SISTEMA INVERTIDO CONTRA LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN
La Biblia es una
crónica de un tiempo pasado no admitido, en ella se relatan unos
hechos acaecidos en un tiempo pretérito en el cual nos es señalado
de forma meramente especulativa, y del cual debemos imaginarnos
simplemente, ya que ningún estamento oficial, ni siquiera la
religión que propaga estos escritos se pronuncia o pone algo más
de luz sobre las inmensas lagunas que ofrecen estos textos
supuestamente sagrados. Esta falta de claridad ha dado pie a decenas
de interpretaciones de los mismos, dando pie a que convivan
distintas interpretaciones de un mismo texto y esto dé pie a luchas
intestinas por ver quién tiene la razón, luchas a muerte que
abrieron conflictos que miles de años después aún siguen sin
resolverse, lo que da como resultado, un planeta que cree en un
mismo credo matándose por interpretar de distintas formas un mismo
credo.
Si discriminamos la imaginería
religiosa, y eliminamos ese halo sacro, el libro al final es un
relato de como unos y otros se han repartido el planeta y de cómo
ese dios o dioses, dejaron al cargo del mismo a una progenie, como
herederos universales y gestores provisionales hasta el día que
esos mismos dioses finalmente regresen y retomen la actividad. Hoy
día ni siquiera esos herederos que gestionan el planeta y
supuestamente heredaron la Tierra, creen en sus propios dogmas, pero
este es otro cantar.
No debería extrañarnos que la
iglesia distinga a la biblia como un viejo testamento. Todos sabemos
que un testamento es un texto legal en el que un proclamado,
“legítimo dueño” de unos bienes, lega por escrito a su
descendencia un patrimonio el cual estos desde ese instante, se
hacen dueños legítimos al amparo de la ley.
En este caso, el testamento es la
Biblia y de los herederos poco se sabe, a pesar de que intuimos
mucho y sospechamos más sobre ellos, ya que sufrimos en nuestras
carnes la pésima gestión de esa herencia, y digo gestión, porque
esa era la condición expresada, ya que esos legítimos dueños
legaron sus propiedades hasta su regreso, eso está explícitamente
reflejado, no legando la propiedad, sino dejando a los herederos
como simples gestores en usufructo.
Es por ello que las guerras y luchas
fratricidas entre esos gestores, se fueron sucediendo desde
entonces, hasta que hace unos 1600 años se firmó un concilio entre
ellos, y se acordó un nuevo testamento. Pero para que ese acuerdo
tuviera validez legal debía venir bajo el amparo de un nuevo dios,
este debía ser descendiente directo del legítimo dueño, o sea en
este caso, hijo legítimo de un dios, y como todo hijo de un dios
debería nacer de una mujer virgen, o lo que es lo mismo, lo que hoy
conocemos como niño probeta. Esto les dio el peso específico para
dar validez legal al nuevo testamento y recoger al amparo a los
nuevos y legítimos dueños de la Tierra. Obviando todo lo
especificado en el anterior, aunque no quedo totalmente apartado
sino que quedo como un documento dogmático para la plebe.
Ellos se creen en realidad legítimos
gestores, pero debemos tener en cuenta la trampa que esconde todo
esto, ya que un bien natural nunca puede ser declarado una propiedad
privada, por lo tanto, estos textos testamentarios no viven al
amparo de ninguna ley natural. Si revisamos la herencia, esta no
solo proclama a una entidad como dueña de un planeta, como en este
caso la Tierra, sino que también todo aquello que fue “creado”
por sus autoproclamados legítimos dueños. Esto incluye no solo a
la tierra y las aguas, también la flora y la fauna, y por supuesto
el hombre.
El hombre en el
testamento queda descrito como una creación, esta argucia legal ha
servido para que el hombre no tenga acceso al derecho natural y sea
tratado como una bestia, una bestia con nombre en código (666) el
cual es propiedad exclusiva de su creador. No sabemos si en el
antiguo testamento la palabra creación fue incluida a posteriori,
pero no es de extrañar que esto fuese así, que ese testamento ha
ido pasando de manos y se han reescrito la mayoría de sus
renglones, es mas no existe una copia original de ellos, sino copias
de copias de copias, lo que les resta credibilidad y legitimidad.
