NUESTRA ÚNICA OPCIÓN DEBE SER HACER EL BIEN
Cuando ya
sabemos que casi todo lo que nos dijeron es mentira, dedicarle tiempo a saber
si el hombre pisó la Luna es como interesarse por la cópula del ornitorrinco.
Curioso,
interesante pero completamente prescindible, dada la cantidad de cosas
realmente trascendentes que hay por descubrir, estudiar e integrar. Es un tema
más para hacernos perder el tiempo.
Mucho más
grave y trascendente para todos nosotros es que sigamos en el 2016 con coches
de gasolina, una tecnología del siglo XIX. Y nadie parece molesto por ello.
No leo
sumerio y no me fío de Zacharias Sitchin, así que no puedo opinar sobre lo que
dicen las tablillas sumerias. Es de una prepotencia que raya en la estupidez pensar
que sólo existen los humanos en el Universo, cuando sólo en la Tierra tenemos
tantas razas y culturas diferentes.
En cuanto
a anunakis tampoco tengo ninguna seguridad pero lo que sí creo es en los
testimonios de tantas víctimas del MKultra, del Bar España, del Caso Dutroux...
testimonios que me demuestran que las elites son satanistas y pedófilas, y
trabajan para el Mal, y se protegen con una red de cómplices de sus rituales.
Trabajar
para el Mal significa que ponen su vida y energía al servicio del Mal o
entidades del Mal, es decir, que por encima de las personas malvadas hay
entidades del Mal que son las que, visto lo visto, dirigen gran parte de este
mundo.
Aman el
Poder total, y no hay mayor sensación de poder que el de matar a un niño
inocente en el mayor sufrimiento. Las entidades del Mal no tienen cuerpo
físico per se, y
pueden entrar en cuerpos ajenos.
Pero,
ojo, no hace falta pertenecer a la élite para trabajar para el Mal.
Cuando la
campaña de vacunación de la Gripe H1N1, la mayoría de enfermeras y médicos NO
SE PUSIERON LA VACUNA, porque sabían de su toxicidad y de que no era necesaria,
sin embargo, pusieron millones de vacunas porque se lo ordenaron. Y muchos
murieron. Esto es un ejemplo de trabajar para el Mal.
Cada año
mueren unas 55 mujeres por violencia domésticas y también muchos hombres. Pero
sólo se habla de ellas. Por ellas, se creó un Ministerio de la Igualdad. Cada
año mueren más de 1000 personas por mala praxis médica, pero todos callan, todo
el cuerpo médico se autoprotege callando la ignominia. Eso es trabajar para el
Mal.
Cuando
una madre le enchufa el antibiótico a su hijo que tiene mocos y fiebre pero
nada en particular y sólo necesita cama y mimos, para poder mandar al niño al
cole y luego se va a trabajar, también esa madre se está poniendo al servicio
del Mal.
Cuando
alguien vende un producto dañado, tóxico o de mala calidad a sabiendas, se está
poniendo al servicio del Mal. Cuando un policía desahucia a un anciano porque
el banco quiere quedarse con la casa, está poniendo su energía al servicio del
Mal. Cuando un político malversa dinero público, roba o protege a un delincuente,
está trabajando para el Mal.
Y muchos
más casos que podéis añadir con vuestra experiencia.
Nuestra
sociedad que funciona sobre la ausencia de valores morales, la codicia, el
ansia de poder y de dinero, el apego a la aprobación, la falta de amor y cuidado
a los demás… es la sociedad del Mal.
Así, cada
día, todos nosotros tenemos la elección entre hacer el Bien o rendirnos al
poder del Mal, ese Mal que es la mayoría de las veces: Miedo, Dinero o Poder.
La mayor
parte de los conspiranoicos se dedican a señalar afuera a los malos, a meter
miedo con colapsos, fines del mundo, anunakis….No se dan cuenta que ellos son
más de lo mismo, porque entretienen a la gente con distracciones que dan miedo
y señalan al enemigo afuera, y no es así.
Muchos
temas de la conspiración, en realidad, sólo son distracciones, exactamente
igual que Disney, o Sálvame. Nos entretienen mirando a los malos malísimos de
afuera.
El
verdadero enemigo no está afuera, sino dentro de nosotros.
De eso
trata el Despertar, no se trata de entrar en otras dimensiones, de hacer
meditaciones dirigidas, cursos de milagros, constelaciones familiares, abrir el
tercer ojo y demás vaina New Age, sino de conocernos, aceptarnos como somos,
integrar a nuestros enemigos internos y actuar para el Bien.
Es
sencillo, pero no es fácil. Y es un ejercicio de cada día.
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