1.6.15

¿Qué prefieres, perderlo todo y vivir desnudo y de prestado o caer al vacío con todo el equipo y morir reventado en el fondo del precipicio?

LA TRAMPA ESTÁ EN LA “SOLUCIÓN”


Cada vez más gente empieza a darse cuenta. Solo cambia la nomenclatura que cada uno le da y algunos detalles sin demasiada importancia sobre sus características finales. Pero cada vez más personas son conscientes de que las élites que controlan este planeta están sentando las bases para crear un Nuevo Orden Mundial.
Básicamente, este “nuevo orden mundial” es un cambio de piel del sistema, una adaptación a las nuevas circunstancias globales derivadas del progreso tecnológico.
Las élites buscan un nuevo paradigma a nivel político, social y económico, en el que se dejarán atrás las viejas estructuras del mundo actual y se sentarán las bases para un mundo global definitivamente unificado, que probablemente conllevará la existencia de un gobierno global supraestatal, una autoridad militar o policial de rango planetario, una autoridad económica centralizada y probablemente algo parecido a una religión global, o como mínimo un organismo que englobe el conjunto de la mayoría de creencias religiosas mayoritarias actuales.
En este futuro que empieza a dibujarse en el horizonte, los estados-nación se disolverán y su poder será sustituido por el de las grandes corporaciones transnacionales, algo que ya empieza a apuntarse claramente en los borradores filtrados de los tratados TTP y TTIP.
Pero la implantación de todas estas estructuras depende enteramente de cómo evolucionen las nuevas tecnologías.
Y es que en el mundo que se aproxima, parece que se desarrollarán nuevas tecnologías que cambiarán la faz de la tierra: un mundo de impresoras 3D, tecnología basada en el grafeno y nuevos combustibles más eficientes y limpios que acabarán sustituyendo los actuales combustibles fósiles.
A ello se sumará el desarrollo definitivo de Internet como red mental global, sentando las bases para algo parecido a una mente de colmena para toda la humanidad, que incluirá todo el conocimiento humano y todos los artefactos tecnológicos, entre ellos los robots y la Inteligencia Artificial.
El desarrollo tecnológico promete cambiarlo todo de forma inevitable: nuestra forma de comunicarnos, nuestra sexualidad, la estructura de las sociedades y de las culturas y todos los aspectos del poder político y económico.
Cambiará la naturaleza del ser humano en sí mismo.
Todo ello parece que sucederá en muy pocas generaciones, por lo que desde un punto de vista histórico, podríamos calificarlo como un cambio muy acelerado, casi drástico.
Y esta es precisamente la clave de todo: si se produce un cambio tan rápido basado en el imparable desarrollo tecnológico, ¿cómo lo harán las élites que actualmente ostentan el poder basado en las viejas estructuras, para mantener su posición de control y privilegio cuando estas estructuras desaparezcan?
Realmente, pueden llegar a perderlo todo si no controlan adecuadamente la situación: están cabalgando un caballo que se acerca a galope tendido a una amplia zanja; saben que el caballo va a saltarla irremediablemente, pero corren el peligro evidente de acabar siendo descabalgados.
La única manera de que este cambio imparable lleve a un nuevo escenario donde esas mismas élites sigan manteniendo el poder y el dominio, es que sean las propias élites las que dirijan todo el proceso de transformación.
Deberán ser ellas las que realicen la demolición de las viejas estructuras y las que sienten los cimientos del nuevo paradigma que tanto les interesa.
En el mundo de las teorías alternativas, (aquello que malintencionadamente vienen a llamarse “teorías de la conspiración”), se intuye desde hace tiempo que este proceso se vehiculará a través de un caos absoluto.
Mucha gente del mundo alternativo está convencida de que el viejo mundo será demolido de forma salvaje, a través de una vorágine de violencia, destrucción y muerte; un caos absoluto y aparentemente incontrolable que no solo derribará las viejas estructuras, sino que agotará la resistencia de toda la población, hasta que ésta suplique por la imposición de un nuevo orden que permita volver a la estabilidad y la paz.
Será entonces cuando las élites, que habrán perpetrado todo ese caos, aparecerán con la “solución” y todo el mundo, rendido y exhausto, la acabará abrazando de forma desesperada, imponiendo así las bases para el nuevo paradigma social, económico y político del Nuevo Orden Mundial.
Se terminará con todo aquello que llevó al mundo al precipicio: las viejas fronteras nacionales, los poderes estatales, las ideologías, las religiones enfrentadas, las viejas divisiones étnicas.
Habrá sido un “caos constructivo”. Se habrá alcanzado un “orden a través del caos”.
LA METÁFORA DEL BARCO QUE SE HUNDE

