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7.8.13

Las cosas que hacemos sin pensar, porque es normal, cómodo o fácil contribuyen a mantener este sistema que luego decimos desear cambiar.

LA CONSPIRACIÓN NO EXISTE
El Nuevo Orden Mundial somos nosotros. Y es muy viejo.

La conspiranoia no existe pues conspirar es "unirse contra su superior o soberano". Y no creo que esto sea lo que quieran expresar los que utilizan esta palabra.

El término conspiración o conspiranoïa es una inversión de la situación: La gente dice "aquí los que mandan nos están engañando" y los otros -porque están en el poder o porque no quieren saber nada del tema- ponen una palabra que significa otra cosa, precisamente lo contrario de lo que se está denunciando. Pero como estamos en el mundo de la inversión y de la perversión, no hay por qué extrañarse. Es normal. Se nombra una cosa con el concepto contrario. 

De la misma manera se denomina Nuevo Orden Mundial a una situación de esclavitud de la Humanidad que tiene varios miles de años de antigüedad. El NOM es lo más viejo que podemos imaginar.

Muchos lectores me han reprochado que colaboro a la oscuridad con tanta "mala noticia". No son malas noticias, es la fascinante realidad y yo me dedico a compartir lo que descubro para que reflexionemos juntos sobre ella. Esto no es una iglesia y yo no soy un gurú New Age que da recetas para alcanzar la salvación. Si fuera así, sería millonaria. 

Es muy probable que muchos dejen de leerme por decir lo que voy a decir, pero creo que debemos rendirnos a la evidencia: el NOM ya está aquí, somos nosotros, está en nosotros,  y creo que en esto consiste el "despertar".

Y he comprendido el por qué del gran éxito de muchos de los blogs anti NOM: siempre apuntan a los malos que están fuera, y esto tranquiliza porque así, como los malos son malísimos y yo, en comparación, soy un cielo de persona, pues relaja y puedo seguir igual. 

Despertar no significa darte cuenta de que nuestros pastores son muy malos, que nos usan, envenenan, manipulan y destruyen, señalarlos con el dedo y desear su aniquilación. Despertar significa comprender que somos ovejas, que nos gusta ser dirigidas, que nos gusta la vida cómoda y fácil y que todo esto ha sido posible porque hemos dado nuestro consentimiento. Somos ovejas que ahora quieren cambiar de pastor, porque nos hemos dado cuenta de que nos mienten y nos maltratan. Pero ¿estamos dispuestos a dejar de ser ovejas y enfrentarnos al abismo que supone salir del rebaño? Esta es la pregunta que debemos hacernos.

Despertar consiste en comprender e interiorizar que esto es así, porque no puede ser de otra manera. Y esto es así hace miles de años, no desde Galton y Darwin, ni tampoco desde la Revolución, ni desde los Habsburgo, ni siquiera desde los Merovingios, los romanos, los egipcios o los Anunakis.

El ser humano es un esclavo, porque tiene miedo. Muchos miedos de todo tipo. Y esto no está ni bien ni mal, simplemente es así: el agua moja, el sol calienta y el ser humano tiene miedo y es perezoso. Y el miedo y la pereza del ser humano nos han llevado hasta aquí: a la destrucción de nuestro ser sagrado y de la Tierra, nuestra Madre, que nos da todo sin pedir nada a cambio y que nos acogerá cuando nos toque.


El ser humano es un ser escindido, que cree en el bien y el mal y todas las religiones, incluso la del movimiento de los indignados y despertados, se basan y utilizan esta polaridad: ¡pastores sois malos, nosotras somos buenas!

El ser humano cree que hay malos que son enemigos, y que hay que protegerse de ellos, y los enemigos desde siempre son los otros, están fuera: los negros, los moros, los judíos, los inmigrantes, los poderosos, los machistas, las feministas, los comunistas, los fachas..  Y así de guerra en revolución, de dictadura en falsa democracia se han ido pasando unos 5000 años de Humanidad. Pero los malos están dentro.

La historia de la Humanidad es la historia de su esclavitud. No hay vuelta de hoja.  A la porra con la grandeza de Roma, la conquista del espacio y la teoría de la relatividad: la historia de la humanidad es la historia de los humanos que se someten por miedo y, poco a poco, van destruyendo su lado más sagrado, y por eso han destruido la naturaleza. ¿Podría haber sido de otra manera? NO, siendo el hombre como es, así es su historia. 

