QUIEN CONTROLA EL DINERO CONTROLA NUESTRA VIDA
“El
dinero es fuente de mucha ansiedad, mucha confusión, algo que
provoca mucho sufrimiento” Lynne
Twist, autora de “El
alma del dinero“
Esto
es lo único “sostenible” en este perverso sistema monetario…
aunque no está claro por cuanto tiempo…
Dinero:
¿Cuánto es suficiente?
El dinero o no tener suficiente dinero
no es un problema de los que menos tienen; aquellos que tienen mucho
también viven pendientes de cómo obtener más. ¿Es el dinero
fuente de felicidad? ¿Hay acaso una cantidad que pueda decirse que
es suficiente?
Vivimos inmersos en un sistema
monetario global, todos sujetos a las mismas reglas. Este sistema nos
sugiere sutilmente que el dinero es más importante que la humanidad,
que la naturaleza, que Dios o que el espíritu… el dinero hoy en
día, para todos nosotros, es el fin, no un simple medio. En esta
idea básica se basa la vida de casi todos los seres humanos sobre la
tierra.
Pero pocos nos preguntamos qué es el
dinero, de dónde viene, cómo se crea y cómo se controla. Si las
personas lograran responder todas estas preguntas se darían cuenta
de cómo es que a través de un sistema artificial y perverso nos han
hecho esclavos del dinero, han alterado nuestra percepción de la
realidad y nuestro propósito como seres humanos haciéndonos creer
que debemos correr tras él toda nuestra vida, acumulando y
acumulando para estar seguros…
Se dice a menudo
que el mundo gira alrededor del dinero y que el dinero nos facilita
la vida, pero la realidad es que el dinero tal y como es concebido
nos dificulta la existencia. El dinero es aquello que utilizamos para
el comercio, para intercambiar bienes y servicio indispensables, de
modo tal que el dinero controla nuestras vidas, así
que quien controla el dinero nos controla a nosotros…
¿Quién
inventó el dinero?
Estamos acostumbrados a pensar que el
dinero lo crea el Estado, pero es un hecho real e indiscutible que
inicialmente el dinero y las transacciones monetarias fueron producto
de un orden natural espontáneo. El trueque fue quizá su forma más
primitiva.
Vamos a suponer que vivíamos en
aquellas remotas épocas y necesitábamos pieles para subsistir en
invierno. Para negociar contábamos con algún comestible… digamos
por ejemplo harina. Así que no teníamos más que encontrar a
alguien con quien hacer el intercambio. El problema surgió a partir
de que no siempre era fácil encontrar a quien tuviera lo que
nosotros necesitábamos y que al mismo tiempo estuviera necesitando
lo que teníamos para ofrecerle. Así que las sociedades primitivas
comenzaron a buscar bienes intercambiables intermedios (como metales,
sal u otros materiales) de modo tal que nosotros podríamos cambiar
nuestra harina por este bien y luego poder entregarlo por las pieles
que tanto necesitábamos.
Este proceso fue
el comienzo de un experimento. Al principio se buscaron bienes que
fueran de interés común para facilitar el intercambio. Y cuanto más
valor común tenía un bien, más atractivo para funcionar como
intermediario en los intercambios comerciales se hacía. En
el momento en que un producto se transformó convencionalmente en una
referencia universal para el intercambio, nació el dinero.
Por lo tanto, el dinero no es algo que
viene definido por un rey o por un Estado, el dinero es definido por
una convención social que la gente acepta. Es necesario que
entendamos que el dinero no es algo que nos fue dado, el dinero, como
concepto y no como un material específico, surgió como una
consecuencia lógica y natural de la convivencia entre los seres
humanos.
Hoy día se suele creer que el dinero
es un medio pasivo para propiciar intercambios y que no afecta a las
personas que participan en el intercambio sino que simplemente
facilita los mismos. Esto puede haber sido cierto en tiempos remotos
entre las sociedades primitivas, pero en la actualidad los hechos han
demostrado que esta concepción es errónea.
Cada tipo de dinero tiene
características muy distintas que dependen fundamentalmente de su
abundancia o escasez. Si es abundante el comercio prolifera, pero si
es escaso entonces crea un serio problema porque dificulta que las
personas sean capaces de hacer intercambios y obtengan lo que
necesitan. Lo que una sociedad utiliza como medio de intercambio o
dinero determina sin duda el estado de esa sociedad.
