CHANGE.ORG: Manipulación y desactivación de protestas
La mayor plataforma de peticiones del mundo, dedicada a la
venta y prestación de servicios mediante envíos masivos, listas de
correo electrónico y servicios derivados no es lo que afirma ser.
Bajo su fachada de ayuda, lo que realmente esconde es un tráfico de
información que es utilizado contra nosotros mismos, una
desactivación de la protesta social, un control de la población
que es ejercido por los accionistas de estas empresas con el
beneplácito y colaboración de los gobiernos, y por último un
control y manipulación de las distintas acciones y protestas
sociales con el fin de guiar las acciones de la población hacia el
interés particular de los gobiernos.
Según Wikipedia: Organizaciones como la pro-imperialista Amnistía Internacional o la Humane Society pagan a esta plataforma para alojar sus peticiones.
Change.org trabaja junto a más de 1.000 de las mayores organizaciones sin ánimo de lucro y organizaciones no gubernamentales del mundo. Exige a los demás transparencia total, pero no revela sus beneficios.
En 2008, la organización se asoció con MySpace para crear un foro abierto como catálogo de ideas (crowdsourcing) para su desarrollo e implementación en la campaña de Obama.
En 2010 Change.org ayudó a la apertura del ‘Blog Action Day’. Este acontecimiento fue apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La parte positiva que le vemos a ese envío masivo de correos es
que ponen en conocimiento diversas propuestas reivindicativas para
el cumplimiento de los Derechos Humanos. Pero no os llevéis al
engaño, muchas de estas propuestas, aparecen sin más en el listado
y son creadas por usuarios que nadie conoce en realidad, se especula
con la posibilidad de que es la propia empresa a través de
peticiones ocultas de gobiernos y accionistas, los que crean algunas
de estas peticiones mediante usuarios inventados y robots
informáticos con el fin de dar a la población unas migajas de
justicia y crear la falsa sensación de que se hace algo para
remediar el problema. Si recibís una petición, recomendamos
primero buscar fuentes alternativas de información que traten del
tema e informarnos previamente lo mejor posible acerca de posibles
conflictos de intereses entre las partes implicadas. Así también
podréis valorar y verificar la validez de esa información y que no
sea un “reenviar” masivo de acciones que pueden no ser tan
justas o esconder otros intereses detrás.
Muchas y diversas son las campañas que se lanzan desde las plataformas de recogida de firmas por internet. Pero,
¿Qué hay detrás de esas plataformas que se hacen con una
ingente cantidad de datos de gente que cree estar cambiando algo?
Change.org es un sitio web operado por Change.org Inc., una corporación estadounidense con fines lucrativos, certificada como una Corporación B y constituida en el estado de Delaware (uno de los tres estados norteamericanos, junto a Wyoming y Nevada, que de facto permiten una exención de impuestos para sociedades limitadas), cuyos negocios incluyen el alojamiento de campañas patrocinadas y el envío de e-mails.
Organizaciones como Amnistía Internacional -y otras 300 más, según la propia compañía- pagan por alojar y poder patrocinar sus peticiones y campañas. Con algo menos de 100 trabajadores, la empresa facturó más de 15 millones de dólares en 2012.
¿Es change.org la web de una entidad sin ánimo de lucro?
La respuesta es sencilla, no, pues la web está gestionada por una corporación con ánimo de lucro.
Certificado B Corporation y certificado Benefit Corporation
¿Qué significa que está certificada como una Corporación B (B Corporation)? Que Change Inc. ha pagado a una entidad sin ánimo de lucro, llamada B-Lab, que emite unos certificados llamados Certified B Corporation, sin base legal alguna. Según estos, “las empresas certificadas B han sido certificadas así por tener un alto nivel de rendimiento general, social y ambiental”. ¡Vamos, que esto es como ponerme yo mismo una pegatina en el pecho diciendo que soy de fiar para que todos se lo crean!
Este certificado nada tiene que ver -aunque puede confundirse fácilmente- con un certificado que otorgan algunos estados norteamericanos, llamado Benefit Corporation, que sí tiene base legal y validez jurídica, y que actualmente está vigente sólo en Hawái, Virginia, Maryland, Vermont, Nueva Jersey, California y Nueva York. Cuatro estados más están en proceso de hacerlo. Change Inc, no tiene certificado Benefit Corporation, ni tan siquiera está en ninguno de los estados mencionados.
