15.1.16

Cada ser humano debe emprender una revolución interior y darse cuenta de su capacidad de influir sobre la realidad en la que vive.

IDEAS PARA CAMBIAR EL MUNDO (XI)

Propuestas y Reflexiones de los lectores …

Desde mi punto de vista, cambiar el mundo es como si yo quisiera convertirme en una cirujana, pero no en una cirujana cualquiera, sino en la mejor cirujana. ¿Podría ser yo la mejor cirujana del Planeta? Claro que sí, por poder podría. Pero no me bastaría con estudiar medicina o pasar miles de horas trabajando en un quirófano. Necesitaría dosis muy grandes de vocación, pasión y empeño para llegar a serlo. Necesitaría estar dispuesta a todo por aprender, avanzar y curar mejor a otras personas, aunque a veces no me quedara más remedio que hacerlo a base de prueba y error y ello implicara, inevitablemente, perder a algunos de mis pacientes.
Mi abuelo solía decir algo como “no llamemos utopía a aquello que no hacemos simplemente porque no nos da la gana hacerlo”. Hemos creído que cambiar el mundo es una “utopía”, que es imposible alterar el orden de las cosas. Que es un sueño de locos idealistas. Sí, todos más o menos hacemos lo propio para aportar el granito de arena, para hacer de este mundo un lugar un poquito mejor… Pero nadie cree firmemente que se pueda cambiar el mundo, que se pueda acabar con las injusticias, decimos “es lo que hay”. Nos ponemos miles de excusas. Y ese el primer obstáculo que hay que salvar: tenemos que tomar conciencia de que verdaderamente se pueden hacer muchas cosas que tengan un impacto positivo sobre nuestro mundo. Los seres humanos hemos construido aparatos que alcanzan los confines del espacio exterior, encerramos una capacidad creadora y una chispa de divinidad en nuestro interior… ¿Cómo no vamos a poder lograr un mundo en paz con nuestros semejantes?

El siguiente paso es darnos cuenta de que cambiar el mundo no se consigue de un día para otro, de que es un proceso lento en el cual dejaremos esfuerzo, recursos, empeño e incluso vidas humanas sin que podamos ver directamente los resultados. A menudo puede resultar incluso duro y desesperanzador. Por eso es tan importante tener un convencimiento muy fuerte, y recuperar dos conceptos que el sistema nos ha robado y ha manipulado totalmente su significado: trabajar y servir. Trabajar no en el sentido de “tener un contrato de trabajo”, sino en el sentido de luchar, sacrificarse, crear, mejorar, desarrollar y desarrollarse; y servir no en el sentido de “complacer las exigencias de un superior” sino en el sentido de ser útil para los demás y aportar desinteresadamente a nuestros congéneres o a nuestro Planeta.
Por último, cada vez creo menos en la solución del “héroe”, del gran líder que haya de guiar a las ignorantes y aborregadas masas para cambiar el mundo. Si bien en la Historia ha habido revoluciones personalistas que han logrado avances, por desgracia estas causas siempre terminan siendo desvirtuadas y a veces incluso se vuelve al punto de partida. Sin negar que hay personas con mayor capacidad de orientar a los demás y asumir responsabilidades, para cambiar el mundo las masas tienen que ser conscientes, activas y críticas; cada ser humano debe emprender una revolución interior y darse cuenta de su propia capacidad de influir sobre la realidad en la que vive. Pienso que depositar toda confianza en un líder todopoderoso que solucione todos nuestros problemas tiene cada vez menos sentido.
Librepensadora


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