23.4.19

Uno cree únicamente cuanto su Yo Superior le consiente para su experiencia

UN ASTEROIDE TRANSFORMADO EN ESTACIÓN ESPACIAL

SINOPSIS: Los científicos ya se empiezan a interesar por la tecnología alienígena descrita por Morning Sky en su libro proscrito titulado “Atlantis, Eden & the UFO myth” […]

Hace unos días me comentaba por email privado un lector que, a él, no le decían demasiado los escritos de Robert Morning Sky, algunas de cuyas traducciones han pasado a ser legado de este blog bajo la categoría que lleva por nombre “Crónicas del mundo verde”.

Decía este lector, con razón, que no había forma humana de verificar los contenidos sobre reptilianos y sirios que comparte. (Bueno, en realidad sí la hay, pero es accediendo conscientemente a la biblioteca en “El Parque” -enfoque 27 en terminología de Robert Monroe-, pero me temo que la cantidad de personas con carné para eso es literalmente irrisorio).

Sea como fuere, mi contestación vino a decir que si tuviésemos que tener en consideración  únicamente el conocimiento y la experiencia cosechadas en primera persona, entonces la vida se convertiría en una mierda de proporciones cuasi bíblicas por eso mismo: por la incapacidad de verificar de manera concluyente el 99% de los datos que manejamos al cabo del día.


Pero para reparar dicha eventualidad precisamente, se inventaron las creencias en el videojuego de la galaxia. Y es que las creencias no distinguen entre información verdadera o falsa ¡qué va! sino entre información útil o inútil… para cada encarnación por separado.

Yo, por ejemplo, personalmente creo en la existencia de ETs aunque no los haya visto y palpado con mis propios ojos. Y al igual que no tengo necesidad de prueba ninguna de ellos, pues tampoco siento necesario el dejar de creer. Resumiendo, a mí los “marcianos” ni fu ni fa, al igual que las lunas de Saturno o los mares de plástico de “nosedonde”. Porque hoy día ya lo sabéis, con la tecnología audiovisual que poseemos, en cualquier momento te cuelan una escena sintética y no se entera ni dios.

Dicho esto, uno nunca escoge creer en nada per se, sino que cree únicamente cuanto su Yo Superior le consiente como estrategia para delimitar las áreas de experiencia de su encarnación aquí en la Tierra.

Con todo y con eso, yo sí creo que buena parte del libro de Sky tiene mucho sentido aun a pesar de nuestra incapacidad para contrastar la fuente.

Echad, si no, un vistazo a este link:
Parece algo salido de una peli de ciencia-ficción, pero es una posibilidad disparatada que los científicos ya están explorando en realidad: cómo meter una estación espacial en el interior de un asteroide.”
Scientists Are Investigating Building a Space Station Inside a Giant Asteroid
[Los científicos investigan cómo construir una estación espacial
en las entrañas de un asteroide gigante]”
(ScienceAlert.com, 09/02/2019)
(Estudio original: Thomas I. Maindl, Roman Miksch, Birgit Loibnegger,“Stability of a rotating asteroid housing a space station”, 2018).

Imagino que salta a la vista que para quien no ha escuchado nunca de la idea ni del tema, pues la cosa le parezca una simple chifladura del redactor.

Ahora bien, si el asunto se encuentra ya en el s. XXI en el candelero ¿de verdad creéis que los humanos hemos sido los primeros en el universo en tener la ocurrencia de vaciar un asteroide para crear toda una instalación en su interior?

Para quienes no crean en civilizaciones extraterrestres, obviamente sí.

Pero, claro, para los que ni siquiera dudamos de la existencia de seres inteligentes en otros sistemas estelares con tecnología hoy día inimaginable para los terrícolas, la respuesta, lógicamente, es “ni de coña”.

Y ahora es cuando por fin entra en escena la desmerecida obra de Morning Sky:

[…] quiero hablarte del más ingenioso invento de los licántropos. Es, al tiempo, una nave espacial maravillosa… y un arma terrible. Fue el vehículo principal en torno al cual giraron las guerras de los licántropos y el arma esencial en la mayoría de las conquistas del imperio RRR [así se conocía, según parece, a los licántropos de Sirio por el sonido de su particular RUGIDO canino]. Era una nave espacial conocida simplemente como… «AR».

Muchas civilizaciones desarrollaron y construyeron naves espaciales, muchas de excepcional tamaño y maniobrabilidad. La mayoría de ellas eran enormes globos redondos, la forma más eficiente para recorrer los amplios espacios entre las estrellas y los mundos. Construidos y fabricados con supermetales, estas plateadas relucientes naves eran el tipo de vehículos que la mayoría de las civilizaciones desarrollarían cuando aprendiesen a viajar por las estrellas […]
Pero mientras que la mayoría de las razas estelares desarrollaba y producía sus naves espaciales a partir de los supermetales encontrados en sus respectivos mundos, los RRR, sin embargo, construían sus naves de la forma más original. A lo largo de su periplo por las estrellas, los científicos licántropos comenzaron a desarrollar métodos para explotar y extraer de las canteras los recursos naturales de los asteroides y los meteoritos del sistema solar […]
Excavando hasta el núcleo de los asteroides, en vez de explotar los minerales en superficie, los científicos fueron capaces de conseguir valiosos y preciosos minerales de una forma mucho más eficiente y productiva. Lo que no habían previsto por anticipado es que esta forma de explotación que ahuecaba el asteroide lo convertía en un cascarón que podía ser transformado en una extraordinaria y mortal nave de guerra.
Extrayendo la roca restante, a veces de millas de grosor, instalando conductos apropiados de ventilación y de salida de gases y añadiendo poderosos motores y un armamento mortífero, las fuerzas de los reyes licántropos de los RRR se encontraron en posesión de una nave de guerra fácilmente construible y barata […]
[…] Y además era fácil de ocultar al enemigo […] Los asteroides ahuecados de los reyes licántropos podían INFILTRARSE fácilmente en los sistemas solares enemigos sin ser detectados. El camuflaje, pues, era la mejor baza de los guerreros licántropos.”
Atlantis, Eden & the UFO myth”, capítulo IV,
“The wolfen kings of AS-TAR [Los reyes licántropos de AS-TAR]”

Visto lo visto y ya para terminar ¿significa esto que la obra de Sky cuenta la verdad y nada más que la verdad?

Ni de coña, pero con algunas cosas cuando el río suena…

¡BIENVENIDOS A LA TIERRA!

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