© LA DESAPARICIÓN HUMANA
Una cuestión de conciencia
La desaparición humana es una certeza que estremece al
constatar las veces que se ha producido. Muchas veces de manera intencionada y
masiva (diluvio mediante?!) Aunque la verdad es que todo en la naturaleza nace,
crece y muere.
Visto a nivel individual la cuestión es si se trata de una
cosa premeditada o un defecto de creación, ya que se hace difícil de aceptar un
planteamiento así.
En alguna película se ha abordado el hecho de la
inmortalidad como un deseo muy arraigado pero a la vez temible al hacerse
insoportable una vida indefinida.
Elegir el ámbito del universo para el análisis de esta
cuestión lo complica todo aún más pero hay que acudir a un escenario más amplio
para intentar comprender esta realidad.
Dando por cierto la existencia de un necesario "equilibrio" en toda la creación, se pueden asumir los constantes reajustes que se realizan para mantenerlo.
La duda -la decepción- surge ante la existencia de la
conciencia, ya que si toda la creación fuera irracional seguiría el orden
establecido sin más. Pero el ser humano, al ser consciente, se llena de estupor
ante tan gran disparate (¿injusticia?).
La visión trascendente se muestra inútil y perversa ante la
inexistencia (o desconocimiento) del más allá. Y si a esto añadimos las
manipulaciones sufridas por el ser humano, de la mano de otros entes, el
panorama es doblemente desolador.
No sería demasiado pedir tener constancia de una
trascendencia que diera un sentido a la existencia del ser humano -con todas
sus limitaciones- pero con un horizonte de acuerdo con sus capacidades
psíquicas.
Para qué disponer de tantas "prestaciones" si hay
una "obsolescencia programada" como un vulgar electrodoméstico? Es
una incongruencia (¿una estafa?) además de un escarnio cuando se esperaría que
fuera razonable, lógico y no digamos compasivo.
Al no podernos acoger a nada de lo que se nos ha enseñado
(¿engañado?) por el sesgo existente en toda clase de doctrinas, debemos
procurar llegar de forma personal a conclusiones inciertas, inexactas e
inseguras.
En cualquier caso lo que sorprende por encima de todo es lo
estúpido de una creación que es consciente de sí misma pero que desaparece sin
que ella misma tenga opciones en este hecho. (O sí?)
Se dice que la vida es un juego. Un videojuego en el que el
personaje del juego es nuestra encarnación física y el operador el verdadero
YO, nuestro ser inmortal. No queda más remedio que creer en esta interpretación
para dejar de darle vueltas al asunto.
Sin embargo, queda por dilucidar de dónde sale este YO y el
papel que juega en todo este "gran tinglado".
Se dice que hemos venido a evolucionar, a aprender, a
experimentar... Muy bien, de acuerdo, y después qué?
Es evidente que nos falta información y, en su lugar, de lo
que disponemos es de demasiada "desinformación" que nos tiene bien
desorientados (y sometidos!)
En fin, que no decaiga
Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com
9.8.2021
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