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25.10.24

Los que prendieron fuego a nuestra vida que no pretendan ser nuestros salvadores

LA MANIPULACIÓN GLORIOSA          

Bienvenido al fascinante mundo del bombero pirómano, donde la realidad se convierte en un cínico espectáculo de magia. Imagínese por un momento: un incendio arde en su casa, las llamas danzan y crepitan, y aquí emerge el ilustre salvador, aquel que, con una mano agarrando la cerilla, blande con la otra una manguera contra incendios, dispuesto a salir de esta situación de desastre que él mismo orquestó. Con una sonrisa encantadora, te vende su solución como si fuera un regalo del cielo, haciéndote olvidar la pregunta esencial: ¿Quién encendió este fuego?

Este escenario, mucho más que una simple farsa, es una obra maestra de manipulación que se extiende mucho más allá de las llamas. Ésta es la esencia misma de los juegos de poder modernos, donde las crisis a menudo se imaginan y las soluciones se preparan de antemano, hábilmente disfrazadas de rescates. En este arte del engaño, el pánico es un aliado valioso, que empuja a los ciudadanos a adoptar soluciones aparentemente salvadoras, sin cuestionar jamás a los verdaderos arquitectos del caos.

A medida que profundicemos en este fenómeno, descubriremos cómo la privatización de los servicios públicos, las reformas de las pensiones y otras crisis económicas se orquestan hábilmente, creando un círculo vicioso donde el miedo se convierte en el motor de la aceptación. Entonces, ¿estás listo para arrojar luz sobre estos juegos de sombras? Prepárate para explorar el increíble ballet de los bomberos incendiarios, donde la manipulación se convierte en un arte y la verdad arde lenta pero de forma segura bajo las cenizas del desprecio.

1. Distracción: El carnaval de los imbéciles.

La distracción es la herramienta favorita de los titiriteros de masas. ¿Por qué preocuparse por las leyes que erosionan sus derechos o la deforestación desenfrenada cuando puede hablar con entusiasmo sobre la última discusión entre dos pseudocelebridades? Hoy en día, desviar la atención es tan sencillo como lanzar jugosas noticias falsas o un escándalo de famosos. El verdadero genio de la manipulación es hacerte creer que lo principal está en lo que brilla: una competencia de lanzamiento de teléfonos inteligentes, un rumor en TikTok o incluso un acalorado debate en un nuevo y estúpido reality show de televisión. Mientras hablas de trivialidades, las decisiones importantes (aquellas que afectan tu bolsillo o tus libertades) pasan silenciosamente a un segundo plano.

Lo peor es que eres cómplice de tu propia desinformación. Twitter, Instagram, Netflix, todo está hecho para ocupar tus horas cerebrales disponibles. Una avalancha de noticias irrelevantes ahoga los problemas reales, como una avalancha de tonterías que impiden ver los temas candentes. En su época, los romanos ofrecían juegos de gladiadores para entretener al pueblo; Hoy en día, es Netflix quien te ofrece una evasión infinita, ahorrándote el esfuerzo de preguntarte sobre acuerdos comerciales cuestionables o el empobrecimiento progresivo de los servicios públicos. En definitiva, la estrategia es sencilla: mientras te diviertes viendo bailar a idiotas, las verdaderas decisiones, las que importan, se toman a puerta cerrada.

2. Problema y solución: El gran clásico de los bomberos pirómanos.

La técnica del bombero pirómano es pura genialidad. Imagínese a un tipo que prende fuego a tu casa y luego regresa, todo sonrisas, con una manguera contra incendios en la mano, prometiendo arreglar todo. No sólo le das las gracias, sino que también le das dinero para reparar el daño. Creamos para usted un problema gigantesco desde cero, con un guion perfecto y luego le ofrecemos una solución "milagrosa", que a menudo ya estaba lista antes de que el problema se manifestara. Y caminas, claro, porque tienes miedo y la solución parece ser tu única salida.

Ejemplo: La privatización de los servicios públicos. En primer lugar, permitimos que el hospital público se deteriore. Menos personal, menos recursos, plazos explosivos. Todo está hecho para disgustarte. Entonces, cuando ya no tienes más remedio, llega la solución: "¡Privaticemos!". Y ahí, de milagro, el servicio mejora. Bueno, mejora... si puedes permitirte pagar, obviamente. Lo mismo ocurre con las pensiones: les hacemos enloquecer con la "bomba demográfica", mientras nosotros saqueamos alegremente los fondos de pensiones. Entonces, ¿adivinen qué? Te ofrecemos jubilación por capitalización. Solución de oro para los bancos, menos para ti.

Te han manipulado de principio a fin, pero estás tan feliz de que alguien finalmente "hizo algo" que ni siquiera piensas en preguntar quién provocó el incendio en primer lugar.

