26.11.18

Nadie se va con nada de nadie y todos reciben lo que es justo.

BALANCE DE FUERZAS                                                       

Principio de Compensación y Re-equilibrado.

Existe un principio universal en el que la norma que se cumple, es que toda frecuencia debe estar dentro de un equilibrio. Todo tiende a estar mediado, para que sea viable y pueda ser experimentado (vivido) y evitar así un posible colapso por cualquier variación brusca de frecuencias. Por la misma razón, que la vida muy extremada tiende a colapsarse, es por ello que existe la polaridad. Dos posiciones contrarias las cuales cada uno vuelca su polo hacia su extremo, y un centro que compensa estas fuerzas.

El pensamiento dual en el que todo, o es malo o es bueno, tiende a llevarnos al extremo, peor aun cuando el egoísmo imperante y el relativismo moral, empuja a toda persona hacia lo más extremo se su personalidad.

Finalmente todo queda en una nebulosa ambigua en el que cada uno hace lo que le conviene, como y cuando le conviene, sin pensar nunca en las consecuencias, ni en el daño que produce a otros.

Lo que nadie toma en cuenta es el sentimiento de justicia que vive innato en un Ser. Todo los Seres albergan en su interior, los valores que dicta su conciencia, de los cuales no pueden escapar, ni eludir. El sentido de verdad y de justicia está muy marcado en alguien concienciado, y tiene muy claro lo que es justo o no, sin necesidad que lo describa una ley hecha por el hombre, y lo aplique un juez.


Cada conciencia es su propio juez, y este es implacable. No tolera la injusticia y la mentira, y aplica su sentencia a través de nosotros mismos, haciéndonos sentir culpables cuando realmente lo somos y nos empuja a resarcir el daño, cuando realmente somos responsables de ello.

El modo de vida puramente egoísta en el que solo importa satisfacer nuestros bajos instintos, ganar, tener la razón y salirnos con la nuestra a toda costa, sin importar el precio o la consecuencia, es completamente cegador y nos aleja por completo de la conciencia.

Es bien sabido que cuanto más nos adentramos en este oscuro sendero de la autosatisfacción, más conciencia perdemos y más posibilidades albergamos de alejarnos demasiado, hasta incluso quedar completamente desconectados de la fuente. Este es un precio demasiado alto por una nimias “satisfacciones” físicas.

No existen jueces que juzguen el daño moral, el perjuicio emocional, o las cicatrices que dejan los traumas, tampoco hay policía que lo persiga y lo sancione. Por eso la gente hace daño deliberado, porque creen que huirán sin juicio, se escabullirán sin sentencia, y eludirá la pena, pero no es así.

La conciencia y el entorno en el que vivimos tienden a promediarlo todo, es por eso que si alguien recibe un daño moral, aquel que infringe el daño recibirá su contraparte. No hay un edicto o notificación que nos indique que el daño recibido ha sido compensado, y resarcido, pero esto irremediablemente se lleva a efecto.

El sentido de justicia que nos han inculcado las leyes de los hombres, basado en un sistema penal carcelario, y una vida basada en la premura y lo inmediato,  hace que nos cueste entender como todo finalmente queda promediado y a cada uno le llega lo que se merece.

No hay peor cárcel que la que no tiene barrotes, de la cual no sabes cómo escapar, de eso sabemos todos lo suficiente. La mente y el cuerpo pueden ser la peor cárcel para un humano egoísta que no tiene escrúpulos y embauca, miente, manipula y obliga a los demás.

Nadie se va con nada de nadie y todos reciben lo que es justo.

Todo tiende a ser compensado, y proporcionado según la medida del daño infringido. Que no lo veamos, que no sea publicado en sentencia, o no tengamos noción directa de ello, no quiere decir que no se haya aplicado y cada cual reciba lo que merece, sin escapatoria posible.

La venganza solo trae más castigo para nosotros mismos, es la conciencia de cada quien la que debe ejecutar lo que es justo. La justicia y la verdad está del lado de los justos, de los que se responsabilizan de sus actos y asumen sus consecuencias, todo lo que se aleje de estos valores es mera psicopatía.

Que no creas en ningún principio o ley universal, o que simplemente lo tomes como una tontería, no significa que estés exento de cumplirlo.

Quizás se pueda pensar por cómo está construido el sistema, que las elites por ejemplo no las toman en cuenta o no parecen que les “pase nada” al tener sometida a toda la población. En realidad estas “personas” no solo conocen todo esto, sino que lo toman muy en cuenta al actuar del modo en el que toman sus decisiones, y sus acciones, en el que las consecuencias finalmente recaen en la población y los testaferros que usan (políticos, jueces, etc…) como canal. Cambian al testaferro títere cada pocos años descargando así su implicación, por ello se cuidan de que no les pongamos nombre y rostro, para escapar a nuestra conciencia.

Nos dan a elegir a través de sus medios, noticias, películas, series y música. En ellos imprimen su agenda, en ellos edulcoran sus retorcidas intenciones, y así es como posteriormente es aplicado de forma tibia y sin hacer ruido.

¿O como explicas la guerra de género, la guerra contra la familia, la guerra contra todo lo natural? ¿Cómo explicas el control mental imperante, en el que las personas eligen aquellos que les oprimen?

La población durmiente y sumisa ha ido aceptando todo a través de diversas ingenierías sociales, retorciendo la tolerancia y lo políticamente correcto, y llevando al extremo la mediocridad como forma de éxito social.

Ellos no saben que tienen, ni creen en su libre albedrío, sin embargo es a través de su libre albedrio como ha sido instalado este sistema que invierte lo natural y corrompe al Ser.

Todo esto se resume en una máxima popular que dice:

El que la hace la paga y el que no la hace no la teme…”

No pienses que tu aflicción cae en saco roto, no creas que tú trauma y tu dolor no lo sientes nada más que tú, no pienses que estas solo. Todo será equilibrado y lo que hoy es dolor mañana será un recuerdo. Todo se supera y todo debe enseñarnos algo, de lo contrario estaremos condenados a repetir o a elegir sufrir por puro placer.



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