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17.8.23

La conciencia actúa sobre las partículas subatómicas modificando su estado cuántico

EL VUELO INFINITO DE LAS MARIPOSAS (I)

Bienvenidos a este artículo que pretende mostrar un camino hacia la interpretación de las sincronicidades.

Las sincronicidades son repeticiones de números, objetos o hechos que observamos durante el día. En el caso de los números suele ocurrir con los números maestros como el 11, 22, 33, 44, 55 así como en cifras de 3 o 4 dígitos que los contengan como el 333, 3333, 4444, etc.

El fenómeno se inicia un buen día cuando empiezas a percatarte de que cada vez que miras el reloj son, por ponerme de ejemplo, las 9 y 33. Luego vuelves a mirar a las 10 y 33, a las 11.33 y así sucesivamente.

Puede que veas el 33 en la factura de la compra, en el cuentakilómetros, en las matrículas de los coches, en los lectores de temperatura, en las noticias, en fin, te persigue.

Luego esto se amplía al resto de números maestros que anteriormente mencioné y también empiezas a ver en las horas combinaciones de números como el 12:12, 13:13 o capicúas como el 12:21, 13:31, otras en escalera como el 12:34.

No sólo son numéricas, también ocurre cuando pensamos en una persona que no vemos hace tiempo y nos llama o nos la encontramos al doblar la esquina.

También puede observarse la repetición de animales y objetos que observamos de forma muy seguida.

Quien no lo experimente no puede entender lo que es en sí. En el caso de los números no se trata de que estés predispuesto a verlos sino que tomas conciencia de que éstos te persiguen, no los estabas buscando.

Yo no sabía lo que eran las sincronicidades hasta que me puse a buscar información para explicarme qué me estaba pasando y encontré que el psiquiatra Carl Gustav Jung les había dado el nombre tras un profundo estudio del fenómeno.

Las personas que experimentan sincronicidades tienen en común un despertar de conciencia. Decía Jung, en su obra «La interpretación de la naturaleza y la Psique», que las sincronicidades, nombre que le asignó, eran:

«La coincidencia temporal de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante».

¿Qué quiere decir esto?

La palabra sincronicidad deriva de las raíces griegas syn («con», que marca la idea de reunión) y khronos («hora»), es por tanto reunión en el tiempo, simultaneidad.

Se trata de dos acontecimientos ya que hay dos hechos  simultáneos:

1 - el contenido psíquico (lo que piensas)

2 - el fenómeno físico. (lo que sucede)

Ejemplo: cuando pensamos que hace tiempo que no vemos a un amigo y de pronto nos llama o nos lo encontramos al doblar la esquina.

Es una coincidencia en el tiempo y el espacio de ambos hechos sin causa aparente aunque todo hace ver que se está produciendo una «materialización» del contenido psíquico.

Es el caso que antes os citaba de cuando pensamos que hace tiempo no vemos a un amigo y de pronto nos llama o nos lo encontramos al doblar la esquina. Es ese: «lo llamé con el pensamiento», lo pensé y se manifestó.

Sin embargo, en el caso de los números no es así. No piensas en números (al menos no de manera consciente) y luego se manifiestan sino que ves los números y estos activan tu atención.

Y es que también hay dos hechos (contenido psíquico y sincronicidad física) aunque no nos percatemos. Lo veremos profundamente más adelante.

El objetivo central de este artículo es tratar de encontrar un significado a las sincronicidades numéricas ya que de estas poco se ha publicado aunque a modo de introducción hablaremos de ellas en sentido general.

En resumen, las sincronicidades son una coincidencia en el tiempo y el espacio de ambos fenómenos sin causa aparente. Esto de no tener causa aparente es muy importante ya que vivimos en un mundo causa- efecto. En el mundo físico toda causa tiene un efecto, hay acción – reacción y por tanto hay causalidad. Sin embargo estas coincidencias simultáneas para Jung son acausales ya que no guardan relación entre ambas, más que nada porque nadie ha podido probar que el pensamiento pueda manifestarse en la realidad o no es así exactamente. Esta idea la retomaremos próximamente.

