© HORA DE HACER REALIDAD LA UTOPÍA
En unos tiempos de cambio como en los que nos encontramos parece oportuno plantearse una utopía que dé respuesta a los muchos interrogantes que nos abruman en todos los sentidos.
Podemos tomar inspiración en lo que publicó Tomás Moro hace
quinientas años para construir un plan de vida que ofrezca un aliciente para
los hombres de hoy en día y nos lance a la aventura con una propuesta que siendo
atrevida pueda dar pie a un planteamiento que ilusione.
Algunos aspectos que Moro definió para su Utopía fueron:
- casas
repartidas por sorteo
- leyes
escasas y sencillas
- libertad
religiosa
- tareas
agrícolas obligatorias y rotativas
- jornada
laboral de seis horas
- oficios
elegidos libremente
- educación
igual para todos
- exención
de trabajo para quien destaque intelectualmente
-
inexistencia de dinero
- sin
propiedad privada
- elección
anual de un grupo de ancianos para gobernar
- reconocimiento del derecho a la eutanasia
De hecho, los temas básicos de siempre son: Salud y
educación, casa y trabajo, libertad y autonomía... pero lo que lo ha maleado
todo es el dinero.
¿Podríamos vivir sin dinero?
Empezar por eliminar todas las deudas y subvenciones. Disposición
de una herramienta de intercambio no especulativa ni acumulable para facilitar
una nueva relación entre nosotros priorizando el valor de uso y no el de
propiedad.
Tener de todo, a disposición de todos: Aunque puede parecer
una verdadera “utopía” es tan factible como el montaje en el que ahora estamos
metidos.
Disolver la codicia para dar lugar al placer de disfrutar de
lo que nos rodea de manera natural y generosa: La luz, el sol, el agua, el
aire, los colores, los olores, los sabores...
Poner en primer lugar el disfrute de las maravillas que
tenemos a nuestro alcance es la forma de enderezarnos y recuperar el sendero
adecuado donde encontrar equilibrio, bienestar y paz.
Para crear un modelo de vida mejor del que ahora tenemos es
necesario averiguar lo que actualmente nos hace infelices o, al menos, lo que
nos dificulta el acceso a un vivir feliz.
Una vez aclarada esta cuestión esencial tendremos que
decidir por dónde empezamos e ir poniéndolo en práctica, gradualmente o de una tacada
si se da el caso.
Repito, lo importante es saber qué queremos (y si lo
queremos). A continuación vendrá el cómo lo hacemos y quién debe impulsarlo.
En cualquier caso asumir esta propuesta de manera decidida puede
ser la manera de resolver el callejón sin salida en el que nos encontramos.
O así me lo parece.
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 3 febrero
2024
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