3. Gradualidad: Erosión furtiva.

La sutileza de la manipulación es hundirse en la mierda poco a poco. No os pueden quitar vuestros derechos de repente, de lo contrario gritaríais, saldríais a las calles, encenderíais barricadas. No, preferimos dormirte poco a poco, desgranando trozo a trozo. Es como si te cortaran el dedo del pie cada año. Al final, ya no tienes los pies, pero nunca te diste cuenta de que cada vez te los amputaban un poquito.

Mira los impuestos. Al principio, un pequeño impuesto al carbono por aquí, un ligero ajuste fiscal por allá. Nada tan malo. Luego, cinco años después, te das cuenta de que la mitad de tu salario se destina a impuestos que ni siquiera sabes que existen. Y para colmo, el servicio público que justificó estos impuestos está en ruinas. La gradualidad, el arte de hacer pasar un bulldozer por tu espalda sin que te des cuenta es la "Navaja de Ockham", suave, lenta e imperceptible. Hasta que sea demasiado tarde para protestar.

4. Aplazar: La zanahoria milagrosa y la bofetada garantizada 

Ah, la promesa de un mañana brillante... Les prometemos la luna, pero no de inmediato. Primero hay que soportar algunos inconvenientes, hacer algunos sacrificios, aceptar un poco de austeridad. ¡Pero ojo, todo esto por tu propio bien! “Hoy es difícil, pero mañana será brillante”, te vuelven a decir. Y tú, como un niño que todavía cree en Papá Noel, esperas pacientemente. Pero este “mañana”, curiosamente, nunca llega. O llega en forma de una bofetada monumental.

Miremos de nuevo las reformas de las pensiones. "Trabajar más tiempo es temporal, lo prometo, ¡entonces las generaciones futuras estarán mejor!" Así que trabajas hasta los 67 años, con la esperanza de que algún día las cosas funcionen para tus nietos. Salvo sorpresa, dentro de 20 años tendrán que trabajar hasta los 75. Es el principio de "tranquilo, todo saldrá bien más tarde". Y no, no mejorará. Pero serás demasiado viejo, demasiado cansado o demasiado muerto para darte cuenta.

5. Infantilizar al público: "Doudou, mira, es por tu propio bien".

¿Por qué tratar al público como adultos responsables cuando puedes hablarles como a niños de tres años? Al fin y al cabo, un niño es obediente, crédulo y no cuestiona nada. Entonces, ¿qué sentido tiene hablarte de forma compleja o darte información matizada cuando todo lo que necesitan hacer es lanzarte eslóganes tontos y pequeños dibujos coloridos para hacerte dormir?

Mira las campañas electorales: te hablan de manera simplista, como si fueras incapaz de comprender la más mínima sutileza política. Dulces promesas, fórmulas ridículas, frases como “¡Vamos a ganar todos!” o “¡Vamos a salvar el planeta juntos!”. Te lanzan banalidades como si fueras demasiado estúpido para entender cualquier otra cosa. Y tú, como buen niño que quiere complacer a su ama, te lo tragas todo sin pestañear. Para qué? Porque es más fácil dejarse llevar por promesas vacías que afrontar la complejidad del mundo. Un poco como esos anuncios de yogures bajos en grasa que prometen “salud y felicidad” en 30 segundos. Ridículo, pero efectivo.

6. Utilice las emociones: Llora, grita, ¡pero no pienses!

¿Por qué molestarse en discutir racionalmente cuando pueden hacerte llorar o llenarte de rabia? La emoción es la kriptonita de la reflexión. Y los manipuladores lo saben. Te inundan con historias desgarradoras, dramas o escándalos exagerados para que pierdas los estribos, para que estés tan enojado, triste o conmocionado que te olvides de pensar. Y sobre todo, te olvides de hacer preguntas.

¿Un ejemplo sorprendente? La política del miedo. Cuando un gobierno quiere que se acepten leyes represivas, sólo necesita blandir la amenaza del terrorismo o la inseguridad. En dos segundos pasas de ciudadano crítico a títere asustado que aplaude con ambas manos leyes que destruyen tus propias libertades. Mientras tiemblas bajo el edredón ante la idea de un peligro inminente (a menudo exagerado), las verdaderas decisiones se toman a tus espaldas.

7. Mantener al público ignorante: Bienvenido a la escuela de la estupidez

¿Por qué molestarse en educar adecuadamente al público cuando se puede mantenerlo cómodamente ignorante? Un ciudadano educado es un ciudadano que hace preguntas, que lee entre líneas, que establece conexiones lógicas. En definitiva, ¡un dolor de cabeza! Así que les damos una educación mediocre, programas escolares atrofiados y una televisión que los deja estupefactos con reality shows y debates estériles. La ignorancia es el arma fatal de los manipuladores.

Mira lo que te dan en el colegio: unas cuantas nociones vagas de historia, matemáticas básicas y listo, arreglárselas en un mundo complejo. ¿Y si quiere entender por qué su poder adquisitivo se está derritiendo como la nieve al sol? Ah, lo siento, el programa de economía del último año fue demasiado corto para explicártelo. Entonces te pasas la vida siendo manipulado porque ni siquiera sabes cómo funciona el mundo que te rodea.

