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4.3.14

Somos tanto anfitriones como huéspedes para otros individuos, grupos, la Tierra y el Universo.

Autodestrucción xenofóbica o cómo la Odisea y el Antiguo y Nuevo Testamento pueden predecir nuestro futuro
Extraño título, ¿verdad? ¿Cómo puede el "miedo a los extraños", el cual es promovido por nuestros venerados líderes como nuestra mejor protección, ser la causa de la autodestrucción de nuestro mundo? ¿Y qué tiene que ver esto con La Odisea, el Antiguo y el Nuevo Testamento? 

Esto es realmente muy simple. Unos de los temas dominantes de la Odisea, que también aparece en el Antiguo y el Nuevo Testamento, es la hospitalidad; saber cómo tratar a los extraños si eres el anfitrión y cómo debes responder, en calidad de huésped, a la buena o mala hospitalidad. 

Bruce Louden, en su libro
 La Odisea de Homero y el Oriente Próximo, examina la épica en busca de pistas sobre cómo determinar quién violó las reglas y la ley de hospitalidad, conocidas también como las reglas de la vida, y así comprender por qué esta o aquella persona o grupo fueron destruidos por los dioses.
[estos son] los tres grandes principios de la Odisea que se convertirán en constantes virtuales del sistema de reglas de la narrativa clásica: el crimen lleva inevitablemente al castigo, el cerebro es intrínsecamente más fuerte que los músculos y pasar por encima de la propiedad de los demás es invariablemente una violación fatal, [...] cualquier desprecio mortal por la divinidad o la autoridad invariablemente trae una retribución, sea sobre el ogro Polifemus, el mendigo, Irus, o incluso (en su arrebato blasfemo final al gigante cegado) el mismo Odiseo. [...] En gran parte, los roles narrativos de los propios participantes humanos son, directamente, definidos en términos de estas leyes morales. 

(Bruce Louden (2011),
 La Odisea de Homero y el Oriente Próximo, Cambridge University Press).

Los principios fundamentales de la vida que gobiernan las acciones retratadas en La Odisea, habrían sido correcta y ampliamente entendidos en los tiempos en que esta historia se recitaba en comunidades del mundo antiguo, y seguramente aceptados por los oyentes puesto que cada episodio se desarrollaba y concluía con justicia. 

En consecuencia, existió un tiempo donde la ley universal de reciprocidad fue amplia y claramente entendida. Desafortunadamente,
la gente de hoy en día ha perdido de vista esta relación de causa y efecto, pero aún así están condenados a sufrir las consecuencias.


No hay forma de evadir esta ley, la ignorancia no es una excusa. No importa lo solidaria o poco materialista que sea una persona, siempre será parte de algún tipo de intercambio mientras viva. Desde las impresiones y la respiración, a la interacción social y el intercambio material, sólo hay una diferencia de escala. 

Somos tanto anfitriones como huéspedes para otros individuos, grupos, la Tierra y el Universo. 

Un eco de esta relación proveniente de la lengua indo-europea ha sido preservado en la similitud entre las palabras inglesas
guest y host [NdT: huésped y anfitrión, respectivamente], como lo explica David Anthony:

Los dos roles sociales opuestos en Inglés guest y host fueron originalmente dos aspectos recíprocos de una misma relación. La relación huésped-anfitrión del proto-indo-europeo tardío exigía que la "hospitalidad"(procedente de la misma raíz hospes del latín que significa "extranjero, huésped") y el comportamiento "amistoso" debían extenderse desde el anfitrión hacia el huésped, a sabiendas de que el receptor y el dador de la "hospitalidad", más adelante podrían invertir los papeles. 

El significado social de esas palabras fue entonces más exigente de lo que las modernas costumbres sugieren en la actualidad. La relación huésped-anfitrión fue ligada por juramentos y sacrificios tan importantes, que los guerreros de Homero, Glaukos y Diomedes, dejaron de pelear y se ofrecieron obsequios mutuamente cuando descubrieron que sus abuelos habían compartido una relación huésped-anfitrión. [...]
 

Esta institución redefinía quién quedaba bajo el amparo social, y
 extendía la protección a nuevos grupos. Debió haber sido muy útil esta una nueva forma de incorporar a los forasteros como personas con claros y definidos derechos y protecciones, ya que fue utilizada desde La Odisea hasta la Europa medieval... 

La institución huésped-anfitrión extendió la protección a nuevos grupos sociales con obligados juramentos que la garantizaban. Un mecenas de habla indo-europea podría
 aceptar e integrar forasteros como clientes sin deshonrarlos o asignarles permanentemente roles sumisos... la propagación del proto-indo-europeo probablemente se parecía más al establecimiento de una franquicia que a una invasión. 