Etiquetarnos como
creación propicia que seamos solo una propiedad intelectual, por lo
tanto carentes de derecho divino. Las instituciones religiosas no se
pronuncian sobre la existencia del alma y todo queda en un limbo
ambiguo y difuso, ya que otorgar alma al hombre, le exime de la ley
de ese dios y le otorga plena soberanía (y por supuesto le exime de
todas las leyes posteriores creadas por otros hombres) sobre su
propio destino. No es otra cosa que dar el mismo status que a ese
dios y sus herederos, sujeto a las leyes naturales, las cuales
escapan a un presunto creador.
Aclarar que al
llamar creador al dios bíblico, es en mi humilde parecer, un error,
ya que un verdadero creador lo hace desde la nada, desde cero. En
este caso simplemente, se tomó y se manipuló algo ya creado. Hoy
día se puede afirmar sin temor a errar que nuestro ADN fue sujeto a
varios corta/pega, la ciencia oficial no se atreve a afirmarlo, pero
todas las evidencias apuntan a esto. Si hacemos una lectura en base
a la ley, tomar una propiedad o creación intelectual de otro,
modificarlo o alterar su código fuente, supone a ojos de la ley un
acto de piratería.
Por lo tanto podemos vislumbrar que
la exegesis de todo no es más que una invasión, o sea que si
eliminamos el halo divino y sacrosanto inyectado a ese antiguo
testamento, los hechos que ahí se relatan no son más que el
abordaje de un planeta y la trata y comercio de esclavos como botín
de conquista, así como el traspaso de la gestión administrativa y
usufructo de la empresa, por parte de los herederos, hasta que los
legítimos dueños de la empresa retomen la actividad.
Todas las leyes
creadas por sus herederos en base a la gestión de los recursos de
la conquista de este planeta, como el nuevo testamento, el derecho
romano o la ley marítima, no son más que excusas resbaladizas y
esquivas que tratan de eludir por todos los medios que el hombre
retome su lugar por derecho natural y tome la posición que le
corresponde. Esto supondría que todas esas leyes incluidas esos
testamentos carecerían de base legal y la conquista no sería tal,
sino una invasión, por lo tanto ese pueblo conquistado y dominado,
debería ser compensado en base al derecho natural y serles devuelto
la soberanía individual a cada Ser vivo del planeta.
Una gestión mediocre
Los actuales gestores de este
planeta, lejos de intuir lo inevitable, continúan alargando su
propia agonía. En el universo todo está sujeto a ciclos y nada
permanece inalterable durante mucho tiempo, a pesar de tratar de
desviar una y otra vez, la inevitable liberación del hombre,
continúan con su huida hacia adelante, con unos planes y agendas
cada vez más furibundos y patéticos.
Es conocido por todos, su ansia por
una gran guerra mundial, un apocalipsis vírico, o un gran
cataclismo. Esto tiene sus razones lógicas si hacemos el esfuerzo y
nos ponemos en el lugar de una mente mediocre y corta de miras
aferrada al control avaricioso del pueblo, como la que tienen estos
“herederos”. Es verdad que hoy día hay un cisma y existe
división de opinión en cómo se debe gestionar y administrar la
herencia. Unos y otros van a recurrir a distintas argucias, recursos
y triquiñuelas, para legitimar su posición y adquirir su status
renovado como herederos legítimos, y por lo tanto gestores
administrativos de esta empresa llamada planeta Tierra. Esta
situación está lejos de solucionarse a día de hoy con un nuevo
concilio, y la invención de otro hijo de dios. El humano medio a
pesar de su ignorancia completa de su propia historia, no es tan
tonto.
Dichos recursos y triquiñuelas
pueden incluir una segunda venida del mesías, una nueva invasión,
un regreso de los dioses antiguos… cualquier cosa a cual, más
rocambolesca y furibunda, con tal de continuar legitimando su
mediocre gestión, y que otorgue a uno de los bandos el derecho
divino sobre la herencia.
Lo que se trata y por lo que se
lucha, es por la posesión del hombre como recurso. Ahora mismo hay
varias agendas unas más propagadas y programadas que otras, pero no
por ello con menos opciones.
