PANDEMIA POLÍTICA: Dividir y debilitar la
sociedad
Somos seres gregarios, es por ello que nos buscamos, atraemos y relacionamos.
La relación es lo que nos hace humanos pues permite la
Comunicación, el Conocimiento, la Cooperación y la Civilización.
Sin embargo, las medidas políticas implementadas por nuestros gobernantes van en contra no sólo del bienestar social e individual, sino de todo aquello que nos hace humanos. Hago hincapié en lo de medidas políticas, porque ni son sanitarias, ni son saludables, en el amplio sentido de la palabra Salud.
¿Qué rigor científico tienen las medidas políticas impuestas por la fuerza?
Estas normas (decretos ley, que no leyes desde el parlamento) restrictivas, irracionales y carentes de rigor científico, impuestas por los políticos de manera unilateral, crean miedo, confusión, frustración, inestabilidad emocional y mental, aislamiento, soledad, hostilidad, auto-destrucción, enfermedad y muerte.
De hecho, han llevado a colectivos médicos a denunciarlas.
Algunos ejemplos son:
- Médicos Americanos en
Primera Línea (America´s Frontline Doctors).
- Alianza Mundial de Médicos
en Europa.
- Médicos por la verdad en
España.
- Médicos por la verdad
Argentina.
- La declaración de Great
Barrington.
No obstante, no sólo existen quejas de colectivos
sanitarios.
Puedes ver la rueda de prensa de Abogados por la verdad,
Policias por la libertad, Científicos por la verdad, sanitarios, docentes y
múltiples colectivos civiles.
O por ejemplo los Jueces de Austria:
El Tribunal
Constitucional de Austria ha declarado anticonstitucional la Ley de Medidas
COVID-19 (cierre de bares, prohibición de eventos con más de 10 personas, uso
obligatorio de mascarilla, etc.), al no encontrar pruebas que lo justifiquen.
Asimismo, se abre la puerta a que los ciudadanos puedan
presentar reclamaciones oficiales de responsabilidad y pedir indemnizaciones
por cierre de negocios, pérdidas económicas, etc.
¿A qué peligros nos
enfrentamos como sociedad?
En mi opinión personal, el verdadero y gran peligro no
radica tanto en el virus como en esta clase política que, de manera
completamente consciente, pervierte el significado de la democracia al
conculcar los derechos fundamentales de los ciudadanos y culparlos del desastre
sanitario, educativo, económico y humano que ellos, y solamente ellos, están
ocasionando.
El enemigo más importante a combatir no es el virus sino el
sistema político.
Las ciencias psico-sociales han logrado aunar Biología y
Biografía para explicar nuestros orígenes, quiénes somos, cómo nos relacionamos
y comunicamos, y hacia dónde podemos evolucionar en función del trabajo que
realicemos con dichas interacciones.
Centrándome en las relaciones y la biografía, intentaré
exponer los mecanismos de defensa que estamos desarrollando.
Comprendiendo el
calado de la actual situación:
En estos momentos, las opciones para interactuar son
escasas, especialmente para quienes están asustados.
Sabemos que hay personas que se debaten entre el miedo al
contagio y el deseo de interacción.
Miedo y deseo son emociones muy potentes dado que provienen
de los dos instintos básicos.
El miedo surge del instinto de supervivencia, el deseo del
instinto de transmisión de los genes. Ambas emociones van de la mano, son las
dos caras de una misma moneda (al desear algo se siente miedo de no poder
conseguirlo, o de perderlo una vez logrado; el miedo a algo despierta el deseo
de superarlo).
De la gestión de dichas emociones dependen el equilibrio
emocional y mental de la persona.
De manera muy general diré que reprimir, o no satisfacer,
los deseos y necesidades básicas ocasiona frustración; la frustración a su vez
genera ira y agresividad.
El miedo, sin embargo, ocasiona confusión y desconfianza.
Todo esto, ya se está detectando en las consultas y las soluciones no siempre
son fáciles.
¿Qué están generando
las actuales medidas político “sanitarias”?
Las actuales medidas políticas, ofrecidas como eficaces
contra el SARS-CoV-2, están siguiendo un claro patrón de incremento del control
ciudadano de forma progresiva por parte de los Estados.
