PROMETEO Y EL ARMAGEDON
Para que entiendas por qué nos odian…
Fue cuando entramos por la cuarta puerta que encontramos
flotando en el licuoso espacio a una piedra inmensa, casi esférica, aplastada
por los lados, con un centro ígneo aún vivo.
Alineamos nuestras naves y pusimos proa al nuevo
descubrimiento, esperando que las pruebas que íbamos a realizarle resultaran
positivas.
Luego de años de pruebas, el modulo analizador nos trajo
todos los resultados. El objeto era apto para una siembra completa de vida.
Lo primero fue bajar agua del espacio cósmico y retenerla en
la superficie de la roca con un sistema de emisión de vibraciones electromagnéticas
que impedirían que todo el trabajo a realizar se esparciera por el cosmos.
Nuestros aliados de alfa draconis, a partir de allí, prepararon diversos terrenos de experimentación y sembraron diferentes especies de vegetales que compactarían el terreno y proveerían a la atmosfera de los gases necesarios para la vida.
Esta tarea tomo mucho esfuerzo y tiempo y le costó la vida a
muchos de nosotros.
Luego vino nuestro trabajo de crear, en base a clones
guardados en nuestros almacenes criogénicos, las especies animales que complementarían
la vida en el planeta.
Hicimos muchas pruebas, en base a nuestras propias especies
nativas, eliminando a aquellas que no se adaptaban o resultaban
contraproducentes al plan original.
Algunas especies resultaron de singular capacidad de adaptación
por lo que fueron tomadas como base para la diversificación posterior.
Estas especies fueron, esencialmente, las reptiles.
Se tomó de ellas la forma de reproducción, por resultar de fácil
control, para protegerlas o destruirlas según fuera la necesidad del momento.
Luego de muchas pruebas y fracasos, la fauna y flora
quedaron más o menos estables y estuvimos listos para el próximo paso: nuestra
mudanza a aquel paraíso.
Todo estaba en perfecto equilibrio. Las aguas y las tierras.
Las plantas, árboles y animales. Todo en una perfecta armonía de belleza y paz.
Ahora se trataba de construir nuestras casas, que debían ser
magnificas y no afectar el medio ambiente.
Nuestros guerreros, ahora inútiles pues ya todas las guerras
habían quedado atrás, se ocuparían de las construcciones.
Decidimos crear cuatro reinos, para cada uno de los reyes
viajeros. Estos fueron llamados los Reinos del Norte, Sur, Este y Oeste.
No íbamos a arruinar este paraíso con guerras y fue por eso
que los reinos fueron planificados para estar distantes.
Para mantener la vida vegetal se nombraron capitanes de los
vientos, las mareas, las plantas, los árboles, etc. Toda una legión de seres
sutiles que se movían silenciosamente entre los elementos de nuestra creación.
Sin embargo, la construcción no resultó tan sencilla como creíamos,
a pesar de todos nuestros recursos técnicos.
La materia era especialmente dificultosa de manipular y oponía
mucha resistencia, por lo cual nuestros trabajadores comenzaron a dar muestras
de cansancio y hostilidad.
Así fue que en el Congreso de la Alianza se decidió crear un
animal capaz de hacer esos trabajos.
Los reyes celestiales dieron su aprobación y nuestros
científicos, la mayoría de ellos femeninos, comenzaron la ardua tarea de
seleccionar al animal que sería objeto de modificaciones hasta adaptarlo a
nuestras necesidades de construcción.
Según como habíamos acordado, el espécimen sería extinguido
al finalizar las tareas.
Un ejemplar similar al velocirraptor fue tomado en cuenta
porque ya había sido utilizado como base para otras especies, especialmente las
aves, demostrando una gran capacidad de transformación.
Fue sometido a diversas clonaciones hasta que conseguimos un
animal bípedo de gran fuerza y resistencia, hibrido, el cual sería producido en
nuestros laboratorios hasta que ya no necesitáramos de ellos.
La cuestión ahora sería si su capacidad mental le permitiría
realizar dichas tareas, por lo cual se decidió colocarle alguna capacidad extra
como precaución para el futuro.
Nosotros, en nuestro medio, no necesitábamos de un sistema
de reproducción, ya que teníamos la tecnología para desarrollar clones de
nosotros mismos y transferirles nuestras almas cuando ya nuestro cuerpo físico
estuviera desgastado, lo cual tomaba milenios en suceder, o en el caso de que
por alguna circunstancia hubiéramos sido heridos de muerte. En tales
situaciones la transferencia del alma se volvía más dificultosa y a veces
tomaba años para recuperarla. Aun así conservábamos nuestra sexualidad como
parte de nuestro disfrute cotidiano, siendo los machos un poco más grandes que
las hembras y más aficionados a la guerra y los deportes que ellas, inclinadas
a las tareas intelectuales.