La más conocida y
evidente es la agenda transhumanista, que es la que ahora mismo se
está llevando a cabo y es la que finalmente se llevará a cabo si
uno de esos bandos se sale con la suya. Esta agenda tiene como meta
erradicar la vida orgánica, incluye desnaturalizar al humano, para
privarle de su esencia divina y convertirlo en una maquina
eficiente. Para lograrlo, deben despojarlo de su alma, y los medios
para lograrlo son vastos y todos puestos hoy día en marcha. En
principio es sencillo la mayoría vive en un nihilismo absolutista,
por lo tanto despojarlos de su esencia es pan comido, lo que le da
un cariz terrible y poco halagüeño.
Sus pasos son
conocidos, ruptura de la comunidad insertando ideologías
confrontantes; ruptura del orden familiar, otorgando roles confusos
y contrarios a cada uno de sus integrantes; ruptura del orden
natural programando al humano para que actúe contra natura con su
entorno y con su propia identidad. Todo esto sumado y convertido en
un ataque constante y monótono, acaba fracturando la esencia
espiritual y abandonándola definitivamente, convirtiendo a los
seres humanos en simples maquinas sin voluntad.
El paso final será la negación del
libre albedrío y la aceptación de implantes artificiales y
nanotecnología. Pero no nos engañemos, esto solo ha sido pensado y
diseñado para unos pocos, lo sensible aquí es que para ellos
sobramos la mayoría, hay demasiada disidencia y no nos engañemos,
los recursos tecnológicos de que disponen ya, no les hace necesario
tanta mano de obra esclava.
Los frutos de
décadas de presupuestos negros, ocultación de patentes,
intercambio de tecnologías exógenas y tratados en la sombra, les
ha permitido tener desde hace mucho tiempo, los recursos expansivos
necesarios para que esta empresa pueda ir más allá de las
fronteras del planeta, lo que hace de este pastel, un manjar más
que suculento.
Si echamos un
vistazo a lo que parece más que inminente, nos daremos cuenta que
la tecnología está a punto de dar un salto superior al que supuso
emplear máquinas de vapor. La inteligencia artificial, y la
robótica, están a punto de explotar, y esto pinta un panorama de
corto recorrido para la mano de obra humana. Estamos a punto de
presenciar una destrucción de empleo a gran escala, y esto es algo
que no se podrá evitar, más pronto que tarde la mayoría de las
tareas las llevará a cabo la inteligencia artificial y las
máquinas. La producción y ensamblaje, los protocolos de calidad,
la logística y la distribución, formaran parte de tareas
automatizas que en su gran mayoría no necesiten siquiera
supervisión. La banca y el sector servicios tampoco serán
gestionados por humanos, lo que nos lleva a concluir, echando un
vistazo a sus previsiones, que sobramos un 90% de la población.
Es por esta y no por otra razón por
lo que desde hace doscientos años pusieron en marcha y a pleno
rendimiento toda la agenda eugenésica. Hace doscientos años ya
preveían que solo necesitarían rodearse de cerebros. Ingenieros y
científicos, son los únicos que tienen su puesto de trabajo
esclavo asegurado en un futuro que no se demorara más de una
década.
La agenda 2030 vaticana contempla
esto por ejemplo. La expansión de la inteligencia artificial a
pleno rendimiento y plenamente operativa, es una realidad que no
desean contener por más tiempo, pero es evidente que hay oposición,
sino esto hoy sería una realidad.
Existe otro bando menos reaccionario
y radical, pero no por ello, menos inofensivo, tenemos que tener
siempre presente que ninguno de ellos nos quiere libres.
Este otro bando en conflicto de
intereses, y optando por heredar la Tierra y continuar la gestión
de sus pretéritos antepasados. Contemplan los medios y las
oportunidades de expansión que les ofrece las tecnologías negras
adquiridas, para ofrecernos una manzana envenenada. Su agenda
incluye la liberación de ciertas tecnologías, la liberación de
cierta parte de nuestra historia, y la salida al exterior del grueso
de la población. No te alegres aun, ya que lo que subyace tras todo
este bonito plantel, es mercadeo de mano de obra humana, así como
el tráfico de mercancía genética.