Podríamos definir esta posible estrategia a través de una situación metafórica.
Supongamos que las élites que gobiernan el planeta son como el capitán egoísta e irresponsable de un gran barco de pasajeros, que representa el viejo sistema.
Un gran trasatlántico que a pesar de estar muy bien pintado, es una auténtica chatarra.
El capitán y algunos de sus oficiales saben que el barco está en pésimas condiciones y que se hundirá tarde o temprano, pues las bodegas están llenas de vías de agua y no dan el abasto tapando los agujeros.
Y lo peor es que hay muy pocos botes salvavidas para tantos pasajeros.
Ante esta perspectiva, el capitán puede actuar de diferentes maneras…
OPCIÓN 1:
Puede cerrar los ojos a la situación y seguir navegando hasta que el barco decida naufragar por sí solo, algo que puede suceder sin avisar y en cualquier momento. Si el capitán decide actuar de esta manera, sabe que al empezar a hundirse, los pasajeros se percatarán de lo que sucede y se desatará el pánico.
El pasaje desesperado se precipitará sobre los botes salvavidas y él y sus oficiales no podrán controlar la situación, lo que probablemente implicará que ese capitán irresponsable y egoísta se acabará hundiendo con el barco, algo que no está dispuesto a aceptar de ninguna manera.
OPCIÓN 2:
Sabiendo que el barco se hundirá, el capitán puede utilizar esa información privilegiada en su propio beneficio: puede ser él mismo el que decida cómo y cuándo naufragará el navío.
Esto le otorga la ventaja de organizar previamente y sin que el pasaje se de cuenta, los preparativos necesarios para alcanzar los botes y salvarse sin que una horda de pasajeros presa del pánico se lo impida.
Actuar así implica que no le dirá a los pasajeros que el navío puede hundirse, ni les advertirá cuando el naufragio sea inminente.
De hecho, ese siniestro capitán puede permitirse el lujo de hundir el barco mientras los pasajeros duermen, garantizándose su salvación y la de los oficiales de confianza, así como el de un selecto grupo de personas que él decida salvar.
Cuando el barco naufrague, la mayoría de pasajeros perecerán ahogados y probablemente unos pocos conseguirán saltar por la borda o alcanzar alguno de los contados botes que les permitirán seguir con vida.
Ésta es la opción que la mayoría de gente en los círculos alternativos cree que va a producirse: el capitán y los oficiales están a punto de hundir el barco y enviarnos a todos al fondo del mar, con el objetivo de salvar sus pellejos, garantizar su supervivencia y seguir manteniendo su posición de dominio.
Si estuvieran en el trasatlántico, estos medios alternativos o conspirativos, serían ese pasajero lunático que trata de advertir al resto de desprevenidos pasajeros, clamando que el navío está en pésimo estado y que se hundirá en cualquier momento.
Un loco que hablaría de vías de agua ocultas en las bodegas en las que nadie creería y de oficiales de alto rango que ya llevan puesto el chaleco salvavidas, lo que el pobre loco consideraría una señal evidente del naufragio que se avecina. Incluso afirmaría haber visto como, a escondidas, los oficiales llenan los botes con objetos valiosos que pretenden salvar.
Pero los pasajeros lo seguirían considerando un lunático y un paranoico y seguirían bebiéndose a largos tragos y entre risotadas, sus dulces y deliciosos cócteles.

¿A LOS ALBORES DEL GRAN CATACLISMO?
Así es como básicamente ven la realidad actual las personas del mundo alternativo, los mal llamados “conspiranoicos”.
Y lo cierto es que hay muchos indicios que sustentan sus teorías.
Parece que vamos de cabeza hacia un completo colapso financiero global y hacia el estallido de una tercera guerra mundial de imprevisibles consecuencias.