De tal manera que pensamos que nuestros trabajadores podían
ser clonados fácilmente, ya que no había alma para transferir.
Ellos fueron llamados “lumanos”.
En poco tiempo notamos que había que hacer ajustes. Morían
en masa durante los trabajos, debido a su torpeza y esto implicaba mucho
trabajo en nuestros laboratorios.
Resolvimos el problema del laboratorio produciéndolos en dos
sexos y que su reproducción fuera por fecundación como en los antiguos tiempos
de nuestra propia civilización.
Añadimos funcionalidad a algunas líneas de su ADN para que
desarrollaran un cerebro básico capaz de resolver situaciones sencillas
relacionadas con los trabajos.
Así nació “El Humano”. Hicimos una gran fiesta para festejar
el invento, mientras ellos mismos parecían bailar al son de nuestros
instrumentos, allá abajo, en sus cuadras.
Para poder controlarlos mejor, los desarrollamos mucho más
pequeños que nosotros, de manera que uno de nuestros guardias podía ser dos o
tres veces su tamaño.
Y así continuaron con los trabajos: los palacios y las
carreteras fueron construidos. Muchos de ellos murieron de agotamiento, otros
huyeron hacia los bosques, pero el mayor desastre lo provocaron nuestros
propios guardias al cruzarse con las mujeres humanas.
Ellos nos temían y respetaban como dioses y jamás les
dijimos que no lo éramos, pues habíamos sido sus creadores y era justo que nos
tomaran como seres superiores. Pero es posible que el hecho de que nuestros
vigilantes y nosotros mismos tomáramos a sus mujeres, disminuyera su respeto
hacia nosotros. Y fue por razones como esas que algunos decidieron huir y hasta
nos odiaban e intentaban matarnos si les era posible.
Pronto los hijos mestizos de humanos y vigilantes fueron
multitud y como de nada nos servían y eran una afrenta para la pureza de
nuestras sangres, los incitamos a pelear contra los humanos que, a partir de
entonces y gracias a nuestras estrategias, los odiaron hasta el punto de
exterminarlos. Sin embargo, ya la sangre real había llegado a ellos y muchos
cambios fueron produciéndose.
Aquellos vigilantes que habían roto nuestra ley, al tiempo
que reclamaban por un trato diferente hacia los humanos, fueron proscriptos y
expulsados de nuestras tierras, convirtiéndose así en seres despreciados, hasta
por los mismos hombres.
Creo que ese fue el principio de la aparición de rebeldes,
seres libertarios que rechazaban nuestra dirección. Pero también influyó la
llegada de otros viajeros que venían con ideas e intenciones diferentes para
con los humanos. Algo así como de convertirlos en hombres libres.
A esta altura de los acontecimientos nuestro Génesis
terrestre estaba establecido en cuatro reinos celestiales y grandes extensiones
de tierras silvestres ocupadas por ocultos proscriptos, algunos descendientes
de la cruza maldita entre humanos y Nephillim y otros humanos puros.
La llegada de nuevos visitantes pudo ser motivada por la
curiosidad, como ellos alegaron, pero seguramente se debió en gran parte a un
hecho que ocultamos cuidadosamente de todos nuestros congéneres y por supuesto,
de los humanos.
Ya que este experimento era nuevo, ignorábamos algunas
cosas, como la memoria recesiva del ADN, lo cual implica que, aun modificado,
tiende a regresar a su estado primigenio.
Esto pudo haber producido que los humanos comenzaran a
desarrollar su genética, aun cuando la evolución no existe en el planeta, sí
existe la adaptación y las cualidades esenciales del ADN que responden a leyes
universales que están por encima de nuestra ciencia.
Pero lo que ocultamos fue que no era verdad que insufláramos
vida a los clones humanos con parte de nuestra propia energía úlmica. Esto
hubiera sido extenuante para nosotros. Lo que realmente hicimos fue emboscar a
espíritus increados que vagaban libres por el universo y encapsularlos en
envoltorios álmicos, usando su propia energía, la cual paso a alimentar a los
sujetos de nuestra creación.
Casi seguramente esto llamó la atención de sus familias
estelares que acudieron a su rescate. Muchos de ellos fueron presa de nuestra
trampa para espíritus, pero otros lograron escapar. Como fuera, el impulso
libertario de los nuevos espíritus encarnados comenzó a formar parte de la
humanidad libre, algunos dirigidos por líderes como Lucifer y Prometeo
comenzaron una batalla infinita contra nuestro plan.
La paz había terminado en la Tierra y los cuatro reinos
celestiales deberían buscar una manera inteligente de sobrevivir.
