EL HOMBRE ENTRE DIOS Y SU MONO
A lo largo de 2020 hemos descubierto una de las causas fundamentales que impide a muchas personas comprender la esencia de los acontecimientos de la plandemia de Covid-19 y los objetivos últimos de este proyecto global. Esta es una enfermedad espiritual e intelectual extremadamente grave, a saber, la falta de una perspectiva cristiana de la vida. De ahí la incapacidad de captar con la mente toda la dimensión global y lo que está en juego en esta operación.
De ahí la incapacidad de unir componentes aparentemente dispares de la realidad, como la congelación económica mundial y el arresto domiciliario, la imposición de máscaras y vacunaciones forzosas, el rápido desarrollo de la red 5G, la expansión de la robótica y la Inteligencia Artificial, el chipping, la supresión del dinero en efectivo y la cancelación de la propiedad privada, la despoblación y la digitalización completa del mundo, la ingeniería social y genética, el Desarrollo Sostenible y el cambio climático, la desruralización forzosa y la urbanización acelerada como forma de encarcelamiento moderno, y la censura de Internet.
De hecho, sin
embargo, sin ser un experto en todas estas áreas, cualquier hombre con sentido
común podría empezar a entender bastante bien este asunto simplemente apelando
al punto de vista cristiano. Es decir, para entender los planes del Ocultismo
Global de reducir drásticamente la población del planeta, asesinar por
vacunación, por chipping, por bombardeo electromagnético y por otros métodos tecnológicos,
y establecer un control total sobre los recursos y las personas, la primera
tarea es entender la esencia espiritual, maligna y demoníaca de la élite
globalista.
Por desgracia, sin embargo, la mayoría de los autores
antisistema que critican la agenda globalista tachan a esta hiperclase mundial
de psicópatas o lunáticos. Sin embargo, esta camarilla es perfectamente
racional. Los que llamamos los amos del juego no padecen desviaciones mentales,
sino que representan la última forma de perversión, y ello porque, como
sabemos, el que invierte los valores y vuelca las jerarquías no es otro que
"el príncipe de este mundo" y los llamados globalistas no son más que
sus dóciles herramientas y testaferros que cubren el rostro de los que están detrás
del telón.
Su apuesta no es económica, aunque el Gran Reinicio que está
llevando a cabo se basa en el concepto denominado Nuevo Orden Económico
Mundial. El objetivo final es asesinar en masa a la población convertida en
lastre de los amos del mundo tras el salto tecnológico que permite sustituir
los recursos humanos por los técnicos. Y los supervivientes de este holocausto
global serán reducidos a la condición de seres infrahumanos, modificados
genéticamente por vacunas y teleguiados mediante Inteligencia Artificial,
desprovistos de toda autonomía de pensamiento y acción.
Así pues, la guerra
de Satanás contra Dios y su creación está entrando ahora en una fase decisiva,
final. Y el hombre, cada uno de nosotros, se encuentra en medio de esta guerra
espiritual. En las condiciones de esta guerra total, el hombre o se alía
conscientemente con Dios y, por tanto, lucha abiertamente, mediante la oración
y la acción cotidiana, o se une a Satanás, cayendo en sus trampas tentadoras.
Evadir esta realidad es imposible.
La caída de la
cosmogonía y la antropología cristianas en el antropocentrismo (racionalismo,
positivismo, materialismo) es una forma de deshumanización, un oscurecimiento
de la razón. Habiendo llegado a esta condición/condicionamiento intelectual, la
gran mayoría de los que desafían y desenmascaran al Sistema operan con la caja
de herramientas teóricas inoculada por él a lo largo de varias generaciones.
Los expertos de
nuestro bando revelan y describen con la máxima competencia y responsabilidad
cívica los aspectos científicos y técnicos de los medios con los que los
servidores del Nuevo Orden Mundial ponen en práctica nuestro asesinato en masa
y la distorsión de la identidad orgánica de los seres humanos mediante la
fusión de lo biológico, lo físico y lo tecnológico en la Cuarta Revolución
Industrial profetizada por Klaus Schwab y el hombre oscuro a su lado Yuval
Harari. El "Homo Deus" que promueve no es otro que el prometido por
la serpiente a Eva: "Sabe Dios que el día que comáis de él seréis como
dioses, sabiendo el bien y el mal”. El hombre aumentado es nada menos que el
hombre demonizado.
