ROMPIENDO EL
SISTEMA DESDE DENTRO
Hace unos días, una
amiga me comentaba la sensación de tristeza y desánimo que parecen flotar en el
inconsciente colectivo respecto al hecho de que, al haber cambiado tanto las
líneas temporales, los futuros alternativos, al haberse unificado diferentes
opciones potenciales para el devenir de nuestra especie, al haber tantos tiras
y aflojas con los amos y dueños del planeta, y del sistema de control bajo el que
vivimos, flota en nuestro inconsciente que no vamos a llegar a ver,
parece, un cambio de realidad, y de nivel evolutivo, de consciencia, de
paradigma, como habíamos venido soñando, trabajando y luchando por conseguir,
en un futuro cercano.
En un artículo anterior os decía que
no hay que tirar nunca la toalla, y que la gente es la clave
para conseguir ese cambio que queremos. Hay que trabajar por la gente, y ese es
el único objetivo que, todos aquellos que queremos desmontar la estructura
actual de como están las cosas para movernos a otra, de frecuencia, vibración,
consciencia y nivel evolutivo diferente, tenemos que seguir teniendo en mente.
Puesto que todo cambio o mejora a lo que tenemos ahora solo puede venir desde
dentro, las herramientas que tenemos se han de aplicar mirándonos el ombligo.
Royendo la estructura
desde dentro
Hay dos formas en las
que visualizo este trabajo que intento hacer, y que compartimos millones de
personas en el mundo, cada uno desde nuestras habilidades y potenciales. Si el
sistema que queremos cambiar fuera un edificio de madera enorme, una forma de
romperlo y tirarlo todo sería traer a alguien con un hacha igual de enorme, y
que se liara a hachazos hasta que lo desmontara, con las consecuencias que,
para todos los inquilinos del edificio, eso conlleva. Es factible, es lo que
sucede cuando hay grandes revoluciones masivas de la humanidad, guerras a gran
escala contra el sistema, devastación total del mismo, pero, luego, tiene la
ventaja de que todo empieza de cero, se reconstruye la sociedad sobre unas
nuevas bases, y nos podríamos encontrar más rápidamente en ese nuevo “nivel” al
cual estamos todos deseando llegar. Este escenario está activo en una línea
temporal paralela que no es la nuestra, y de la que ya hablé
hace muchos meses en este otro artículo.
Por otro lado, la otra
forma de hacerlo es metiendo millones de termitas en el edificio de madera que
se lo coman por dentro, que lo rompan poco a poco, que lo desmonten sin que el
mismo sistema se de cuenta de ello. Me gusta esta forma de trabajar,
convertirme en termita y ayudar a que millones de personas se conviertan en
termitas a su vez, que minen cada vez más profundamente todas las estructuras
que nos gestionan. Cuando escribí el Yugo de Orión, de alguna forma, estaba
haciendo mi propio mapa mental de todo aquello que tenía que tener en cuenta
para saber por dónde tenía que ir “royendo la estructura desde dentro”.
Pero de fácil, nada
Es realmente difícil
hacerlo, de eso no cabe duda. Si fuera fácil desmontar algo que lleva milenios
en pie, desde el momento en que fuimos creados para servir y ser usados por
otras razas para sus propios intereses, no estaríamos pasando por lo que
estamos pasando, a nivel colectivo en estos momentos. La batalla siempre
decimos que es contra algo que no vemos, por pertenecer a otro entorno
“dimensional” fuera de nuestra percepción, y, como no lo vemos, no lo
aceptamos, o no queremos abrirnos a la posibilidad de que sea así. Sin embargo,
y aunque es correcto lo
anterior , en realidad, la batalla más importante es contra
nosotros mismos, y por eso es tan difícil de ganar.
Lo primero que nos
impide entender esto es que tenemos varios programas de control en nuestra
psique, empezando por el ego (como software de gestión de la personalidad
artificial del ser humano), y luego filtros, arquetipos y patrones a patadas
que impiden todo acceso a una compresión más amplia de la realidad. Esto es ya
suficiente para que la mayoría de seres humanos sean incapaces de comprender el
tablero de juego en el que existen, que no es que no quieran hacerlo,
sino que una parte de ellos mismos estará siempre luchando en contra de ellos
mismos para que no lo hagan, por programación y configuración inicial.
