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10.7.24

Aceptar que somos seres soberanos y nadie tiene autoridad legítima sobre nosotros

DESTRUIR LA ECONOMÍA DE UN PAÍS                    

Para un político destruir la economía de su país es relativamente sencillo. Ahora bien, corre el riesgo de “morir” en el intento. Sin embargo, si lo que hace es acatar las órdenes de las diferentes organizaciones globalistas internacionales, la cosa cambia. Eso es lo que se está haciendo en Occidente con la implementación de la Agenda 2030.

La Agenda 2030 tiene 17 objetivos diabólicos disfrazados de “buenismo sostenible”. Dichos objetivos son en realidad contrarios a los principios de cualquier sociedad justa y civilizada. No obstante, parece que a nuestros políticos se la trae al pairo y están utilizando toda esa sarta de sandeces con un único fin, empobrecer a la nación.

Todo lo que voy a exponer a continuación ya se está llevando a cabo en España y otros países para arruinar su economía deliberadamente.

- Impresión excesiva de dinero: causa hiperinflación y, por consiguiente, la reducción del poder adquisitivo de la gente.

- Aplicación de políticas fiscales desastrosas: aumento excesivo de impuestos que están desincentivando la inversión y el consumo.

- Gasto público excesivo, muy superior a los ingresos, generando una deuda pública que tendrá hipotecada a varias generaciones.

- Destrucción deliberada del sector primario mediante regulaciones restrictivas.

- Fomento de la corrupción y enfrentamientos constantes de la clase política. Esto divide a la población, y un pueblo dividido es un pueblo vencido.

- Intromisión en el conflicto Ucrania-Rusia -que ni nos va ni nos viene- para encarecer a propósito el suministro de bienes esenciales para el país como el trigo, el gas o el petróleo.

- Deterioro premeditado de la educación y la sanidad, lo que conlleva a una población más imbécil, dócil y enfermiza.

- Establecimiento de malas condiciones laborales y bajos salarios para propiciar la emigración de la gente más cualificada del país.

- Permitir y fomentar la inmigración ilegal para reemplazar a la población autóctona por otra de baja o nula formación más fácil de manipular.

Y lo más grave de todo. España se ha unido a otras 12 naciones (Argentina, Australia, Brasil, Burkina Faso, Chile, República Checa, Ecuador, Alemania, Panamá, Perú, Estados Unidos y Uruguay) para firmar un acuerdo del FEM que establece la cantidad de explotaciones agrícolas y ganaderas que cada nación debe eliminar, ya que, según el FEM, la producción de alimentos está provocando el “calentamiento global”. Evidentemente, con este acuerdo no se pretende otra cosa que impulsar una hambruna global.

Esto, señores, es lo que se está haciendo actualmente en España: políticas irresponsables que arruinan nuestra economía y que, paradójicamente, a nadie parece importarle.

Ahora, para terminar de consumar su plan, ya sólo les queda acabar con nuestro buque insignia: el turismo.

Después de que los diferentes gobiernos conservadores y progresistas destruyeran prácticamente toda nuestra industria, a España ya sólo le queda la explotación de sus monumentos, su Sol y sus playas; es decir, el turismo.

Que España vive hoy en día prácticamente del turismo es una realidad. Y, claro está, como el objetivo real de la Agenda 2030 (la cual han firmado tanto el PSOE como el PP) es arruinar económicamente a España, una de las cosas que vamos a ver, no tardando mucho, es cómo se cargan también la industria turística.

Nuevamente utilizarán la estrategia “problema, reacción, solución”.

Primero se incita a la gente a hacer turismo a mogollón, con campañas en todos los medios -sobre todo en televisión- de ciudades patrimonio de la humanidad, lugares “idílicos”, playas soleadas y todo tipo de gilipolleces.

Evidentemente, las localidades “agraciadas” ven en ello la gallina de los huevos de oro: se les llena la ciudad de estúpidos que consumen cualquier gilipollez como, por ejemplo, pagar por ver un trozo de mar que lleva ahí millones de años.

Ante tal avalancha de consumidores, los lugareños abandonan su economía tradicional y se pasan a vivir del turismo (ingresos más rápidos con menos esfuerzo). Aparecen entonces los pisos turísticos, las tiendas basura de souvenirs y proliferan las empresas de restauración, de alquiler de vehículos y todo tipo de memeces que tengan que ver con el ocio.

Indudablemente, con las constantes campañas en televisión, más el aporte de las redes sociales, el turismo empieza a masificarse hasta alcanzar cotas inasumibles para cualquier urbe que multiplique por 3, 4 ó 10 veces su población. La consecuencia inminente es el colapso de servicios. Y aquí lo tenemos, ya hemos creado el problema.

