Se entiende
por extinción humana al conjunto de elementos cuya
manifestación podría tener como resultado la extinción de
la especie humana. Las situaciones en que esto pudiera ocurrir
han sido discutidas tanto en la ciencia, como en otras ramas de
la cultura como son la religión y la cultura
popular en general. La especie humana es la más extendida por
toda la Tierra, y vive en comunidades en las que son capaces de
subsistir básicamente aún en el aislamiento. Existen, como ya
se ha dicho, muchas maneras en que esta especie pudiera perecer,
estas serían eventos catastróficos de gran envergadura, ya fueran
naturales, artificiales o provenientes del espacio. La extinción
humana es diferente de la extinción de la vida en la Tierra. De
todas las formas posibles de extinción, sólo las pandemias podrían
ser capaces de eliminar únicamente a la raza humana, sin afectar a
otras criaturas terrestres.
No voy a analizar aquí la multitud de
posibilidades que podrían producir el fin de la humanidad, creo que
esta ha quedado cubierta en mi articulo Crónicas
de la Sexta Extinción Masiva.
Lo que me ocupa ahora es la cantidad de
canalizaciones, mensajes y predicciones que especifican:
-
Hechos que sucederán en forma inmediata y durarán por los próximos 30 años.
-
Mensajes que aseguran que dos tercios de la humanidad morirían.
-
También que los que queden deberán pasar por duras pruebas de supervivencia.
-
Que grupos de alienígenas protegerían a algunos de los grupos que permanezcan.
Mucho de ello relacionado, tal vez, con el
creciente disgusto de la población por las condiciones de vida, la
explotación, los gobiernos títere, la excesiva avaricia de ciertos
grupos financieros de poder, el daño ambiental y otros hechos de no
menos importancia.
Mientras una porción de los habitantes de la
Tierra vive en vilo esperando por los sucesos catastróficos, la
mayor parte siguen con su ignorancia total acerca del futuro,
continúan asistiendo a los estadios de fútbol y alimentando las
decenas de recursos que el sistema ha puesto para someternos.
Nos preguntamos qué son estos “congéneres”
irracionales, capaces de armar una pelea por un partido de fútbol y
que exhiben comportamientos patológicos y lamentablemente,
considerados “normales”.
Nos preguntamos qué son aquellos otros que
manejan los destinos del mundo acaparando el 80% de las riquezas
(relativas, porque lo que acaparan no es riqueza sino nuestros
recursos) y los que le sirven como gobernantes y parte del circo de
las elecciones en todo el mundo, donde se gastan millones de dólares
y se hacen promesas que nunca se cumplen.
Ambos están relacionados, los primeros porque son
los que los eligen, los segundos son los elegidos. Y nosotros en el
medio aunque alguna vez acudamos a las urnas creyendo que podemos
cambiar algo.
Pero fuera de eso, de producirse esta extinción,
¿cuál sería el resultado?¿Es realmente una solución de “algo”?
¿No se trata de una más de las cientos de predicciones e
informaciones falsas?
El efecto de este tipo de temas sobre nosotros es
devastador. Nos mueve a tomar malas decisiones. Nos genera malestar.
Quedamos paralizados ante la gran cantidad de cosas que no podemos
manejar. Y en medio de todo eso, nos indignamos por los “creyentes”
que dejan a “dios” las decisiones, creyendo que su hijo va a
venir a llevárselos a un mundo mejor.
Nuestros apegos nos llevan a aferrarnos a nuestras
casas y familias, las construimos, si podemos, sólidas y
resistentes, compramos seguros contra catástrofes, algunos
arman bunkers con provisiones…
Realmente, el problema básico no es morir o que
se extinga la humanidad. El problema real es QUÉ SOMOS, hasta qué
punto hemos logrado identificarnos y saber qué somos…
Podemos asegurar que somos SERES, despiertos y
conscientes, pero la realidad es que si seguimos percibiendo al mundo
en tres dimensiones es porque no hemos despertado al mundo del
espíritu y necesitamos ser realistas para, de una vez por todas,
resolver nuestra cuestión individual.
Lo lamentable es morir sin haberse liberado, lo
lamentable será vivir en un mundo devastado.
¿Pero qué hacemos para no caer en esta trampa,
falsa o verdadera, que parece haberse tendido sobre nuestras vidas?
Nada, nos limitamos a observar y comentar…
Los gobiernos no informan porque están en otro
juego y creen que la gente no está preparada para saber la verdad,
en muchos sentidos ellos tampoco la saben; lo triste es que este
vacío de información es llenado por ilusionistas y desequilibrados.
Todo ello ha formado una “masa” de
información que, en realidad, desinforma y nos ubica en un mal sitio
para llevar adelante los desafíos cotidianos.
Ojalá pudiera darles datos que considere
confiables… no confío siquiera en las informaciones que yo mismo
canalizo y encuentro “huecos” en todo lo que leo o recibo a
través de otros.
Ni hablar de los conspiranoicos que
niegan toda veracidad de la ciencia, los viajes espaciales, la
esfericidad de la tierra o la existencia misma del universo… a
veces me gustaria llamarlos ezquizoinformadores…
Si… sé que para ellos soy un terco… pero
¿saben? no me guío ni transmito lo que otros creen… ni siquiera
lo que yo creo.
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