UN SER GRIS : EL EQUILIBRIO COMO FORMA DE VIDA.
Ser equilibrado, ser gris, ni muy oscuro, ni muy
claro. En el equilibrio esta la esencia de toda tu experiencia, lograr ese punto medio, en un
mundo en donde los extremos esta la única opción disponible. Saber lidiar con todo
y aun así, mantenerte en esa complicada y delgada línea que separa lo bueno de
lo malo es un reto. Vivir como auténticos funambulistas acosados por el ego y los
sentimientos engañosos, las falsas sonrisas del entorno y las influencias falsamente
comprometidas, los vínculos y las alianzas, la tribu y la tierra. Habitualmente
nos encontramos con personas que nos ofrecen su mano, ocultando un puñal en la
otra, nos regalan sentimientos de cartón piedra, nos confunden con cantos de
sirena y nos petrifican con miradas de gorgona. Tiburones de pecera, que nadan
en círculos esperando que empiece a gotear la sangre de tu fracaso, piratas de
la promoción y el ascenso, a la cúspide de la pirámide escalonada del abismo,
el éxito en la alfombra roja de la inhumanidad.
Pisar fuerte y no dejarnos arrastrar por esa
corriente, se convierte en un esfuerzo sobre humano, que día a día, nos mina y
desgasta nuestras fuerzas. Nos dijeron… compite, se el primero, es mejor pisar
que ser pisado, mata o te mataran y finalmente, competimos, únicamente para no
perder, sin propósito y sin meta, sin victoria, porque nunca ganas cuando compites, esa es la trampa, y
tarde o temprano, te das cuenta. No encontramos recompensa en el esfuerzo y no
sacamos beneficio de la humillación, no nos sentimos parte de ese modo de afrontar
la vida y nuestra actitud mediana nos señala y nos expulsa del sistema. No
somos mas que sombras en una oscuridad existencial, dentro de una oscura
sociedad. Encontramos la luz en el rechazo sistemático de aquellos que atesoran
la verdad y la razón, una verdad de purpurina y una razón de papel couché.
Tópicos típicos del ignorante, que no sabe que lo es y del sabio que no sabe.
Conocimiento inconsciente que señala instintivamente al loco y aplaude al necio
botarate.
Lograr el equilibrio supone renunciar a lo normal, a
lo políticamente correcto, y entrar en la locura, pero… ¿Quien quiere eso?
Vivir pensando en lo que piensan los demás, creer lo que creen, porque es lo
que cree la mayoría, renunciar a ti mismo, porque una norma no escrita lo
exige, seguir la tradición por que la tradición así lo dicta, renunciar a la
cultura por que es lo que impone tu cultura. Navegar en la razón de la sin
razón, el sin sentido consentido, la ablación de la inteligencia impuesta por
los estamentos sanguíneos, políticos y de la fe verdadera. Renunciar a todo sin
renunciar a nada, porque en el todo vive abrazado el extremista, el normal material,
y en la nada, nosotros, porque no somos nada y nada nos define, nada nos atrae y
nada nos repele.
Ese es el justo equilibrio, es vivir abrazado al
tronco entre la raíz y la copa, múltiples posibilidades te empujan y múltiples
te aguardan, y entre todas ellas eliges la mas mediada.
Un Ser gris en un mundo de blancos y negros, un ser desprogramado
y descreído, concienzudo y concienciado. Un ser gris, en un sistema de colores
desteñidos, de falsa realidad y de falsa moral. Un drama bipolar que exige aceptar
la luz sin olvidarse de la sombra. Ser el bien y el mal integro, lo medio, no
es fácil, pero es mejor que ser un títere, un Pinocho mentiroso que no ve mas
allá de su nariz, un Pepito grillo ignorante. Ser la Bella-Bestia, Cenicienta
en calabaza todoterreno, preparados para sortear lo que venga. Asumir lo bueno
y lo malo y salir triunfantes, eso es ser gris.
Los Seres grises no destacamos, no competimos, no
vencemos, no triunfamos, porque nuestra lucha es otra, nuestra motivación es
distinta, nuestra energía mueve otra maquina, una maquina engrasada con
sentimientos y no con sangre ajena. No nos mueve la codicia, no sabemos que es
la envidia, no conocemos el fracaso, porque el fracaso forma parte de nuestro triunfo, somos
perseverantes, optimistas y respetamos el entorno, pero no nos zambullimos en
el, convivimos con el drama, pero no nos sentimos participes de esa comedia.
Las risas y los llantos son estados transitorios, no formas de vida. Nos
repelen las victimas y los verdugos, somos secundarios en nuestra propia
película, porque el protagonismo no nos sale natural. Nuestra luz ilumina sin
alardes, no pide titulares y no busca la memoria, es el faro al servicio del náufrago.
Equilibrarse y tomar solo aquello que necesitamos,
sin agarrarnos a ese clavo ardiendo que constantemente nos ofrecen, como
solución a nuestras diatribas. Vivimos con, pero sin formar parte de… Somos la
tierra de nadie, nuestros pies no dejan huella a nuestro paso, porque la
historia no la escribe el que sobrevive sin derramar sangre, somos héroes
anónimos, caballeros de pequeñas batallas, gladiadores del día a día.
Camuflados, mezclados, barajados entre la masa, desapercibidos, pero
esenciales, somos lo medio y lo medido, equilibrados, centrados, concisos.
Somos la suma de tantos colores, de tantos matices, de tantos tonos, que al final
solo somos eso… Un Ser gris.
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