Asimismo, B-Lab,
la entidad sin ánimo de lucro que emitió el certificado a Change
Inc., también se nutre de aportaciones privadas, el 80% de ellas de
carácter anónimo, según consta en su memoria anual. La primera
empresa a la que B-Lab otorgó el certificado fue a un banco de
inversión privada.
Change.org hace gala del certificado otorgado por B-Lab como prueba irrefutable del tipo de entidad que es, cuando Change Inc. no es otra cosa que una empresa privada con ánimo de lucro y una facturación astronómica para los nulos servicios que presta: Change.org, según consta en su página web, no se hace responsable absolutamente de nada, ni tan siquiera de que los datos recogidos en la base de datos sean correctos o se encuentren duplicados por miles, como se ha demostrado más de una vez.
Change.org en España
No existe una Change España como tal, simplemente se trata de una página web traducida al castellano, cuya legislación aplicable de competencia y cuya jurisdicción se basan en la aceptación de las leyes del Estado de Delaware.
Empresa social en España
En la página web de Change.org/es se hace gala de ser una empresa social (“Tenemos el orgullo de ser una empresa social, utilizando lo mejor de una empresa para promover el bien social”) y aquí la posible confusión es mayor, dado que Change Inc., una empresa pura y dura, no puede entrar en el marco legal vigente en España. En España las empresas sociales se regulan por la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social, según la cual forman parte de este conjunto empresarial y diverso que es la Economía Social, las siguientes entidades: cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, Centros Especiales de Trabajo, empresas de inserción, cofradías de pescadores, asociaciones y, finalmente, las fundaciones.
Ninguna de estas entidades tiene nada que ver con una empresa
privada y con ánimo de lucro afincada en Delaware, aunque sus fines
teóricos o publicitarios sean el “empoderar a las personas para
crear los cambios que quieren ver”.
Activismo de sofá y ya estamos en la boca del lobo
La situación actual de la política española, con un grado de corrupción política y económica galopante que ha derivado en un estado de indignación de campaña permanente, unido a nuestra incultura digital, nos ha llevado -con la mejor de las intenciones- a utilizar plataformas digitales que cubiertas de piel de oveja esconden a más de un lobo. Si el mal uso de muchas cajas de ahorros -entidades sin ánimo de lucro con fines sociales- ha llevado al país a la banca rota (banca y rota, pero salvada con nuestro dinero), tiempo es ya de estar alerta y exigir a las entidades que presumen de ser de carácter social que cumplan de forma escrupulosa con la ley española. En caso contrario, se daría la paradoja de estar echando en saco roto legítimas reclamaciones que, además, llenan los bolsillos de corporaciones multinacionales que venden -en una sublimación del capitalismo más salvaje- en forma de humo nuestro deseo de rescatar al país de la podredumbre y pobreza en el que se encuentra.
Según Wikipedia: Organizaciones como la pro-imperialista Amnistía Internacional o la Humane Society pagan a esta plataforma para alojar sus peticiones.
Change.org trabaja junto a más de 1.000 de las mayores organizaciones sin ánimo de lucro y organizaciones no gubernamentales del mundo. Exige a los demás transparencia total, pero no revela sus beneficios.
En 2008, la organización se asoció con MySpace para crear un foro abierto como catálogo de ideas (crowdsourcing) para su desarrollo e implementación en la campaña de Obama.
En 2010 Change.org ayudó a la apertura del ‘Blog Action Day’. Este acontecimiento fue apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Muchas y diversas son las campañas que se lanzan desde las plataformas de recogida de firmas por internet. Pero,
Change.org es un sitio web operado por Change.org Inc., una corporación estadounidense con fines lucrativos, certificada como una Corporación B y constituida en el estado de Delaware (uno de los tres estados norteamericanos, junto a Wyoming y Nevada, que de facto permiten una exención de impuestos para sociedades limitadas), cuyos negocios incluyen el alojamiento de campañas patrocinadas y el envío de e-mails.
Organizaciones como Amnistía Internacional -y otras 300 más, según la propia compañía- pagan por alojar y poder patrocinar sus peticiones y campañas. Con algo menos de 100 trabajadores, la empresa facturó más de 15 millones de dólares en 2012.
¿Es change.org la web de una entidad sin ánimo de lucro?
La respuesta es sencilla, no, pues la web está gestionada por una corporación con ánimo de lucro.
¿Qué significa que está certificada como una Corporación B (B Corporation)? Que Change Inc. ha pagado a una entidad sin ánimo de lucro, llamada B-Lab, que emite unos certificados llamados Certified B Corporation, sin base legal alguna. Según estos, “las empresas certificadas B han sido certificadas así por tener un alto nivel de rendimiento general, social y ambiental”. ¡Vamos, que esto es como ponerme yo mismo una pegatina en el pecho diciendo que soy de fiar para que todos se lo crean!