Pero en lo referente al aspecto humano, van en contra de la
diversión, la alegría, la interacción social, el ocio. Está prohibido cantar o
bailar juntos, ir a conciertos o a eventos culturales.
El contacto físico, la erótica y las expresiones afectivas
(besos, caricias y abrazos) están cercenadas, las relaciones interpersonales
restringidas, los viajes y la propia práctica del deporte enormemente
limitados.
Impedir la necesidad de satisfacer interacciones físicas y
sociales reduce las ganas de vivir.
Todo ello va en contra de la salud física, emocional,
intelectual y existencial de la población.
¿Y las libertades?
¿Los derechos? ¿Las necesidades humanas?
Las necesidades, derechos y libertades están frustradas lo
que limita la autonomía y responsabilidad de los individuos.
No existe responsabilidad sin libertad; para hacernos
responsables de lo que hacemos, sentimos o pensamos es necesaria la libertad de
elección.
La pérdida de autonomía genera confusión, miedo e
inseguridad. La sensación de inseguridad y confusión conduce a la
irracionalidad, a la pérdida de claridad mental, a creer y aceptar cualquier
cosa que se diga.
Así es como se consigue una población sumisa y dócil.
¿Por qué las normas
cambian tanto? ¿Qué efectos generan en la población?
Este ir y venir de normas cambiantes obstaculiza la
posibilidad de planificar la vida privada y profesional, lo que genera
incertidumbre, inseguridad y dependencia.
Parte de la población se siente como un niño dependiente
incapaz de hacerse responsable de su vida o de su salud; aquello que hasta
ahora estaba en sus manos, ahora depende de otros.
Otro sector poblacional piensa que les han robado sus
perspectivas de futuro, de proyección laboral y personal, de autonomía.
Aparecen la frustración, la ira y la agresividad. La
agresividad sale con los más cercanos, especialmente en casa con la pareja y
los niños. Aumentan los abusos de poder, los malos tratos, las agresiones
sexuales; afloran el autoritarismo, la imposición, la intolerancia contra
quienes tienen otra opinión.
¿Se está intentando
dividir y debilitar a la sociedad?
De esta manera surgen los bandos: los partidarios de la
versión oficial vs los
“negacionistas” (etiqueta creada por los medios de comunicación).
Aquellos con pensamiento crítico se presentan como una
amenaza social, como un peligro, como algo anormal o desequilibrado.
Al mismo tiempo, estas personas críticas se sienten
amenazadas desarrollando sentimientos adversos hacia quienes comulgan con la
narrativa oficial. Así comienza la división social, la crispación, los ataques
y las agresiones.
Como bien sabemos, dividir y enfrentar a la población otorga
poder a quienes lo promueven.
¿Quiénes promueven
estas divisiones sociales?
Los medios de comunicación y los políticos alimentan esta
lucha entre bandos.
Políticos con medidas no científicas impuestas por decreto
ley sin debate alguno y sin aportar estudios o informes que los avalen.
Y los medios de comunicación a través de campañas de
propaganda a favor de tales medidas, y en contra de cualquier colectivo
profesional que las cuestione o ponga en evidencia.
¿Se promueve la
delación y acoso de ciudadanos contra ciudadanos? ¿Se vende como si fuera hacer
un bien público? ¿Esto no ha ocurrido ya durante las peores dictaduras y
gobiernos totalitarios?
Este verano en televisión, el lehendakari Iñigo Urkullu
(máximo dirigente del País Vasco, España) alentaba a los ciudadanos a denunciar
a quienes no cumplieran con las normas. La televisión pública vasca solicitaba
la habilitación de teléfonos de denuncia ciudadana.
La caza de brujas de los estados totalitarios está en
marcha.
Y esto no es un fenómeno aislado. Políticos en EEUU y en
múltiples países alentaban y fomentaban actitudes similares de denuncias
ciudadanas propias de regímenes totalitarios.
¿Qué más se promueve?
Están aumentando notablemente los trastornos
obsesivo-compulsivos.
El continúo lavado de manos, la desinfección de todo aquello
que se toca, la sensación de inseguridad ante un patógeno omnipresente o ante
un asintomático potencialmente infectivo provocan una continua sensación de
peligro, de contagio, de suciedad.
