6.11.19

Nosotros somos exploradores en busca de nuestra humanidad perdida

INVITACIÓN A REFLEXIONAR CON STAR TREK   


Data y Spock de Star Trek
Advertencia: Si no ha visto la serie Star Trek en su versión original y su posterior reedición llamada "Next Generation", quizá debería tomarse el tiempo de ver unos cuantos capítulos de ambas, antes de poder comprender en su totalidad las reflexiones contenidas en este breve artículo.

Star Trek es una de esas series televisivas que han dejado una profunda huella en la mente de quienes tuvimos la oportunidad de verlas. Tan real es esta apreciación que los grandes creadores de contenido televisivo no se han cansado de reeditarla innumerables veces durante más de 4 décadas en formato de serie y películas, algunas veces honrando los estupendos capítulos de sus primeras 2 ediciones, y otras veces no tanto.

De todas las versiones de esta peculiar saga, debo decir que soy seguidor incondicional de 
Next Generation (su segunda edición), y también de su versión original de los años 60, aunque considero a esta última ubicada un escalón más abajo en una arbitraria y personal escala de entusiasmo y veneración.

Entre todos los aspectos elogiables que tiene esta serie, creo que uno de los más destacables es la riqueza de sus personajes. Cada uno de ellos (o la mayoría) presentan características muy reales y consistentes, y ofrecen un punto de anclaje a partir del cual nos podemos ver reflejados y reflexionar sobre nosotros mismos.


En este pequeño esbozo pretendo subrayar a dos de ellos, uno de la saga original, y el otro de su inmediata heredera: Spock y Data respectivamente.

No son pocos los que han notado una suerte de continuidad entre ambos personajes, como si los guionistas hubieran intentado reencarnar en Data la extraordinaria inteligencia de Spock, su superlativa capacidad para usar magistralmente la lógica como un instrumento infalible, y la más que proverbial lejanía o distanciamiento del "revoltoso" mundo de las emociones humanas del héroe vulcano.

A lo largo de los años, estos dos personajes han suscitado admiración y devoción, y han sido fuente constante de inspiración para muchos fanáticos de la serie, que se han visto fascinados a niveles subconscientes que sospecho apenas alcanzan a vislumbrar por sus simpáticas e intrigantes peculiaridades. ¡Yo soy uno de ellos!... aunque debo confesar que mi predilección está claramente inclinada hacia el simpático androide de la segunda edición de la serie.

A pesar de sus obvias similitudes, debo decir que lo que me motivó a escribir estas líneas fueron sus más que interesantes diferencias. Empecemos por el recio y disciplinado vulcano.
Spock

Nacido de la unión de un vulcano (el embajador Sarek) y una humana (Amanda Grayson), Spock experimentó desde temprana edad el conflicto interno entre su costado lógico y racional, y su contraparte humana más emocional e intuitiva.

Forzado a vivir en el planeta de su padre, creció en medio de una cultura que veneraba la lógica al mismo tiempo que desdeñaba las emociones por considerarlas fuente de confusión y el germen que da origen a todas las formas de salvajismo y violencia. ¡No es para menos! La historia vulcana está plagada de horrores, pues en el pasado, los habitantes de este planeta fueron una especie barbárica y violenta, incluso más que los humanos.

Luego de vivir en un infierno durante milenios, los vulcanos encontraron el modo de sostener la paz y desarrollar una sociedad libre de violencia: 
suprimiendo las emociones. La cuestión es que conforme fueron avanzando en esta por demás nada sencilla faena, simultáneamente fue germinando en el inconsciente colectivo de esta raza un miedo patológico a sentir emociones.

Spock nació y creció inmerso en este mundo, pero sometido a una tensión mucho mayor que cualquier vulcano ordinario, pues su mitad humana le dio características únicas y lo hizo blanco del menosprecio y la mirada desconfiada de sus pares. Para empeorar su singular situación, a pesar de los intentos de su padre por forzar a Amanda a no aleccionar al muchacho a abrazar las "debilidades" humanas, Spock no fue privado de los cuidados afectuosos de una madre cariñosa que nunca temió la severidad de su esposo, y no dudó jamás en contrariarlo cuando de su hijo se trataba.

¡Verdaderamente el joven medio vulcano tuvo una infancia bastante difícil! Su padre, una importante figura en el gobierno vulcano y un funcionario admirado en la Federación de Planetas, por momentos parecía estar más preocupado de que la mitad humana de Spock no manchara su nombre, que del desarrollo equilibrado y saludable de su hijo.

A decir verdad, si no fuera porque Sarek era vulcano y nativo de una cultura que se desarrolló a 16 años luz de nuestro planeta, diríamos que el gran embajador 
era el típico padre narcisista, un hombre que pone por encima de sus hijos sus propias necesidades, que tiene rígidas expectativas sobre lo que ellos deben ser y que está dispuesto a todo para satisfacerlas, y que posee tal estrechez de miras que es incapaz de empatizar con sus vástagos y de sacrificar su propia seguridad y bienestar en pos de favorecer el de esas pequeñas criaturas que dependen enteramente de él.

