¿ADÓNDE VA REALMENTE EL MUNDO?
Fuera de invasiones y choques con planetas…
Las
profecías inclumplidas, un planeta Nibiru que todos los años se
acerca, pero nunca llega, tercera guerra mundial, la ayuda del
comando galáctico, los seres de los mundos superiores, el rapto, la
ascención, los annunaki… y tantas alternativas más que romperán
nuestra inevitable extinción… pero que nunca ocurren… ¿Vamos a
pensar como adultos?… Algo está sucediendo…
Con
grandes posibilidades de que los grandes acaparadores de las riquezas
del mundo continúen en su sendero interminable de poseerlo todo,
pueden estar sucediendo cambios en la cultura humana que generen
grandes sorpresas o, por lo menos, corrientes difíciles de evadir,
como puede ser un rotundo cambio de valores.
Una
parte de la humanidad, la pensante, se va dando cuenta de ciertas
características de nuestra cultura:
1
– No existe ninguna democracia, sino un show periódico de
elecciones entre candidatos puestos por el stablishment, en el cual
se gastan millones de dólares en desmedro de las áreas donde hay
real necesidad de ellos.
2
– Ningún candidato tiene vocación por defender al pueblo o a las
virtudes que tan ostentosamente se nos inculcan, como son: la
justicia, la igualdad, la honestidad, el patriotismo.
3
– Nuestra carrera individual: crecer, estudiar, graduarse, casarse,
pagar créditos y cuentas, tener hijos, envejecer y morir no conduce
a nadie a la felicidad y ya estamos todos convencidos de que se trata
de una rueda interminable y falsa.
4
– Los parámetros que apuntan a destruir la unidad familiar, dudar
de la propia sexualidad, desmedro de la masculinidad, aceptación de
la pedofilia, etc. impuestos desde el show mediático.
5
– Toda una cultura mediática de violencia, sexo y falsos valores.
6
– La adoración del dinero.
7
– La predominancia de religiones fundamentalistas, basadas en
falsos libros llamados “sagrados”, con parámetros de dudosa
sanidad mental y peligrosas consecuencias.
… y
otras que nos van sumergiendo en la confusión y el sufrimiento, nos
hacen recapacitar sobre nuestros valores y objetivos y poner en duda
nuestro estilo de vida.
Nos
vamos dando cuenta que no queremos vivir nuestra
paternidad/maternidad como una cadena de sometimiento, que son
absurdos los años que invertimos en estudio, o para ser más exactos
en “colonización”, que las horas de trabajo son excesivas y los
sueldos bajos, de manera que se vive en un estado de tensión por las
cuentas que generalmente genera el mismo gobierno.
Vamos
orientando la mirada hacia una mejor calidad de vida, la que, alguna
vez, nos prometió la civilización y que fue robada indecentemente
por unas pocas familias dominantes.
Personalmente
no me importa si son annunakis, reptiles, judíos o árabes… me
importa que unos pocos tengan en exceso lo que otros producimos
en nuestras horas de vida.
Poco
a poco, aquellos que somos más productivos, creativos y pensantes,
nos hemos dado cuenta que no vale la pena vivir así. Mucho trabajo y
poca calidad de vida.
Hemos
comenzado por no tener hijos, o no más de uno, para que el esfuerzo
de criarlos y pagar sus largos estudios no devore nuestra existencia.
O por lo menos para poder brindarle una buena calidad de vida a ese
hijo.
Si
logramos generar una conciencia colectiva de esto, los profesionales
optaremos por puestos de trabajo bien remunerados que no reclamen más
de 4 horas de trabajo diario y 5 días en la semana. Y seremos lo
bastante humanitarios y justos como para que los trabajadores de
líneas de montaje, labor, etc. sean tratados de igual forma.
Pero
para esto habrá que darse cuenta que toda esta cultura de falta de
trabajo y crisis es parte de la mentira montada para reducir nuestros
sueldos y mantenernos en nuestros escritorios 10 hora diarias.
Es
preferible que te retires a una cabaña humilde a plantar tus tomates
que seguir en este régimen destructivo de producción elaborado y
dirigido por psicópatas.
Si
eres consciente abandonarás esta postura de cobardía y miedo ante
la inseguridad, para adoptar una de control de tu vida y tu tiempo,
donde el miedo lo comenzarán a sentir “ellos”.
Generaremos
una cultura de la inutilidad, donde los grandes cerebros promotores
de riqueza nos dediquemos a hacer nada, a ser inútiles, tanto que ni
siquiera puedan darse cuenta de nuestro juego.
Nos
ocultaremos por 1.000 años en tareas simples de campo que nos den de
comer y nos permitan calidad de vida, seremos pescadores y gozaremos
del mar y la playa, cazadores y gozaremos de la montaña… libres,
siempre libres.
Y
cuando regresemos, lo haremos como humanidad superior, para retornar
la vida a su cauce natural.
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