Todo ello patologiza a la sociedad y crea un estrés
psicológico permanente.
El estrés crónico conduce a estados auto-destructivos: comer
o beber demasiado, abusar de las drogas, del sexo, del juego, y en casos más
extremos puede conducir al suicidio.
¿Se está provocando
una desestabilización psicológica de la sociedad? ¿Por qué y para qué?
El miedo a las presiones laborales, a perder el trabajo, a
no poder pagar el alquiler, a cómo alimentar a los hijos conduce a estados
depresivos.
Todo esto activa la sensación de abandono, de soledad y se
activa el miedo instintivo a la muerte, potenciando cualquier desequilibrio
latente en el sujeto.
El profesor Franz Ruppert, experto en traumas psicológicos,
dice que cuando las personas son sometidas a experiencias vitales de estrés
crónico y traumas, éstas pierden su integridad, se fragmentan internamente.
Piensan que no pueden hacer nada, se sienten impotentes a
merced de una situación exterior que no pueden cambiar, lo que les lleva a
separarse de sí mismos y de sus necesidades.
Para superarlo, se identifican con sus verdugos y se someten
a ellos. De esta manera, aceptan sin cuestionarlo todas las medidas
restrictivas, medicamentos, pruebas diagnósticas o vacunas que les impongan.
Llegan a verlos incluso como sus salvadores.
¿Qué está ocurriendo
con los niños?
Los niños están desconcertados. A los escolares se les
bombardea con estrictas medidas de higiene y distanciamiento social.
Se les impide jugar y relacionarse con normalidad, se les
reprime y asusta, se les roba la creatividad y la ilusión. Les hacen sentir
culpables porque pueden infectar y matar a sus mayores. La culpa y
responsabilidad con la que están cargando es enorme.
Los bebés nacen y se crían entre mascarillas. No pueden ver
la expresión de la cara de los adultos. Todo ello les impide desarrollar una
adecuada gestión emocional.
Desde hace décadas hay estudios -como los de la cara inmóvil
realizados en Harvard por Edward Tronik- que demuestran que la pérdida de
interacción social, de contacto físico o de afecto genera daños permanentes en
los bebés.
¿Qué está ocurriendo
con los mayores?
Los mayores están abandonados, aislados, alejados de sus
familiares, lo que les deprime y produce demencia.
El aislamiento y la soledad provocan pérdida del pensamiento
coherente, desarraigo; se generan dudas entre lo verdadero y lo falso, y
desaparece el sentido de la realidad que les rodea. Cuando el individuo pierde
el sentimiento de pertenencia al mundo, colapsa.
Los regímenes tiránicos utilizan el aislamiento y la soledad
como arma para someter al pueblo. Los hombres aislados son impotentes por
definición.
Sobre ello escribió largo y tendido Hannah Arendt. Arendt
sostenía que lo que perpetúa el totalitarismo es la manipulación por
aislamiento, y esto se logra mediante la división de las narrativas “nosotros
contra ellos”.
El ser humano aislado pierde su capacidad de añadir algo
propio al mundo y su sentimiento de pertenencia éste, lo que supone una de las
experiencias más desesperadas del individuo.
Conclusiones:
Los gobernantes están tomando medidas políticas, sin ningún
rigor científico, haciéndolas pasar por sanitarias.
Se está produciendo una desestabilización psicológica de la
sociedad.
Los políticos y los medios de comunicación están fomentando
acciones propias de regímenes totalitarios (con un pretexto sanitario).
Los efectos de estas medidas inhumanas generan efectos
devastadores en nuestra salud física, emocional, mental y social, en nuestra
economía, en nuestra forma de percibir el mundo y, muy especialmente, en las
interacciones que nos hacen humanos.
Denunciar en los tribunales a aquellas personas responsables
de todo esto es una acción que se está llevando a efecto en múltiples países.
“La pertenencia, la
comunidad y la conexión humana es uno de los mayores actos de valentía y
resistencia a la opresión. La verdad, la bondad, la justicia, la belleza y el
amor son declaraciones de verdadera pertenencia”. (Hannah Arendt)
L.G.R.R.
(Fuente: https://elinvestigador.org/)
https://astillasderealidad.blogspot.com/2020/12/pandemia-politica-dividiendo-y.html
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