Estas fueron las condiciones en las que Spock creció y se desarrolló, y fueron justamente estas condiciones las que provocaron en él un permanente estado de tensión. El "peso" de su mitad humana, junto con la lucha por encajar en la sociedad vulcana y la búsqueda incesante de la aprobación de su padre, sin duda obligaron al joven vulcano a desarrollar una extraordinaria disciplina. Tan exitoso fue Spock en esta tarea, que finalmente logró erigirse como una figura tan importante o más que su propio padre dentro y fuera de la propia Federación.
Pero este triunfo no fue gratis, el rechazo de su humanidad le trajo aparejado un enorme dolor que acarreó toda su vida sin poder exteriorizarlo ni procesarlo adecuadamente. También lo transformó en un hombre solitario y por momentos taciturno, incapaz de disfrutar con plenitud el afecto de sus entrañables amigos (el Capitán Kirk y el Doctor Leonard McCoy) o la caricia amorosa del amor de una mujer.

No fueron pocas las veces que Spock tuvo serios problemas para comprender la complejidad de una situación o para determinar cómo proceder adecuadamente ante un peligro. Su incapacidad para conjugar sus extraordinarias habilidades lógicas con la poderosa intuición humana, y de decodificar con acierto el enmarañado, confuso y escabroso universo interior que crean las emociones, lo hizo en ocasiones poco apto o directamente inepto para tomar las decisiones correctas ante una encrucijada. De hecho no resulta casual que en aquellas ocasiones, su amigo el Capitán James Tiberius Kirk, naturalmente intuitivo y con una inteligencia extremadamente práctica, fuera quien terminara salvando el día.

Este resulta ser el rasgo distintivo del personaje Spock, su constante esfuerzo por no sentir, por no experimentar emociones humanas, o mejor dicho, como esto resulta virtualmente imposible, por suprimir toda manifestación de las mismas. Esa es su lucha, ese es su 
leitmotiv, y esa es su mayor fuente de dolor y sufrimiento.Data

Empecemos por decir lo más importante, 
Data no es humano, es un ser artificial, un androide creado por el Doctor Noonien Soong, en el planeta Omicron Theta. El Dr Soong fue un excepcional científico experto en cibernética, posiblemente el más extraordinario y admirado dentro de la Federación de Planetas.

Data fue el segundo ser cibernético creado por el científico. El primero, conocido como Lore, hizo gala de sobresalientes habilidades cognitivas y la habilidad de sentir emociones, pero tuvo serias dificultades para adaptarse a subrutinas éticas diseñadas para facilitar la interacción entre humanos. Lore era lo que en términos humanos consideraríamos un ser emocionalmente inestable; de hecho en el desarrollo del personaje se ven claros indicios de comportamiento psicopático. Su delirio de grandeza y la firme convicción de ser un ser superior que estaba por encima de cualquier cosa viva o muerta en el universo, lo hicieron ignorar todo intento del Dr Soong por desarrollar una conciencia ética y un comportamiento moral. Lore siente desprecio por el resto de los mortales y un desdén perturbador por la vida en todas sus formas.

Fue este rotundo fracaso lo que motivó al notable científico a diseñar a Data de modo diferente. Fue así que en esta segunda versión el Dr Soong 
privó a su creación de sentir espontáneamente emociones, aunque lo dotó de complejos programas y subrutinas que le permitirían aprender a partir de la observación y la experiencia.

Estas fueron las condiciones en las que Data "nació", engendrado por un padre que temía que si su creación gozaba de la capacidad de sentir emociones sin haber pasado antes por un ciclo de experiencia, sin transitar el tortuoso camino de la prueba y el error, podría convertirse en un monstruo dominado por una subjetividad suprema e incapacitado de conectar con el universo emocional del resto de los individuos. ¡Nada fácil la senda que el Dr Soon trazó para Data!

Sin embargo, a lo largo de cada capítulo, la creación cibernética del científico, no deja de sorprendernos. A pesar de que sus capacidades físicas y mentales son muy superiores a las de prácticamente cualquier humanoide orgánico o cibernético, Data es un ejemplo, sin saberlo ni poder sentir orgullo por ello, de humildad, y su constante curiosidad, su incansable observación y análisis del complejo mundo de emociones que le rodea, es una fuente permanente de frescura e inspiración en la serie.

Es particularmente enternecedor ver a Data haciendo preguntas a sus amigos, explorando las reacciones humanas, y tratando de imitarlas mecánicamente para ver qué se "siente". Incluso provoca hasta cierta dulzura ver como todos aquellos que le rodean sienten genuino afecto por él e intentan con los medios a su alcance ayudarlo en su sinuoso camino. Es aún más enternecedor ver como el Capitán Jean-Luc Picard, quien asume quizá sin saberlo el rol de padre, intenta con una mansedumbre sabia e inspiradora ayudar a su amigo androide a transitar la senda elegida.