Según el análisis de Jung, hay tres tipos de sincronicidad:

1- Coincidencia entre el contenido psíquico y un evento concreto: un pensamiento, sueño o deseo que coincide en el tiempo y el espacio. El ejemplo clásico es pensar en alguien y conocerlo después de un tiempo.
Jung ponía el ejemplo del escarabajo dorado. En una ocasión estando en consulta con una paciente esta le relataba un sueño en el que veía un escarabajo dorado. Este es un tipo de escarabajo originario de Norteamérica. El caso es que en la ventana empezó a golpear un escarabajo de este tipo. Es como si el sueño se hubiera materializado.

2- Coincidencia entre un contenido psíquico y un evento general: un pensamiento, sueño o deseo que no afecta materialmente a tu vida, pero que es relevante a lo que tu mente consciente o inconsciente está generando (coincidencia a distancia en el tiempo y el espacio). Es el caso de los sueños premonitorios de acontecimientos catastróficos, que no por casualidad afectan a miles de personas en el mundo.

3- Coincidencia «desfasada» en el tiempo entre un contenido psíquico y un acontecimiento distante: un pensamiento, sueño o deseo y un acontecimiento que, sin embargo, se produce a distancia, quizás años después. Por ejemplo, puedes soñar con detalles acerca de la boda de una amiga que después se harán realidad.
Algunos podrían ver en esto lo que la New age considera «manifestación» y no se equivocan. Se puede manifestar o crear un evento partiendo del pensamiento aunque las sincronicidades como tal no tienen la intención de hacerlo. Suceden sin querer, no hay planificación.

En el caso de los números observaréis también que hay dos hechos (contenido psíquico y fenómeno físico) aunque en este caso la «manifestación» es numérica. Es por ello que recomiendo que cuando los veáis prestéis atención a lo que estáis pensando. No obstante trataremos en este artículo de desentrañar el significado de los números. El contenido psíquico no parece guardar relación con el fenómeno numérico externo.

En el mundo físico toda causa tiene un efecto, hay acción – reacción y por tanto hay causalidad. Sin embargo estas coincidencias simultáneas para Jung son acausales ya que no guardan relación entre ambas.

Ahora veamos cómo Jung trató de abordar el fenómeno de las sincronicidades desde el punto de vista científico. Se lo tomó tan en serio que para ello contó con la colaboración del físico cuántico y Premio Nobel de Física Wolfgang Pauli (1900-1958).

Pauli fue reconocido por sus contemporáneos como un crítico de ideas brillantes. Con apenas 19 años escribió un artículo sobre la teoría de la relatividad en la Enciclopedia de Münich, por el que recibió el Diploma de Doctor suma cum laude en 1921, ganándose el prestigio y la admiración de los físicos y matemáticos más destacados de la época. En 1925 formula su famoso principio de exclusión y en 1933 predice la existencia del neutrino, veinte años ante de que fuera descubierto. 

Con motivo del fallecimiento de su madre en 1929, necesitó de la ayuda profesional para enfrentar esta angustiante situación. Es así como conoce a Jung y comienza a colaborar con él.

De esta colaboración sale a la luz en el año 1952 la obra: La interpretación de la naturaleza y la psique (Jung, 1984). El texto está conformado por dos ensayos, el de Jung titulado Sincronicidad y el de Pauli El influjo de las ideas arquetípicas en la construcción de las teorías científicas de Kepler. En dicho ensayo Pauli dice:

«Esta interpretación del conocimiento científico se retrotrae a Platón y es asumida por Kepler. Estas imágenes primarias que el alma puede percibir con ayuda de un instinto innato, son las que Kepler denomina arquetípicas. Existe gran concordancia entre dichas imágenes y las imágenes primordiales o arquetípicas introducidas por Jung»

Me gustaría hacer un inciso ya que las imágenes arquetípicas se les atribuyen a Jung y sin embargo son mucho más antiguas tal y como menciona en esta cita Pauli.