Un caos orquestado de magnitudes inimaginables.
Las redes van llenas de pistas sobre un más que posible colapso económico, sobre el estallido de enormes burbujas financieras basadas en los derivados y en los bonos; sobre la caída del dolar como moneda de reserva mundial y las imprevisibles consecuencias que ello conllevaría.
A la vez, las noticias sobre las crecientes tensiones entre grandes potencias apuntan claramente al estallido de un gran conflicto.
La guerra de Ucrania ha enfrentado a Rusia con EEUU y sus aliados de la Unión Europea y amenaza con provocar una guerra entre potencias nucleares.

Los conflictos en el Mar de China Meridional también amenazan con provocar una guerra en la que podrían verse involucradas China, Japón y EEUU.
Y todo ello aderezado con el ascenso de los BRICS, que amenazan el poder económico norteamericano y occidental; el caos creciente e incontrolable de Oriente Medio con el auge imparable de Estado Islámico; el posible conflicto entre Arabia Saudí, Irán, Israel y Turquía, y una pléyade de conflictos asociados con el terrorismo extendiéndose como la pólvora por África y Asia.
Un cóctel explosivo repleto de ingredientes tóxicos y altamente volátiles que prometen provocar un caos y una destrucción inconcebibles y todo ello sumado a la justificada y creciente desconfianza de las poblaciones hacia sus líderes políticos.
Todo esto está delante de nuestras narices.
Los teóricos de la conspiración lo tienen clarísimo y las pruebas son casi irrefutables…pero hay otra opción.
¿Y si todas estas amenazas “apocalípticas” no son más que una inmensa tomadura de pelo?
EL PROCESO INVERSO: LA TRAMPA ESTÁ EN LA SOLUCIÓN
En los llamados “círculos conspirativos” habrá mucha gente que no querrá aceptarlo.
Pero existe la posibilidad, nada desdeñable, de que todo este inminente caos que aparentemente se avecina, no sea más que una pantalla de humo.
Y es que hay una opción alternativa más beneficiosa para las élites, que no necesita de un caos controlado para originar un cambio de paradigma.
Esta opción alternativa consiste, no en provocar el caos, sino en hacernos creer a todos que ese caos se aproxima y evitarlo a última hora, ofreciéndonos una única alternativa para salvarnos: la solución que las élites aporten.
Algo así como llevarnos al borde de un abismo agarrados a una cuerda que se deshilacha y obligarnos a despojarnos de toda nuestra ropa y de nuestras posesiones para salvar el pellejo.
Ponernos en la disyuntiva de “¿Qué prefieres? ¿Perderlo todo y vivir desnudo y de prestado o caer al vacío con todo el equipo y morir reventado en el fondo del precipicio?”

El cambio de paradigma a través del caos sería la versión “hard”; esta opción, sin embargo, sería la versión “soft”…y como veremos, puede llegar a ser mucho más efectiva.
DE NUEVO LA METÁFORA DEL BARCO

Si utilizamos de nuevo la metáfora del barco para explicar esta maniobra alternativa, veremos que las élites, encarnadas en ese viejo capitán abyecto y egoísta, disponen de una tercera opción que se suma a las dos opciones anteriores.
Recordemos que la opción 1 del capitán era no hacer nada y dejar que el barco se hunda por si solo, corriendo el riesgo de perecer ahogado con gran parte de los pasajeros.
La opción 2 del capitán era ocultar al pasaje la realidad de la situación y hundir el barco en el momento oportuno para garantizarse el fácil acceso a los botes, aunque ello implicara la muerte de casi todos los pasajeros.
Pero hay una OPCIÓN 3:
El capitán no le dice a ningún pasajero que el barco se puede hundir en cualquier momento…pero deja pistas no concluyentes al respecto.
Y esas pistas no tardan en ser detectadas por el pasajero lunático y paranoico, ese que encarna a los “teóricos de la conspiración”.
Ese lunático advierte al resto del pasaje y les dice que el capitán quiere hundir el navío y para demostrarlo les presenta todas esas pistas no concluyentes que ha encontrado, lo que provoca que el resto de los pasajeros no sepan que creer.
Aunque nadie le cree, poco a poco se extiende la incertidumbre entre el pasaje, no obstante, el capitán y los oficiales actúan con completa normalidad.
Hay indicios que apuntan a que el barco efectivamente puede hundirse, hay sospechas, rumores y chismorreos sin sentido entre los viajeros…pero también hay muchos indicios que apuntan a que el barco navega perfectamente y a toda máquina y que todos esos rumores no tienen ninguna base.
Nadie sabe lo que puede suceder, pero todo el pasaje acepta la posibilidad, aunque sea remota, de que el barco pueda llegar a hundirse y de que el capitán pueda ser una persona aviesa capaz de hundir el navío y dejarlos morir a todos, tal y como advierte el pasajero lunático.
Mientras tanto, el capitán junto con los oficiales, prepara disimuladamente los botes y toma posiciones sin que nadie se de cuenta.
Y es entonces, cuando todo está preparado, que el capitán, megáfono en mano, advierte a los pasajeros: “El barco se va a hundir, vamos a evacuarlo. Mantengan la calma, sigan mis instrucciones y todos se salvarán”