Seguidamente, la población autóctona, que no viven del turismo, pone el grito en el cielo y reclama a las autoridades una regulación: que desaparezcan los pisos turísticos, que se reduzca el número de visitantes, etc. He aquí la reacción.

Y, como es de esperar, atendiendo la petición de los ciudadanos las autoridades ofrecerán la solución: restricción total del turismo de masas, con lo cual todos esos negocios turísticos desaparecerán de la noche a la mañana arruinando las economías locales y por ende el país.

Si recuerdas, ya tuvimos un anticipo de esto durante la falsa pandemia. Por cierto, nada comparable a lo que está por venir con la excusa del “cambio climático”.

En 1912, el presidente estadounidense, Theodore Roosevelt, hizo la siguiente afirmación: "Detrás de un gobierno ostensible se encuentra un gobierno invisible que no debe lealtad y no reconoce ninguna responsabilidad hacia el pueblo".

Bueno, pues este gobierno en la sombra es el que está dando las órdenes a sus esbirros (los gobiernos de turno) para llevar a buen puerto su Agenda 2030, o lo que es lo mismo, su plan de despoblación y control.

La pregunta es: ¿qué pasará en España cuando acaben con la poca industria que nos queda, arruinen el sector primario y el turismo desaparezca? ¿Qué nos quedará? Nada, absolutamente nada donde la gente pueda trabajar. Por consiguiente, su futuro se verá abocado a vivir de subvenciones; eso sí, a cambio de una fidelidad incondicional al gobierno de turno. Y esto, señores, es la Agenda 2030, la Cuarta Revolución Industrial, el Gran Reinicio o como lo quieran llamar: “No tendrás nada y serás feliz”.

Y ahora una pregunta obligada: ¿cómo podemos terminar de una vez por todas con esta ignominia? La solución es simple. Sólo hay que aceptar la única verdad: que somos seres soberanos y que nadie tiene autoridad legítima sobre nosotros. En el momento que esta verdad sea asumida y compartida por todo el mundo, se acabó. Aunque me temo que hemos sido extraordinariamente adoctrinados para estar atados a nuestras cadenas y no sabríamos vivir sin ellas.

La realidad es que somos personas mayoritariamente ignorantes, con un lavado de cerebro impresionante, que dependemos del sistema para todo.

Este sistema ha conseguido apartarnos de la realidad convirtiéndonos en mercancía de usar u tirar. Por lo tanto, si, como dicen constantemente los gurús del FEM, el futuro inmediato pasa por sustituir la fuerza laboral por la IA, ¿qué sentido tiene seguir manteniendo al proletariado? Ningún sentido, ¿verdad? Pues deberíamos tomar nota antes de que sea demasiado tarde.

Tenemos que empezar a entender que sucesos como el terrorismo, las guerras o las pandemias son sólo operaciones para traumatizar a las masas y empujarlas hacia su propia autodestrucción.

Pero lo más importante de todo, es darnos cuenta de que votar no es más que una liturgia en donde se escenifica la sumisión de unas personas a otras. Es la renuncia voluntaria de nuestra soberanía para ponerla en manos de unos “charlatanes de feria” (los políticos). Por lo tanto, introducir un voto en una urna es la mayor irresponsabilidad y acto de cobardía en que puede incurrir un ser humano.

¿No te das cuenta de que la corrupción que criticamos, la esclavitud que padecemos y la ruina que se nos viene encima la hemos votado nosotros?

Los globalistas, con el FEM a la cabeza, quieren una “regeneración” del mundo. Según ellos, el viejo mundo debe morir para dar a paso al nuevo mundo, y, por si aún no te has enterado, en ese viejo mundo estamos incluidos nosotros.

¿Se lo vamos a permitir? Siento ser tan pesimista (o realista), claro que se lo vamos a permitir, lo hacemos siempre, ¿o es que ya se nos ha olvidado la “Operación Covid-19”?

España hace mucho tiempo que dejó de ser una nación soberana. Somos simplemente una colonia -como lo es la UE- del imperialismo yankee en manos de la plutocracia. Y es esa plutocracia la que nos tiene reservado un futuro nada halagüeño, tanto para España como para la UE. Porque esto no sólo está pasando en España, sino que también está pasando en Francia, Alemania, Países Bajos y prácticamente en todo Occidente

En fin, señores, que nuestro país, nuestra economía, nuestra cultura y nuestros valores se van a la mierda y a nadie parece importarle. 

https://pepeluengo.blogspot.com/2024/07/como-destruir-la-economia-de-un-pais-y.html  

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