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21.12.15

Sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz

007 EN PARIS, INTELIGENCIA Y TERRORISMO
Yo acuso

También fué en un día maldito, no un viernes sino un martes 13, cuando Francia recibió una fuerte sacudida que cambió el país a medio y largo plazo. No hubo muertos, sólo unas pocas palabras, las del famoso escritor Émile Zola y un excelente titular de periódico que ha pasado a la historia del periodismo: J'Accuse .

"Yo acuso", fué el titulo que el director del periódico l´Aurore escogió para la carta abierta que Zola escribió al presidente francés, Félix Faure, en la que acusaba directamente -con nombres y apellidos- a los principales responsables de una de las operaciones de los servicios secretos de Francia más famosas, con permiso del Rainwow Warrior: el llamado Caso Dreyfus. Las similitudes con lo ocurrido el viernes 13 en París son reveladoras.
El caso Dreyfus explotó con el detonante del "J´accuse", dividió en dos partes enfrentadas a todo el país y provocó a la larga grandes cambios, por ejemplo la ruptura de relaciones con el Vaticano y la ley de Separación, que estableció el carácter laico de la República francesa.


El caso Dreyfus

Francia, corrían tiempos en que el periodismo aún se merecía ese nombre. Después de un pasado antisemita, la convivencia entre franceses de origen judío y no judío se estaba normalizando. La larga tradición antisemita, que tuvo su punto álgido cuando el rey Felipe el Hermoso expulsó y confiscó los bienes a los judíos en julio de 1.336, se había debilitado y los judíos se vieron equiparados al resto de los ciudadanos en 1791. Se levantó también la prohibición de que los judíos fueron admitidos en el ejército, una fuerte forma de avalar su integración y de demostrar que los judíos también eran verdaderos hijos de Francia. Pero fuerzas reaccionarias y católicas, apoyadas por varios periódicos antisemitas, temían que los judíos siguieran infiltrándose hasta adueñarse de toda Francia.

En el substrato de este temor y del antisemitismo que seguía larvado en la sociedad francesa, se fraguó la operación Dreyfus...

A finales de 1894, el capitán Alfred Dreyfus, un ingeniero de origen judío-alsaciano, fué acusado de haber entregado a los alemanes documentos secretos. La única prueba acusatoria era un documento con secretos militares que un empleado de limpieza encontró en una papelera y que años después se demostraría falso. La caligrafía apenas se asemejaba a la de Dreyfus y a pesar de las abrumadoras pruebas de su inocencia fué condenado a perpetuidad. Pasó cinco años en régimen de incomunicación en la Isla del Diablo, en la Guayana francesa, un Guantánamo del siglo XIX, encadenado y con privación de sueño y de comida.

Dreyfus dijo: “Mi único crimen es haber nacido judío”, algo que millones de judíos como él debieron de pensar en los campos de exterminio nazi años después y, más tarde aún, pensaron las víctimas de la tienda kosher en los atentados de Charlie Hebdo.

La inventada traición del capitán Dreyfus provocó una ola de indignado antisemitismo. Durante el juicio, la muchedumbre incitada por la prensa antisemita, gritó e insultó al acusado y violentos disturbios contra los judíos estallaron en más de veinte ciudades. Dos años después apareció un verdadero espía traidor, el comandante Ferdinand Esterhazy y se repitió el juicio, aunque el ejército no quiso reconocer su culpabilidad y evitó condenar al verdadero espía. Esta fué la chispa que encendió aún más a la población y la que hizo que Émile Zola escribiera su célebre carta "J´Accuse".

Zola dijo: "La verdad está en marcha y nada puede detenerla", algo que en Habla bajito nos decimos cada mañana al levantarnos. Quizás entonces fuera sólo una proclama, pero hoy día es el verdadero signo de los tiempos que estamos viviendo. La pasión por la verdad le costó a Zola ser acusado de difamación y ser condenado a un año de prisión y a pagar una multa, por lo que huyó a Inglaterra. Sin embargo, el efecto de su carta sería imparable y al final Dreyfus fué juzgado de nuevo aunque, sorprendentemente, fué declarado culpable de nuevo, aunque acabó siendo perdonado años después, cuando Zola ya había muerto.

De Dreyfus al Bataclán...

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