Tratar de convencer a
alguien para que “se entere
de que va todo esto” por la fuerza, no tiene ningún efecto, ya que tiene esa
persona más mecanismos de defensa en su mente y consciencia artificial, que
herramientas tenemos nosotros para desmontarlas. Como tal, el trabajo solo se
puede hacer desde dentro, es decir, solo una fuerza superior que nazca desde el
interior de la propia persona puede ir erosionando los mecanismos de control,
sumisión, ofuscación, confusión y demás, que todos traemos insertados desde el
momento en el que tomamos posesión de este vehículo evolutivo que es nuestro
cuerpo físico, y su sistema energético, dentro del conjunto
“multidimensional” que somos, del que tampoco conocemos casi nada.
Puertas traseras y
laterales en la psique
Puesto que el cambio
solo es posible desde dentro, si quieres ayudar a alguien a que “despierte”,
hay que encontrar puertas traseras de entrada para que la información llegue a
otras partes del ser humano que están ahí latentes esperando a ser reconocidas
y llamadas a la acción. Hay que ir haciendo que la psique y la personalidad
virtual que todos tenemos empiece a cuestionarse cosas, no que las acepte
ciegamente, pues eso cambia una creencia por otra sin llegar a despertar la
facultad de discernimiento, y el aprender a pensar por uno mismo. El ser
humano, por programación, si le dan “dogmas” (esto es así porque lo digo yo que
soy una autoridad mayor) acatamos, si nos dan opciones y cuestiones que
plantearnos, aprendemos a pensar por nosotros mismos.
Este tipo de
programas de protección del despertar de la consciencia real que poseemos,
impide en masa que lleguemos siquiera a plantearnos o hacer caso a información
que nos hace reflexionar al menos, por ejemplo, que somos recursos y alimento
para otros, como flora y fauna lo son para nosotros, que somos una amalgama
nacida de la mezcla de ADN de muchas especies a través de experimentos
genéticos, que nunca hemos sido libres como especie ni como raza, que todas las
estructuras existentes para nuestra organización y vida en común están destinadas
a controlar, supervisar y dirigirnos, etc.
Al final, no importa
si solo un poco de esto llega realmente a calar e integrarse en la persona,
mientras vaya abriendo brechas en nuestra programación inicial para que la
“consciencia real” del ser que somos tenga más facilidad y huecos para
manifestarse poco a poco con cada resquicio que aparezca. A su vez, de vez en
cuando, es necesario meter enormes choques a la personalidad, en forma de
verdades directas, de información brutal no filtrada, o de ataques directos a
la suma de “Yos” que nos conforman para que esas brechas se hagan más grandes.
De lo contrario, el mismo programa de gestión de nuestra consciencia
artificial, se encarga de taponar los huecos, a menos que el ser interior de
cada uno gane terreno y al ir creciendo y expresándose lo impida.
Restaurar el
equilibrio en el tablero de juego
El objetivo de este
tablero de juego, el planeta, es restaurar el equilibrio del mismo como lugar
de aprendizaje y crecimiento para todos aquellos que quisimos venir aquí para
ello, un equilibrio perdido hace tiempo y que ahora, desde las más altas
jerarquías de esta galaxia, se trata de recuperar por el hecho de que
desestabiliza a otros sistemas y la estructura misma de esta parte de la
Creación en la que existimos. Tenemos ayuda para ello a escala macro, pero todo
depende de lo que hagamos cada uno a escala micro.
Pequeñas victorias
Y es cuestión de ir
consiguiendo pequeñas victorias. Cada persona que se cuestiona todo lo que ve
por los medios de comunicación sabiendo que están todos, el 100% de ellos,
manipulados para un objetivo concreto, es una micro victoria contra el sistema.
Un mordisco de termita.
Cada persona que quita
la televisión y deja de ser influenciado por ella subconscientemente es una
micro victoria, otro bocado de termita.
Cada persona que
aprende a estar bien física, emocional y mentalmente conociendo como funciona
su sistema energético, y deja de depender tanto de farmacéuticas y sistemas de
“salud oficiales”, es otra micro victoria de termita contra el sistema.
Cada persona que deja de beber una
coca-cola, es otro bocado de termita, cada persona que desmonta cada
día en su interior un miedo, una limitación, una creencia falsa, etc., es otro
bocado de termita al sistema. Cada persona que se encuentra a si misma y busca
sus respuestas en su interior es una victoria contra el sistema.
Cada persona que
descubre y se aparta de las religiones oficiales, al ver que son un sistema de
control de masas, es una victoria contra el sistema.
