El
TTIP es el sueño de las élites
y la
pesadilla para la democracia.
Por eso,
lo mantienen en secreto
No quieren
que sepamos… ¡Infórmate!
No quieren
que hablemos… ¡Difúndelo!
No quieren
que participemos…
¡Sal a la calle y que se oiga tu voz!
#YoVoy18A #18aNOalTTIP
noalttip.blogspot.com
El 18 de abril
sal a la calle contra el TTIP.
¡Las personas y el planeta antes que el capital!
Las
personas, el medio ambiente y la democracia
antes que
los beneficios y los derechos de las corporaciones
TTIP: El acuerdo secreto
El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y
la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés TTIP), es un tratado que se
está negociando en la actualidad y en el más absoluto secreto entre los Estados
Unidos y la Unión Europea. Los negociadores de la UE que se ocupan de este
tratado están rodeados de los lobbies de las diferentes corporaciones
multinacionales y patronales. Tanto secretismo alrededor de estas negociaciones
ha llevado a algunos analistas a especular sobre las posibles consecuencias de
este tratado.
Cuando descubras que eres contrario al TTIP
puede ser demasiado tarde
Mi frutero cree que es de derechas. Piensa que si vienen los de izquierdas, le quitarán la frutería. Abre los ojos como platos cuando le digo que soy muy de izquierdas, no da crédito, una señora que parece tan de buena familia.
La dueña de la farmacia de la esquina
es de derechas. Está al borde de la quiebra, pero cree a pies juntillas que la
culpa es de laherencia recibida y de los de izquierdas, que no dejan al
Gobierno hacer lo que debe.
Mi amigo Pepe, dueño de una pequeña
granja en la sierra, se declara votante alterno del PP y el PSOE, pues no tiene
claro quién le dará respuesta a su lenta agonía financiera.
Mi amiga Clara es funcionaria de
la Administración. Se cree a salvo de la marejada de la crisis.
Nunca tiene claro a quién votar, no le interesa la política. Ella cumple con su
trabajo y no quiere saber nada más.
Pues bien, está a punto de empezar una nueva era para ellos, pero no lo
saben. No pueden saberlo porque es un acuerdo prácticamente secreto. Les aviso
y me creen trastornada. No tengo una bola de cristal, pero veo muy claro
su futuro.
En los próximos meses, cuando entre en vigor el Tratado de Libre
Comercio entre EEUU y la UE (TTIP), algo que ninguno de ellos conoce, su
pequeño universo se transformará:
La libertad de comercialización de los
productos americanos hará proliferar nuevos supermercados, llenos de
envoltorios de colorines y precios de risa. Los trabajadores precarios, que son
mayoría, sólo podrán comprar a esos precios, su sueldo no dará para más.
Los pequeños comercios de proximidad
irán cerrando poco a poco y nuestro frutero acabará de reponedor, por 500€ al
mes, en un “walt-mart”, descubriendo
que la fruta que venden allí es una porquería y que él, para asombro general,
es de izquierdas pero no lo sabía. Se hará activista de un grupo off-line, ya que las nuevas normas sobre datos de usuarios de internet los
pondrían al descubierto si usaran las RRSS.
Los acuerdos del TTIP obligarán a
privatizar casi completamente la Sanidad, por lo que los trabajadores
precarios, que son mayoría, no tendrán acceso a muchos tratamientos médicos,
que tendrán unos precios cada vez más elevados. La farmacéutica de la esquina
verá disminuir su clientela y sus menguados ingresos, no podrá hacer frente a
los créditos y pagos a proveedores. La farmacias, controladas y reguladas por
el Estado, serán “liberalizadas” y nuestra boticaria, en quiebra, regalará
su botica a “Procter & Johnson” a cambio de un salario de subsistencia.
Descubrirá con horror que ser de derechas siendo un asalariado le provoca dudas
existenciales severas.
(Las fotografías
utilizadas solo pretenden ilustrar los sectores que se citan, sin que tengan
ninguna relación con el artículo, que emplea nombres propios de forma genérica)
Mi pobre amigo Pepe, tan cuidadoso con
las normas sanitarias para criar sus vacas, verá cómo el mercado nacional es
invadido por toneladas de carne americana, baratísima, pero llena de hormonas.
