24.9.14

La tecnología no está pensada para hacernos la vida mas fácil sino para concentrar el poder y facilitar los negocios de un puñado de bancos y empresas

LA TECNOLOGÍA NOS HARÁ ESCLAVOS

Nicholas Carr (ex director de la Harvard Bussines Review):

La automatización supone,  una amenaza para el empleo y convierte a los trabajadores en accesorios de la máquina, en ejecutores de labores cada vez más mecánicas, al externalizarse capacidades intelectuales. “Es muy triste. No solo supone una amenaza para el sustento de la gente, sino que nos convierte en observadores más que en actores. Nuestra experiencia y múltiples estudios psicológicos demuestran que implicarse es la forma de estar satisfecho en el trabajo”.

Este proceso se ve alimentado por una doble fuerza: por un lado, las empresas potencian la automatización en pro de la eficiencia y la cuenta de resultados. Y por otro, los trabajadores aceptan de buen grado estas tecnologías:

“Nos inclinamos hacia ellas porque nos ofrecen la ilusión de que tendremos más tiempo libre”. Ahí está la trampa. “Muchos emprendedores e inversores de Silicon Valley nos dicen: ‘Esto mejorará nuestras vidas, nos liberará’.

Esa retórica utópica esconde el hecho de que, en muchos casos, las tecnologías no están haciendo nuestras vidas mejores, ni nos están dando mejores trabajos o actividades, sino que están haciendo cada vez más ricos a los plutócratas de Silicon Valley”.

Carr, rechaza que en este caso se trate del viejo miedo a la máquina de los tiempos de la Revolución Industrial: “Hay una gran diferencia: los ordenadores pueden hacer ahora muchos más tipos de trabajo: no solo se hacen con los de producción, mediante robots, sino que se hacen con los analíticos. Esta vez asistiremos a una pérdida neta de empleos”.

El ensayista norteamericano lleva su reflexión más allá. Existe, dice, una amenaza para nuestra libertad. “La gente hace amistades automatizadas por empresas como Facebook o Twitter, lo que supone que cada vez elabora menos sus propios pensamientos. El ordenador se apodera incluso de áreas íntimas de nuestra vida”.



"Nos inclinamos hacia ellas porque nos ofrecen la ilusión de que tendremos más tiempo libre"

P. ¿Cree usted que la tecnología, de algún modo, puede hacer que seamos menos libres?

R. Sí, así lo creo. La libertad empieza con la libertad de pensamientos, que significa la habilidad de controlar tu propia mente, a qué prestas atención, qué consideras importante. Y ahora que llevamos computadoras encima todo el tiempo, en forma de teléfonos inteligentes, tabletas o lo que sea, el ordenador determina cada vez más adónde se dirige nuestra atención. Las empresas de software y de Internet saben muy bien qué es lo que atrapará nuestra atención. Cuando empezamos a regalar el control de nuestra mente y de nuestra atención, perdemos una fuente muy importante de libertad y libre albedrío.

P. ¿Es un peligro para nuestra sociedad que nuestras búsquedas de información, o compras, estén guiadas?
R. Hay algoritmos secretos que, en cierto modo, nos están manipulando.


P. ¿Nos están manipulando?
R. Lo estamos en muchos casos. Facebook determina con sus algoritmos lo que ves de tus amigos. Pero como no informa de sus algoritmos, no sabemos qué intenciones tiene, por qué nos enseña una cosa y no la otra. Si haces una búsqueda en Google, son sus algoritmos secretos los que determinan lo que vas a ver y no sabemos cómo escogen lo que nos muestran. Podemos tener la esperanza de que su manipulación es benigna, que nos están ayudando, pero no podemos estar seguros de ello.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/09/19/actualidad/1411146383_037635.html


La tecnología no esta pensada para hacernos la vida mas fácil, 
está pensada para concentrar el poder y facilitar los negocios 
de un puñado de bancos y empresas

El día que Steve Jobs prohibió que sus hijos usaran el iPad:
Sorprendentemente, la mayoría de los gurús tecnológicos limitan su acceso a los pequeños 
 "Es porque hemos visto de primera mano los peligros de la tecnología. Lo he visto en mí mismo"

Hace muchos años circuló como mito urbano la historia de un alto directivo de la marca Coca Cola que tenía terminantemente prohibido que sus hijos consumieran en casa el famoso refresco. En lugar de ello, mucha agua y zumos naturales…
Pues resulta que algo similar parece que ocurrió en su momento dentro de las paredes de la residencia del visionario Steve Jobs, el fundador de Apple, el magnate de la industria tecnológica, uno de los hombres más importantes de finales de siglo XX e inicios del XXI, al menos en lo que a avances tecnológicos respecta.

