UNA CAUTIVIDAD BABILÓNICA
En Christian News, el 8
de Julio de 1991, el doctor R. Clarence Lang hizo una reseña de un nuevo libro
—Die zweite Babylonische Gefangenschaft, El Segundo Cautiverio Babilónico,
de Steffen Werner— que revela por fin lo que puede ser el secreto mejor
guardado del Suicidio de Occidente entre 1939 y 1945.
Todo el que haya pensado en el
impúdico Holocuento de los judíos con una mente que no haya sido
paralizada por el miedo a los terroristas yíddish sabe que la
"solución final" al problema judío contemplada por Hitler y sus
seguidores era la deportación de los parásitos desde Alemania al territorio
redimido de la tiranía judeo-comunista. Lo que ese libro revela es que aquella
política demasiado humana fue realmente llevada a cabo a gran escala entre 1941
y 1943, y que cantidades muy grandes de judíos de Alemania y de países aliados
fueron reasentadas en tierras que habían sido tomadas a los soviéticos,
especialmente, parece, alrededor de Minsk (Minsea), la capital de Rusia Blanca
(Bielorrusia), a medio camino (unos 480 kms.) entre Varsovia y Moscú.
Minsk, a propósito, era una
especie de patria judía, ya que entre un tercio y la mitad de la población de
la ciudad durante siglos había estado formada por los queridos de Dios.
Además, parece que grandes áreas alrededor de la ciudad estaban deshabitadas y
vacantes en 1941, ya que aproximadamente dos millones de sus habitantes habían
sido deportados por Stalin en preparación para su proyectado ataque contra
Alemania [1].
Los dos millones de personas sacadas desde sus hogares por Stalin eran indudablemente Rusos Blancos, que habían sido conquistados sólo con gran dificultad por los bolcheviques en 1919-1921, y que retenían una viva antipatía por el gobierno judeo-comunista.
Los dos millones de personas sacadas desde sus hogares por Stalin eran indudablemente Rusos Blancos, que habían sido conquistados sólo con gran dificultad por los bolcheviques en 1919-1921, y que retenían una viva antipatía por el gobierno judeo-comunista.
[1] Hitler
apenas tuvo éxito en anticiparse al ataque "sorpresa" soviético. Vea
el artículo de Victor Suvórov, antes un miembro del Estado Mayor General
soviético, en Liberty Bell, Enero de 1986, pp. 27-39.
Millones de judíos fueron
transportados desde Alemania, países aliados y Polonia a sus nuevos hogares a
través de los principales centros ferroviarios, Auschwitz, Treblinka, Sobibor y
Maidanek, todos ahora famosos en las historias contadas para apoyar el gran
fraude de los judíos en Europa y Estados Unidos. No puede ser negado que, en
aquellos Campos de Transferencia, los alemanes despiojaron y bañaron cruelmente
a los sagrados judiazos, exterminando de esa manera a millones o miles de
millones de piojos, que habían crecido en los judíos e indudablemente habían
absorbido un poco de su santidad junto con la grasa. Algunos del pueblo santo
fueron también enviados a campos de trabajo con la esperanza de aliviar la
desesperada necesidad de los alemanes de trabajadores en industrias
relacionadas con la guerra.
Los judíos que habían sido
reasentados en Rusia Blanca naturalmente incitaron a las poblaciones polaca,
rusa y tártara para sabotear y llevar a cabo operaciones guerrilleras contra
los alemanes, sobre todo después de que los ejércitos soviéticos fueron capaces
de sostener posiciones contra los alemanes y comenzar una reconquista de los
territorios que ellos habían perdido. Aquella clase de rebelión encubierta
presenta el más difícil de todos los problemas militares, y puede ser
contrarrestada sólo mediante severas represalias, como es la costumbre de todas
las naciones, algo que está expresamente aprobado por las reglas de la guerra
que fueron reconocidas alguna vez en todas partes del mundo civilizado.
Los Einsatz-gruppen de la SS funcionaron con la tradicional
eficacia alemana en un esfuerzo desesperado para proteger y mantener las líneas
de comunicación del ejército. Podemos estar seguros de que ellos fueron tan
impíos que no perdonaron a los miembros de la raza santa que fueron atrapados
mientras estaban involucrados en sabotaje o terrorismo.
Después de la catástrofe de
1945, el reasentamiento de judíos por parte de los alemanes en Rusia Blanca,
que debe explicar una parte considerable de los cuatro millones de gente
piadosa que ahora están en el territorio soviético, fue mantenido como un
secreto por la colaboración entre el régimen judeo-comunista de Rusia
—preocupado de culpar a los alemanes por sus propios feroces crímenes, como el
asesinato de oficiales polacos en el bosque Katyn [2]— y la Raza Internacional,
afanada en promover su obsceno Holofraude para hacer a los arios estúpidos
sentirse culpables y arrearlos fácilmente hacia su eventual perdición. El libro
examinado por el doctor Lang es, hasta donde sé, la primera exposición de ese engaño
secundario.
