TRES ESCENARIOS DEL FUTURO
De acuerdo al filósofo y geoestratega ruso Alexander
Dugin, la guerra en Ucrania se está convirtiendo en el preludio de una Tercera
Guerra Mundial y hemos llegado a un punto en que es posible imaginar cuáles
serán los posibles escenarios futuros tanto para Rusia como para el resto
mundo.
Hemos llegado a un punto en que es posible imaginar cuáles serán los posibles escenarios futuros tanto para Rusia como para el resto mundo. Después de todo, la guerra en Ucrania se está convirtiendo en el preludio de una Tercera Guerra Mundial. Por supuesto, sabemos muy bien que todo esquema simplifica la realidad, pero recurriendo a ellos somos capaces de darle sentido a la realidad y ponderar los posibles resultados de lo que sucederá.
Vamos a explorar tres escenarios objetivos y un cuarto subjetivo. Por lo tanto, existe una cierta asimetría entre todos estos escenarios y la forma en que los expondremos. La lógica opera intentando crear cadenas causales que producen efectos y se convierten en hechos verificables, mientras que las ideas subjetivas no son más que visiones restringidas a ciertos grupos o actores que toman decisiones intentando influir en los acontecimientos.
El escenario
catastrófico: “desimperialización” de Rusia
Empecemos exponiendo el peor escenario: supongamos que el
contraataque de las fuerzas ucranianas y la OTAN en Járkov y el Donbass tiene
éxito. Para saber lo que sucederá no hay que escuchar lo que dicen los
pesimistas y críticos (así como toda clase de participantes) dentro de nuestro
país: tal escenario es descrito claramente por la propaganda oficial de los
nazis ucranianos que afirman abiertamente que invadirán Crimea y las regiones
de Belgorod, Kursk, Rostov y Voronezh hasta llegar a Moscú. Tales planes
también han sido expresados por los rusofobos y los liberales rusos: será el
fin de Rusia. En caso de producirse tales acontecimientos no solo el gobierno,
sino también Rusia misma llegará a su fin. No pasará lo mismo que en 1991,
cuando conocimos como la URSS colapsó de forma tranquila y senil, más bien
conoceremos un asesinato sangriento. En caso de que nuestras tropas en el
frente terminen por retroceder (algo que ha estado sucediendo desde hace
treinta años), entonces nuestro país colapsará tanto por razones internas como
externas.
Es un escenario donde lo objetivo y lo subjetivo se unen
hasta dar nacimiento a una ideología política: este es el sueño de Kiev, los
globalistas y los partidarios de Navalny, Akhedzhakova y Eco Moscú (la quinta
columna). Los problemas que lastramos desde el inicio de la Operación Militar
Especial se volverán contra nosotros y nos destruirán: la falta de suministros
en el ejército, así como los errores de cálculo estratégicos cometidos (los
cuales ya se han hecho evidentes) y nuestra dependencia de la tecnología
extranjera – a la cual ya no tenemos acceso y que afecta nuestro armamento –
causarán nuestra ruina. En caso de que esto se produzca tanto las autoridades
como el gobierno tendrán que pagar el precio de la derrota y Rusia desaparecerá.
Nadie podrá escapar de las retaliaciones que vendrán.
Segundo escenario: el
fin de la historia y de toda la humanidad
El segundo escenario sería el apocalipsis nuclear, el cual
se hará cada vez más probable en la medida en que Moscú comience a perder terreno.
Es evidente que esta es una posibilidad, pues las afirmaciones de que “las
potencias nucleares no pierden las guerras” van dirigidas precisamente a esto.
Lo mismo se aplica a las palabras de Putin de que “habrá muertes y muchos irán
al cielo” o “que la paz no podrá ser dictaminada sin Rusia”. ¿Este escenario es
posible? Sí, evidentemente. ¿Acaso el gobierno ruso está considerando este
escenario? Sí, lo está haciendo. Todo lo anterior nos lleva a concluir que
existen una cierta cantidad de causas objetivas y subjetivas que muy
probablemente desencadenaran tal escenario y debemos prepararnos para
enfrentarlo. Por lo tanto, existen los requisitos mínimos para que se cumplan
tales condiciones y se tomen decisiones que nos lleven por ese camino.
