NO
VENGAS A MÍ CON LA BUENA NUEVA
Llegas
blandiendo tu Biblia como si fuera un mazo, un mazo para aplastar
ideas, para convencer ciegamente, para vencer con dolor, para
aplastar testículos.
Llegas,
exclamando los nombres
de dios:
Adonai,
Ehyé-Asher-Ehyé, El, El Betel, El Olam, El Roi, El Shalom, Zar
Shalom, El Shofet Haaretz, El Shaddai, Eloah, Elohim, El – Elyon,
Hashem, Jehova, Alfa y Omega, Alfarero, Altísimo (aunque no es
él el Altísimo), Anciano de dias, Celoso, Creador, Dios bendito,
Dios de dioses, Magnifico Hacedor, Yahvé Sebaot, Señor de los
ejércitos, Yo soy el que soy, etc.
Llegas,
diciendo que tu
Biblia es
el unico libro sagrado y que dice la verdad… ¿Cuál de ellas?
En
el año 325 se celebro el primer Concilio Ecuménico de Nicea donde
se aceptaron los evangelios de Marcos, Mateo, Juan y Lucas, que se
encuentran en el Nuevo Testamento, siendo rechazados los demás
(conocidos como apócrifos)
En
el 370 Jerónimo cambió la escritura en 3.500 partes y le escribe al
Papa: ” ¿No habrá por lo menos uno, que a mí, en cuanto
tome este volumen (Biblia) en la mano…, no me califique a gritos de
falsificador y sacrílego religioso, porque tuve la osadía de
agregar, modificar o corregir algunas cosas en los viejos libros? “,
habida cuenta de que todos los volúmenes que se le entregaron para
hacer la traducción oficial al latín ERAN DIFERENTES.
En
1592 su versión fue reemplazada, bajo el Papa Clemente VIII, por la
publicación sin faltas llamada “Editio Clementina”, pero ésta
también contenía muchos errores.
Pero,
durante el Primer Concilio Vaticano de 1869/70, en su decisión
doctoral, dice: “Esta manifestación sobrenatural (la Biblia) está
contenida, de acuerdo con el credo de toda la Iglesia explicado por
el santo concilio de Trento, en libros escritos y en transmisiones no
escritas, que fueron recibidos por los apóstoles mismos directamente
de la boca de Cristo o que habiendo sido dictados por el Espíritu
Santo fueron transmitidos, por decirlo así, de mano en mano por los
apóstoles, hasta llegar a nosotros”.