Tendrá que cerrar en poco más de un año y subsistir como descargador en una
distribuidora cárnica. Identificará al “libre comercio” como el enemigo del que
no le defendieron ni PP ni PSOE. Abrazará la causa antineoliberal sin grandes
resultados, pues la Ley Mordaza y el nuevo Código Penal impedirán protestas y
manifestaciones “antisistema”.
En cuanto a mi amiga Clara, se verá
afectada por la nueva legislación laboral que permitirá despedir a los
funcionarios. Una demanda millonaria de la multinacional “All is mine” contra
el Estado español por lucro cesante dejará el presupuesto estatal temblando
para varios años y no habrá más remedio que despedir al 65% de los funcionarios
para poder mantener los 250 cargos de confianza de cada ministro. Clara
comprobará con estupor que su amiga Lola, que no fue capaz de aprobar las
oposiciones, es ahora secretaria de un exdiputado que “trabaja” en la antes
mencionada “All is mine”. Malvivirá trabajando sin contrato y descubrirá que
sólo puede subsistir al margen del Estado.
Y si esta distopía futurista te parece exagerada, lee a continuación los
puntos más destacados del TTIP que he recopilado como documentación:
Los cambios en las normas regulatorias afectarán
a la producción y prestación de bienes y servicios (calidades, reglas de emisión de
contaminación, inversiones y derechos de propiedad).
Los negociadores de la UE que se ocupan
de este tratado están rodeados de los lobbies de las diferentes corporaciones
multinacionales y patronales. La Comisión Europea se embarcó en más de 100
encuentros cerrados con lobbistas y multinacionales para negociar los
contenidos del tratado. La Comisión Europea tuvo que reconocer esos encuentros
a posteriori, y más del 90% de los participantes resultaron ser grandes
empresas. Los documentos y negociaciones son opacos y secretos para el común.
No se ha dejado participar a los sindicatos y a otros grupos de la sociedad
civil.
El negociador principal de la parte
europea reconoció en una carta pública que todos los documentos relacionados
con las negociaciones estarían cerrados al público durante al menos 30 años.
Concretamente aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla
1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas
han de ser públicos. Como dice el premio Nobel Joseph Stiglitz sobre la
negociación clandestina del TTIP, “no se entiende tanto secretismo, a no ser
que lo que están tramando sea realmente malo”.
Una vez aprobado el TLC todos los
gobiernos tendrán que adaptar sus normativas nacionales a los nuevos acuerdos
internacionales, lo cual implicará una nueva ola de reformas laborales,
financieras, fiscales, etc. que sirva a esa armonización regulatoria propuesta
en el tratado. El TTIP estará por
encima de la Constitución de cada país, será
como una supraconstitución. Y los tribunales internacionales de arbitraje, que
no están constituidos por jueces independientes, tendrán un nivel judicial más
alto que los tribunales nacionales. El TTIP incluirá una cláusula de protección
de los inversores extranjeros (conocida como Investor-State dispute settlement,
ISDS), que permitirá a las multinacionales demandar a los estados cuyos
gobiernos aprueben leyes que afecten a sus beneficios económicos presentes o
futuros.
El TTIP no es sólo comercio. Como dice
el profesor canadiense David Schneiderman, esto es un “Nuevo
Constitucionalismo”, que garantiza derechos a los inversores por encima de los
derechos de los ciudadanos. Aquí hay que hacer referencia a la modificación del
artículo 135 de la Constitución española, que da prioridad al pago de la deuda
sobre el bienestar de los ciudadanos, aprobado por PP y PSOE sin hacer la
pertinente consulta ciudadana ante una enmienda constitucional.
En materia laboral, EEUU no ha
ratificado seis de las ocho principales convenciones de la OIT, entre ellas las
que conciernen a la libertad sindical y a la negociación colectiva. Por el
contrario, todos los países de la Unión Europea han ratificado los ocho
convenios fundamentales. Se habla de un proceso de mínimo
denominador común en el que el resultado de
la armonización será la igualación al nivel de la regulación más laxa.
La protección de las inversiones (o
corporaciones) y sus normas de arbitraje dan preeminencia a las multinacionales
sobre la capacidad legislativa de los gobiernos. El propósito no es la
reducción de los ya bajos niveles arancelarios, sino la modificación de la
regulación existente en las relaciones comerciales entre ambos espacios económicos,
favoreciendo únicamente a las grandes empresas transnacionales que son las
únicas interesadas. Se trata de la regulación relacionada con el control
sanitario de determinados productos, con los estándares medioambientales, con
los convenios laborales, con la propiedad intelectual e incluso con la
privatización de servicios públicos. Se argumenta que estas normas
suponen costes adicionales para
las empresas, todo lo cual sería una pérdida de potencial económico para las
distintas economías.