El viejo capitán es el que dirige la operación de evacuación y da las instrucciones que cada pasajero debe obedecer estrictamente.
Él es el quien impone las condiciones para salvarse: quien obedece al capitán vive, quien desobedece se queda en el barco y muere ahogado.
No hay pues, ninguna alternativa más que acatar sus órdenes.
Y lo peor es que las condiciones que impone el capitán son muy estrictas: solo el capitán y los oficiales pueden permanecer en los botes; los demás pasajeros tendrán que conformarse con agarrarse precariamente a los costados de los botes para no hundirse, con el cuerpo sumergido en el agua.
Los pasajeros estarán mojados, pasarán frío, sed y hambre y si alguno de ellos intenta encaramarse al bote sin permiso, recibirá un golpe de remo de algún oficial, o directamente un tiro. Pero tragará con la situación, pues será la única manera de sobrevivir, aunque sea precariamente.
Incluso muchos se conformarán, pensando que es una situación comprensible, puesto que no había botes para todos.
Sin embargo, aquél lunático paranoico que denunció que el capitán pretendía hundir el barco y matarlos a todos, quedará desacreditado a ojos de los demás y los otros pasajeros le espetarán con rabia: “¡Eres un maldito paranoico: el capitán nos ha salvado a todos y aunque estamos mojados y lo pasamos mal, gracias a él aún estamos vivos!”.

Pasará el tiempo y los pasajeros más débiles que permanecen en el agua, no tardarán en rendirse y ahogarse, mientras que los más fuertes sobrevivirán. Y será así como, poco a poco, éstos se acostumbrarán a ir agarrados al costado de los botes.
Entonces llegará un momento en el que el capitán y los oficiales les dirán: “Ya que estáis en el agua, ¿Por qué no movéis los pies y ayudáis a empujar la barca? Así llegaremos antes a tierra”