¿Por qué habla Pauli de arquetipos?

Un arquetipo (del griego arjé, ‘fuente’, ‘principio’ u ‘origen’, y tipos, ‘impresión’ o ‘modelo’) es el patrón ejemplar del cual se derivan otros objetos, ideas o conceptos. Es el modelo perfecto, los moldes de Platón en el mundo de las ideas. Todos tenemos un ideal de arquetipos como: la madre, el padre, el amor, etc. Los números también son arquetipos y aquí vamos a centrarnos en los números.

Según la concepción de los pitagóricos (siglo VI A. C.), los números son la clave de las leyes armónicas del cosmos, por lo tanto, símbolos de orden cósmico divino. Como «arquetipos divinos» están ocultos en el mundo y se hacen evidentes al traslucirse el universo mediante ellos. «Los números no fueron arrojados a ciegas en el mundo; encajan formando órdenes equilibrados, como las formaciones cristalinas y las consonancias en la escala de las notas, conforme a las leyes de la armonía que lo abarcan todo».

Para Jung, los números son arquetipos que se han hecho conscientes, pero aún en casos en que no lo son, pueden surgir espontáneamente de la mente inconsciente, como pudo atestiguar reiteradas veces en los sueños de sus pacientes, y en los mitos y sueños de tribus primitivas de cualquier parte del globo. Así, serían entidades autónomas no explicables a través de conceptos, probablemente con cualidades aún no descubiertas.

Sí has leído mis artículos anteriores sabrás que Jung consideraba 12 arquetipos pero dentro de ellos 5 eran imágenes arquetípicas primordiales que son: El Ánima y el Ánimus, La persona, La sombra y El sí mismo. En este artículo os dejo los 12 arquetipos de Jung y su explicación con respecto a las personalidades. 

En mi artículo hablé sobre todo del Ánima y Ánimus que es la representación del género opuesto al que la persona tiene. Es el modelo de pareja ideal que el alma busca durante toda su vida.

Según Jung el ánima es, para el hombre, el lado femenino que queda en la psique de este, así como el ánimus es para la mujer, su lado masculino. Este arquetipo se expresa en una gran emocionalidad y nos pone en contacto con aspectos que reprimimos en nuestra personalidad así como conforma el vínculo entre el individuo y el inconsciente colectivo. Así que podemos entender que el espíritu puede ser masculino para las mujeres y femenino para los hombres.

Para mí en esencia los arquetipos son imágenes que tenemos guardadas a modo de manual del videojuego en el que estamos inmersos y que acumulamos por experiencia propia o familiar de algunas vidas pasadas. Este manual el alma lo pone a bordo de esta gran nave que es el cuerpo y tira de él porque es la forma de conectar con el espíritu. El Ánima y Ánimus serían la personalidad con la que se expresa el espíritu, esa parte divina que se encuentra también a bordo y que está en nuestro inconsciente profundo manejando los hilos.

El espíritu quiere ser escuchado de manera consciente pero el desconocimiento del alma sobre su existencia (llamémosle mejor olvido) así como la interacción de los órganos de los sentidos con el mundo hacen que el contenido del manual se busque fuera.

La relatividad viene de ‘relativo a’ indicando que no hay un punto de referencia absoluto, o sea, todo se explica teniendo en cuenta la relación que tiene con otra referencia. Desde este punto de vista Jung plantea:

«He descrito la sincronicidad como una relatividad del tiempo y del espacio. En sí mismo, tiempo y espacio sólo son conceptos fijos, provenientes de la actividad discriminatoria de la mente consciente y forman las cadenas indispensables para la descripción de la conducta de los cuerpos en movimiento. Por lo tanto, son esencialmente de origen psíquico. Pero si ellos son sólo propiedades aparentes de los cuerpos en movimiento, producidas por las necesidades intelectuales del observador, entonces su relativización por una condición psíquica deja de ser un milagro.» 

