El Mal más puro, Satán, el
adversario... Tantas etiquetas tiene como personas existen. Todas
ellas forman parte de esta representación de lo contrario, en este
espacio de experimentación que llamas vida. La dualidad nace de la
ilusión de separación, y hay quien se zambulle en ese océano de
contrariedad.
Lo contrario y lo invertido, es la
huella dactilar de ese mal, a poco que seas consciente del patrón,
acaba siendo sencillo detectar cuando algo nace desde lo más
profundo de ese oscuro océano de podredumbre, o es algo natural, en
consonancia con la creación.
Su razón de existir es el de ofrecer
una simple opción de elección, una experimentación fallida, es el
error o pecado, necesario para entender el mecanismo de elegir la
opción correcta.
Esto es lo que reza la espiritualidad
más ortodoxa extendida en el planeta. No es cuestión de luchar
contra ella, sino de entender que solo es una representación
ilusoria de algo que nunca podrá ser, ni estar (no trasciende o
evoluciona), pero esto es la teoría, a la practica la cosa cambia y
esa sensación ilusoria se vuelve realidad, cuando el dolor y el
sufrimiento nos desgarra profundamente, creando trauma.
Personalmente soy bastante crítico
con estos argumentos tan desprendidos y aislados de la realidad. La
teoría puede que tenga un sentido puramente metafísico, pero no
debería aislarnos de ese mal que nos mantiene inertes y en un
perpetuo día nublado.
La verdad es que cuando alguien elige
el modo de servicio a sí mismo, y se zambulle en el egoísmo más
puro, se convierte en un activo muy voraz. Un depredador de tal
calibre no descansa y nunca tiene suficiente, su total y absoluta
desconexión, no le permite sentir (empatía), ni le permite ver
ningún límite y no parara, tampoco hay forma de hacerle entender
su error.
A estas personas que se abandonan a
las formas de vida y obra más abyectas, que nuestra mente pueda ni
siquiera imaginar, que personifican y dan forma al mal más puro y
oscuro, siempre se les da la oportunidad de elegir, de rectificar y
de compensar. Pero su oscuridad interior es tan alta, que están
completamente ciegos, y como ocurre siempre, cuando te alejas tanto
de tu Ser, es fácil perderse y olvidarse para siempre en esa
ilusión.
Aquí es donde
toda la teoría espiritual falla, porque estas personas se alejan
tanto que no hay modo de recuperarlos, y es donde todos claudican, y
hasta el más elevado de los Seres, confirma que es mejor destruir
que reformar. Lo que es un completo y rotundo fracaso, porque es
ahora cuando hay que hacer limpieza, y eliminar definitivamente a
todos aquellos que eligen el mal como única vía de escape.
El mal es crónico en este planeta, y
desde hace demasiado tiempo, es un lastre denso y pesado para toda
la comunidad. La compasión y el perdón humanos está siempre
presente, para aquellos que no tuvieron elección, que nacieron en
un entorno pútrido, y que no vieron margen de maniobra. Para
aquellos que aún tienen algo de luz en sus corazones, solo tendrán
a cambio todo lo que precisen para resarcir todo el daño causado.
La Tierra ha sido durante milenios el
elefante en la sala del que nadie quería hablar, pero que al final
se convirtió en un problema que afectaba a todos. El parque de
atracciones del sufrimiento, ya no era el jardín de las delicias de
la experimentación extrema, sino una metástasis que estaba
condenando al universo entero.
El sufrimiento no forma parte de la
experiencia “evolutiva” del espíritu, como se nos hizo creer,
sufrir no aporta nada, es una elección vacía que lo único que
logra es que esa conciencia se acomode al papel de víctima, y no
quiera salir de esa burbuja, para superarlo y aprender de ello.
Se cierran a la posibilidad de hacer
algo por sí mismos, y prefieren lo malo conocido, por lo tanto no
progresan, no avanzan, no evolucionan, es más, aquellos que eligen
sufrir, entran sin saber en el servicio a sí mismos, por lo que
tenemos otro factor a tener en cuenta. Mas Seres negándose a sí
mismos su propio libre albedrío, olvidando a los demás y el
servicio de ayuda, desconectándose progresiva y lentamente de sus
propias conciencias, y acomodándose a la oscuridad que les ofrece
el confort de sentirse victimas de cualquier circunstancia que les
sirva y les alimente.
Por lo tanto tenemos a quienes eligen
el mal y se entregan totalmente, y tenemos a sus víctimas que se
entregan a su papel, apagándose lentamente, negándose a elegir
otra cosa que no sea su propio rol victimario.
La reencarnación no soluciono esto
tampoco, si no que ayudo hacerlo crónico. Por mucho que borres la
memoria a alguien hasta el punto de no tener ningún sentido de sí
mismo, no le ayudas a empezar de cero y rectificar, el árbol
torcido difícilmente se endereza, y lo normal es que “la cabra
tire al monte”, por lo tanto volvemos a ver otro error
estratégico, en cómo se ha decidido sobre cómo actuar sobre esta
situación, que cada vez más parece un “de momento vale”
improvisado y chapucero.
Recordemos que reencarnar es una
elección personal e individual, no un sistema natural que responda
a un orden universal, somos nosotros los que elegimos hacer el viaje
y encarnar, no al revés. Por tanto la reencarnación casi
industrial que hay aquí, incide en la causa/efecto del mal crónico
que existe.