Hay sistemas
monetarios que promueven un comportamiento social responsable,
mientras otros nos llevan a un comportamiento antisocial y
destructivo. Esto resulta ser cierto no sólo en nuestra sociedad
moderna sino en cualquier sociedad histórica. El
sistema monetario que abraza una sociedad es una proyección de su
inconsciente colectivo.
¿De
dónde viene el dinero en nuestra sociedad moderna?
Como bien
mencionábamos, muchas personas creen que el dinero lo crea el
gobierno o el Estado. Pero al dinero no lo crea el gobierno… ni
siquiera lo crean los Bancos Centrales, aunque sí participan del
proceso. El dinero en realidad lo crea el Sistema Bancario… Sí,
lo crean los bancos privados o comerciales…
Los bancos tienen el monopolio
absoluto de la creación del dinero; el sector público, el Estado,
no está directamente implicado en ello. La Reserva Federal de EE.UU.
es una institución privada con intereses privados. Como toda empresa
dedicada a los negocios su objetivo es la rentabilidad… dicho más
fácil, GANAR DINERO, y MUCHO.
En el año 1913, tras años de
reuniones entre banqueros y políticos, EE.UU. creó la Reserva
Federal, entidad que sería la única autorizada para emitir dinero.
Pero ¿cómo es posible que la creación de algo tan importante para
propiciar la prosperidad y el bienestar social haya quedado en manos
de un pequeño grupo de sujetos cuyos intereses fundamentales son
ganar mucho dinero a un mínimo coste?…
¿Qué
es un Banco?
Empecemos a deshilvanar esta madeja
respondiendo esta simple pregunta: ¿Qué es un banco? En principio
uno podría pensar que un banco es una institución donde uno
almacena su oro. Uno va al banco, éste guarda el oro en sus arcas, y
entrega un trozo de papel que certifica que tienes esa cantidad de
oro en el banco; es decir uno hace un depósito de un bien material y
acepta un recibo como documento probatorio de que esta institución
tomó ese depósito y garantiza su devolución.
De hecho, esto ocurrió en los inicios
de la banca. Quienes tenían dinero en forma de monedas de oro o
plata necesitaban mantener seguros sus ahorros así que recurrieron a
quienes podían ofrecerle esta seguridad (la mayoría de los
cronistas coinciden en que estos primeros “bancos” fueron los
orfebres). Éstos tomaron los depósitos y expidieron recibos a
cambio de los mismos. En algún momento los depositantes descubrieron
que podían comerciar con esos certificados de papel; es decir,
podían intercambiarlos por otros bienes mientras el banco
garantizara entregar esa cantidad de oro a quien presentara el
certificado. En tanto la gente fue confiando más y más en esta
garantía de los bancos, el comercio en papel se fue haciendo cada
vez más común y estos certificados empezaron a pasar de mano en
mano a través del comercio sin necesidad de ir a intercambiarlos por
oro al banco porque todos aceptaban el valor de estos trozos de
papel.
Pero un día estos banqueros
primitivos descubrieron que era cada vez menos común y, por ende,
menos probable que las personas fueran al banco a retirar el oro que
respaldaba los certificados. Fue en aquel momento que estos
brillantes “señores” tuvieron una idea arriesgada pero muy
lucrativa: puesto que empezaron a pensar que era improbable que todos
fueran al mismo tiempo a sus bancos a intercambiar sus recibos por el
oro que les pertenecía, era innecesario almacenar todo el oro
indispensable para honrar la totalidad de los depósitos de sus
ahorristas.
Así es que los
bancos comenzaron a sentir que podrían simplemente empezar a emitir
estos recibos sin respaldo alguno confiados en que nadie o muy pocos
retirarían su dinero, y usarlos para efectuar prestamos a quien lo
solicitara. Lo
que hizo que estos préstamos fueran posibles fue fundamentalmente
que la gente tenía la confianza de que si iba al banco a
intercambiar los recibos por oro el banco estaría en condiciones de
devolverle lo que le correspondía.
Pero a partir del momento en que estos
pícaros banqueros empezaron a crear recibos (o sea dinero) de la
nada, aquella certeza de los depositantes dejó de tener sustento o
correlación con la realidad, sólo era confianza en la palabra de
unos sujetos ciertamente de dudable honradez; de hecho, si todos
hubieran decidido retirar su oro de los bancos al mismo tiempo, éstos
no hubiera podido entregarlo pues no tenían oro suficiente para
todos. Es decir, si esto hubiera ocurrido, como los bancos tenían
sólo una fracción del oro que respaldaba los recibos, hubieran
estado en serios problemas y se habrían visto obligados a cerrar sus
puertas y declararse en bancarrota.
