Hay varios aspectos importantes a tratar sobre la cuestión de la vejez en nuestro mundo, pero, tal vez, los más medulares sean: Uno, la razón por la cual envejecemos y Dos, el rol a jugar en el contexto social de un grupo de personas cada día más numeroso y carente de oportunidades.
DOS
En el
modelo social de la matrix (1),
se nos cataloga en función de la productividad, aunque no siempre se
nos retribuye de acuerdo con ella. La experiencia es un buen elemento
para negociar salarios, al menos en las áreas ejecutivas y de
negocios, pero también se torna en contra del candidato a medida que
asciende en la escala laboral, ya que los puestos más altos son los
de menos demanda y comienzan a jugar una serie de factores como la
influencia y procrastinación.
Desde el
punto de vista del intercambio social, el adulto, después de los 60,
ve reducido su entorno, ya sea por muerte de amigos o por una mayor
exigencia en las relaciones. Al mismo tiempo, disminuyen sus
oportunidades de conocer gente porque se ha retirado del ámbito
laboral, no asiste a lugares característicos para reuniones donde
acuden los jóvenes y no hay en nuestra cultura un espacio
planificado para los ancianos, como no sean los asilos.
Por otro
lado, empeoran las cosas ciertos conceptos sociales limitantes sobre
edades tope para enamorarse, viajar, trabajar e interactuar.
En pocas
palabras, el hombre y mujer adultos no encuentran oportunidades de
sobrevivir dignamente en ninguno de los aspectos que brinda
la matrixcomo
alternativa.
Paradogicamente,
si se ha mantenido saludable, el individuo mayor a los 50 años de
edad es el que más puede aportar al aparato económico y a las
relaciones sociales y disciplinas educativas. No en vano, encontramos
que los empresarios más exitosos son, al menos, sexagenarios.
Es decir
que, el sistema, a través de sus parámetros, descarta a individuos
de gran capacidad que quedan en estado de suspensión, esperando la
muerte.
Pero hay
patrones más complicados todavía que son los que ejercen los mismos
esclavos sobre sus iguales. Recuerdo, una vez más, el experimento
de los cinco monos.
Me refiero a las llamadas presión social y moral cultural. Ambas
basadas en los constructos populares “siempre se hizo así” y
“porque es voluntad de dios”, tan poco naturales como
arbitrarios.
Estos
contienen conceptos tales como la edad tope para casarse, parir,
enamorarse y sobre todo, cuál es la mayor distancia de edades
admitidas o si tienes derecho o no a sentirte atraído por un alumno
o compañero de trabajo, afectando además el estilo de vestir,
sobriedad, etc.
Dentro de
la moral surgida de las religiones
abrahámicas (2)
este contexto llega a proporciones alienantes y calificativos
ofensivos como “viejo verde” o “inmaduro” pesan sobre quienes
osan ejercer el derecho de elección que todo individuo posee.
Resumiendo,
la sociedad debería replantear sus ideas sobre los adultos, eliminar
toda la parafernalia represiva y buscar aprovechar los conocimientos
de estos en consultorías y centros educativos, tal vez en la forma
de mentorías u otros recursos. Al mismo tiempo, generar suficientes
alternativas de socialización (que en algunas localidades ya
existen).
Dentro de
estas modificaciones, no cabe la tendencia actual de convertir a los
adultos en payasos de circo con modas estrafalarias, que afectan la
dignidad de las personas.
Pongo
énfasis en las tendencias de diseñador ridículas que surgen en
estos tiempos y que afectan también a los hombres jóvenes.
Voto por un
adulto maduro que guarde la compostura y la gala de los caballeros y
damas que no pierden su atractivo, a la vez que exhiben los atributos
propios de la experiencia y la sabiduría acerca de la existencia. Y
que esto no se tome como una aceptación de las horribles cirugías a
que algunos se someten para aparentar lo que no son.
UNO
Retomando
el asunto de las cirugías y tratamientos de belleza alopáticos,
paso a analizar el primer ítem importante, el que se refiere a las
causas de la vejez.
Científicamente,
se nos explica que el cuerpo tiene un proceso metabólico
caracterizado por dos extremos: el anabolismo,
que consiste en la síntesis de moléculas orgánicas (bio moléculas)
más complejas a partir de otras más sencillas, orgánicas o
inorgánicas, con requerimiento de energía (reacciones endergónicas)
y de poder reductor, contrario al catabolismo, que es
la parte del proceso metabólico que consiste en la degradación de
nutrientes orgánicos transformándolos en productos finales simples,
con el fin de extraer de ellos energía química y convertirla en una
forma útil para la célula.
En el
equilbrio de ambos procesos se basan las condiciones de crecimiento,
madurez y envejecimiento.
Tratándose
de procesos energéticos que procesan material compuesto, también,
por energía, podemos sospechar que el ciclo “natural” de la vida
depende de la regulación de la energía proveniente de “algún
lado”, lo cual lo convierte en algo no tan natural.
Los humanos
odiamos la vejez, la enfermedad y la muerte, pero aceptamos como
natural y “decreto divino” que esto sea asi. Para las personas de
naturaleza espiritual y librepensadores, sin embargo, esta aceptación
no es tan clara. Porque consciente de ser una
entidad eterna, no puede entender el proceso de degradacón.
Y es que,
universalmente hablando, este ciclo no debería existir. Ni debería
nuestra existencia estar tan limitada por el metabolismo celular.
Para dar
una idea de lo que sucede (y por favor no tomen como específicas las
relaciones numéricas que voy a dar porque son sólo a modo de
ejemplo), imaginemos que el universo funciona con 15.000
voltios/hora. El espíritu, forma pura de este universo, tendrá a su
disposición, también, 15.000 v/h. Pero una tecnología de
adaptación de la consciencia en la tierra, determina que la criatura
humana funcione con un promedio de 1.000 v/h, en una escala de
1.500 v/h (crecimiento), 1.000 v/h (madurez) y 500 a 0 v/h (vejez y
muerte).
El “balance
sobrante” de esta ecuación se utiliza en el mantenimiento del
aparato tecnológico de adaptación de la consciencia (matrix)
y para alimentar a las “criaturas” que favorecen la existencia de
este sistema.
La razón
es que estas criaturas se freirían con 15.000 v/h, así que
necesitan alimentarse de fuentes de baja vibración y es por esto que
mantienen a la humanidad en un nivel de vibración bajo, filtrando la
energía proveniente del universo y creando condiciones de merma
energética (depresión, miedo, inseguridad, dolor, angustia, etc).
Sus
“soldados” (demonios), en tanto, succionan la energía de
individuos hasta que le producen la muerte.
Por otra
parte, si un humano accediera al menos a 10.000 v/h, se liberaría de
inmediato de la cárcel que implica vivir en la matrix.
Esto
implica la acción de depresores
energéticos (emociones,
pensamientos y acciones de baja vibración como los originados en el
odio, temor, celos, envidia, egoismo, irresponsabilidad,
intolerancia, etc.) y activadores
energéticos (como
el amor, alegría, valor, solidaridad, responsabilidad, tolerancia,
etc.), como herramientas para permanecer o salir de la matrix.
Es decir,
que el humano elije entre ser una criatura lujuriosa o un/a
caballero/a inmortal, de acuerdo con sus intenciones, pensamientos,
emociones y acciones.
Notas: (1) Matrix: Tomado dentro del contexto de la película LA MATRIX, nos referimos a la tecnología de adaptación de la consciencia que utiliza el "sistema", modulación artificial que determina y limita las condiciones de la vida en el planeta. (2) Religiones abrahámicas: Judaísmo, cristianismo e islamismo.
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