DINERO
Y CONTROL
"Dadme
el control de la moneda de un país y no me importará quién hace
las leyes".
Esta
frase, atribuida a Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía
Rothschild, resume muy bien lo que ha llegado a representar el
dinero, al tiempo que deja claro el poder que mueve al mundo
contemporáneo.
No
importa tanto quién gobierne (política), no importa tanto que
creencias profese el pueblo (religión), ni siquiera importa tanto
quiénes ostentan la responsabilidad de impartir y aplicar las leyes
(justicia), pues al final todas dependen de un solo motor: la
economía, el dinero. Dinero para poder comprar bienes, dinero para
su conservación y mantenimiento, dinero para acometer nuevos
proyectos, dinero para pagar los sueldos, dinero para tener crédito,
dinero para fabricar una imagen y triunfar en cualquier faceta,
dinero para publicidad, dinero para viajar, dinero para vestir,
dinero para comer... dinero... dinero...
Desgraciadamente,
en este mundo físico, todos estamos en las manos del dinero,
dependemos de tener o no tener “posibles”, y, por tanto, de
aquellos que tienen el control del dinero, de su fabricación y de su
reparto, un simple papel que se imprime, se timbra, se sella y se le
asigna un valor o cuantía... Si alguna jugada ha conseguido sojuzgar
a la especie humana, además de las religiones como sustitución del
Amor, además de la democracia como adalid de la libertad, ésa ha
sido la del control del dinero como la cesión de nuestro poder,
quedando la humanidad supeditada y dependiente de los que fabrican,
reparten y acumulan la riqueza que está representada por una moneda
legal, por un papel timbrado, por una tarjeta de crédito, por el
dinero.