Nosotros, en el
campo de la resistencia antiglobalista, tenemos de nuestro lado un número
impresionante de grandes personalidades que guían nuestra lucha de ideas con
las fuerzas que codician establecer un gobierno mundial tiránico en muy poco
tiempo. Pero debemos reconocer que el sistema de coordenadas teóricas con el
que operan es el establecido por la ciencia moderna como sustituto de la visión
religiosa del mundo. Es decir, mientras permanecemos prisioneros de una óptica
distorsionada, truncada y modelada según los patrones de la herejía gnóstica,
nuestros enemigos saben bien a quién sirven y quién es su amo. Saben de dónde
procede su poder maligno y su inspiración, mientras que nosotros aspiramos a
creernos autosuficientes y autónomos.
No me separo en
absoluto de mis camaradas en la lucha metapolítica sean no creyentes o de otras
religiones. Al contrario, les tengo todo el respeto y estoy seguro de que
frente a un enemigo común debemos consolidar nuestras fuerzas por encima de
cualquier diferencia. Pero me siento obligado a mostrar la vulnerabilidad de
nuestro campo ante nuestros adversarios. Ellos eligieron a su maestro, mientras
que nosotros rechazamos al nuestro.
El diablo busca
usurpar el trono del rey del mundo, imitarlo, parodiar a Dios. Es su caricatura
siniestra. En este sentido, es conocida la definición del diablo, atribuida a
Martín Lutero: "El diablo es el mono de Dios, al que se imita por
completo". Sólo que el diablo no tiene cualidades para competir también
con Aquel que lo creó.
Y aquí en la ayuda
del enemigo de la humanidad, obsesionado con el poder absoluto y el espíritu de
destruir la creación divina, viene la Técnica. La técnica no es neutral, no es
una simple herramienta del hombre, tiene una profunda carga espiritual de
naturaleza maligna. No es la técnica el siervo del hombre, sino que el hombre
es el siervo de la técnica. Varios autores del siglo XX, cada uno con sus
medios, como Martin Heidegger, Jaques Ellul, Aldous Huxley, George Orwell y
tantos otros han demostrado ampliamente cómo la técnica se convierte en un
medio de alienar y esclavizar al hombre. En otras palabras, la ciencia sin fe
tiene efectos catastróficos. El cientificismo, el positivismo, la tecnolatría,
todos estos son, de hecho, instrumentos demoníacos de destrucción, de
perversión, de mutilación de la creación divina.
De este modo, el hombre diabólico llegó a creerse
omnipotente, omnisciente, omnividente e incluso inmortal. La obra de la astucia
ha llegado a su fin lógico. La curva descendente del mundo moderno es cada vez
más empinada, y nuestro rodar por el abismo de la demonizada Tecnocracia es
cada vez más acelerado. El hombre-masa (¡pero también el hombre-máscara!) vive
como si nada, estira el brazo para recibir la vacuna salvavidas y prepara con
alegría la tontería del cielo terrenal que le ofrece la Tecnocracia demoníaca.
¿Cómo respondemos los disidentes a estos desafíos?
¿Sólo con comentarios competentes y análisis pertinentes?
¿Es eso suficiente?
¿Somos todavía capaces de dejarnos invadir por la nostalgia
del Paraíso?
¿Somos capaces de invocar el nombre de Jesucristo sin miedo
a afectar a nuestro prestigio académico?
Iurie Roșca
http://www.verdadypaciencia.com/2023/08/el-hombre-de-hoy-entre-dios-y-su-mono.html
ASESINOS Y TRAIDORES, QUE PASAN POR SER HÉROES (Memoria Histórica) https://anunnakibot.blogspot.com/2023/08/06-69-anunnakibot-asesinos-y-traidores.html
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