Los reinos celestiales y sus emperadores fueron establecidos
en lo que hoy es Centro América, China, Europa Central y Africa del Norte.
Con el tiempo edificamos la gran capital del comercio y la
ciencia en un continente ubicado en el actual Océano Atlántico. Una réplica fue
construida en el Mar Mediterráneo, muchos años después. Ambas fueron bautizadas
como Atlántida.
Mientras, la mayoría de los humanos vivían en las cuadras,
al pie de nuestras grandes ciudades, sirviendo en la construcción de los
grandes imperios que hoy conocéis como el Maya, Inca, Egipcio, Chino y Romano
(edificado más tarde como adalid de nuestra cultura), otros se aventuraron en
grupos que parecen haber sido favorecidos por aportes genéticos de otras razas
estelares, tales como celtas, germanos, nórdicos, nativos americanos, mongoles
y en general los hombres libres de todas las tierras.
El humano original fue desapareciendo, superado por las
nuevas razas de hombres más avanzados y capaces.
Pronto su desarrollo mental y espiritual nos obligó a la
ideación de un plan para lograr el control absoluto de nuestra creación, el
plan se llamó: Har-Magedon, Monte Megido, el lugar donde será la batalla final
entre el bien y el mal.
En que se basaba este plan. En primer lugar había que quitar
del foco de los humanos que nosotros éramos su enemigo. Era necesario que nos
reconocieran como lo que somos: sus creadores. Pero para que la figura de la
creación fuera más fuerte, el Dios debería ser uno, así que establecimos un
plan para la aparición de cultos a un dios único. Sin embargo, para mantener la
división entre los hombres, le dimos a ese Dios diferentes nombres y diferentes
cultos, e hicimos que pelearan entre sí.
Los humanos leales fueron colocados como gobierno de toda la
humanidad, de ellos dependerían los gobernantes visibles, aparentemente
elegidos por el pueblo. Nosotros dirigiríamos a todos a través de ellos, para
eso establecimos las llamadas “ideologías políticas” y partidos, los cuales,
conjugados con las religiones, compondrían el elemento de distracción y la
justificación para guerras continuas. Nosotros dirigíamos a todos, de manera
que toda guerra era ganada por nosotros y perdida por los humanos.
Al mismo tiempo, fuimos dando forma a varios sistemas de
información que tendrían la tarea de llevar a los humanos lo que nosotros
quisiéramos que sepan o crean saber y a cambiar la realidad de los hechos y los
momentos en el espacio y el tiempo en que ocurrían de tal forma que todo su
pasado quedaría enterrado en la confusión, evitando así que atesoraran
experiencia liberadora.
Esto era casi perfecto, de no ser por varios elementos que
se nos escaparon de las manos:
El primero fue la avaricia de nuestros colaboradores
humanos, que los llevó a explotar el planeta hasta peligrosos límites. Esto
despertó la atención de nuestros aliados estelares que habían construido este
jardín y ahora lo veían peligrar. Su reclamo exigía el exterminio de la mayoría
de los humanos para lograr un equilibrio.
Tampoco podíamos decirles a estos socios que la culpa no era
toda humana, ya que en verdad no nos interesaba demasiado el planeta si no
producía lo que queríamos y que la incomodidad de la polución y la falsa
creencia de sobrepoblación eran parte de nuestra estrategia de dominación
basada en la creación de problemas insolubles para ellos que los mantuvieran en
constante estado de temor.
Parte de esa estrategia de terror era la proliferación de
enfermedades y sus curas costosísimas que en verdad no curaban y acortaban sus
tiempos de vida. Logramos así que de los seiscientos años iniciales, se
conformaran con setenta u ochenta de los cuales tomábamos sus periodos de mayor
productividad y luego los descartábamos con promesas de retiros cuyos recursos
nosotros mismos consumíamos.
Sistemas de asistencia en salud defectuosos, educación
limitada y basada en conceptos erróneos, pautas culturales obsesivas tales como
una música cada vez más alienante y conductora a estados bajos de vida, fue
toda nuestra acción para estos tiempos en que debimos enfrentarnos a los
problemas que mencione más arriba:
La característica recesiva del ADN que hace que los humanos
“perciban” su origen estelar.
La inclusión de elementos extraterrestres que vienen a
rescatar a sus familias.
Todo hace pensar que el recurso final, la gran batalla entre el bien y el mal, tendrá que llevarse a cabo para justificar la muerte de millones de humanos que lucharan para uno y otro bando, ignorando que ambos bandos son liderados por NOSOTROS
Centinela
https://centinelanocturno.wordpress.com/2021/06/13/prometeo-y-el-armagedon/
https://centinelanocturno.wordpress.com/2021/06/12/los-dioses-los-visitantes-y-la-creacion/
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