1.6.17

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

MI ALMA TIENE PRISA                                                                            

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, nunca crecieron.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. Y no quiero estar en reuniones donde desfilan los egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas. Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas hoy día no discuten contenidos, apenas comentan de títulos. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. 

Quiero la esencia porque mi alma tiene prisa…Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus errores y que no se oscurezca, con sus triunfos. Que no se considere elegida, antes de ser electo. Que no huya de sus responsabilidades y que defienda la dignidad humana. Que desee tan sólo andar del lado de la verdad y del lado de la honradez.


Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas… Gente, a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí… si queridos amigos hoy tengo prisa… tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez me pudo dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora me he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y mi conciencia.

Tenemos en realidad dos vidas, y la segunda comienza cuando te das cuenta, que sólo tienes una.

Mário de Andrade



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