A esta condición
en la cual los bancos sólo deben tener en sus reservas una pequeña
fracción de los ahorros depositados se la conoce hoy día
como Reserva
Fraccionaria
o Banca
de Reserva Fraccional.
Esta es una característica distintiva de nuestra banca moderna.
Algún organismo regulador que puede ser un Banco Central establece
lo que se llama Coeficiente
de Caja que
indica el porcentaje del dinero de un banco que debe mantener en
reservas líquidas y
que no pueda ser usado para invertir o hacer préstamos.
Para hacerlo
sencillo: si usted deposita 100 dólares en un banco y éste tiene un
coeficiente de caja del 10%, eso quiere decir que el banco puede
hacer préstamos de hasta 1000 dólares con los 100 que usted
depositó. Para una explicación más detallada de cómo es que esto
es posible, puede ver el siguiente video o leer este
artículo:
La razón de por qué los bancos
hicieron esto es simplemente porque ganaban dinero con los intereses
que aplicaban a los préstamos. Así fue como los bancos descubrieron
una manera sencilla pero riesgosa de ganar dinero.
Claro que si la
gente en un momento dado hubiera tomado consciencia de que los bancos
tenían mucho menos oro del que se necesita para pagar todos los
recibos en circulación, hubieran ido a los bancos a retirar su
dinero en masa y éstos no hubieran tenido más remedio que
declararse en bancarrota. De hecho, esto ha ocurrido varias veces a
lo largo de la historia; tras correr rumores de que la solvencia de
un banco era seriamente cuestionable, se generaron corridas
bancarias en
donde una masa desesperada de ahorristas se dirigió al banco a
retirar todos sus ahorros.
A partir de que
esta posibilidad se hizo año a año cada vez más probable, el
sistema reaccionó como lobo acorralado y puso en marcha estrategias
que le permitieran sobrevivir. A lo largo del siglo 20, el gobierno
norteamericano implementó normativas que protegerían a los bancos
de la quiebra, y en
1971 Nixon definitivamente acabó con la obligación de los bancos de
tener que respaldar sus préstamos con metales preciosos.
Hoy nos han llevado más lejos aún
porque ni siquiera tenemos el papel moneda en nuestras manos, vamos
al supermercado con un trozo de plástico y compramos bienes
haciéndolo pasar por una máquina que registra el movimiento
monetario en nuestra cuenta. Es así que en la actualidad apenas el
3% del dinero en circulación se encuentra impreso en papel, la
mayoría de lo que llamamos dinero es un número en una cuenta
bancaria en un ordenador.
¿Cómo
se crea el dinero en la actualidad?
¡Preste
atención! En
la actualidad cada moneda (sea esta en billetes o dinero electrónico)
que existe en circulación es la deuda de alguien. Sí,
leyó bien, por cada dólar creado en el sistema monetario existe una
deuda que lo sustenta. Esto es válido para el dólar como para
cualquier moneda del mundo. El dinero se crea en el momento en que
alguien recibe un préstamo y queda en deuda. Cada unidad de dinero
prestado no proviene de los ahorros de un depositante como la gente
suele creer, sino que es creado en el momento en que el préstamo se
hace efectivo; es creado espontáneamente en ese momento.
John Kenneth
Galbraith autor del recomendable libro Money:
Whence It Came, Where It Went (El
dinero: de dónde viene, y a dónde va) dijo: “El proceso por el
que se crea el dinero es tan simple que la mente lo repele”.
Estamos acostumbrados a ver videos que
nos muestran a las casas de la moneda imprimiendo grandes cantidades
de billetes y tendemos a creer entonces que el gobierno está
implicado en la creación del dinero, pero la realidad dista mucho de
esto. Son los bancos privados quienes tienen el monopolio absoluto
del proceso de creación del dinero y el sector público no está
implicado directamente en ello o en todo caso su participación es
marginal.
Los bancos privados crean dinero de la
nada para prestárselo a la economía. El único modo en que el
dinero aparece y empieza a circular es a través de los préstamos,
eso implica que cualquier unidad monetaria que exista en el mundo es
una deuda de alguien en un banco.