Insisto sobre esto porque en el mundo de los anti NOM aparece la idea constantemente de que los que están en el poder son muy malos, y nosotros, pobrecitos, somos unas víctimas indefensas. Y un jamón.

Puede que en su prehistoria la Humanidad fuera libre, pero eso queda muy muy atrás en el tiempo, los libros de sabiduría oriental y también Hesíodo hablan del ser humano antes de la caída y cuando uno lee sobre los indios Hopi por ejemplo, nos podemos imaginar cómo pudo ser. En cualquier caso, creo que todos hemos sentido alguna vez ese ser sagrado  que está en nosotros: cuando nos emocionamos con una puesta de sol, ante la belleza de las flores o con la sonrisa de los niños, ahí está nuestro ser sagrado que vibra y brilla.

El NOM no está sólo afuera, no son "ellos", unos malos malísimos,  trajeados y poderosos que disfrutan con el sufrimiento. El NOM está en nosotros, seres humanos, perezosos, irresponsables, hipócritas, inconsecuentes, dependientes, encantados de delegar la tarea de gobernar en otros con el mero acto de meter un papelito en una caja cada cuatro años y que sean otros los que se ocupen de TODO. El precio de nuestra irresponsabilidad es muy alto: somos esclavos. Pero lo consentimos.

Soñamos con la libertad pero ¿somos autónomos? ¿Dependemos del cariño o atención de nuestra pareja?  ¿O de nuestros padres para vivir? ¿Dependemos de la aprobación o del dinero o del tabaco? ¿Dependemos de nuestros amigos, estamos enganchados a las redes sociales? Ser libres es ser plenamente autónomo y consciente, y eso no se consigue con dinero, es un largo proceso individual y profundo. 

¿Cómo podemos delegar en desconocidos la educación de nuestros hijos desde los 3 años, o incluso menos? ¿Qué les meten en la cabeza con esos infames programas educativos que no les enseñan más que a perpetuar el sistema que nos esclaviza? Y encima, si no obedecen y repiten como loros, reñimos y castigamos a nuestros hijos! Y premiamos que sean sometidos, autómatas, obedientes: eso es tener un buen hijo, un hijo sumiso que ha anulado toda su unicidad. Ah, pero es que tengo que trabajar y no me puedo ocupar. Pues dos soluciones, o no tenemos ese hijo, puesto que no nos podemos ocupar de él,  o dejamos nuestro  trabajo y vivimos con lo justo, porque nuestros hijos son NUESTRA responsabilidad.

¿Cómo podemos dejarles que vean los programas infantiles que los convierten en consumistas compulsivos, darles chuches químicas, Coca Cola y hamburguesas basura, videojuegos de guerra, pistolas y armas de juguete, muñecas Barbies con cuerpos imposible que provocan complejos y anorexia? ¿Por qué no los educamos en el respeto y el contacto con la naturaleza, con tierra y un palito, una pelota, una comba y una cometa? Es que no tengo tiempo. Pues es NUESTRA responsabilidad si luego tienen malos hábitos alimenticios, son caprichosos, violentos, frívolos y  egocéntricos.

Mi madre curó todas mis enfermedades de niña con aspirina, zumo de limón y reposo. Ahora las madres les enchufamos el antibiótico por si acaso y al cole, que tengo que ir a trabajar: esto es el resultado de la liberación de la mujer.

Entregamos a nuestros hijos sin preguntar, sin querer siquiera saber, para que el Estado/padre u otros eduquen, alimenten, entretengan, formen y curen a nuestros hijos. Pero eso es NUESTRA responsabilidad intransferible.

¿Sigo?

Si trabajo en una droguería o soy dueño de un supermercado ¿por qué vendo productos químicos tóxicos para limpiar o lo que sea? Si son tóxicos, es veneno. ¿Puedo enriquecerme vendiendo veneno? Lo mismo para los farmacéuticos.

Si trabajo en un banco ¿por qué concedo créditos usureros? ¿Por qué cobro comisiones injustificadas, que anulo si el cliente se queja, y si no, pues coló?

Si soy agricultor ¿por qué utilizo pesticidas? Es veneno, para la gente y para la Tierra. Y si soy frutero ¿por qué vendo productos con veneno? Si soy transportista ¿por qué transporto veneno? Si soy ministro ¿por qué permito que se comercie con veneno?

Si soy soldado o policía ¿por qué acepto matar a gente o ayudar a otros que lo hacen, pegar a manifestantes o sacar de su casa a una familia pobre?