Hay tantos mordiscos
que podemos dar, y, si uno se fija, paradójicamente, se dan siempre hacia uno
mismo, bocados internos contra uno mismo, para desmontar el sistema que
llevamos dentro, pues de eso se trata toda la manipulación a la que estamos
sometidos, ya que las estructuras que percibimos fuera, son el reflejo
energético manifestado de aquellos sistemas que cada uno lleva incorporado en
su interior por el simple hecho de ser humano.
Así que tenemos un
montón de trabajo por delante, arduo y titánico, porque el trabajo de roer un
edificio entero a base de pequeños auto-mordiscos de termita es largo y
tedioso, pero cada bocado es más sabroso, ya que aunque los dueños del edificio
lo intentan apuntalar y reconstruir, reconstruyendo las estructuras internas en
nosotros con más manipulación y más control, hace años que el edificio está
desmoronándose, aunque desde nuestro pequeño y humano punto de vista no somos capaces
de verlo como tal.
Las reglas del juego
A todo esto, hace
mucho tiempo que recibí lo siguiente, y que ahora me viene bien recordar como
colofón al artículo::
“Todos los Yo Superiores que estamos
encarnando en la Tierra en estos momentos o en otros, sabemos como es el
“juego” en el que nos metemos. Está diseñado de esa forma para que el tablero
en el cual experimentamos la vida sea lo mas eficiente posible. Lo que percibís
como control, negatividad, crisis, problemas, son desde nuestro punto de vista
oportunidades. A medida que avanza el tiempo lineal y se acercan posibilidades
de “graduación” requerimos que el nivel de dificultad, para muchos, se
incremente. Eso se manifiesta en realidades, para muchos, más duras. La
parte negativa del juego la interpretan en otros papeles otras entidades como
nosotros, que evolucionan por otra polaridad, y nos hacemos un favor mutuo. Su
aprendizaje está basado en lo que llamamos un camino negativo, el nuestro en el
que llamamos un camino “positivo”, y nos necesitamos los unos a los otros para
conseguir nuestros aprendizajes. Desde nuestro punto de vista todo es un
“escenario”, increíblemente complicado, multinivel y multidimensional, en los
cuales obtenemos todo lo que necesitamos para poder trascender este ciclo.
Es perfectamente válido tratar de
cambiar el sistema, dejamos que muchas de nuestras encarnaciones se conviertan
en fieros luchadores contra lo que va “mal”, pero seguimos permitiendo que las
encarnaciones de los otros Yo Superiores que cumplen con el rol “negativo”
hagan lo mismo. No se puede permitir que cambien las reglas del juego, pues son
ellas precisamente las que nos hacen evolucionar con extrema rapidez.
Precisamente el hecho de que el mundo en
el que encarnamos esté tan controlado por poderes mediáticos, financieros,
políticos, secretos, y extraterrestres, es lo que permite que podamos
parametrizar nuestras encarnaciones con lecciones sobre solidaridad,
compañerismo, ayuda incondicional, tolerancia, amor, comprensión, serenidad,
paciencia, empatía, etc. De lo contrario sería imposible imponer este tipo de
aprendizaje si no hubiera piezas en el tablero, a todos los niveles, que
permitieran crear las circunstancias para que esas lecciones y aprendizajes
tuvieran lugar.
Aun así, os dejamos plena libertad para
crear la realidad que deseáis. El tablero de juego tiene unas normas, pero
quien no desea verse afectado por ellas no lo es y ninguna manipulación del
tipo que sea llega a influirle o a crear disrupciones en su existencia si esa
encarnación nuestra es capaz de trascenderlas tras haber comprendido su
finalidad. Todo depende del nivel de conciencia y comprensión de la realidad
que desarrolle cada persona encarnada con o sin nuestro “input”.
No se pueden cambiar las reglas,
destrozar el sistema de un plumazo o instaurar un sistema idílico o utópico.
Eso ya lo teníamos en muchos de nuestros lugares de origen, y esa fue la causa
de que lo abandonáramos, pues la evolución era muy lenta. Se acercan tiempos de
cambio y debemos incrementar el ritmo para adquirir las ultimas
experiencias, por ende, el tablero de juego en el cual encarnamos debe
proporcionárnoslas. Sabemos que desde “ahí abajo” no siempre se entiende, pero
es algo que todos los Yo Superiores sabemos, tanto los “buenos”, como los
“malos”. “
POR DAVID TOPÍ
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