Putin mismo ha dicho que nuestros enemigos no esperan
nuestra rendición y cita el ejemplo de Salvador Allende, el cual luchó con una
ametralladora hasta su muerte. La diferencia radica en que Allende no tenía
acceso a armas nucleares y solo podía matar a unos cuantos enemigos antes de
morir. No obstante, la opción nuclear podría haber comenzado ya, pues el
bombardeo contra la central nuclear de Zaporiyia por parte de las fuerzas ucranianas
quizás tuvo este fin. Tal ataque equivaldría a un ataque nuclear en territorio ruso,
especialmente porque las armas que usan los ucranianos son proveídas por
Occidente y es este último el que decide donde usarlas y cuáles son los blancos
a las que van dirigidas. Por supuesto, Ucrania no es el centro de toma de
decisiones, sino los países que se encuentran en el Atlántico. Rusia puede
recurrir al uso de armas nucleares, pues la derrota sería la aniquilación tanto
de nuestro Estado como de nuestro pueblo. El hecho de que se recurra a la
disuasión nuclear como medio para sobrevivir es una posibilidad. Claro,
Occidente sigue considerándose el único sujeto que puede actuar en el mundo y
quizás eso cause graves consecuencias cuando las tensiones aumenten.
El escenario de la
victoria: la guerra santa y el triunfo de los defensores de la multipolaridad
El tercer escenario es sin duda el más importante y el único
que nos conducirá a la victoria. Se está produciendo una revolución desde
arriba en Rusia y Putin ha roto totalmente con Occidente. Esta ruptura total e
irreversible debe convertirse en una ideología que cambie el rumbo y la
existencia estratégica de nuestro país. Eso implica la abolición de todos los
compromisos que todavía tenemos y la transformación de nuestro país en un
Imperio popular con un carácter religioso y socialista (anticapitalista). El
liberalismo y el occidentalismo serán condenados, mientras que el sabotaje, el
robo, la pereza y la corrupción serán juzgados según los estándares de la
guerra. El Estado y el pueblo ruso se volverán uno y la Operación Militar
Especial en Ucrania será de ahora en adelante una guerra santa contra
Occidente. Ser o no ser, he ahí el dilema.
¿Es posible que este escenario se vuelva realidad? Sí,
especialmente porque muchos acontecimientos, causas y factores objetivos –
incluida la sana y fuerte reacción en contra de los errores que hemos cometido,
en particular en la región de Járkov – así lo dan a entender. ¿Acaso tal
escenario tiene un sujeto? Sí, el pueblo, la sociedad y la gente de Rusia, que
en su mayoría son patriotas convencidos, así como una parte de la élite – por
supuesto, no toda la élite, en especial los que están más arriba –, están en
capacidad de convertirse en tal sujeto. Nuestra sociedad está preparada para
asumir este papel y lo vemos igualmente en todos los que se encuentran involucrados
en la guerra. El problema real es la movilización general y la proclamación
abierta de la ideología de la victoria, eso significa el fin de cualquier
compromiso con Occidente.
Además, la mayoría de los funcionarios públicos rusos son
patriotas convencidos. Lo mismo se aplica al pueblo ruso: solo los agentes de
influencia y algunos enfermos mentales (los bichos raros existen en todas
partes) no lo son. En caso de que se lleve a cabo esta revolución
patriótico-popular desde arriba la movilización general se producirá por sí
misma y Rusia entrará en una guerra santa de escala planetaria. Los staretz,
los filósofos y los héroes de nuestra historia predijeron tal acontecimiento:
llegará el momento en que los rusos deberán luchar contra el mal, el Anticristo,
y convertirse en Katehon. Durante la época soviética tal escenario era narrado
de una forma diferente, pero el esquema básico era el mismo: Rusia luchaba
contra Occidente con la intención de salvar a la humanidad e instaurar un
futuro justo y brillante en todo el mundo. Este momento ha llegado de nuevo.
El primer paso para llevar a cabo este escenario es acabar
con toda dependencia ideológica, tecnológica, psicológica, económica y cultural
de Occidente, ya que nos impide llevar a cabo muchas cosas. Occidente domina
sectores clave de la vida rusa como la informática, la tecnología, la cultura y
el sistema financiero. Poseemos muchos recursos naturales, pero las ideas y los
métodos que usamos son copias occidentales. El hardware de los recursos
naturales es importante, pero el software ideológico y tecnológico lo es más.
El principal objetivo de la revolución popular desde arriba debe ser liquidar
al Occidente interno – tanto las formas
residuales de liberalismo como los códigos que han implantado en nosotros
– lo más rápido posible. No es una tarea fácil, pero los otros dos escenarios
son mucho peores.