La persona corriente que trabaja y
vive sujeto a un salario, no logar ver más allá de la frontera
mental que otorga el dinero. Pero las elites no quieren ni necesitan
dinero, eso es solo un juguete para controlar al vulgo, fuera del
planeta el concepto del dinero es algo inútil. Y son las mercancías
vivas, así como los recursos los que son la moneda de cambio,
genes, mano de obra y diversos materiales.
Debemos tener presente que estos
gestores manejan el planeta como una empresa y su expansión por el
sistema solar no es más que un franquiciado.
Darnos la posibilidad de salir del
planeta, viajar por el espacio, usar energías libres y recursos
dignos de una película de ciencia ficción, está ahí esperando,
pero la letra pequeña de todo este panorama, no es precisamente
favorable a nuestra causa. Aquí lo que se juega, es aprovechar un
recurso que aquí va a quedar obsoleto y desaprovechado, como lo es
la mano de obra humana, y exportar este recurso en su más amplio
catálogo de posibilidades, para hacer de este planeta una autentica
mina de más de 7000 millones de activos esperando ser explotados y
exportados.
En este caso son las corporaciones
las que ven con mejores ojos esta solución, los complejos
industriales de distintos sectores, prevén que la Tierra sea una
central y el sistema solar un complejo en el que extender un mercado
en el que distintos tipos de civilización puedan entrar y adquirir
aquello que precisen a cambio de recursos y bienes escasos que no
estén al alcance de estas corporaciones.
Estas son las agendas de los bandos
en disputa por renovar el usufructo de la empresa. Lejos de lo
evidente que será salir de Málaga y meterse en Malagón, existe la
posibilidad real, de reclamar nuestro derecho natural a ser
considerados Seres divinos, y no bestias, mercancía, ganado o un
simple recurso.
La clave está en
la reescritura y comprensión de ciertos conceptos que se
manipularon en pro de una religiosidad dogmática, anclada en la
culpa y el miedo, como medio de control y una gestión de la deuda,
no solo a través de la economía, sino una deuda esotérica que nos
impide Ser libres y soberanos. Se tiene la creencia que un Ángel es
un ser metafísico, puramente espiritual, también se tradujo esa
palabra erróneamente (a sabiendas) desde las instituciones
académicas, diciéndonos que Ángel significa mensajero, cuando lo
correcto es Ser espiritual. Un Ser que alberga en su interior algo
que no ha sido creado. Lo que supone poner a cada Ser vivo en este
universo en un mismo nivel, un mismo status y una misma condición,
lejos de condicionantes mentales que separan a los Seres por clases,
razas, grupo sanguíneo, religión, nación, densidad o dimensión,
todas estas cuestiones son fruto de una ilusión mental que nos
aleja de nuestra esencia real que habita en nosotros y que nos
habilita para reclamar el lugar que debemos ocupar en el universo.
Lo que nos lleva al origen de toda
esta cuestión, si se nos reconoce como lo que somos, seres
espirituales, o sea Ángeles. Ya no deberíamos estar atrapados en
este sistema, ya no seriamos bestias de la cual incluso la ciencia
se niega admitir que tengamos alma, y sitúa la conciencia como un
estado puntual e ilusorio, fruto de la mente. No seriamos mercancía,
fruto de una herencia reflejada en el antiguo testamento como legado
de un botín de un abordaje, hoy convertido en una empresa. Con una
“sociedad” en la que se nos expone en los medios una realidad, y
la realidad real, que responde a causas y circunstancias muy
distintas.
Pero para esto
queda mucho trabajo y acción individual, tirar abajo ciertos muros,
supone derribar unos dogmas religiosos que implican, la aceptación
por propia voluntad, de ser tomados, tutelados o peor aún, tratados
como mercancía. Eliminar la necesidad de un tutor espiritual es un
paso esencial, eliminar las leyes artificiales diseñadas a partir
del antiguo testamento, admitir que no somos una creación de ningún
dios, sino seres espirituales conscientes con derecho de libre
elección y capacidad soberana de gestión de su vida, en base a un
orden natural, y al respeto y el bien común.