Esta será la situación tras el hundimiento del trasatlántico: el viejo capitán egoísta y sus despreciables oficiales permanecerán secos y cómodos en sus botes, conservando su poder y su dominio, recibiendo además la gratitud de esos pasajeros que malviven en el agua, que les agradecerán haberles salvado la vida.
Y lo que es mejor: ni el capitán ni los oficiales tendrán que remar para que los botes avancen.
Para mantener esta situación indefinidamente, el capitán solo necesitará hacer creer dos cosas a todos esos pasajeros que están en el agua. La primera es que existe una isla perdida a la que se puede llegar si impulsan el bote con los pies; la segunda es que a aquellos que impulsen con más esfuerzo, se les dejará subir al bote un rato para secarse y tomar el sol.
¿Acaso ésta no es una mejor opción que hundir el barco y matar a todo el pasaje?
Así pues, esta tercera opción nos hace ver de forma bien diferente las amenazas terribles que se dibujan en el horizonte.
Con esta maniobra, las élites conseguirían un triunfo absoluto, sin tener que destruirlo todo.
La guerra mundial y el colapso económico masivo solo serían amenazas que nunca llegarán a materializarse…
COLAPSO ECONÓMICO:
Siguiendo esta alternativa, llegaríamos al borde de un colapso económico total de consecuencias devastadoras y justo cuando éste pareciera inevitable y el caos estuviera a punto de desatarse, las propias élites económicas podrían aportar una solución para evitarlo, en forma de grandes uniones y pactos comerciales tipo TTP o TTIP, nuevos sistemas de control financiero estricto de toda la población, eliminación del dinero en efectivo para obtener un “mejor control de la economía” por parte de los órganos reguladores y un organismo de control económico global que se hiciera cargo de la gestión de todos estos nuevos mecanismos.
¿Y quién se opondría a ello si la alternativa fuera perderlo todo y vivir en el caos y la pobreza más absoluta?
Las élites económicas impondrían así las condiciones del nuevo sistema e incluso podrían llegar a ser consideradas como salvadoras de la economía si utilizasen como interfaz a los interlocutores adecuados, en forma de jóvenes economistas con nuevas ideas y propuestas.
GUERRA MUNDIAL:
De la misma forma, podrían llevarnos al borde de una devastadora guerra mundial entre potencias nucleares y justo cuando el conflicto y el apocalipsis parecieran inevitables, podría “estallar la paz”: un gran pacto global de última hora que sentase las bases para un nuevo modelo de organización política que acabara con todos los conflictos de una vez por todas.
Se sentarían así las bases para un organismo mundial supranacional, que superara las limitaciones de la ONU y que fuera el embrión de un futuro gobierno mundial.
Todo ello se produciría bajo un bonito lema: “En la guerra siempre hay derrotados… pero hoy aquí, los seres humanos, hemos conseguido que la única derrotada, sea la propia guerra”
RELIGIÓN ÚNICA:
La necesidad de acabar de una vez por todas con los sangrientos conflictos religiosos, también sentaría las bases para crear algún tipo de organismo espiritual que integrara a todas las religiones y creencias bajo un mismo paraguas de diálogo e intercambio.
Todo ello bajo el argumento de que “todos tenemos los mismos anhelos de paz y amor y el mismo dios con diferente nombre” y que “es hora de superar nuestras diferencias ficticias, pues todos compartimos el mismo planeta”.

Este organismo supra-religioso sería el embrión de una religión única futura. Empezaría como un organismo que incluyera a todas las religiones en su regazo y poco a poco iría sentando las bases para una nueva creencia religiosa que integrara elementos mezclados de todas las creencias existentes, bajo un poder espiritual centralizado a nivel global, con la creación de una figura espiritual similar a un papa interreligioso.
Todos estos razonamientos pueden parecer muy rebuscados y retorcidos, pero en lo que respecta al colapso económico y a la posible guerra mundial, hay unas declaraciones recientes del magnate globalista George Soros, que hablan muy claramente de todo lo que estamos advirtiendo en este artículo.

Soros afirma que “está preocupado por la posibilidad de una tercera guerra mundial”, que según él se iniciaría entre China y EEUU. Para evitar esta situación, Soros hace una llamada a los EE.UU. para hacer una “gran concesión” y permitir que la moneda de China se una a la cesta del Fondo Monetario Internacional de monedas. Esto haría que el yuan se convirtiera en un rival potencial para el dólar como moneda de reserva mundial. A cambio, China tendría que hacer grandes concesiones similares para reformar su economía, “tales como aceptar el imperio de la ley”, dijo Soros.
Permitir que el Yuan chino sea una moneda de mercado crearía “una conexión” entre los dos sistemas.
De hecho, añadimos nosotros, lo que propone Soros sentaría las bases para la creación de una nueva moneda de reserva mundial basada en los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional; esa moneda de reserva sería la precursora de una moneda única mundial y implicaría la necesidad de un organismo económico centralizado global y por lo tanto, de un gobierno global, precisamente los objetivos que buscan alcanzar las élites: aquello que llamamos Nuevo Orden Mundial y que les permitirá perpetuarse en el poder a escala planetaria.
Como vemos pues, las advertencias de Soros, incluyen el mecanismo del que estamos advirtiendo en este artículo: hay una amenaza grave, la tercera guerra mundial y una solución previa para evitarla que conlleva el establecimiento de las estructuras de un Nuevo Orden Mundial.
Soros nos está diciendo “o aceptamos estas nuevas estructuras, o habrá una guerra mundial entre dos potencias nucleares, ¿qué preferís?”.
¿Necesitamos una mejor pista que las propias declaraciones de un miembro de las élites para ver por donde va la jugada?
Como hemos visto, la amenaza de la guerra mundial y del colapso económico pueden ser bien utilizadas para conseguir los objetivos de las élites, siguiendo un plan basado en “salvar del caos” en lugar de basarlo en “provocar el caos”.