Último escenario: el
statu quo y la ilusión vacía
El último escenario es uno que no existe objetivamente, pero
que subjetivamente sigue teniendo cierto peso. Podríamos llamarlo la mentalidad
del “statu quo” o el “Rublevka colectivo”. Con ello nos referimos a todos los
altos funcionarios y empresarios que, por razones desconocidas, siguen creyendo
que Rusia podrá volver al estado anterior del 24 de febrero de 2022 y que no
han acontecido todavía grandes cambios. Es una mentalidad obtusa: ni los
informes de guerra, ni los actos terroristas en nuestro país o las
transformaciones del nuevo orden mundial parecen cambiarla. Se trata de la
gente que sigue compitiendo por el poder, promoviendo sus fichas en los puestos
administrativos, eliminando a sus competidores e intentando mantener sus
fortunas. Para ellos pareciera que nada ha sucedido y solo se adaptan a la
nueva situación porque deben. Popularmente son designados como los “partidarios
de la traición” o el “pantano”. No obstante, es un error tomarlos en serio,
pues no son capaces de traicionar o llevar a cabo nada, pues ni las autoridades
ni el pueblo ni nadie los toma en serio.
Occidente y Kiev tampoco negociarán con ellos, pues hemos
pasado el punto de no retorno, especialmente ahora que la Operación Militar
Especial ha agudizado tanto las contradicciones entre los diferentes actores:
la unipolaridad y la multipolaridad no pueden coexistir o, mejor dicho, existe
una lucha entre los partidarios de la unipolaridad y la multipolaridad. Todo lo
anterior implica que Rusia (y también China) defiendan su soberanía en esta
guerra. Otra opción es imposible. Las guerras deben ganarse y nuestra victoria
implica el triunfo de la multipolaridad. En caso de que esto no suceda,
entonces Rusia dejará de existir y no volveremos a la década de 1990 o a un
periodo anterior al 24 de febrero del 2022, más bien seremos aniquilados.
Los tres primeros escenarios son posibles, pero este último
no. Existe como un consuelo o una inercia propia de la mentalidad de las
personas, pero no como una realidad objetiva. Por supuesto, muchas personas en
la élite rusa han adoptado esta posición y dicen que “todo terminará por
arreglarse”. Tales afirmaciones sin duda desencadenan la justa ira de los
patriotas, aunque es imposible que este escenario ocurra y no vale la pena
desperdiciar esfuerzos en combatirlo.
La capitulación de Rusia en la década de 1990 fue posible y
se hicieron muchos compromisos entre ellos la aceptación por parte de Moscú de
la globalización impulsada por Occidente, nuestro lugar en la división
internacional del trabajo, la integración de Rusia en el liberalismo, los
acuerdos de Minsk, etc. Todo esto sucedió antes del lanzamiento de la Operación
Militar Especial. Sin embargo, ha llegado el momento de ser o no ser. El
“Rublevka colectivo” se ha desvanecido: claro, las casas, los guardias, los
coches caros, los conciertos, los ladrones y funcionarios públicos que desean formar
parte de la Academia Rusa de Ciencia siguen allí, pero todo esto es un
espejismo, una quimera. A lo único que estos personajes se dedican es a
parpadear preguntándose “si existe o no existe una Rusia soberana o si somos
parte de Occidente”.
Ahora bien, Rusia es una entidad popular que debe empezar la
movilización general en todos los frentes: espiritual, ideológico, tecnológico
y económico. Es una lucha de vida o muerte frente a un enemigo absoluto. De lo
contrario o seremos una colonia desmembrada y ocupada por la OTAN y los nazis
ucranianos o un desierto postapocalíptico (primer y segundo escenario). Solo
existen tres escenarios objetivos donde se decide el destino de nuestro pueblo
y la humanidad y un cuarto escenario subjetivo sin peso. Estos escenarios son la
balanza que decidirá nuestro futuro. El partido de la traición ya no existe
porque el tiempo de los compromisos y las concesiones se acabó: fantasmas que
todavía caminan, pero que no tienen poder.
Solo queda ser o no ser, nada más.
Alexander Dugin
https://www.mentealternativa.com/alexander-dugin-tres-escenarios-del-futuro/
Aqui ya nos tienen en la siguiente pantalla
ResponderEliminarLa Unión Europea, que nos quiere tantisimo, ha aprobado la proteina de insectos y gusanos para el consumo humano
Y eso ¿qué significa?
INSECTOS, GUSANOS Y OTROS ENGAÑOS
https://anunnakibot.blogspot.com/2022/09/27-22-anunnakibot-insectos-gusanos-y.html
y la humanidad "en modo avión"