Este certificado nada tiene que ver -aunque puede confundirse fácilmente- con un certificado que otorgan algunos estados norteamericanos, llamado Benefit Corporation, que sí tiene base legal y validez jurídica, y que actualmente está vigente sólo en Hawái, Virginia, Maryland, Vermont, Nueva Jersey, California y Nueva York. Cuatro estados más están en proceso de hacerlo. Change Inc, no tiene certificado Benefit Corporation, ni tan siquiera está en ninguno de los estados mencionados.
Change.org hace gala del certificado otorgado por B-Lab como prueba irrefutable del tipo de entidad que es, cuando Change Inc. no es otra cosa que una empresa privada con ánimo de lucro y una facturación astronómica para los nulos servicios que presta: Change.org, según consta en su página web, no se hace responsable absolutamente de nada, ni tan siquiera de que los datos recogidos en la base de datos sean correctos o se encuentren duplicados por miles, como se ha demostrado más de una vez.
Change.org en España
No existe una Change España como tal, simplemente se trata de una página web traducida al castellano, cuya legislación aplicable de competencia y cuya jurisdicción se basan en la aceptación de las leyes del Estado de Delaware.
En la página web de Change.org/es se hace gala de ser una empresa social (“Tenemos el orgullo de ser una empresa social, utilizando lo mejor de una empresa para promover el bien social”) y aquí la posible confusión es mayor, dado que Change Inc., una empresa pura y dura, no puede entrar en el marco legal vigente en España. En España las empresas sociales se regulan por la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social, según la cual forman parte de este conjunto empresarial y diverso que es la Economía Social, las siguientes entidades: cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, Centros Especiales de Trabajo, empresas de inserción, cofradías de pescadores, asociaciones y, finalmente, las fundaciones.
Activismo de sofá y ya estamos en la boca del lobo
La situación actual de la política española, con un grado de corrupción política y económica galopante que ha derivado en un estado de indignación de campaña permanente, unido a nuestra incultura digital, nos ha llevado -con la mejor de las intenciones- a utilizar plataformas digitales que cubiertas de piel de oveja esconden a más de un lobo. Si el mal uso de muchas cajas de ahorros -entidades sin ánimo de lucro con fines sociales- ha llevado al país a la banca rota (banca y rota, pero salvada con nuestro dinero), tiempo es ya de estar alerta y exigir a las entidades que presumen de ser de carácter social que cumplan de forma escrupulosa con la ley española. En caso contrario, se daría la paradoja de estar echando en saco roto legítimas reclamaciones que, además, llenan los bolsillos de corporaciones multinacionales que venden -en una sublimación del capitalismo más salvaje- en forma de humo nuestro deseo de rescatar al país de la podredumbre y pobreza en el que se encuentra.
No Change: Desactivación de la
protesta e infiltración del Gran Capital
Change.org es en ocasiones, un tema complejo de abordar. Me parece muy interesante recordar la entrevista de Jot Down al director de Change España, Francisco Polo. Todo esto no hace más que reafirmar lo que vamos diciendo y que se va demostrando solo:
“Todo es una farsa para engañar a la población, tener un censo controlable de activistas y desactivar los movimientos ciudadanos”
Hasta aquí, podemos dar por concluido el tema de mostrar cómo es financiada la web Change.org y el hecho de que los datos de los usuarios son usados con fines comerciales. En la próxima entrega ahondaremos en el tema de quienes son sus fundadores y los intereses que les han llevado a realizar todo este entramado.
Fuente: https://yanomiramoselcielo.wordpress.com/)
Change.org es en ocasiones, un tema complejo de abordar. Me parece muy interesante recordar la entrevista de Jot Down al director de Change España, Francisco Polo. Todo esto no hace más que reafirmar lo que vamos diciendo y que se va demostrando solo:
“Todo es una farsa para engañar a la población, tener un censo controlable de activistas y desactivar los movimientos ciudadanos”
Hasta aquí, podemos dar por concluido el tema de mostrar cómo es financiada la web Change.org y el hecho de que los datos de los usuarios son usados con fines comerciales. En la próxima entrega ahondaremos en el tema de quienes son sus fundadores y los intereses que les han llevado a realizar todo este entramado.
Fuente: https://yanomiramoselcielo.wordpress.com/)
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