De acuerdo con un artículo escrito por Nick Bilton para el New York Times, el periodista rememora la ocasión, a finales de 2010, en que supuso delante de Jobs que los hijos de este adorarían el iPad. Pero cuál  sería su sorpresa cuando supo de muy buena fuente que la familia Jobs, con cuatro hijos nacidos entre 1978 y 1998, regulaba el acceso de sus vástagos a la tecnología.

“No lo han utilizado”, fue la respuesta del también primer accionista individual de The Walt Disney Company. “Limitamos la cantidad de tecnología que nuestros hijos usan en casa”, recalcó.

Bilton confiesa que se había imaginado el interior de la casa familiar plagado de pantallas táctiles, la mesa del comedor confeccionada a base de azulejos iPads, además de iPods bajo las almohadas de las habitaciones de los invitados, como si fueran cajas de chocolate que se regalan a los amigos…

De ahí que el columnista del New York Times no dude en calificar al cofundador de Píxar como un padre low-tech. Lo curioso es que al parecer Jobs no fue el único. De acuerdo con este artículo, no son pocos los ejecutivos de la alta tecnología que controlan, a veces con mano dura, el acceso de sus hijos a los artefactos y programas que ellos mismos idean, fabrican y promueven.

Uno de estos padres restrictivos es Chris Anderson, ex editor de Wired y ahora mismo Director Ejecutivo de 3D Robotics, un fabricante de aviones no tripulados, quien ha establecido controles parentales para todos los dispositivos tecnológicos de su hogar.
"Mis hijos nos acusan, a mí y a mi esposa, de ser unos fascistas –ha confesado Anderson-, excesivamente preocupados por la tecnología; dicen que ninguno de sus amigos sigue en sus casas las mismas reglas".
Sus palabras se muestran más graves cuando admite: "Es porque hemos visto de primera mano los peligros de la tecnología. Lo he visto en mí mismo, no quiero ver que eso suceda a mis hijos", recalcó.

En casa de Alex Constantinopla, por ejemplo, Director Ejecutivo de la Agencia OutCast, una firma tecnológica centrada en comunicación y marketing, el hijo menor de cinco años tiene prohibido el uso de aparatos de lunes a viernes, mientras que los otros dos mayores, de entre 10 y 13 años, disponen sólo de 30 minutos al día en los días de escuela.

Por su parte, Evan Williams, fundador de Blogger, Twitter y Media, y su esposa, Sara Williams, no esconden que, en lugar de iPads, sus dos hijos tienen cientos de libros “que se pueden tomar y leer en cualquier momento”.

Según algunos estudios, los niños menores de 10 años parecen ser más susceptibles a convertirse en adictos a la tecnología, por lo que los padres más atentos a este problema reducen a cero su uso durante los días de estudio. Y luego, durante el fin de semana, el acceso al iPad y a los teléfonos inteligentes puede ir de los treinta minutos a las dos horas…

Para los niños entre 10 y 14 años, el uso de la computadora estaría autorizado durante la semana, pero solo si se trata de hacer los deberes escolares.

Llama la atención de este analista y de buena parte de la sociedad que sean los mismos implicados en el sector tecnológico quienes lancen una señal de alarma al resto de los factores de la sociedad sobre la exposición a contenidos nocivos como la pornografía o el mismo acoso entre menores, además de la alarmante tendencia a la adicción infantil hacia toda una seductora variedad de dispositivos tecnológicos y redes sociales de los que nosotros, hace apenas veinte o treinta años, no teníamos ni la más remota idea.

Y como Steve Jobs falleció en octubre de 2011 sin que Nick Bilton le hiciera la segunda parte de la pregunta, a este no le quedó más remedio que acercarse a Walter Isaacson el biógrafo del genio de Palo Alto: “¿Qué hacían los hijos de Jobs cuando estaban en casa?”

“Todas las noches –relató el amigo del genio-, Steve se reunía a cenar con su familia en la larga mesa de la cocina, y allí conversaban sobre libros, sobre historia y muchas cosas más. Nunca nadie sacó un iPad o una computadora. Y sus hijos no parecían en lo absoluto adictos a esos dispositivos.”


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