Estaríamos ante una maniobra mucho más sibilina e inteligente de lo que creíamos en un principio, que además, conllevaría otros beneficios para las élites nada despreciables una vez conseguidos sus objetivos. Y es que además de sentar las bases del nuevo paradigma, las élites conseguirían…
AUTORIDAD MORAL Y ADORACIÓN DE LAS MASAS:
Al ofrecer una solución que salve al mundo del caos y de la destrucción en el último momento, los representantes de las élites escogidos para realizar esta misión, serían considerados unos auténticos salvadores de la humanidad, prácticamente unos héroes merecedores de un papel preeminente en los libros de historia.
Eso les otorgaría a estos personajes impulsores del nuevo orden mundial, un prestigio y una autoridad moral que les permitiría tomar todo tipo de decisiones sin apenas resistencia, dejando atrás el desprestigio de las viejas élites políticas corruptas odiadas por la población y entrando en una edad dorada de adoración hacia los poderosos, ahora probablemente representados por una imagen mucho más capacitada a nivel técnico, más modernizada, más accesible y más popular que la de sus predecesores de la vieja política.
Y es que las élites del futuro ya no tendrán el aspecto momificado de un David Rockefeller o un Jacob Rothschild, sino un aspecto más parecido al de un Steve Jobs, un Bill Gates o un Richard Branson.
ELIMINACIÓN DE LOS REBELDES:
En contraposición a estos nuevos líderes, todos aquellos “paranoicos alternativos” que trataron de advertir de las maniobras de las élites y de la presunta destrucción y caos que trataban de provocar, quedarían automáticamente desacreditados ante los ojos de los demás, tal y como hemos indicado en la metáfora del barco.
Los defensores de las teorías de la conspiración y todos aquellos que sospecharan de las oscuras maniobras de los poderosos, serían ahora considerados “personas negativas”
Cada vez que denunciaran el funcionamiento de las nuevas estructuras, serían atacados con argumentos del tipo: “¿Y tú qué prefieres, una guerra nuclear? ¿Volver atrás, a los tiempos de las guerras entre países y las luchas del fanatismo religioso, la muerte y la destrucción? ¿Al tiempo de las fronteras y las divisiones entre hermanos? ¡El mundo ha evolucionado y tú no lo quieres aceptar!”

Con cada denuncia que hicieran, serían tildados de locos, de retrógrados, de fanáticos, de amantes de los antiguos modelos de violencia “afortunadamente superados”…y no tardarían en ser calificados casi como potenciales terroristas que pretenden volver a la “edad oscura”.
Llegados a este punto e implantadas con éxito las estructuras del Nuevo Orden Mundial, las élites necesitarían una serie de instrumentos psicológicos que llevaran a la población a seguir creyendo que el nuevo paradigma, aunque exiguo, incómodo y doloroso, es la única solución viable para el mundo.
Y para ello, como siempre ha sucedido a lo largo de la historia, necesitarán de la existencia de un enemigo.
En este caso y dado que estaremos en un paradigma de poder global centralizado, necesitarán también un enemigo global, una sombra fantasmagórica que pueda hacer acto de aparición en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo y que justifique, con su sola presencia, la necesidad de un gobierno mundial y de una autoridad policial global.
Ese enemigo, común para todos, puede ser exterior, interior o ambos al mismo tiempo.
Por ejemplo, un modelo de enemigo exterior que obligaría a aunar fuerzas a escala planetaria, obviamente sería un enemigo extraterrestre. Esta opción la dejaremos por imposible, aunque en un artículo anterior titulado ¿SE ACERCA UN FALSO CONTACTO EXTRATERRESTRE? ya hablamos de cómo podría vehicularse una manipulación de este tipo.

