LA TECNOLOGÍA COMO TIRANO
UN VISTAZO A UN MUNDO
TECNOCRÁTICO DISTÓPICO
Este escritor hace correctamente la asociación entre
tecnocracia y transhumanismo y cómo sostienen la misma visión mecanicista del
mundo sobre el futuro utópico/distópico. Esta visión radical del mundo choca
con más del 95 por ciento de la gente en el mundo y, sin embargo, es tan
tiránica como cualquier cosa vista en la historia. — Patrick Wood
En los reinos de la tecnocracia y el transhumanismo, se encuentra una creencia compartida, un espíritu afín, por así decirlo. Esta creencia sostiene que la ciencia y la tecnología no son solo herramientas o comodidades, sino más bien las piedras angulares de un futuro utópico, una sociedad perfecta.
Es una visión seductora, un sueño ambicioso en el que los
límites de la humanidad no solo se amplían, sino que se redibujan por completo
a través del poder de la gestión científica y la integración tecnológica. Profundicemos
en esta filosofía, empezando por sus raíces en la tecnocracia.
El término en sí, "tecnocracia", fue acuñado en
1919, pero fue en 1938 cuando cristalizó en una ideología más definida. Los
tecnócratas argumentan que los políticos y las formas tradicionales de gobierno
están mal equipados para manejar los problemas modernos. En cambio, abogan por
una sociedad gobernada por expertos técnicos: científicos, ingenieros y
tecnólogos, aquellos que entienden el intrincado funcionamiento de los sistemas
complejos, ya sea en energía, transporte o economía.
Este modelo de gobernanza se sustenta en una profunda
confianza en la metodología científica. Los tecnócratas creen que a través de
una gestión cuidadosa, racional y científica de los recursos, se puede lograr
una sociedad más eficiente, equitativa y próspera. El atractivo es claro: las
decisiones no se toman por caprichos políticos, sino por la base sólida de los
datos, la lógica y la experiencia.
El transhumanismo encaja con la tecnocracia en su entusiasmo
por la tecnología, pero adopta un enfoque más personal. Mientras que la
tecnocracia se ocupa de los sistemas sociales, el transhumanismo se centra en
la propia condición humana.
Es una filosofía o movimiento que aboga por mejorar la
experiencia humana a través de la aplicación de la tecnología. No se trata solo
de hacer la vida más fácil o más larga; Se trata de mejorar fundamentalmente
las capacidades humanas: cognitivas, físicas y emocionales.
Imagínese, por un momento, un mundo en el que los seres humanos
se fusionan con la tecnología de manera tan perfecta que la línea entre la
biología y la tecnología se difumina. Los transhumanistas sueñan con un futuro
en el que superemos las limitaciones biológicas, en el que el envejecimiento,
la enfermedad y tal vez incluso la muerte ya no sean inevitables.
Pero esta visión, por inspiradora que parezca, no está
exenta de críticas. Abundan las preocupaciones éticas. En un mundo
tecnocrático, ¿quién decide qué es eficiente o equitativo? En un futuro
transhumanista, ¿quién tiene acceso a estas tecnologías que alteran la vida?
Existe el temor de que una sociedad así pueda exacerbar las
desigualdades o, lo que es peor, crear nuevas formas de división entre los
"mejorados" y los "no mejorados". Luego está la cuestión de
la humanidad misma. Al aumentar nuestras capacidades físicas y mentales,
¿corremos el riesgo de perder algo esencial del ser humano?
Hay un delicado equilibrio entre la mejora y la pérdida,
entre la adquisición de nuevas habilidades y la pérdida de nuestra naturaleza
intrínseca. En sus propias palabras, los tecnócratas ven su enfoque como la
"ciencia de la ingeniería social". Esta frase capta tanto la promesa
como la arrogancia de la tecnocracia y el transhumanismo.
Sugiere una creencia en el poder de la ciencia no solo para
comprender el mundo, sino para remodelarlo de acuerdo con principios
racionales. Sin embargo, también insinúa una especie de arrogancia, una
suposición de que las cuestiones sociales y éticas complejas pueden eliminarse
con la misma facilidad que los problemas técnicos.
A medida que continuamos avanzando tecnológicamente, estas
filosofías nos ofrecen una lente a través de la cual ver nuestro futuro, un
futuro que es tan emocionante como incierto. El reto consiste en navegar por
este terreno de forma reflexiva, reconociendo el potencial de la tecnología
para transformar la sociedad para mejor, y al mismo tiempo ser conscientes de
las profundas cuestiones éticas y las implicaciones sociales que tales
transformaciones conllevan.
Fuente: Harold Fensky vía HumanLevel AI
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