22.11.18

En todos los casos, por lo visto, el individuo es reducido a un plano secundario

FAMILIA, NACIÓN Y RELIGIÓN: La tríada del engaño      

¿Qué sucedería si la humanidad se negara a reproducirse?
¿ Encontraría el alma otra forma de manifestarse? 
¿ O desaparecería, perdida en el éter?

Si somos sólo materia y nos diluimos después dela muerte, ¿qué sentido tiene todo esto?, encender una vela para que el viento la apague… Crear una criatura para llenarla de memorias que desaparecerán para siempre…

Y si somos un espíritu atrapado en la materia ¿cuál es el motivo? ¿Por qué y cómo fue atrapado? ¿Por qué no tenemos memoria de vidas anteriores?

¿Fuimos, alguna vez, “algo más”? ¿O somos el resumen de lo máximo que la evolución puede dar?

Tantas preguntas… y tan pocas respuestas para complacerlas.

Si no nos resignamos a ser solamente una bolsa de huesos y carne, cabe preguntarnos todas estas cosas, sobre todo cuando nos sentimos incómodos e insatisfechos dentro de este envase.


Pero, sucede que no llegamos nunca a buenas conclusiones, porque hemos sido inoculados con medias verdades, con creencias que nos ahuecan e impiden que arribemos a conclusiones más reales.

¿Qué pensarías si te dijera que fuimos reseteados, tal como haces con tu computadora, para que funcionemos con un “sistema operativo” diferente al que, originalmente, corresponde al universo?

Ese sistema operativo general, al que llamaremos Dharma, fue realizado para que, en el cosmos, la vida se expanda y fluya incesantemente, alcanzando los rincones más recónditos de una dimensión donde el espacio y el tiempo no existen, pero que han sido adoptados convencionalmente, de manera tal que no existen y existen… al mismo tiempo…

Sé que esto último es difícil de digerir, pero acéptalo por unos minutos, sólo para que podamos comprendernos.

En determinado momento, la historia del hombre, pensado como singularidad exploradora, como unidad consciencia-memoria dispuesta a explorar ese cosmos, fue secuestrada por una entidad extraña, diferente.

Para lograr su objetivo, esta entidad cambió el sistema operativo Dharma, por uno semejante, pero defectuoso, al que llamaremos Samsara.

Samsara ubicó al explorador en una realidad donde espacio y tiempo son la única opción, donde, en apariencia, no existe otra cosa.

Así, el explorador dejó de ser explorador, para convertirse en trabajador.

Y para contenerlo dentro del sistema operativo y que no se haga demasiadas preguntas, proveyó de tres antivirus muy fuertes, llamados FamiliaNación y Religión.

El antivirus Familia, funciona a partir de varias bases operativas: figura materna, figura paterna, hermanos, familia secundaria e hijos. Con la promesa del amor filial se crea una célula de limitaciones, dependencias y obligaciones que finalmente resultan en el incumplimiento de alguna de las partes.

El llamado Nación opera con fronteras, patriotismo, banderas, estado, leyes, etc. componiendo un organismo basado en la represión, bajo la promesa de seguridad y pertenencia. En verdad somete al individuo a un cuerpo mayor que resulta ser más importante que la criatura misma, determinando, inclusive, su obligación de morir por él.

La Religión, en tanto, maneja los niveles de frustración producidos por un sistema opresor y utilitario, con la promesa de recompensas después de la muerte o en futuras vidas (karma).

En todos los casos, si lo vemos bien, el individuo es reducido a un plano secundario y a la categoría de servidor, respetando el dicho: el que no vive para servir, no sirve para vivir.

Aclaremos que servilismo no es lo mismo que consideración hacia el prójimo, la perspectiva es completamente diferente, porque la consideración no implica la renuncia a uno mismo.

Y por otra parte, la negación a renunciar a uno mismo no implica tampoco el culto al ego, el cual proviene de una deformación basada en la ignorancia de la entidad esencial de vida.

Todas estas limitaciones confunden y menoscaban al individuo, sumergiéndolo en un mundo monótono y angustiante, reforzado con un método educativo y una cultura mediática poderosos, todos coordinados en el mismo sentido.

¿Qué pasa si el sujeto se niega a formar familia, a ser útil al estado y a arrodillarse ante una deidad tiránica?

Pues, sencillo, es rechazado por toda su especie, considerado un proscripto, anormal y hasta delincuente. En breve se ocuparán de encerrarlo y destruirlo.

Y esto es porque el sistema responsable del reseteo, necesita de la energía y mano de obra del trabajador, no del explorador.

Pero, de ninguna manera, considera la expansión de la experiencia del sujeto, misma que está determinada por la Ley Universal, el Dharma…


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