Considere que
cuando usted pide un préstamo al banco de supongamos 1000 dólares,
el banco sencillamente crea esa cantidad como un número en un
ordenador en su cuenta bancaria. Por favor, entiéndalo bien: el
dinero prestado NO
SALE DE NINGÚN LADO, LO CREA EL BANCO. Y por cada unidad monetaria
creada se crea una deuda de igual valor.
De hecho, hay
dinero en circulación porque hay una deuda en algún lugar que lo
generó. Si todas las deudas fueran pagadas la cantidad de dinero
circulando sería cero, no habría dinero. Por ende, si todas las
deudas fueran pagadas, la economía como la conocemos colapsaría
porque no habría dinero con el cual intercambiar bienes… En
realidad debo decirle al lector que le estoy mintiendo, para serle
franco esto es algo que no puede ocurrir porque
hay un factor del que no se ha hablado hasta ahora: EL INTERÉS.
Gracias al
interés existe más deuda en el mundo que dinero en circulación, y
esto ocurre sencillamente porque cuando se hace un préstamo el banco
crea el dinero prestado conocido como principal en
la cuenta bancaria del prestatario, pero
no crea los intereses en ningún lado. La deuda contraída es la
cantidad prestada más los intereses; pero el dinero que se echa a
circular es sólo la cantidad prestada… en
definitiva, nunca existirá suficiente dinero en circulación para
saldar todas las deudas.
Esto provoca que una vez que uno
adquiere una deuda con intereses debe salir al mundo a competir por
el dinero para pagarla. Y literalmente es una competición porque el
dinero es un bien escaso pues el sistema no creó suficiente como
para saldar todas las deudas. Así que un sujeto endeudado con un
banco debe conseguir dinero no sólo para pagar el capital prestado,
sino también para pagar los intereses. Este es el punto más
profundamente perverso del sistema, el dinero que un sujeto gana y
utiliza para saldar sus deudas es dinero que a otro sujeto le faltará
para saldar la suya. Anote esto y péguelo en el refrigerador:
NO TODO EL MUNDO PODRÁ SALDAR TODAS SUS DEUDAS
Y este es un mal sistémico, inherente
a la naturaleza depredadora y competitiva del sistema diseñado. Se
parece al juego de las sillas y la música, de antemano se sabe que
no habrá sillas suficientes para que todos los participantes se
sienten al terminar la canción.
El hecho de que
siempre habrá una porción de la sociedad que no podrá pagar sus
deudas y por ende perderá sus bienes y quedará en bancarrota, nos
enseña una propiedad fundamental de este sistema
monetario/económico: dentro
de él
la pobreza es endémica, nunca podrá erradicarse.
Así que no importa cuantas
fundaciones u ONGs sin fines de lucro se dediquen a recolectar dinero
para acabar con la pobreza, no importa cuanta limosna usted entregue
en su iglesia,… dentro de este sistema, el dinero que se junta para
ayudar a algunos será dinero que le faltará a otros para saldar sus
deudas.
Los seres humanos no somos conscientes
de esta condición de iniquidad perpetua, pero de algún modo la
percibimos a niveles subconscientes. Quizá sea porque la cruda
realidad cotidiana que nuestra mente consciente se niega a mirar de
frente y reconocer sea un hecho irrefutable para nuestra mente
inconsciente, o quizá sea porque sencillamente la intuimos.
El hecho es que esta suerte de
certidumbre inconsciente nos conduce indefectiblemente a vivir
dominados por el miedo. Si lo piensa unos minutos se dará cuenta que
el miedo es otro de los rasgos distintivos de este sistema; surge
directamente como consecuencia de esta condición de insuficiencia y
escasez del dinero. El miedo a no tener suficiente en el futuro para
saldar nuestras deudas y, por ende, para al menos subsistir en este
mundo, nos conduce inevitablemente a una búsqueda frenética por
acumular dinero con el fin de sentirnos seguros… pero cada valor
acumulado por unos es un valor que le faltará a otros para lograr
aunque sea esa mínima y limitada subsistencia.
¿Qué nos mantiene esclavos de esta
colosal fábrica de pobreza y miseria? ¿Qué nos obliga a permanecer
atados a una forma de vida destructiva, que nos fragmenta y divide
como humanidad?
Después de esta
breve alocución la respuesta a estas preguntas parece emerger con
claridad: el
sistema ha perdurado en el tiempo porque nuestra ignorancia lo
sostiene. Imaginemos por un segundo que pasaría si la gente fuera
consciente de todo este conocimiento.
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