NOSOTROS: LAS CÉLULAS
IMAGINALES…
Un mundo que emerge
Dediqué el post anterior a anunciar
el 4º
Symposium de Médicos, Terapeutas y Sanadores que
acaba de tener lugar en San Sebastiánlos días 26, 27 y 28 de Junio.
Un Symposium al que he tenido el gran
placer de asistir y del que hace poco que regresé.
Una reunión que ha supuesto la
realización de un sueño para muchas personas. Y que, gracias a la energía de la
fe, la claridad de propósito y el entusiasmo de participar en la creación de lo
que es vital que exista, ha tenido una ejecución cuasi perfecta.
Este 4º Symposium es una paso más en la
dirección hacia la emergencia de un nuevo paradigma. Un puente entre dos
formas, hasta ahora separadas, de entender la salud y la medicina. Un producto solo alcanzable desde
nuevas formas de entender la sociedad y las relaciones humanas. Un
milagro.
Como eje central, la comprensión de la
unidad esencial de todo lo creado, el sentido de lo sagrado, la importancia
de integrar los conocimientos, de cooperar, de crear puentes, establecer
sinergias y formar redes.
Organizadores y ponentes han aportado
sus conocimientos y colaboraciones de manera totalmente desinteresada. Eso
que se llama vocación, trabajar por amor al arte, altruismo, unidad de
propósito. Justo lo opuesto del modelo imperante.
Un mundo que se derrumba
En el
mismo preciso momento, Grecia y su posible “grexit” inundaba las portadas y las
páginas interiores de todos los periódicos, y las imágenes de todos los
telediarios, y las ondas de todas las radios…
El colapso, la debacle, el
derrumbamiento de un mundo…
Una Unión Europea herida de muerte. La
crónica de una muerte anunciada.
Ahí estamos. Entre dos mundos: uno que
se derrumba y otro que emerge, el que tenemos que seguir creando entre
todos.
Construir la nueva realidad requiere de
nosotros abrir y flexibilizar las mentes y saber un poco de todo, en lugar de
saber mucho de algo. El nuevo mundo está naciendo del entrelazamiento
transdisciplinar. Y de abajo hacia arriba. Desde la base hacia la cúspide,
invirtiendo el orden actual.
Una base que somos nosotros: las
células imaginales, los que somos conscientes de que la nueva realidad implica
ideas nuevas, diferentes formas de pensar y relacionarse.
Por eso, con este post planteo prestar
atención al concepto de células imaginales, y a la analogía social formulada por el biólogo celular Bruce Lipton.
Creo que hace un aporte realmente
interesante a la comprensión de los extraordinarios momentos históricos que
estamos viviendo, y al que debe ser nuestro papel en la creación de una Nueva Realidad.
Por lo demás, su aporte en el campo de
la epigenética, de lo que habla en la entrevista “Los pensamientos
curan más que los medicamentos”, está
revolucionando muchos campos del conocimiento, y, fundamentalmente, poniendo
esperanza y capacidad de decisión y acción donde no había más que determinismo.
Las células imaginales y el surgimiento de la mariposa
El doctor en biología celular
Bruce Lipton habla sobre la naturaleza fractal de la realidad y compara el
despertar global actual y la evolución de la humanidad a las células imaginales
en una oruga muriendo.
¿QUÉ SON LAS CÉLULAS IMAGINALES?
Para entender
mejor la oportunidad que se esconde en las crisis de hoy, consideremos la
historia de otro mundo en transición.
Imagina que
eres una célula única entre millones de células que componen una oruga en
crecimiento. La estructura que te rodea ha estado operando como una
máquina bien aceitada, y el mundo-larva ha estado arrastrándose del modo
esperado. Entonces, un día, la máquina empieza a estremecerse y
sacudirse. El sistema empieza a fallar. Las células empiezan a
suicidarse. Hay una sensación de oscuridad y de catástrofe inminente.
De esta
población que muere, empieza a surgir una nueva raza de células, llamadas células imaginales (¡también denominadas
TÚ!).
Formando
cúmulos en comunidad, elaboran un plan para crear algo totalmente nuevo a
partir de los escombros. De la degradación se levanta una gran máquina
voladora – una mariposa – que permite a las células sobrevivientes escapar de
las cenizas y experimentar un mundo hermoso, mucho más allá de lo imaginable.
He aquí lo asombroso: la oruga y la
mariposa tienen exactamente el mismo ADN. Son el mismo organismo, pero
reciben y responden a señales de organización diferentes.