(David W, Anthony (2007),
 El caballo, la rueda, y el lenguaje, Princeton University Press

El mismo tema fluye como un hilo a través del Antiguo Testamento, las antiguas narraciones del Oriente Próximo se reunieron mucho más tarde bajo la influencia Greco-Romana, para ser compiladas como una falsa "Historia de los Judíos". (Hay un número creciente de académicos convencidos de que la Biblia fue tomada de Homero y otras obras literarias griegas - y también algunas romanas y mesopotámicas - con el propósito de crear esta historia). 

La relevancia del mito del Antiguo Testamento se hace evidente en los estrechos paralelos con los tres bien conocidos mitos presentados en
 La Odisea. José, separado de sus hermanos y su padre por, prácticamente, el mismo tiempo que Odiseo permaneció lejos de Ítaka, se reúne con ellos sin que lo reconozcan y los somete a varias pruebas dolorosas antes de revelarles su identidad. La escena del reconocimiento se erige como el clímax de la narración, al igual que la escena del reconocimiento de Odiseo con Penélope y Laertes. Los paralelos sugieren el desarrollo de una forma elevada de romance, con intrincadas escenas de reconocimiento; un género común tanto de la cultura griega como de la israelita. 

El sacrificio del becerro de Helios en un perverso ritual durante una revuelta provocada por la tripulación de Odiseo confinada en Thrinakia durante un mes, ofrece un extenso paralelo con la revuelta de los israelitas contra Moisés y la perversa adoración del becerro dorado relatada en Éxodos 32. Los mitos de Jonás y Odiseo sugieren que la cultura griega y la israelita tienen un género del mito que podríamos considerar como un viaje fantástico.
 

El viaje fantástico es la vida, individual y colectiva, y estas historias llevan las pistas sobre cómo funciona la vida y cómo navegar a través de ella. 

Muchos de los géneros del mito en la
 Odisea, como la theoxenia (la hospitalidad), desafían los supuestos habituales de lo que constituye una épica. Durante la mayor parte de los nueve libros (del 14 al 22), Odiseo es presentado, en su apariencia externa, como un mendigo, asociándose con los esclavos humildes, abusado, y no reconocido en su propio reino. Este es un inesperado comportamiento para el héroe de una épica. 

Más adelante, el mismo tema retorna con más fuerza en la Biblia en el relato de los tres extraños entretenidos por Abraham, un muy buen anfitrión, que anunciaban la inminente destrucción de las ciudades de la llanura: Sodoma y Gomorra. En esta pequeña historia, el principio de las reglas de hospitalidad es claramente revelado: uno debería tratar a otros generosamente porque podrían ser dioses disfrazados. Abraham lava sus pies y prepara alimento para que se sientan a gusto; hubo incluso un pequeño debate entre él y los dioses, el cual es un curioso giro sobre ciertos dramas de la
 Odisea donde los dioses discuten unos con otros sobre si destruir o no a este o aquel sujeto o grupo de personas debido a que han insultado a los dioses. (El insulto a los dioses podría efectuarse de innumerables maneras, siendo la principal la violación de las reglas de hospitalidad). En todo caso, debido a su escrupulosa hospitalidad, los ángeles/dioses revelaron a Abraham su plan y le prometieron una recompensa: un niño, a pesar del hecho de que él y Sarah estaban viejos y decrépitos. 

Louden escribe:

Como ya expresamos, los paralelos son, coincidentemente, demasiado frecuentes y cercanos (a pesar de las diferencias en el tono y las agendas narrativas). Las similitudes entre los mitos griegos y los de Oriente Próximo sugieren alguna forma de difusión. Asumo que cada tradición, la homérica y la de Oriente Próximo, aprendieron o adquirieron una "plantilla" de los respectivos géneros del mito, con la que cada cultura luego hizo algunas modificaciones y agregó más detalles locales para adecuarla al contexto específico en el cual cada cultura la utilizó. La Odisea, por ejemplo, usa la theoxenia como episodios en la vida de los guerreros Odiseo, Nestor y Telémacos, mientras que el Antiguo Testamento emplea la theoxenia como episodios en la vida de los patriarcas Abraham y Lot. Debido a los diferentes tipos de personajes que aparecen, las respectivas instancias tienen diferentes modalidades. Es el mismo guerrero Odiseo quien lleva a cabo la destrucción de los pretendientes, como es demandado por Athena, mientras que en Génesis 19 la destrucción cae desde cielo.

Es muy probable que las plagas que afligieron a los egipcios cuando se le dijo a Abraham que tomara a su esposa y se marcharan, y las explosiones que castigaron a Sodoma y Gomorra cuando Lot y su familia fueron liberados, hayan sido originalmente una simple historia más tarde separada y, posteriormente, recombinada con elementos agregados para crear el relato del Éxodo. El evento histórico real que posiblemente fue encapsulado dentro de esas historias podría haber sido una explosión cometaria en los cielos similar a la de Tunguska, considerando que, como la ciencia de vanguardia ha revelado, aparentemente este tipo de eventos ocurren mucho más frecuentemente de lo que nuestras revisadas y santificadas historias admiten. 

