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16.9.13

A partir de nuestro propio bienestar generamos el de los otros sin necesidad de que nadie de afuera venga a traérnoslo

LA ESPIRITUALIDAD: UNA ABSOLUTA Y TOTAL ATENCIÓN A CADA UNO DE LOS ASPECTOS DE LA VIDA


Muchas veces confundidos creemos que la vida espiritual pasa por permanecer meditando horas y horas, o leer libros o por recibir mensajes de seres extraterrestres. Sin embargo, la verdadera espiritualidad es aquella que surge fundamentalmente a partir de un profundo y perseverante trabajo en el conocimiento de uno mismo.

De nada sirve poner la mente en que de aquí a poco, aparecerá el “Salvador”, si nosotros no somos capaces de salvarnos, de vernos, de comprendernos, de saber el porqué de nuestros pensamientos y actos.

Suele ocurrir que muchas personas aludiendo a una supuesta espiritualidad, viven esperando la aparición de algún redentor o de algún ser que ha de iluminar al planeta, en lugar de fijar la atención en el aspecto fundamental de “uno mismo”.

A veces nos sentimos que somos “elegidos”, porque llenos de creencias y conceptos, nos da seguridad creer que algún plato volador nos lleve a otro mundo, sin ser capaces a enfrenarnos con nuestra propia realidad: la de saber que somos todos iguales, que adolecemos de los mismos conflictos, que el dolor del hombre es el mismo, pertenezcamos a la clase social que sea, que la falta de libertad es la misma en todos, tal vez existiendo diferentes gradaciones, pero en definitiva es la misma.

Tan grande es el sufrimiento del hombre, tan profundo su pesar y tan fuerte la inseguridad, que dependemos de los demás intentando reafirmarnos en ellos. Necesitamos sentir que somos más que algún otro, por eso buscamos ser “diferentes”, desvalorizamos a los que nos rodean desde la supuesta crítica constructiva o simplemente desautorizando, para justamente creer, que tenemos más autoridad. Y todo esto nos cuesta mucho asumirlo y comprenderlo.

Vivimos la ilusión de que podemos ayudar con nuestras palabras, cuando, en realidad no hay mejor manera de ayudar que tomando conciencia de todo aquello que no está en orden en nuestra vida. Es a partir de esa profunda toma de conciencia de lo que no va, como ha de quedar lo que sirve, lo que hace crecer.

Si somos conciente de nuestros miedos, de lo dependiente que somos unos de otros, de la necesidad de ser reconocidos, aceptados, y respetados, será posible tal vez, eliminar tanta necesidad de reafirmación.

Lo que sucede es que negamos la realidad y ponemos la mayor parte de nuestra energía, no en nosotros mismos, sino en lo externo, llámese dinero, trabajo, comida, seres extraterrestres, gurús, sectas, etc., elementos que sirven para evadirnos y sacarnos del único e importante camino: ” el conocimiento de uno mismo”.


Si cada día nos conocemos más, si somos capaces de enfrentarnos con nuestro sufrimiento, con nuestras limitaciones, con la realidad ; que no somos elegidos, sino seres comunes como todos los demás, con las mismas falencias y necesidades, si vivimos día a día, instante a instante, con la verdadera entrega y atención, si percibimos la maravilla de la vida en cada detalle, en conversar con nuestros ojos, en la caricia al ser amado, en escuchar el silencio, cocinar nuestra comida, lavar nuestra ropa, y asear nuestra casa, seguramente no necesitaremos de los otros para sentirnos mejores,…funcionaremos con más independencia y libertad, ya que a partir de nuestro propio bienestar generamos el de los otros sin necesidad de que nadie de afuera venga a traérnoslo y seremos conscientes entonces, de que sí,…que la espiritualidad es una absoluta y total atención a cada uno de los aspectos de la vida, desde contemplar la naturaleza, hasta vender algún producto detrás de un mostrador!!!!





Visto en: maestroviejo

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