El estado de cuarentena impuesto
sobre el planeta, fue otra de las decisiones poco acertadas (algo
que fue aprovechado para cultivar un mar de bajas frecuencias), pero
tampoco quiero explayarme en lo que se erró, el daño está hecho y
ahora toca poner solución.
Hiroshima y Nagasaki fueron la
constatación clara de que la historia es cíclica, y que lo errores
del pasado estaban a punto de volver a cometerse uno tras otro de
nuevo, poniendo en riesgo no solo a la especie y al planeta, sino
todo el orden cósmico. No fue hasta este punto en el que nadie
pareció darse cuenta de que había que remangarse y mancharse las
manos.
La prueba irrefutable de que el
adversario no forma parte del juego, ni de la experiencia de
dualidad o de separación espiritual al encarnar, la prueba de que
el espíritu no precisa, ni preciso nunca de esa parte oscura para
encontrar el camino a casa, es que el mal en sí, no aporta nada, no
crea conocimiento, ni es necesario para progresar, por tanto, todo
el argumentario a su existencia no son más que excusas.
Basta de justificaciones difusas y
excusas recurrentes, que se suelen dar cuando se ve el espectáculo
desde la barrera, esta película puede hacerte reír y llorar,
despertar curiosidad e interés, pero no es hasta que estas metido
hasta el cuello en el fango, cuando te das cuenta que toda la teoría
y sus dogmas, no son más que papel mojado, cuando la realidad es
que la experiencia se centra en un plan de supervivencia constante.
Entra dentro de la experiencia
encarnada la sensación de separación, e incluso la enfermedad y la
privación física o sensorial, como parte de cierto nivel de
dificultad, al que estar sometido como parte de ese “darse cuenta”
al que hay que llegar para que la experiencia sea completa y
satisfactoria, dentro de esos márgenes que marca el espíritu para
reencontrarse a sí mismo, y la orquesta de situaciones que
provoquen que esto se logre. Jamás entraran situaciones de
sufrimiento crónico, genocidio, crimen, esclavitud, etc. Como algo
necesario para la conciencia para aprender.
La experiencia se enriquece y crea
conocimiento cuando la conciencia dormida, toma la vivencia en
primera persona y suma a ella lo que siente y provoca sus elecciones
en los demás también, creando el vínculo empático que es el
resultado final de esa vivencia.
El por qué es claro y evidente, si
la experiencia provoca que te desconectes del amor, de la conciencia
y del propósito, o el motivo esencial por el que se inició la
encarnación, en lo que a ti como individuo compete este “juego”,
quiere decir que no se dan las condiciones que la conciencia precisa
para recolectar conocimiento y permitir continuar con el orden
cíclico natural.
Esto representa en sí, que el
universo como Ser vivo, compuesto de diferentes capas de densidad de
vida, encuentre en este punto la muerte por desconexión.
Todos nosotros Seres inmortales e
infinitos en posibilidad, condenados a la desconexión del amor
incondicional del creador, forzados a vivir a oscuras dentro de un
entorno hostil, en el que aquellos que toman (eligen) el mal como
vehículo, corren el riesgo de no volver jamás.
Perderse para siempre es un precio
demasiado alto, para algo que en teoría es solo un juego en el que
venimos a experimentar la separación. Habría que replantearse
todos estos dogmas que a la práctica y una vez metido en harina,
poco o ningún sentido tienen (al menos aquí en la Tierra).
Es inútil justificar la existencia
del Mal, ni como una élite controla y explota a millones de
conciencias, que crean un sistema industrializado de corrupción,
falsedad, podredumbre y miseria.
¿Qué aporta esta situación a
nuestra experiencia espiritual? Nada, de aquí saldrán conciencias
excepcionales, maestras con conocimiento único, por supuesto, pero
solo porque experimentaron una anomalía, y esto aportara lo
suficiente como para que no se repita, no porque les haya
enriquecido personalmente de ningún otro modo.
Es cierto que la puerta está siempre
abierta y siempre se puede salir del bucle, pero parece que se
demuestra que hay un punto de no retorno, en el que se es incapaz de
ver lucidamente la derrota y se elige la huida hacia delante, hasta
las últimas consecuencias. Por eso es tan larga la agonía y es tan
difícil expulsar el mal.
Muchos son los
Seres esperando que todo se resuelva, demasiadas familias,
demasiados pueblos, demasiados Seres a uno y otro lado, hartos de
esperar, cansados del juego, cansados de esta experiencia, poniendo
un llanto desesperado como bandera de esta guerra, que nadie aun nos
ha dicho que estamos librando y que afortunadamente estamos ganando.
Muchas semillas florecieron, muchos
pequeños gestos que provocaron tsunamis en la conciencia colectiva,
han ido provocando que lentamente la luz se asiente firmemente en
este pequeño gran planeta.
Un final agónico a todas luces, pero
un final seguro, y tras ello quedara mucho aun por hacer, mucho que
lidiar y trascender, mucho que sanar y superar.
Todos los Seres
que superen esto serán bibliotecas vivientes, auténticos elixires
de sabiduría los cuales escribirán los registros maestros para
millones de generaciones futuras.
Solo queda entender que lo que vemos
como una rareza, un error o una anomalía, realmente lo son y la
vida no es lo que estamos viviendo aquí ahora, empieza a crear un
mundo mejor desde dentro, para limpiar lo de fuera y todo se dará…
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