Es también remarcable cómo es que uno mismo, como espectador, 
se siente emocionalmente involucrado en esta ardua tarea en la que está embarcado "nuestro amigo" cibernético. Y sospecho que no soy el único que capítulo tras capítulo desea con ansias que Data progrese, que pueda descifrar el mundo de las emociones humanas, y que pueda finalmente experimentarlas, aunque más no sea por una fracción pequeña de tiempo.

Es maravilloso observarse a uno mismo y darse cuenta de que este singular personaje que es incapaz de sentir emociones, despierta intensas emociones en nosotros. Data infunde gran empatía sin tener el privilegio de poder sentirla. Data nos hace sentir ternura viéndolo intentar y fracasar en su tenaz tarea. El comportamiento ético de Data, siempre dispuesto a entregar su vida y a poner su deber por encima de cualquier otra cosa, nos provoca admiración y nos inspira... ¿Cómo puede ser que este ser sin emociones, este cúmulo de cables y circuitos, nos asombre, nos deslumbre, nos entusiasme, nos enternezca, nos inspire y muchas veces nos frustre por sus intentos infructuosos por sentir? ¿Cómo puede Data producir una gama tan variada de emociones siendo "el androide que no puede sentir emociones"?... Déjeme intentar dar una respuesta a esta pregunta.

Creo que este aparente sin sentido se debe a que 
Data, sin que él realmente lo sepa, es más humano que muchos de nosotros. Este amigable androide tiene un rasgo que en mi humilde opinión es el que en última instancia nos conduce a transitar un camino de ascenso en nuestra escala humana, en la conquista y el desarrollo de nuestra consciencia: Data es un buscador incansable de su humanidad. No importa cuánto fracase, no importa la angustia que provoque (que por cierto Data no puede sentir, pero todos nosotros sí, de hecho sentimos la nuestra y también la que proyectamos sobre él), y no importa si tiene que hacerlo hasta el último día de su existencia física, es evidente que Data nunca se detendrá.

Y esto es lo que diferencia sustancial y radicalmente a Data de Spock, su supuesto antecesor en la saga original. 
Spock lucha incansablemente tratando de suprimir su humanidad, mientras que Data lo hace en el sentido contrario, es decir procurando encontrarla.
Una reflexión final

No es mi intención en esta breve semblanza sugerir que Data es el "bueno" y Spock es el "malo", o que admiremos a Data mientras que miramos con desprecio a Spock. La realidad es que ambos son personajes de ficción y ambos encarnan aspectos que conviven e interactúan dentro de cada uno de nosotros. De hecho Spock, a pesar de su pesada carga, a lo largo de la serie hace progresos extraordinarios desarrollando una genuina amistad con Kirk y McCoy y valorando la condición esencialmente humana de ambos. Tanto Spock como Data, como dignos héroes de sus respectivas sagas, inspiran compasión al mismo tiempo que admiración.

Lo que creo que deberíamos entender es que, en cierto sentido, nosotros somos esencialmente como Data, es decir exploradores en busca de nuestra humanidad perdida Pero a veces, aterrorizados, atascados y confundidos por circunstancias de la vida, nos comportamos más como Spock y buscamos desesperadamente evitar el dolor, negándonos la posibilidad de experimentar emociones y aprender de ellas.

Claro que es comprensible que, como los vulcanos, tengamos cierto "respeto" por el potencial riesgo que conlleva permitir que nuestras emociones se salgan de control y que nos mantengamos en guardia, pues la historia de la humanidad nos ha mostrado innumerables veces cómo es que suprimir o despreciar nuestras aptitudes para el raciocinio y dar rienda suelta a la variada constelación de emociones que transitan permanentemente nuestra mente, puede conducirnos a ciclos infernales de caos y destrucción.

La cuestión es comprender que la negación de un rasgo humano y su consecuente intento de supresión, son parte de una fórmula perfecta para la frustración, el sufrimiento, y un eventual fracaso. 
Explorarnos y observarnos a nosotros mismos, incluso en aquellos momentos en que más nos rechazamos y nos sentimos avergonzados de lo que hacemos, sentimos o pensamos, es parte esencial del camino para ser mejores seres humanos.

Considerando todo lo dicho, la propuesta es que usemos a estos dos personajes para ayudarnos a reconocer quiénes somos en cada momento de nuestra vida diaria... ¿somos como Data, un explorador curioso que puede cometer un error en cualquier momento o comportarse torpemente, o somos como Spock y nos sentimos temerosos y presionados a comportarnos fríamente y suprimir aquello que nos hace dudar o nos acarrea dolor?
Analista de Sistemas Informáticos, especializado en consultoría en las áreas de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. Desde el año 2011 es parte del equipo de editores de SOTT.

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