Otra forma de enemigo exterior común para toda la humanidad, sería el enemigo abstracto en forma de amenaza de la naturaleza, algo que obligara a toda la humanidad a unir esfuerzos para evitar la destrucción común.
De alguna forma, este enemigo ya existe y cada vez está recibiendo un mayor impulso por parte de las élites: se llama “calentamiento global” y pronto será utilizado por organismos como la ONU o el Vaticano como vehículo para impulsar la creación de un gobierno mundial centralizado.
Pero el mundo del futuro también necesitará de un enemigo interior de carácter humano capaz de amenazar a toda la humanidad en su conjunto.
Y ese enemigo también existe ya: el terrorismo islamista.
Si nos fijamos bien, veremos que Estado Islámico o ISIS, por poner un ejemplo, actúa como si fuera “un enemigo global de toda la humanidad”. Es enemigo de los musulmanes moderados, de los chiítas, de los cristianos, de los judíos, de los budistas, de los hindúes y de todas las religiones anteriores y posteriores que no siguen sus preceptos; además es enemigo de occidente, de Europa, de Estados Unidos y de Israel; pero el terrorismo islamista también es enemigo de Rusia a través de Chechenia y de China en la región Uigur, así como enemigo de cada vez más gobiernos africanos.
Está diseñado, por lo tanto, para ser un enemigo global y sin fronteras.
Y está diseñado también, para simbolizar el viejo mundo que querrá dejarse atrás: ese mundo de las religiones fanatizadas, enfrentadas y excluyentes; ese mundo de las fronteras y de la división entre pueblos y etnias; ese mundo de la discriminación social y de género; ese mundo que se enfrenta radicalmente con la autoridad encarnada por las “democracias occidentales”.
Lo más grave es que para que este fantasma siga asustando en el futuro, deberá haber demostrado de forma fehaciente toda su brutalidad. Que nadie descarte pues, un nuevo 11-S.
Así pues, ya tenemos todos los elementos necesarios para esta gran jugada, para esta enorme manipulación que puede llevarnos de cabeza al Nuevo Orden Mundial.
Tenemos los cataclismos que supuestamente debemos evitar, encarnados en un casi inevitable colapso económico mundial y una tercera guerra mundial galopante.
Tenemos a los encargados involuntarios de expandir el miedo a esos sucesos apocalípticos que se avecinan, encarnados en los miles de medios alternativos, blogs y webs que creen ir contracorriente sin saber que están siendo utilizados y que pronto serán sacrificados.
Tenemos unas viejas estructuras que queremos dejar atrás: esos viejos políticos corruptos e inútiles, que deberían ser sustituidos por técnicos capacitados y personas con formación científica que piensen en términos de eficiencia global, en lugar de pensar en términos de egoísmo local.
Y tenemos a los enemigos globales que servirán para justificar la necesidad del nuevo paradigma, encarnados en el calentamiento global y las crisis ecológicas, y por el terrorismo, un fantasma informe capaz de materializarse en cualquier lugar a criterio de su beneficiario principal.
Cuando lo enfocamos desde este punto de vista, todo toma otro cariz.
Muchos de nosotros, los que escribimos en blogs y webs, hemos pasado mucho tiempo creyendo convencidos que nos acercamos a tiempos de caos y guerra y que todo ha sido planificado de antemano.
Las pistas y los indicios que así nos lo indican están por todas partes.
Pero ya va siendo hora que alguien se pregunte: ¿y si estamos siendo utilizados? ¿Y si esas amenazas terribles, que son tan inminentes, reales y tangibles, tienen una función final diferente a la que creíamos?
Este artículo, como tantos otros de esta índole que hemos subido a este blog (Gazzetta del Apocalipsis y Robot Pescador), solo pretende invitar a observar la realidad de manera diferente y a imaginar posibles alternativas.
Hay muchas formas posibles de manipular a la población en su conjunto y si las cosas fueran tal y como hemos indicado en este artículo, estaríamos ante una de las manipulaciones más extraordinarias jamás realizadas.
Pero si esta manipulación llega a materializarse, no tendremos ninguna excusa, ni nada justificará nuestra inacción.
Porque sabemos que estamos en un barco que se hundirá y sabemos que el capitán y los oficiales nos están engañando y tienen malas intenciones…
Entonces, ¿a qué estamos esperando? ¿Por qué no los echamos por la borda de una vez y reunimos a todo el pasaje para que construya más botes?
GAZZETTA DEL APOCALIPSIS

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