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30.10.18

Debemos eliminar esa tendencia al gusto por tener empleados… siervos…

DE QUÉ NOS SIRVE SABER TANTO…                      


Annunakis, Beres, Parios, Elohim, Mhuysqas. En realidad no sabemos nada, sólo un montón de teorías y descubrimientos difíciles de corroborar, pero que, al menos, pueden ayudar para establecer ciertas bases que utilicemos para mejorar nuestras vidas de una vez por todas.

Tal como algunos esoteristas amigos anunciaron hace 40 años, este sería el siglo cuando se sabría la verdad sobre secretos acumulados y guardados por las sectas ocultistas.

Lamentablemente, estos secretos continúan siéndolo, habida cuenta de que sólo se transmiten dentro de un grupo muy pequeño, mientras la mayoría continúa en sus sopa de ilusiones cotidiana.
Lo escrito en la Biblia se desmorona por falta de autenticidad y veracidad, por formar parte de una conspiración de manipulación y ocultamiento de la verdad que ya es evidente, excepto para los que le han dedicado una vida de estudios y se niegan a ver la realidad.

Escritos más antiguos son descubiertos y traducidos, dando a la luz un relato diferente, pero que evidencia ser el original sobre el que se hizo la mala copia bíblica.
Ya no se trata de un solo documento o de una sola civilización, ha surgido, por todos lados, con cierta coincidencia en que nuestros orígenes están ligados a la intervención de especies alienígenas.

Según se desprende de la mayoría de estos escritos, que parecen corroborar teorías originales que expresara hace dos siglos Helena Petrova Blavatsky (y sobre los cuales hemos escrito con anterioridad), la Creación está regida no sólo por un Logos, sino por jerarquías cósmicas que, a modo de reyes galácticos, siembran sus semillas de ADN en nuevas razas.
Así, todos estos personajes, llamados genéricamente Dyanchohans, Elohim y Annunakis o específicamente Beres, Parios, etc. han sido como “semidioses” que lideraron grupos humanos surgidos de ellos como “hijos”.
De entre ellos, la figura de Jehova surge como un elohim más, sin que quede establecido con seguridad que se trate del creador de la matrix o si esta en verdad existe.
Sin el soporte de la Biblia y el Nuevo Testamento (tanto o más cuestionado que el libro hebreo por falsedad y tergiversación), la figura del Jesús de Nazaret se tambalea, también, peligrosamente.
Esta es una etapa donde los viejos parámetros de vida han de desmoronarse, para dar lugar a nuevos, o a ninguno (que sería lo ideal), de nosotros depende el rumbo que esto toma. Si dejamos de echar culpas y recobramos nuestro poder individual.
Resumiendo, los nuevos descubrimientos nos llevan a la idea general de que la humanidad es mucho más antigua y con una historia más frondosa de lo que la historia oficial y la religión nos cuentan.
Hemos sido “sembrados” y liderados por reyes cósmicos que nos han llevado a luchar entre nosotros, para dirimir sus diferencias, a construir grandes templos y monumentos, etc. en un universo donde parece no existir el mal ni algo llamado injusticia, pues todo es admitido.
Por lo que a nuestra memoria histórica consta, parece ser que la mayoría de nosotros la ha pasado siempre mal, mientras unos pocos disfrutaban de todo el producto de nuestro trabajo, aunque hay relatos de reinos muy felices y longevos.
Parece ser que la actual raza negra fue la más antigua habitante de este planeta, tal vez sembrada por los denominados terraformadores, mientras que las razas amarilla y blanca son posteriores, así como las características actuales del homo sapiens, incluyendo su sexo diferenciado, densidad física y temporalidad (nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte).
Sea quien haya sido el inventor de la rueda del samsara, lo hizo para garantizarse provisión constante de esclavos sin memoria de su origen o vidas pasadas.
Pero recordemos siempre – y esto debemos tenerlo en cuenta en cada paso que damos – que todo eso se refiere a la historia de nuestros cuerpos físicos y centros energético, emocional y mental, no a nuestro origen espiritual.
En los inicios de lo que será la 6ª raza raíz de la tierra, todas las razas anteriores se encuentran ya mezcladas, de manera que sus diferentes orígenes cósmicos se han fundido en un solo crisol de especies.
Las luchas raciales son ya vanas y pronto serán sólo un mal recuerdo.
Pero hay otras cosas que incluir en nuestros pensamientos y una de las más importantes son los paradigmas con los que regimos nuestra civilización.
El primero de ellos es la “laboriosidad”. Parece ser que no podemos existir sin estar edificando inmensas obras, ya sea edilicias como empresariales. Y la realización de las mismas conlleva, necesariamente, la explotación de “mano de obra” de diversos niveles, desde los obreros empleados en labores físicas, hasta aquellos que realizan las más sofisticadas tareas intelectuales. Esto sin considerar el impacto que nuestros emprendimientos producen en el medio ambiente.
Así que estamos acostumbrados a ver dibujitos de faraones (ahora Annunakis) frente a la edificación de monumentales obras (como la que se ve en la figura del inicio de este artículo).
De allí en más, podríamos enumerar otras características tan absurdas como dañinas, tales como la construcción de ciudades, la larga escolarización de los niños, las fuerzas militares, el poder eclesiástico, la política…
Decimos, a veces, que no podríamos vivir de otra forma, porque si ahora nos volcáramos todos hacia el campo, ya no habría campo… es posible… pero ¿no les parece extraño que durante miles de años habitamos granjas familiares y tuvimos hijos a decenas y el mundo nunca se vio superpoblado?… y ahora que nos concentramos en ciudades con modos de vida que no nos permiten más de dos hijos por pareja… ¿sobre-poblamos el planeta?… Sí, claro, antes la vida era más corta… créelo…
Volcarse al campo y simplificar nuestras necesidades es, posiblemente, el único futuro para la humanidad, si es que tiene alguno.
Pero, para ello, debemos eliminar para siempre esa tendencia al gusto por tener empleados… obreros… siervos… gusto adquirido, sin duda, de nuestros “dioses”.
Una sola raza, una sola clase social: el hombre (macho y hembra), nada para hacer, ninguna necesidad de ser “útil”, nada que estudiar, simplemente permitir la expresión del espíritu que, seguramente, producirá algo más grato que esta civilización.
Defenestrar para siempre a los cultores de la matrix, no permitir, nunca más, que alguien se apropie de nuestras decisiones y energías. Desarrollar el poder de la solidaridad, enfrentando al poder de la dominación.
Posiblemente, tenemos que reflexionar más acerca de las razones por las que culturas primitivas dieron a la humanidad grandes pensadores, raramente superados por los actuales.
Todo nuestro desarrollo en pos de lo material y científico ha sido, sin dudarlo, una catástrofe de proporciones colosales, sin que, aparentemente, nos estemos dando cuenta de ello.
Muy por el contrario, insistimos en las viejas fórmulas de destrucción como si se tratara de la panacea de la sabiduría.
No puedo dejar de pensar en las tribus nómadas del desierto… una carpa, camellos… una vida simple, sin posesiones, una taza de te… y la inmensidad…


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