8.10.18

Una bondad sin límites y un verdadero interés por nuestros congéneres

LA IRA Y EL ARTE DE PONER LA OTRA  MEJILLA        

Lo que parece un acto de rebeldía y valor, la ira o furia, ¿lo es realmente? ¿O es un acto de entrega a jerarquias oscuras?

Lo que parece una acción de cobardía o blandura, poner la otra mejilla, ¿lo es realmente? ¿O es una acto de coraje superior?

La ira (que también se manifiesta como perversidad) es uno de los cuatro caminos al infierno en el budismo. Para el budismo, el infierno no es un sitio con llamas debajo de la tierra, sino un estado de vida, de carencia de energía y confusión mental, algo similar a lo que llamamos depresión profunda.

En ciertos tipos de enfermedades mentales, el afectado pierde el control de sí mismo y muchas veces, comete actos terribles. La mayoría de los crímenes y abusos que se realizan en nuestra sociedad son efectuados bajo ese estado.

En el hinduísmo y budismo, los demonios de malas cualidades e iracundos son denominados Asuras, también se conocen como Rakshasas a seres demoníacos, siempre caracterizados por la ira.
Cuando vemos las llamadas películas de acción, constatamos que, en casi todas ellas, el protagonista es iracundo, adquiere cualidades de ferocidad y agresividad y esto es recompensado por alguna dama hermosa que accede a tener sexo con él.

Así, el comportamiento adecuado es recompensado con el mayor placer destinado a los héroes.
Sin embargo, por otra parte, una persona que permite que la furia lo controle y comete actos de violencia, es, generalmente, encarcelado.


Los admirados soldados que invaden poblaciones matando al enemigo, parecen héroes, pero esto es desde el punto de vista de la nación invasora, nunca desde el de la víctima, que sufre muerte, privación, violaciones y persecuciones, en un verdadero marco infernal.

Lo que es descrito como un hecho de heroísmo, reivindicación y defensa de la libertad, es, en verdad, un sacrificio ritual masivo.

Ya sea en el terreno de lo individual o colectivo, la ira y ferocidad son, en realidad, posesiones demoníacas, un egregor (1)controlando a una criatura humana o a un grupo que ha perdido el dominio de sí mismo. Por esta razón, cuando esta emoción comienza, el iracundo siente confusión mental y es incapaz de percibir ordenadamente la realidad que vive. Sentirá, también, que la emoción crece y se alimenta a sí misma con argumentos que, vistos desde afuera, son incoherentes. El colérico acusa a su víctima de realizar actos o comentarios que él mismo ha hecho y busca el apoyo de las personas a su alrededor, que rápidamente se convierten en su objetivo si no se siente auspiciado.

El verdadero valor consiste en controlar la ira, disolver el egregor demoníaco desde un corazón puro y amoroso.

Habiendo comprendido esto, podemos analizar con mayor comprensión el significado de “poner la otra mejilla“. Es claro que nadie quiere ser golpeado y parecer indefenso, pues sabe que lo más probable es que, al ofrecer la otra mejilla, se la golpeen también. Esta consideración se extiende a cualquier situación humana de confrontación, ya sea por cosas tan mínimas como el uso de un espacio de estacionamiento o un argumento en las redes sociales. Ganar la pelea parece ser la consigna. Que nuestro ego brille y sea respetado por todos. Que el público comprenda lo peligroso que es “meterse con nosotros”.

Y esto ha llegado a tales extremos, que la mayoría de las personas creen que bondad y debilidad son sinónimos. El “machismo” en hombres y mujeres ha ganado terreno y alimentado golosamente al egregor de violencia que domina a esta sociedad. Y luego, parecemos no comprender por qué suceden las cosas que suceden.

En el arte de la espada japonesa (iaido) aprendemos que las diferencias deben ser resueltas sin desenvainar, que esa es la única y verdadera victoria. Y si nos llevan a la instancia de combatir, lo hacemos sin odiar al adversario, para no alimentar al demonio del enfado.

Poner la otra mejilla no se trata de dejarse abusar, sino de NO ODIAR, PERO PROHIBIR.

Hace muchos años, Konrad Lorenz (2)comprobó que animales depredadores como los lobos, demuestran piedad cuando vencen a un adversario de su especie. El vencido ofrece su cuello para ser eliminado, pero el vencedor jamás lo mata. En cambio, una paloma herida será torturada hasta la muerte por sus congéneres.

Los seres humanos somos criaturas provenientes del mundo de la luz y la bondad, no asesinos torturadores, el mundo actual es producto de la acción de los egrégores producidos por grupos con terribles intenciones y que sirven al mal, como los antiguos inquisidores. Si quieres saber quiénes son la jerarquía gobernante que nos abruma… allí los tienes…

Luchar contra ellos desarrollando una bondad sin límites y un verdadero interés por nuestros congéneres. Cultivando el valor del maestro de iaido. Amando, pero prohibiendo. Prohibiendo el mal.

Notas:
(1) Egregor es un concepto propio del ocultismo que viene a representar una “forma de pensamiento” o “mente colectiva de grupo”, esto es, una entidad psíquica autónoma capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas.
(2)  Konrad Zacharias Lorenz (Viena, Austria, 7 de noviembre de 1903 - 27 de febrero de 1989), fue un médico austriaco que trabajó en estudio del comportamiento animal. Es uno de los padres de la etología.

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