18.9.18

Un objetivo lo bastante alto como para dar un motivo válido a la existencia

LA DESVALORIZACIÓN DEL BIEN                                  

Hace ya mucho tiempo que no encuentro, ni en la literatura, ni en el cine o la TV, relatos relacionados con la bonomía. Al parecer la bondad no es comercialmente redituable. Preferimos los héroes violentos, ex fuerzas especiales o directamente mafiosos.

El éxito de las series y películas sobre mafiosos, narcotraficantes y chicos malos es lo más frecuente, lo más buscado. Los jóvenes liberales y mentalmente avanzados son representados con vicios tales como el consumo de marihuana y alcohol.

El bien no paga, es de tontos y débiles. Son tiempos de sicarios, bandas, música agresiva… también de pedofilia y violencia…

El depredador es admirado, nuestras virtudes reptilianas son más atractivas que las naturales.

Nada de esto es casualidad, sino parte de un plan cuidadosamente desarrollado. El plan para una humanidad lujuriosa y depredadora.

Los jóvenes son atrapados en esta mentira reforzada por el estilo musical predominante, apologista de la delincuencia y  el abuso de género.

Así como el mal es contagioso, el bien también lo es, por eso lo evitan a como dé lugar.

Cabe aclarar que hablamos del Bien Absoluto y no de su representación relativa que forma parte de la mayoría de las religiones.


Y el Bien Absoluto sólo es accesible a seres muy valerosos, porque acarrea grandes dificultades.
Imagina, nada más, lo que pudiera resultar en tu vida si únicamente dijeras la verdad, si nunca mintieras… tu fila de enemigos sería inmensa. Y tus amigos serían muy pocos, pero tan verdaderos y valerosos como tú.

Y por esto las antiguas gestas de caballeros los muestran unidos en hermandades, reinos perfectos, órdenes o en fianna.

Durante las cruzadas, los cristianos habían sitiado una ciudad amurallada, era inexpugnable y en su interior esperaba un ejército formidable. Varias órdenes de caballería participaban de la batalla, pero poco avance habían hecho en su cometido de someter a la ciudad.

Entonces llegaron ellos. Propusieron ir a la vanguardia y que las otras órdenes los siguieran como refuerzos. Eran los Caballeros de la Orden de lo Pobres Compañeros de Cristo, conocidos también como templarios.

Atacaron la fortaleza, derrumbaron un muro y penetraron… pero sus refuerzos nunca los acompañaron, no tuvieron el valor, pero si tenían mucha envidia en sus corazones.

Todos los nobles caballeros fueron muertos por el enemigo dentro del castillo, retroceder no era algo aceptable para ellos, su palabra no dependía de las acciones de otros.

Luego, el Bien no es para flojos, sino para guerreros capaces de enfrentar la muerte.

El Bien no es pasivo, es activo y penetrante, requiere un valor a toda prueba y fuertes convicciones.
Genera enemigos e insultos, pero, al mismo tiempo, amigos entrañables. Anam Kara.

El hombre de valor no necesita formar una “ganga“, sigue siendo valeroso incluso en soledad y ante un enemigo más numeroso. Es el “hombre solo de pie” (standing alone man), la última resistencia, la primera vanguardia.

Su virtud es de tal magnitud que incomoda a los corruptos, a los temerosos hijos del mal.

El caballero venciendo al dragón, montado sobre un caballo blanco, en rescate de la dama. El dragón representa al mal, a los esbirros de Yaldabaoth, el caballo blanco es el ego purificado, la dama es el alma a rescatar de las garras del dragón, la lanza es la virtud y el valor. “Antes de darnos una lanza, nos enseñan a ser virtuosos”, es la declaración de Sir Galahad.

Las virtuosas ordenes de caballería, los caballeros de la Tabla Redonda, los Templarios, los Cátaros, las fianna celtas, el Quijote, hombres virtuosos e invencibles en busca del santo grial, héroes de la humanidad, olvidados del cine y la TV, presentes sólo en la memoria de los que gozamos con sus sagas.

En tiempos de Juan XXII, un maestro de teología alemán, de nombre Eckhart, sostuvo públicamente y predicó que el mundo es eterno, que cada hombre justo se transforma en la esencia divina, precisamente como en el sacramento del altar el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo, y que un tal hombre creó las estrellas, y que Dios sin él no sabría qué hacer, y que en la realidad divina no hay ninguna distinción, ni en la esencia ni en las Personas, y que todas las criaturas son una pura nada, y muchas otras cosas fantasiosas, no tanto heréticas cuanto dementes, de ninguna manera sostenibles, ni siquiera queriendo; pero este tal tenía muchos seguidores en Alemania…

Ese maestro era Maese Ekhart (1260-1328), perseguido y condenado por la Inquisición, atacado por Papas, reyes y clérigos. Uno de los grandes teólogos de su época.

Tan alto y tan noble es el orden de caballería, que no le basta estar formado de las personas más nobles, y que posea las más nobles bestias y las armas más honradas; porque también ha sido conveniente convertir a estos hombres que forman el orden de caballería en señores de gentes. Y puesto que el señorío tiene tanta nobleza, y la servitud tanto sometimiento, si tú, que tomas orden de caballero, eres vil y malvado, ya puedes pensar en la gran injuria que cometes contra tus vasallos, y también contra tus compañeros buenos. Porque por la vileza en que te hallas, deberías estar sometido; y por la nobleza de los caballeros que son buenos caballeros, tú eres indigno de ser llamado caballero (El Libro del Orden de Caballería, de Raimundo Lulio).

¿Es la nobleza del carácter un objetivo lo bastante alto como para dar un motivo válido a la existencia?

¿Es la verdad un valor universal?

¿Es mi vida algo más que ganarme la comida, defecar y reproducirme?

Eso depende de una elección personal.


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