[2] Un artículo
en el Post Eagle, reimpreso en la misma edición de Christian News,
indica que los asesinatos en Katyn y otros crímenes comparables fueron todos
obra de los judíos, que siempre dominaron y en gran parte proveyeron de personal
a la policía secreta soviética, y estuvieron especialmente autorizados por
Stalin para liquidar a los polacos que se oponían al salvajismo soviético.
El doctor Lang señala que es
bien sabido que esa política de reasentamiento de los judíos fue realizada en
Transnistria, un territorio al Este de Rumania. Uno de los miles de judíos
reasentados de esa forma sin penurias significativas fue un judío honesto, J.
G. Burg (Joseph Ginsburg), que fue un testigo de Ernst Zundel en su juicio de
1988. Él tiene derecho a nuestra sincera gratitud. Su primer libro, Schuld
und Schicksal (Múnich, 1962), fue nuestra primera prueba sólida y bien
documentada de los esfuerzos frenéticos de los sionistas para incitar un
verdadero "holocausto" de judíos en Alemania como un medio de azuzar
a los arios imbéciles para atacar a una nación que era un campeón de nuestra
raza [3].
[3] Cf. mi
artículo Enemigos de Nuestros Enemigos, Enemies of Our Enemies, nota
62.
Debería ser notado en
particular que el reasentamiento de judíos en Rusia Blanca fue realizado tan
humanamente como fue posible. Ellos fueron enviados a una región que estaba
dominada por sus congéneres de la misma tribu, que habían monopolizado durante
mucho tiempo su industria y comercio y con la usura habían engordado a costa de
la población nativa, y, como es evidente a partir de las historias salvajes
contadas por promotores del Holofraude que afirman ser
"sobrevivientes", se hizo un verdadero esfuerzo para mantener a las
familias juntas. Esto está en agudo contraste con lo que la Raza de Dios
habría hecho en circunstancias similares.
En el mito acerca de la
conquista de Palestina por el primer Jesús (disfrazado como "Josué"
en la mayor parte de las traducciones de la Biblia), los nativos (junto
con sus animales domésticos) fueron alegremente exterminados, con la única
excepción de algunas muchachas impúberes, que fueron vendidas a burdeles
extranjeros para la diversión de los marineros fenicios. En el mito sobre el
súper-judiazo José, él (con la ayuda de su dios tribal, por supuesto) consiguió
el control de un imbécil monarca egipcio y usó su autoridad primero para
empobrecer a todos los egipcios, luego esclavizarlos, y finalmente arrastrarlos
desde un extremo de Egipto al otro de modo que los individuos se encontraran
entre extranjeros étnicamente diferentes con quienes ellos no podrían concertar
ningún plan desesperado para recuperar su libertad.
Existe por ahí una obvia
falsificación que pretende ser una carta de Aristóteles dirigida a Alejandro
Magno en la cual el filósofo aconseja al conquistador que transporte a los
habitantes de su Imperio desde sus patrias a regiones distantes, promoviendo de
esa manera la "paz" en un mestizado "Único Mundo" en el
cual los miserables habitantes estarían totalmente a merced de sus amos. No hay
ningún medio de identificar al falsificador, pero el aburrido documento entero
apesta a mentalidad judía.
La transferencia de
poblaciones, o, por lo general, de la clase dirigente de un territorio, era
practicada por las monarquías semíticas de Asia. Como sabemos ahora por sus
inscripciones, Sargón de Asiria [4] en 721 a.C., procurando mantener la paz en
la tierra llamada Israel, transportó a varios miles de miembros de las
principales familias samaritanas (israelitas) a Media y otras partes de sus
dominios, en vez de masacrarlos, como habría estado más de acuerdo con la
política asiria.
[4] Él no debe
ser confundido con el gran Sargón de Agade (Acad), quien, cerca de 2340 a.C.,
comenzó las conquistas que establecieron un gran Imperio, el cual, aunque
gobernado por acadios, tenía una cultura sumeria. Sargón, a propósito, disfrazó
sus oscuros orígenes inventando la historia que fue usada mucho más tarde en el
mito judío acerca de Moisés y las espadañas en el río. Esa historia
probablemente fue la fuente de muchos otros mitos, principalmente el relativo a
Rómulo y Remo.
Entre 597 y 586 a.C.