Retomar y aceptar el concepto
comunidad y familia en su más amplio significado, hará que
recobremos el orden natural y podamos vivir en paz y armonía no
solo con nuestro planeta, sino con todo el universo. Es así como
funciona más allá de nuestras lindes, y no poner nuestras miras en
estos objetivos, es condenarnos a un nuevo ciclo de milenios de
esclavitud, eso en el mejor de los casos, ya que el holocausto
global es el sueño húmedo de la elite.
La madurez espiritual que es
necesaria para lograr nuestro objetivo, pasa por tomar conciencia si
o si, de todo el mal que está ahí esperando a hacer de nosotros
una parte más de producto interior bruto. No podemos seguir
ignorantes, esperando un milagro o deseando que venga alguien y nos
solucione la papeleta, no podemos seguir pasivos, distraídos
buscando mil verdades, tomando mil y un caminos erróneos, hasta
lograr por fin la madurez necesaria para entender lo que nos jugamos
aquí.
La realidad es la que es, unos en
lucha por hacerse con nuestro control definitivo, mientras nos
programan para aceptar y elegir entre susto o muerte, víbora o
caimán. Saber discernir no solo es necesario sino vital, y en este
discernimiento debe participar tu conciencia para tener la certeza
de hacer lo correcto, lo demás solo son frutos de una programación
basada en la creencias que alguien nos ha programado a lo largo de
nuestra vida a través de los tentáculos que este sistema pone a tu
disposición.
Es necesario romper ese contrato de
culpa y miedo, de falsa necesidad de tutela compartida por dios
padre y su hijo, detrás del cual se oculta un culto a la muerte y
la falsa luz, para por fin madurar y romper este lazo que nos ata a
una situación que no debe alargarse por más tiempo, una situación
que debe cerrar ciclo, para ser nosotros, el pueblo los verdaderos
herederos y gestores, basando nuestro modelo de gestión en la
economía del bien común.
La economía del bien común
La economía del bien común es
aceptar que lo que es bueno para ti lo es también para mí, y que
lo que te beneficia, me beneficia a mí también, es un modelo
alejado por completo, de la avaricia, el egoísmo, un modelo simple
sencillo y fácil de llevar a cabo, en el que no existe el
concepto deuda y nadie queda excluido, o situado en una clase o
nivel inferior al resto. No hay castas, ni jerarquías, nadie es más
que nadie, y todos trabajan y viven para que todo funcione de la
manera correcta, así funciona tu cuerpo, miles de células trabajan
al unísono para mantenerte vivo, esa debería ser nuestra labor,
todos trabajando al unísono para que todos seamos felices y vivamos
de la forma más armónica y consciente posible, hacia una meta
compartida.
Quizás suene
utópico, e ingenuo, pero la cerrazón mental no ayuda a nadie.
Seguir anclados al dinero, al trabajo asalariado, a la deuda y a la
falsa necesidad de un modelo productivo capitalista, es ponernos la
soga al cuello y lanzarnos al vacío. Seguir pensando como esclavos,
es lo que nos ha empujado a esta situación. Intenta pensar como un
hombre libre de verdad, ya que lo que tienes ahora no es libertad,
sino un mal sucedáneo. Imagínate cambiando el mundo, crea tu
propia utopía, diseña tu mundo ideal, un sistema justo en el que
la verdad impera, en el que no hay hambre y no hay guerra, no existe
el terror y todos tienen su sitio.
Trata de imaginar
cómo llevar todas estas metas a cabo, y llegaras a las mismas
conclusiones que yo: Hay que deshacerse de este modelo de sistema
para crear nosotros el nuestro.
Pero esto lo saben
también las élites desde hace siglos, la economía capitalista de
nuestro actual sistema, es insostenible, está tocada de muerte,
pero la diferencia es que a ellos, les importas muy poco. Tu vida,
tu familia, tus seres queridos, tus circunstancias, tus necesidades,
tus sueños y tus anhelos, son poco menos que nada para ellos. Si
aún crees que ellos van a tenerte en cuenta, o que van a respetar
tu decisión, que van a tomar en cuenta tu voto o lo que protestes a
través de redes sociales, es que solo eres carne para la picadora.
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