Y al parecer Jung llevaba razón. En este experimento cuántico del año 2012 vemos como la consciencia del observador modifica el evento.

El Dr Dean Radin sugiere que no existe una realidad independiente de su observación. Aparentemente la conciencia actúa sobre las partículas subatómicas modificando sus estados cuánticos.

Se trató del experimento de la doble rendija de Young que en el siglo pasado mostró la capacidad del átomo de comportarse como onda y partícula a la vez, ahora con observadores humanos que acordaban que el átomo se moviera en X dirección en un momento determinado y consiguiendo demostrar que la conciencia de estos podía dirigir la trayectoria de dicho átomo.

Es cierto que este experimento es a un nivel tan pequeño como el terreno cuántico pero se podría describir una pelota de tenis usando las reglas de la mecánica cuántica. Las cantidades que se obtienen del tratamiento cuántico de este objeto tan grande nos dicen que los efectos cuánticos a esta escala simplemente no pueden ser observados en el mundo real.

Eso no significa que no sea cuántico, sólo significa que los efectos no son visibles a esa escala. Pero actualmente, no estamos en capacidad de decir si la pelota de tenis es un sistema clásico o un sistema cuántico así que con la mente o Psique puede ocurrir lo mismo. No obstante es la capacidad de la conciencia del observador para modificar el fenómeno lo que nos atañe.

Por tanto, las sincronicidades no tienen que ser acausales como plantea Jung, pueden tener causa y efecto, sólo que la causa es de naturaleza psíquica y es imposible medir esta magnitud. Lo más cercano es lo que trataron de hacer Jung y Pauli. Lo siento por los escépticos pero la misma física está llegando a plantearse la existencia de una realidad como haría Descartes en su obra «Discurso del método para bien dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias» en la que plasmó su frase más conocida: «pienso, luego existo».

Plantea allí Descartes: «Estoy seguro al menos de que existo y de que existo como algo que piensa. Esto que soy no es el cuerpo, sino una sustancia cuya esencia consiste en pensar».

Aquí os dejo un experimento cuántico del año 2019 que cuestiona la existencia de la realidad.

¿Existe la realidad?: el experimento que comprueba por primera vez que a nivel cuántico no hay hechos objetivos

Ahora retomemos las sincronicidades pero esta vez nos referiremos más a las numéricas. De estas hay poco texto y se mezcla con la numerología cayendo en un terreno bastante subjetivo pero nosotros vamos a partir, para explicarlas, de las matemáticas vorticiales.

Las matemáticas vorticiales son un conjunto de teorías matemáticas desarrolladas por el físico y matemático Marko Rodin. Cambian el sistema de enseñanza lineal de los números que hemos llevado hasta ahora consecuencia de la educación en los colegios por la espacialidad de estos. Los números son espaciales.

Sin embargo, es importante señalar que son consideradas por muchos científicos y matemáticos como una pseudociencia aunque expliquen mejor que nuestro sistema de aprendizaje la frecuencia de Fibonacci que se encuentra en la forma de cualquier ser u objeto de la creación y que nos mostraran en sus cuadros pintores como Leonardo da Vinci.

Por ello, advierto a los escépticos que si siguen leyendo este artículo se tropezarán con que se atravesará un camino filosófico. Es necesario encausarlo así ya que la Psique, es también una magnitud «no física», aunque tendrá al final una explicación desde la ciencia física aceptada.

A aquellos que quieran adentrarse en la dimensión espiritual les recomiendo que profundicen en las matemáticas vorticales siguiendo el curso de César Actis en Youtube.

Son una serie de vídeos en los que se explica claramente las maravillas del número Fi, el número áureo o de Fibonaccii, de los primeros 9 números, la serie infinita, etc..