Cuando se amplían los mercados la
competencia se incrementa y las empresas nacionales se ven obligadas a competir
con las extranjeras. Y en esa pugna acaban victoriosas las empresas más
competitivas. Se va a producir un trasvase de ventas desde las empresas locales,
más pequeñas, hacia las grandes empresas que son las que pueden mantener
estructuras de costes y precios reducidos a lo largo del tiempo hasta que hayan
logrado eliminar a la competencia local.
Todas las que no puedan competir y
ofrecer precios más bajos tendrán que desaparecer junto con todos sus puestos
de trabajo. De hecho, la Comisión Europea ha reconocido que la ventaja
competitiva de algunas industrias estadounidenses generarán un notable impacto
negativo en sus homólogas en la Unión Europea, pero asume que los gobiernos
tendrán fondos suficientes para mitigar los costes que ello genere.
El modelo agrario europeo es muy
diferente al estadounidense, tanto en su organización como sobre todo en su
tamaño. En EEUU hay 2 millones de granjas, mientras que en la Unión Europea hay
13 millones. En promedio una granja estadounidense es 13 veces más grande que
una europea, lo que permite a las empresas estadounidenses competir en mejores
condiciones. Por eso los agricultores europeos están tan preocupados: la
amenaza de una concentración de poder y riqueza en el sector es muy alta.
La estructura productiva de los países
de la periferia europea está mucho menos desarrollada que en el centro y norte
de Europa y es mucho menos competitiva, de modo que una mayor competencia
proveniente de las empresas estadounidenses afectará fundamentalmente a España,
Portugal y Grecia.
Los negociadores de Estados Unidos han
señalado particularmente a la regulación sobre sanidad y productos
fitosanitarios como principales objetivos a armonizar. Y es que la regulación
de la Unión Europea en esta materia está mucho más desarrollada y es más rígida
que la de Estados Unidos, razón por la cual una armonización a la baja será
especialmente lesiva para los ciudadanos europeos.
Los supermercados europeos se inundarán
de productos que son habituales en Estados Unidos y que sin embargo a día de
hoy están prohibidos en la Unión Europea por motivos sanitarios o ecológicos.
Por ejemplo, el 70% de toda la comida vendida en Estados Unidos contiene
ingredientes modificados genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión
Europea.
En materia de salud pública, la Unión
Europea bloquea más de 1.200 sustancias que se utilizarían en cosméticos,
mientras que Estados Unidos sólo bloquea poco más de diez.
En materia de protección de datos, en
Estados Unidos las grandes empresas pueden acceder sin límites a toda la
información privada de sus clientes. Así, empresas como Facebook, Google o
Microsoft tienen capacidad de utilizar esa información como deseen.
Sin embargo, en la Unión Europea hay
límites que protegen ese espacio personal. ACTA y ahora el TTIP buscan romper
esa regulación europea para armonizarla con la falta de límites de Estados
Unidos. Este tratado de libre comercio atenta directamente contra este
requisito al conceder una mayor protección legal a las grandes empresas que a
los propios ciudadanos o a los estados.
A finales de 2013 había un mínimo de
268 demandas pendientes contra 98 países (UNCTAD). En los 90 sólo había una
docena. Se trata de un nuevo negocio en sí mismo, lo que ha hecho que muchas
empresas de abogados se hayan especializado y estén dispuestas a litigar por
cualquier evento que crean que puede servir para sacarle dinero a los estados,
desviándose como consecuencia grandes cantidades de recursos y fondos públicos
hacia las grandes empresas, en lugar de dedicarse a los servicios públicos
fundamentales que garanticen la vida digna de las personas.
Si todo esto no te ha generado deseos de luchar contra el TTIP, creeré que
no tienes sangre en las venas y que vamos camino de un neofeudalismo sin
solución.
Fuente: Publico.es
¿Qué es el TTIP?
(Tratado de Comercio e Inversiones entre Europa y
Estados Unidos)
(subtitulado)
Tratado de Libre Comercio
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