En el Nuevo Testamento, el personaje de Jesús también da repetidos ejemplos de la Ley Cósmica de Hospitalidad, incluso yendo muy lejos al afirmar, explícitamente, que cada vez que una persona es amable y dadivosa con cualquiera en verdadera necesidad, están demostrando hospitalidad a los dioses, el principio de la vida. Él también da una vívida demostración del derecho de un anfitrión a defender su hogar contra violaciones de hospitalidad perpetradas por los huéspedes, cuando reacciona violentamente contra los prestamistas y comerciantes en el templo.
 

Los mismos tipos de relatos, probablemente extraídos del mismo ejemplar indo-europeo, fueron expresados en las sagas nórdicas con Odín y Thor encarnando los roles de Júpiter, Mercurio, o algún otro dios masculino supremo o
 psicopompo. Una de las fuentes escritas más antiguas sobre las leyendas escandinavas es la Gesta Hammaburgensis ecclesiae pontificum de Adam de Bremen (1080 DC), quien afirma que se basó en testimonios de primera mano. 

Odín fue conocido por viajar disfrazado y poner a prueba la hospitalidad de su gente, así que, en este sentido, él fue más como Odiseo. Odín ha sido también asociado por sus artimañas, astucias y engaños, tanto como lo fue Odiseo. El historiador, poeta y político islandés Snorri Sturluson, obviamente, notó las similitudes y se sintió impulsado a dar una explicación racional delÆsir
 en el prólogo de su Prose Edda; él especuló que Odín y sus compañeros fueron originalmente refugiados provenientes de Troya (¡Oh! ¡Sorpresa!). En otras palabras, los relatos sobre los dioses nórdicos fueron simplemente la versión norteña de la Odisea. El punto de este apartado es que las ideas y principios que convergen en la Odisea fueron parte de la forma en que los humanos evolucionaron para sobrevivir en tiempos antiguos, y aquí me gustaría sugerir que ellos no necesariamente eran una puñado de sujetos supersticiosos que danzaban desnudos en las noches de luna o se untaban grasa de oso en el cabello. 

Los antiguos tenían una considerable certeza de que el comportamiento humano podría atraer o repeler la ira de los dioses. 

Muy a menudo, fue el comportamiento del sacerdote-rey lo que constituyó un elemento crucial. Era su trabajo descifrar lo que los dioses querían en relación al comportamiento humano, y asegurarse de que así era como se hacían las cosas para que el reino estuviera a salvo. Hubo algunos pocos buenos ejemplos de estos principios, donde el rey fue "justo" y cuidó a su gente como un padre afectuoso, conduciendo su propia vida de modo que se transformase en un positivo ejemplo para todos, y las cosas fueron bien... hasta que... un tipo patológico tomó el Poder de una forma u otra y comenzó a pervertir todo el sistema. Cuando eso ocurrió, los chivos expiatorios se transformaron en reglas de rutina y los "sacrificios" fueron declarados como lo que los dioses querían: comenzó la cacería de brujas.
 

Aquellos tiempos, desde siempre y para siempre, precedieron la destrucción a gran escala de la sociedad. 

El cosmos en su totalidad parece estar hecho de información y espejos. El sistema viviente y el cosmos interactúan constantemente, recibiendo y transmitiendo. Como es arriba, es abajo. Pero también hay elecciones. 

Todos nosotros recibimos impresiones de nuestro entorno y reaccionamos a ellas de diferentes formas. Rebelándonos, ignorándolas o simplemente copiando lo que recibimos. Sea cual sea la reacción, reaccionamos basados en nuestro entendimiento personal, nuestras experiencias pasadas, nuestros sentimientos y nuestro sentido de moralidad. Estamos influenciados, pero también tenemos la habilidad de influenciar. Nuestra capacidad para contemplar el pasado, el presente y el futuro como un todo conectado, para ser profundamente sensibles a los demás, para juzgar y elegir lo que es "correcto" o "incorrecto", es lo que nos hace humanos.
 
Esto realmente se aplica a todos nosotros colectivamente. Somos la fuente y los autores del Poder; sea que permitamos a un líder conducirnos directamente o no, somos en última instancia responsables por nuestro mundo. Si ese es realmente el caso, tomar conciencia de que tenemos una elección respecto a cómo los acontecimientos pueden desarrollarse y aprender a dirigir nuestro rumbo, parece ser de vital importancia. 

