MISIÓN SIN CONSCIENCIA
En
algún momento, todo se trató de tener éxito. Y éste es el reconocimiento
indiscriminado de los demás. Ya no importaba ser realmente sabio, tener algo
que decir, una misión que cumplir; esto pasaba a segundo plano si habíamos
encontrado la forma de que “los demás” nos aceptaran como líderes.
Ya sea que se
encaramó en el liderato de una logia, tuvo éxito con su blog, es un reconocido
escritor, actor o músico; él llegó a alguna aparente cima, empujado por quienes
lo admiran.
Es fácil, en ese
lugar, sentirse distinto y a veces, superior. Entonces, lo más común es
aferrarse a lo que uno-cree-que-es aunque haya
llegado allí debido a lo-que-los-demás-creen-que-es.
En el liderato,
hasta el espejo nos miente y nuestros amigos pasan a ser aquellos que piensan
igual o sostienen nuestra posición a costa de lo que sea. Imaginamos que
tenemos algo que transmitir, aunque no estamos seguros de lo que sea. Entonces
es fácil echar mano a lo que ya hay de sobra y nos convertimos en guerreros de
la luz, ángeles, lideres de la nueva era, enviados galácticos, amasterdamos,
iniciados…
Entonces lo
primero será defenestrar a cualquier cosa que pueda mostrarnos lo que no vemos,
comenzando por maestros, libros y hasta el sentido común.
El diálogo será
monotemático y reducido a la autodefensa, exhibiendo siempre la evidencia de
que “los demas siempre quieren convencernos”. Hará una defensa airada de sus
propias ideas, creyendo que son reales con sólo repetirlas.
Los libros no son
necesarios, dicen cosas ya sabidas y no tengo tiempo para ellos. Y así, nos
habremos establecido en las normas de la ignorancia, de las que solamente se
sale con mucho dolor.
El adulto que aconseja pasa a ser
alguien que no respeta las diferencias generacionales o que no comprende los
cambios del universo. Se lo hace a un lado porque ahora es tiempo de los
jóvenes y es hora de retirarse si peinas canas.
Pues… te diré algo:
He pasado por la
ilusión del liderazgo, los dulces esquemas de las faldas levantadas que se
ofrecen en gratitud y admiración, las mentes abiertas y prontas a ser violadas,
la adulación y hasta la veneración.
Luego de pasado el viento del halago,
soporté el del insulto y el desprecio… generalmente de los mismos que antes me
adulaban, pues así es el ritmo del cambio. Una de cal, una de arena…
De nada vale estar en la cima, porque
hasta la cima es una ilusión y el rostro de león del espejo es nuestro ego
disfrazado.
Siempre hay algo que aprender.
Muchas veces leo
ideas sobre la creación, la consciencia, las consciencias despiertas, los
viryas, lobos y corderos, algoritmos matriciales, horizontes akáshicos, el
plano astral, arcontes o sobre si Jesús existió o no. La mayoría hablan como
testigos directos, establecen con autoridad la porción de conocimiento que
tomaron de alguna fuente en forma parcial y sin confirmar empíricamente su
realidad.
He leído que Budha
es un traidor, que Enki es Lucifer y la Reina de Inglaterra un “reptiloide”;
dicho así parece hasta natural y aceptable.
Pero algunos hemos
sacado un seguro de vida para las ideas. Se llama capacidad de comparación y
esta la obtuvimos pelándonos las pestañas en la lectura de las
obras de Platón, Aristóteles, Hesíodo, Homero, los sutras, la Biblia, los
manuscritos de Nag Hamadhi, Pistis Sophia, el Mahabaratha, Jung, Wilheim Reich,
Gurdieff, Lao Tzu, Chuang Tzu y Blavatsky entre muchos otros cientos de
escritos y clásicos que sería largo enumerar; mismos que leímos varias veces y
memorizamos muchas otras.
Esos que tu
desprecias y que han constituido la base de la sabiduría del mundo y que te
ahorrarían mucha palabra y pensamiento vanos, además de reducir el índice de tu
propia arrogancia.
Hoy en día la
ignorancia es tal, que creemos que la humanidad es mas sabia que hace 5.000
años, que los maestros no existen y que todas las escrituras carecen de
importancia.
Es el reinado de
los escritores sin lectura, de los musicos sin musica, de los pintores sin
técnica de pincel… todos ellos “expresándose libremente”, despreciando el
estudio de las técnicas de los mayores.
No hay sabiduría
sin conocimiento… la sabiduría es convertir el conocimiento en una experiencia
empírica.
No hay misión sin
consciencia… La consciencia se obtiene de la actualización energética, dejando
de ser controlado por los centros emocional y mental, re-estructurando toda la
influencia del cuerpo pránico. Y esto no lo
aprenderás de ningún resumen.
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