Aquí estamos
hoy. Cuando leemos el diario y vemos las noticias de la noche, los medios
están informando un mundo-oruga en degradación.
Sin embargo,
en todas partes, tú y otras células imaginales humanas están
despertando a una posibilidad nueva. Nos estamos agrupando, comunicando,
sintonizando con una señal nueva, coherente, de amor.
Entrevista
al Dr. Bruce Lipton
“Los
pensamientos curan más que los medicamentos”
Reclama una nueva medicina,
la que tenga en cuenta la capacidad de curar de la energía, mucho más eficaz
que los medicamentos. Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido aunar
ciencia y espíritu. No es poco mérito el suyo si tenemos en cuenta lo
“alérgicos” que son los científicos a los temas trascendentales.
Es doctor en Biología
Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre
la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno
sentaron las bases de la nueva epigenética.
Sus descubrimientos (que
iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada
por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar
duramente la medicina convencional.
Usted asegura que
la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los
medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la
enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina
basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la
bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en
mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que
afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”.
Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto
de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en
EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas
personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo
que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la
traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que
aprender cómo funcionan las células.
¿Y qué ha
descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba con ellas en los años
60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello.
Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse
una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al
cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí
algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son
más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese
plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse
en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al
volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué
controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era
diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno
nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué
medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno
nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos
una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser
viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto
de piel!
¿Cuál es el
entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y
el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la
sangre cambia el destino de la célula. ¿Y
qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química
diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma
cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la
célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por
tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la
química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno.
Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la
química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el
entorno.
En un entorno
sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente
interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo
lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará
a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este
tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno
directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química
que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo
funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo
una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana,
pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido
mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
¿Está diciendo
que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento?
Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de
que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo?
Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que
controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden
fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria
farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner
energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin
usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos
poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no
es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de la ciencia, y ese
dinero solo va a esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero
controla la ciencia.
Explíquenos cómo
funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si
piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en
otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo.
Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi
cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso,
quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me
asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que
frenan el crecimiento del cuerpo. Porque
si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme,
y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido,
así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe,
pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada
día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas.
Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se intefiere
con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo
demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y
crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del
cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra
todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía:
cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando
el sistema inmunitario.
Eso significa que
el estrés nos hace enfermar, ¿no?
Las hormonas del estrés apagan el
sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones.
Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo
rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que
funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema
inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona
está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber
crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De
esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho
estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada
persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos
siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una
vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan. Es como el catarro:
no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas.
El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el
cáncer funciona igual.
Explíquenos qué
es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Como decía, la primera razón por la que la
medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan
las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No
reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero,
a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es
energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo,
hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía.La ciencia
más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la
newtoniania. La medicina
dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina
dice que hay que cambiar la energía. Y
esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde
primero el campo energético que el físico.
Si todo es
energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es
energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más
poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas
porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la
mente y el cuerpo.
Pero es
cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una
transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el
organismo.
Y así es como funcionaba la sanación
antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las
manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese
camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la
universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La
medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el
placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se
llama placebo y el otro nocebo. En realidad, no es que sea positivo o negativo,
es la manera de pensar. Si el médico
te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la
química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real
sino el que tú interpretas.
Y eso enlaza con
la física cuántica.
Totalmente. Por eso no
funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí
porque el dinero está en otro lado.
Usted ha
explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente,
¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más
poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente
el 95 por ciento del tiempo.
Pero no lo
podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información
del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que
aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida.
Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos
de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que
vivimos en los primeros seis años de vida.
Es decir, los
niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se
‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se
preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente
funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos.
Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque
entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en
su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su
genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron
a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable
es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala
información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una
mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.
¿Podemos
reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra
vida?
Los comportamientos que vienen del
subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes
enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el
subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se
piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también
filtra esa información, pero no es así. La mente consciente es creativa y la
subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo
diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera
de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si
leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el
libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces,
piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos
positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son
los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los
pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos
resultados. Todo sigue
igual hasta que no cambias el subconsciente. Técnicas
de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son una
manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.
Con su
investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de
los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No hay dos personas
iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las
tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las
células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos
son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los
receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula
no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para
explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis
antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores
recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la
imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra,
la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra
tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores
que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo.
Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir,
pero la transmisión siempre está ahí.
¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu,
pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta
que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un
cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a
qué sabe el chocolate? Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una
puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones
vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge
todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a
la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen
la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección
más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que
podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.
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