Nabucodonosor, tratando de calmar el bullente punto conflictivo en sus
dominios, Judea, donde los judíos estaban intrigando constantemente tanto con
los babilónicos como con los egipcios y engañando traidoramente a cada uno a su
vez, deportó a Babilonia y otras regiones a un número bastante grande de
judíos. Él habría hecho mejor si hubiera importado demonios a sus dominios. Los
judíos en Babilonia se pusieron a quejarse acerca de su cruel
exilio "en las aguas de Babilonia", y a hacer presa de los
nativos con la usura y toda otra clase de estafas financieras, haciendo de
Babilonia durante siglos la ciudad judía más grande en el mundo, como
permaneció mucho después de que ellos traicionaran a Ciro el
Grande en 538 a.C., y fueran recompensados con una
antigua Declaración Balfour, que les daba derecho a dominar Palestina.
En el tiempo del Imperio
romano, Babilonia era la sede de los jefes de la raza internacional que estaba
en sus colonias en todas partes del mundo civilizado. Éste es llamado
el "Cautiverio Babilónico" y es deplorado por arios
sentimentales que no perciben cuán gran oportunidad (¿enviada por Dios?)
aquello dio al piadoso pueblo para infiltrarse y explotar al mundo civilizado
mediante el funcionamiento de lo que fue durante mucho tiempo uno de sus
principales centros comerciales, comparable a la ciudad de Nueva York hoy [5].
[5] El término
"Cautiverio Babilónico" fue usado metafóricamente por Petrarca para
describir la remoción de la sede papal desde Roma a Aviñón, que él deploraba
especialmente, porque mientras ello acababa con un foco de enconada corrupción,
también empobreció a los habitantes de la "Ciudad Eterna", por la que
Petrarca sentía un patriotismo cultural y académico. Dicho término también fue
aplicado por Martín Lutero a la Iglesia Católica, la cual, en su valoración,
había capturado al cristianismo genuino.
La técnica de destrucción de
naciones ha sido mejorada mucho desde la Antigüedad. Hoy, nuestros gobernantes
judíos, en vez de deportar a los arios a Asia y África, están llenando las
naciones arias de Europa y Norteamérica con enemigos raciales y masas enormes
de basura antropoide, que los arios cretinos admiten como
"refugiados". Ivor Benson, en un artículo publicado en Liberty
Bell hace un tiempo, señaló el significativo hecho de que los negros de
los territorios de la "commonwealth" británica quienes, enviados
a Inglaterra para comenzar la subyugación y la destrucción de los estúpidos
anglosajones y celtas, fueron reclutados y se les dio transporte gratis en
aviones de pasajeros por algunos financieros no identificados, cuya raza puede
determinar fácilmente por usted mismo.
Las consecuencias del nuevo
método de esclavitud y exterminio por medio de la inmigración están bien
descritas en la brillante novela El Campo de los Santos de Jean
Raspail. Los arios en Estados Unidos, que son, por supuesto, mucho menos
numerosos que la población estadísticamente contada como Blancos, probablemente
se convertirán en una minoría real en veinte o veinticinco años, y en algunas
regiones (p. ej., en las ciudades del Sudoeste y en las principales metrópolis)
las masacres de las bestias estúpidas comenzarán probablemente antes de
aquel tiempo. Bien, una nación de imbéciles de todos modos no es apta para
sobrevivir, y los tontos indudablemente disfrutarán bebiendo cerveza y cayendo
en trances hipnóticos delante de las pantallas de sus televisores hasta que su destino
los alcance.
Después del concluyente
estudio de Fred Leuchter, a quien los judíos arrogantemente, ilegal y vilmente
están persiguiendo ahora por su integridad científica, el nuevo libro de Werner
puede demoler finalmente el apestoso Holocuento. Hasta donde puedo decir de la
revisión, ella demuestra su punto, y debería quedar disponible la documentación
posterior de las fuentes rusas que publicaron los archivos que muestran que
sólo 74.000 personas de todas las razas murieron por todas las causas en
Auschwitz.
Quizá pronto seremos afligidos
con una nueva clase de aulladores "sobrevivientes"; ellos contarán
horribles historias sobre cómo ellos sufrieron cuando los alemanes los
obligaron a vivir en medio de una enorme concentración de su propia gente, lo
que naturalmente no ofrecía las oportunidades de explotación y extorsión que
ellos habían disfrutado en tierras arias. Ellos habrían preferido haber estado
entre los millones de las Mascotas de Dios que fueron exterminados en
Auschwitz antes de que ellos resucitaran y se arrastraran hasta Estados Unidos
para consolidar la ocupación de dicho país por parte de su divina raza.
por Revilo P. Oliver
Septiembre de 1991
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