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19.2.24

Todavía es un misterio, que no significa inexistencia de algo sino desconocimiento

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© PENSANDO LA EXISTENCIA DE DIOS 

¿Y SI DIOS EXISTE?

En el libro "Dios, la ciencia, las pruebas" se exponen argumentos -desde la óptica de la ciencia que de siempre se había desentendido de ello- de la posible existencia de Dios a partir de la cuestión aceptada mayoritariamente de un comienzo del universo (Big Bang).

Si ahora la ciencia se ha avenido a entrar en esta búsqueda, dejando atrás descalificaciones por supersticiones y dogmas religiosos, significa que quizás nos acerquemos a la confluencia de las dos acepciones sostenidas hasta hace poco: El universo ha existido siempre vs. El universo ha sido creado.

Es evidente que ambas no pueden ser verdad y que en cada caso nuestra situación cambia. De un universo que va al azar (con nosotros dentro) a un universo que tiene una razón de ser, una finalidad, va un trecho y nos motiva de manera muy diferente (aunque no lo entendamos del todo).

Opuesta a la tesis de un universo totalmente material -existente de siempre- el hecho de suponer que podría haber empezado en un punto donde todavía no había espacio ni tiempo ni materia, deja abierta la opción de la existencia de un dios creador, intemporal e inmaterial.

Los "dioses" que han llenado nuestro imaginario y que se han ido haciendo visibles en diferentes etapas de nuestra historia podrían ser seres de otros mundos -con notable poder e inteligencia- pero en ningún caso ser los creadores iniciales del universo.

Más allá de metafísicas y religiones, la inmensidad del universo nos empuja a encontrarle un significado, un origen, una finalidad... cosas que nos abocan a tener que reconocer la existencia de algún ser extraordinariamente inteligente detrás de todo.

No poder captar debidamente su magnitud, no nos ahorra el interés y la “necesidad” de saber, por aquello de las preguntas primordiales: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿adónde voy?, ¿qué hago aquí?

Es una tarea frustrante en gran medida encararse con estos interrogantes por la falta de capacidad de comprensión del cerebro humano, pero, hasta donde lleguemos, podemos especular un poco, pues la cuestión nos tiene a todos intrigados.

Así que yo también quiero añadirme al debate aportando un par de opciones en las que alguna vez he pensado pero que, todo hay que decirlo, tampoco aclaran la cuestión de fondo.

La primera es la de suponer que formamos parte de un organismo mayor, donde nosotros somos como las células de nuestro cuerpo son respecto a nosotros. La otra sería el conocido show de Truman en el sentido de estar en un gran escenario y que todo el universo que nos rodea es una imagen holográfica.

Todavía todo es un misterio, que no significa inexistencia de algo sino desconocimiento, pues a lo largo del tiempo se han ido desvelando un montón de misterios que han pasado a ser cosas de dominio público, por tanto, todo puede acabar sabiéndose.

Hasta que no podamos saber su significado debemos tirar de intuición y actuar de acuerdo con lo que nos “resuene” sin dejar por ello de hacernos alguna reflexión:

¿Nos gusta más que el universo haya estado siempre aquí o que en algún momento alguien lo haya creado? ¿Saberlo daría respuesta a los interrogantes trascendentes sobre nuestra existencia?

Quizás, antes de que fuera un universo impersonal y azaroso, nos iría mejor que hubiera alguien detrás pues, a pesar de que pueda ser un mala bestia, ¡al menos tendríamos a quien dirigirnos, tanto en las verdes como en las maduras!

O así me lo parece

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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 19 febrero 2024

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