Al parecer, en anteriores periodos de la historia, el hombre entendía que tenía algún control sobre su destino y el destino de la sociedad. La Theoxenia fue un estándar moral. Cada persona era vista como poseedora de potencial para ayudar o perjudicar la prosperidad y salud de todos. Incluso si algunos podían aportar más que otros, todos tenían el privilegio y el deber de contribuir lo mejor que pudieran. Cada acción personal contaba y esas acciones eran respondidas con justicia a través de otras personas y del mismo Universo.
 

Pero una patología tomó el control, y aunque no pudo cambiar completamente la naturaleza humana o quitarle su capacidad de elegir, influenció la sociedad y pudo alterar el curso de la humanidad debido a que nosotros la aceptamos. A medida que la conciencia fue declinando, las buenas intenciones fueron subvertidas y nuestra integridad como especie decayó. 

Los humanos nos hemos convertido en una especie al servicio de la entropía, y lo que elegimos y expresamos se convertirá en nuestro destino. Hemos renunciado a nuestra responsabilidad personal frente a los demás como anfitriones y huéspedes, y en consecuencia terminaremos siendo autores de nuestra propia destrucción. 

Cuando leemos la historia, una y otra vez, el mismo ciclo puede verse. El punto que quiero enfatizar es que los seres humanos tiene algún control sobre su destino como individuos y grupos, naciones y civilizaciones. Pero ese "control" implica más bien la acción de alinearse uno mismo con los principios universales y ponerlos en práctica. Pero, obviamente, uno tiene que tener cuidado y ¡saber lo que esos principios son en realidad!
 Obviamente, esas antiguas civilizaciones que creyeron las mentiras de los maestros del mal, quienes declararon que el sacrificio de sus enemigos o la guerra contra este o aquel grupo era lo que los dioses querían, no lo sabían. Así vemos que el confiar en las reglas de las religiones antropocéntricas puede ser mortal: como testimonio, la destrucción del Imperio Romano que vino con el cristianismo. 

La literatura antigua sobre estos temas puede estar colmada de conocimiento y sabiduría.
 En efecto, parece ser el caso de que la adopción de medidas firmes contra los infractores de la Hospitalidad Cósmica, puede evitar que los dioses tengan que hacerlo. Y uno puede darse cuenta que cuando los dioses lo hacen, la acción cae no sólo sobre la élite corrupta, sino también sobre aquellos que eligieron no hacer nada, que permitieron que el mal y la corrupción continuara y se perpetuara: miren a la esposa de Lot si no. Abraham suplicó por Sodoma: "si hubiera sólo diez hombres justos". La respuesta fue "no". Deben ser la mayoría. La justicia de Lot y su familia no era suficiente, a pesar de que ellos sí se salvaron de la destrucción. 

Jesús se fue después que los banqueros corruptos y advirtió a la sociedad entera de la destrucción que vendría, la cual, en el año 70 DC, significó la destrucción de la ciudad de Jerusalén. Por supuesto, este acontecimiento fue acreditado al ejército romano,
 pero hay indicadores en Josefo y Tácito de que allí muy bien pudo haber ocurrido otro evento como el de Tunguska, el cual fue luego editado y atribuido a la acción de los hombres. Y aquí, no estoy preocupada acerca de quién fue Jesús o si los textos fueron escritos después de los hechos; lo importante es que éstos siguieron las normas de la historia, tomando prestado de otras narraciones similares, las cuales se basaron en antiguos principios de Hospitalidad Cósmica. 

La ignorancia de esas leyes no significa protección. De hecho, esta ignorancia podría ser vista como una desobediencia deliberada. El Cosmos existe para ser amado y no podemos amar lo que no conocemos. Así que es el deber de cada creatura autoconsciente empeñarse con un máximo esfuerzo, con sus capacidades inherentes, para conocer y, en consecuencia, estar en condiciones de amar al Cosmos. Aquellas criaturas que no pueden hacerlo o sencillamente no lo hacen son consideradas por la Naturaleza como experimentos fallidos y, junto con su linaje, serán extinguidos.
 

El punto es establecido en el final de la
 Odisea cuando se establece que el silencio es asentimiento. Eurímaco intenta suplicar a Odiseo, diciendo:
"Quien tuvo la mayor parte de la culpa ya está muerto. Fue Antínoo quien estuvo detrás de todo... Ahora él ha recibido su justo castigo, ¡deja marchar tu ira contra nosotros! ¡Perdona a tus iguales en rango! Cada uno de nosotros te dará veinte bueyes en recompensa por lo que pudimos haber comido y bebido en el palacio, y te devolveremos bronce y plata hasta que tu corazón se satisfaga".
"No Eurímaco", dijo Odiseo mirándolo fijamente con el ceño fruncido, "incluso si me ofrecieras todo lo que has heredado de tus padres, no descansaría en paz hasta que todos ustedes hallan pagado sus crímenes con la muerte. Ahora sólo os queda luchar conmigo o huir, aunque nadie escapará a la escabrosa muerte".
Y no lo hicieron...



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