¿Pero a dónde lleva esto? A aprender a ver el movimiento del alma. No se desesperen. Para ello haremos un repaso del arte y literatura que recoge este hecho.

Primero debemos partir de cómo los griegos pensaban que era físicamente el alma. Ellos creían que esta era una mariposa. Desde el siglo IV a.C., Psique (nombre griego del alma) fue asimilada así, ya que, en griego, psiché era el nombre que se daba a cierta mariposa nocturna. A partir de aquí, Psique adopta las alas de una mariposa, o incluso se transforma en la mariposa misma.

Otras culturas como la mexicana también lo consideraban y actualmente guardan la tradición del día de los muertos. Ese día llega a sus bosques de Oyamel la generación Matusalén de la mariposa monarca.

En la cultura maya, las mariposas eran los guerreros muertos en batallas o sacrificios. Estos héroes, en su proceso rumbo al inframundo, acompañaban durante cuatro años al dios sol. Después, su alma se transformaba en una mariposa. La festividad se celebra el día 2 de noviembre. Para nosotros es el día de los fieles difuntos.

Cómo curiosidad quiero mostraros lo qué es un Oyamel. Sí, es el verdadero pino de la Navidad.

Las mariposas vuelan hasta allí desde el sur de Canadá, la zona de los grandes lagos, 4200 kilómetros hasta llegar a México para pasar el invierno. Estas impresionantes viajeras hibernan en los límites de Michoacán y el Estado de México, en las montañas del Eje Neovolcánico.

Espero que tengáis presente que Mariposa Monarca es el nombre del programa MK ultra (Mind kontrol, control de la mente en alemán) que presuntamente se aplica a las estrellas de Hollywood como una especie de tortura cuyo fin es el desdoblamiento de la personalidad (atributo creado por el alma o mente). Todo está relacionado.

Sí el alma es realmente una mariposa, ¿por qué digo que las matemáticas vorticiales describen su movimiento? Lo maravilloso de las matemáticas vorticiales es que simplifican todos los números a una sola cifra y de esta manera se ve mejor lo que os contaré.

Para ver esto vamos a ver la secuencia infinita. La secuencia es 1,2,4,8,7,5,1. Esta es la que se genera cuando simplificamos a un solo número las cifras que se obtienen de la duplicación de los números.

Mirad esta tabla, estamos duplicando los números pero observad que cuando reducimos el resultado a una cifra siempre se repite 1,2,4,8,7,5 y vuelve al 1. ¿Veis que hay un ritmo?

Vamos a representar este movimiento en una circunferencia.
Empezad a recorrer con la vista la serie infinita, ese es el movimiento del alma. Mirad el movimiento de las alas de una mariposa. Es el símbolo del infinito.

Ahora fijaros que los únicos números que no están en la serie infinita son el 3,6,9. Estos actúan desde dentro, están incluidos en todos los números. Observad esta belleza.

Aquí está el espíritu, el unificador de todo. Está en el cuerpo de la mariposa. Esto es por lo que decía Tesla su frase conocida sobre la magnificencia de los números: 3,6 y 9.

Las alas de la mariposa generan un vórtice y gracias a la unificación del 3,6 y 9 se forma un toroide.

Si vemos el vuelo de un colibrí cuyo movimiento de las alas es el de todas las aves e insectos, incluidas las mariposas, veremos que las alas se mueven en forma de 8.

Y hasta aquí llegaremos hoy. Espero que entendáis ya de dónde salen los números que vemos. Son movimientos de las alas del alma, excepto el 3,6,9 que corresponden al espíritu o esencia divina.

En la próxima parte entenderemos que sí hay un fenómeno físico que explica las sincronicidades y os váis a quedar de piedra. Hasta pronto amigos!!! No os lo perdáis.

VER ARTÍCULO COMPLETO EN

https://tecnicopreocupado.com/2023/07/27/el-vuelo-infinito-de-las-mariposas-i/

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