Si soy jefe ¿por qué acepto los planes de reestructuración si la empresa da beneficios suficientes para pagar los sueldos aunque gane menos?

Si tengo varios encargos ¿por qué no comparto con un colega que tiene menos trabajo que yo?

Si soy profesor ¿por qué acepto seguir un programa estúpido y no planteo a la dirección del centro o al ministerio cambiar los contenidos?

Si soy empleado ¿por qué acepto si me piden que haga horas extras sin ser pagadas para que no contraten a más personal?

Si tengo o trabajo en un bar o restaurante ¿por qué vendo Red Bull, sacarina, refrescos químicos con aspartamo, comidas prefabricadas hechas sin amor?

Si soy médico ¿por qué receto medicinas inútiles sólo para dejar tranquilo al paciente o para beneficiarme de algún incentivo de los laboratorios?

¿Por qué compro en IKEA si eso favorece el cierre de empresas españolas? Es que es más barato o me parece guay.
¿Por qué compro en Carrefour si el mercadillo del barrio permite hacer vivir a muchas más familias de manera digna? Es que es más cómodo y “pierdo” menos tiempo.

¿Por qué compro productos de Nestlé si es una empresa esclavista?

¿Por qué compro embutidos, quesos o conservas industriales en lugar de buscar los equivalentes artesanales? Es que es más caro. Sí, pues compras menos y comes más garbanzos, pan o pasta.

Todos estos comportamientos son parte de esto que llamamos NOM.

¿Estoy dispuesta a comprar todo a granel, llevarme siempre mis bolsas  y tuppers para hacer la compra y no contaminar con envases contaminantes?

¿Estoy dispuesta a renunciar a mis alimentos favoritos cuando no son locales y comer sólo frutas y verduras de estación? No comer tomates en invierno, o no comer frutas o productos que vienen de 10.000 o 20.000 km de distancia en aviones que contaminan una barbaridad?

¿Estoy dispuesta a soportar las cucarachas para no usar insecticidas tóxicos? ¿Estoy dispuesto a sólo usar pilas reciclables y molestarme en buscarlas y recargarlas, y educar a toda la gente a mi alrededor pues las pilas son el motivo principal de la contaminación por mercurio que provoca enfermedades neurológicas degenerativas?

¿Estoy dispuesto a renunciar a mi perfume Hugo Boss porque era el sastre de las SS y del ejército nazi?

¿Estoy dispuesto a fabricarme mi jabón con el resto de aceite para no usar Fairy o Ariel?

¿Estoy dispuesto a ir a trabajar con la ropa que me gusta y ser yo mismo, en lugar de ponerme esos trajes espantosos de enterrador?

¿Estoy dispuesta a renunciar a llegar tarde al trabajo o a casa para acompañar a un ciego hasta su casa porque la calle está toda llena de obras y no sabe por dónde pasar?

¿Estoy dispuesta a cambiar el aire acondicionado por el ventilador porque contribuye a generar más calor en las ciudades?

¿Estoy dispuesto a renunciar a los pantalones vaqueros pues su envejecimiento artificial provoca enfermedades respiratorias en los obreros que los fabrican?

¿Estoy dispuesta a no fumar más que los petas de mi cosecha  o de la de los amigos y no comprar nunca en el mercado?

¿Estoy dispuesta a renunciar a la rayita de coca en las fiestas porque contribuyo al negocio de los cárteles de las drogas? Pero si total, sólo es de vez en cuando.

¿Estoy dispuesta a reducirle a mi inquilino porque las está pasando canutas?

¿Estoy dispuesto a no ser accionista de ningún banco, a no jugar en bolsa y a sacar mis ahorros del banco y renunciar a los intereses?

¿Estoy dispuesto a renunciar al último modelo de Blackberry, Ipod o móvil mega chulo que te cagas?

¿Estoy dispuesto a ir a trabajar en bici, andando o en transporte público a pesar de tener coche y dinero para gasolina?

Y podríamos estar así mil años.

Cada una de estas cosas que hacemos sin pensar, porque es normal, cómodo o fácil contribuye a mantener este sistema que luego decimos desear cambiar. 

Despertar es un ejercicio de autoanálisis y de responsabilidad.

Miremos adentro. Sin confundir este trabajo personal con narcisismo. 

Cada uno tenemos nuestro pequeño monstruo del Nuevo Orden Mundial en nuestro interior, y no es nuevo, es muy muy viejo.


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