase de explicación. Sencillamente, el fenómeno sigue ahí, a la vista
de todos, y es claro que los astrónomos que estudian nuestro astro —que
deben ser miles—, están al corriente de ello.
La cuestión es: ¿realmente la Tierra se ha podido tumbar 40º al sur para que la Luna se
siga visualizando como si estuviéramos en el ecuador?…
En tal caso, y suponiendo que realmente el paralelo 40ª norte sea
equivalente actualmente al ecuador (0º), debiéramos tener un día y noche
absolutamente equivalente (14 minutos menos de día que de noche) desde que se
comenzó a producir esta anomalía en febrero de 2012. Sin embargo, no es así, y
nuestros días y nuestras noches se corresponden con los tiempos previstos para
cada estación, aunque es cierto que el clima no se corresponde del todo,
habiendo sido el invierno extremadamente más suave y lluvioso, y siendo los
veranos igualmente más bonancibles que otros años. Especialmente el pasado
invierno y la primavera, casi han sido tropicales en nuestra latitud, siendo
esto algo bastante anormal.
Por otra parte, en la magnetosfera terrestre se están
produciendo fenómenos que los astrónomos y climatólogos no son capaces de
explicar. El viento solar, como muy bien puede comprenderse, debiera
presionar la magnetosfera en dirección contraria al Sol —que es de donde
provienen—; pero ello es que la magnetosfera parece estar recibiendo
una doble influencia, frontal —procedente del Sol— y lateral, de origen
desconocido para los legos, y quién sabe si para los mismos científicos,
apreciándose con cierta frecuencia tormentas geomagnéticas que no se
corresponden con la actividad solar, y aún lecturas en los campos de Van
Alen o en la misma magnetosfera que son desde todo punto de vista anómalas e
injustificadas. Basta con darle un vistazo a los gráficos de medida de estos
valores, para comprender que hay algo que no está bien, más allá que de
tanto en tanto se están sufriendo apagones en los datos públicos que convierten
al asunto en mucho más que sospechoso.
Sospechas, que se acrecientan con el énfasis que se está poniendo en
discutir el llamado “Efecto Carrington” y la vulnerabilidad de la tecnología
terrestre ante un fenómeno solar de gran magnitud, precisamente cuando el Sol
parece está durmiendo la paz de los justos. No se trata solamente de que
algunos científicos quieran ser precavidos o que ciertas organizaciones
astronómicas estén buscando recursos para hacer investigaciones punteras, sino que hay
varios satélites que han sido inutilizados por esta anómala actividad cósmica,
se han lanzado algunos ingenios recientemente para investigar qué está pasando
y, lo que es más alarmante, se están previendo ejercicios en algunos países con
un hipotético escenario semejante.
En la Tierra, los hombres continúan afanados en sus rutinas y comineos,
mientras bastaría con levantar la cabeza al cielo, hoy mismo, para comprobar
que todos los quebrantos no son nada comparados con esto.
¿Qué está sucediendo?…, y, sobre todo, ¿por qué se está ignorando a propósito este asunto?… Estos son los temas que deberíamos preocuparnos.
Ya informé en aquel artículo de marzo de 2012, que estas
anomalías no están dando solamente en nuestro entorno, sino que están
afectando erráticamente a todos los cuerpos estelares que conforman nuestro
sistema solar, así orbitalmente como en su propia constitución.
- Libraciones
exageradas y anómalas de todos los planetas
- Desaparición
del cinturón ecuatorial de Júpiter
- Anomalías
orbitales de Mercurio y Plutón
- Variaciones
atmosféricas de Urano
- Variación
desmesurada del eje de rotación de Saturno
- Y hasta
el nacimiento de cierta atmósfera de nitrium en la Luna, entre otros
muchos casos.
Y es en la Luna, precisamente, en la que, por poder ser visualizada a
simple vista, es más fácil comprobar estos cambios, como por ejemplo basta
con observarla cada día para poder apreciar variaciones en sus manchas de hasta
85º en el mismo día. Da lo mismo qué punto de ella tomen como
referencia, las variaciones son tan ostensibles que no hay forma de
ocultarlo. ¿Explicaciones?… Ninguna oficial.
Medidas anómalas en los campos de energía, anomalías en la
magnetosfera, anomalías en la permanencia de los ejes de rotación, anomalías en
las libraciones lunares y de otros planetas y anomalías en la preparación
social de eventos como “efectos Carrington” cuando el Sol está dormido —más
allá de las mismas anomalías y presencia de extraños objetos de dimensiones
colosales en el mismo Sol—, nos llevan a concluir que nos están sisando una
información capital, a menudo escondiéndola en fruslerías de la política de
cada día o en sucesos ridículos que atraigan la atención de las masas.
Todo ello,
añadido a las superobras (superbúnqueres) que se están llevando a cabo en todo
el mundo para prever una catástrofe global sin precedentes y poner a salvo
solamente a una microsociedad conformada por unos pocos millones de personas en
todo el mundo, no deja de ser un asunto de una magnitud tal, ante la
que todos los demás problemas palidecen.
Volviendo al asunto de la Luna, con el comencé este artículo, si
solamente fuera la Tierra la que ha variado la inclinación de su eje de
rotación, podría ser que viéramos a la Luna como la vemos, y aunque lo refuerza
el derretimiento precipitado que está experimentando el polo norte y
Groenlandia (con las expulsiones de metano del permafrost que de sobra saben y
están al tanto los científicos), lo desdice la duración de los días en nuestra
latitud, por lo que lo racional, considerando todos los elementos de
información con los que contamos, es considerar que hay un cuerpo
masivo en nuestro entorno que está variando las conductas orbitales y las
atmósferas de «todos» los cuerpos estelares que conforman el Sistema Solar,
incluido el mismo Sol.
La ciencia, y en su nombre los científicos, tienen ahora el deber de
informarnos de lo que en verdad está sucediendo en nuestro entorno, el porqué
en tiempos de crisis como la que vivimos se están invirtiendo ingentes
cantidades de dineros en superobras destinadas a la supervivencia de unos
pocos, de porqué este temor anómalo a un «efecto Carrington» cuando el sol está
sesteando, el porqué de las maniobras de defensa Civil en muchos países con
este tipo de escenarios, y por qué nos mantienen en la ignorancia entreteniéndonos
con fruslerías, cuando basta con levantar los ojos al cielo para ver que los astros
nos están advirtiendo que nuestros miedos pueden ser cosa de juegos infantiles.
Cediel opina igual
que nosotros en cuanto a la crisis prefabricada y ciertas informaciones que
están saliendo a la luz en los últimos tiempos (vease wikileaks, espionaje NSA,
etc…)
Todo está
perfectamente diseñado para que el colapso, y este tipo de información que
provoca CAOS, se produzca en estos tiempos…
ENTRETENIMIENTO??
Incendiar varios
árboles para impedir que veamos el bosque???
Y no os parece
curioso que los principales blogs, (que coinciden con los que primero salieron
a la red…) tanto de habla hispana como de países anglosajones, no esten
hablando de este tema tan crucial???
No os da la
sensación que algunos de esos blogs están también entreteniendo
últimamente, después de haberse ganado la confianza de la red durante
años??
Son reflexiones en voz alta…
Visto en: PlanetaGEA
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de Cediel en la línea de nuestros últimos post,
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