8. Un público que consiente: ¡Viva la vulgaridad !

El verdadero golpe maestro es hacerte adorar la mediocridad. Te alimentan con contenido estúpido, pero es tan omnipresente que terminas acostumbrándote o incluso pidiendo más. Los “influencers” que hacen desafíos estúpidos en TikTok, los programas donde celebridades fracasadas discuten sobre quién es el mayor farsante, los debates donde los columnistas despotrican sobre temas superficiales. Ahora lo encuentras normal. Peor aún, te ríes y esperas la próxima temporada.

La cultura de la mediocridad es una forma eficaz de hacerte olvidar que hay personas, en algún lugar, que están tomando decisiones cruciales por ti. Mientras te obsesionas con los ridículos atuendos de las estrellas en la alfombra roja, nadie habla de las leyes que reducen tus derechos en el trabajo. Pero bueno, ¿por qué preocuparse por eso cuando puedes hablar sobre las últimas tendencias capilares de tu influencer favorito?

9. Reforzar el sentimiento de culpa: ¡Es tu culpa, plátano!

Ah, la culpa, la reina de la manipulación. El sistema te presiona, te explota, te deja atrás... y sigue siendo tu culpa. ¿Eres pobre? ¡No eres lo suficientemente ambicioso! ¿No encuentras un buen trabajo? ¡No estás lo suficientemente calificado! Y tú, en lugar de señalar con el dedo a los verdaderos responsables (las políticas desastrosas, las desigualdades sistémicas), te cuestionas, te sientes culpable, compras libros de autodesarrollo por 30 euros para convencerte de que simplemente hay que “pensar mejor en positivo”. ”.

Este sistema te aplasta, pero tiene la inteligencia para hacerte creer que si fracasas es porque no te esforzaste lo suficiente. Te conviertes en tu propio verdugo y ellos pueden seguir festejando pacíficamente con tu dinero.

10. Conocer al ser humano: Los expertos en el manejo 2.0

Lo más aterrador de los manipuladores es que te conocen mejor que tú mismo. Gracias a los avances en psicología, neurociencia y algoritmos, saben exactamente cómo presionar los botones correctos para hacerte reaccionar como ellos quieren. Cada clic, cada me gusta, cada reacción que dejas en las redes sociales son más datos para perfeccionar la máquina que te manipula.

Mira la publicidad dirigida: pasa medio segundo mirando una foto de zapatos y, boom, durante semanas, lo bombardean con anuncios del mismo par. El sistema conoce tus hábitos, tus debilidades, tus deseos inconscientes. Ya ni siquiera tomas una decisión; ¡Nosotros los hacemos para ti! 

Entonces, ¡bienvenido a la gran feria de la manipulación, donde todo está cuidadosamente orquestado para que pienses, sientas y actúes exactamente como lo planearon!

Y ahí está, la farsa continúa. Cada día somos testigos de este circo grotesco en el que pirómanos disfrazados de bomberos se apresuran a vendernos sus milagrosos extintores. Ya sea una crisis económica, una reforma social o una catástrofe ambiental, el guion siempre sigue siendo el mismo. Encienden el fuego, nos sumergen en la desesperación y luego regresan con sonrisas encantadoras, dispuestos a "salvarnos" de su propio desastre. ¡Qué ironía!

Es casi cómico, si no fuera tan trágico. Cada vez que suena la campana de alarma, nuestros queridos responsables de la toma de decisiones, firmemente en su lugar, nos tranquilizan. No te preocupes! Dicen, como si no supiéramos que ellos son los verdaderos alborotadores. Mientras luchamos con el fuego que ellos mismos provocaron, ellos continúan saqueando nuestros recursos, erosionando nuestros derechos y convirtiendo nuestra ira en aceptación dócil.

Con cada privatización, con cada reforma, ellos se frotan las manos, dispuestos a llenarse los bolsillos, mientras nosotros, pobres incautos, aplaudimos su “generosidad”. Sí, tenemos miedo, sí, estamos cansados, pero también somos cómplices de esta farsa, en momentos en que deberíamos gritar nuestra indignación. ¡Basta de este juego! Neguémonos a ser espectadores pasivos de esta tragedia anunciada.

Es hora de desafiar este sistema podrido que nos trata como peones en un tablero de ajedrez. Estemos atentos, estemos enojados y, sobre todo, seamos sinceros: aquí no hay salvadores. Sólo una revolución mental puede apagar estos incendios, y comienza con una verdad brutal: hemos sido engañados, una y otra vez. Es hora de levantarnos y hacer pagar a quienes nos llevan a la ruina mientras dicen salvarnos. ¡Despertemos, denunciemos y, sobre todo, no dejemos que el miedo guíe nuestra búsqueda de la verdad!

Este es el espectáculo demencial que se desarrolla ante nosotros: charlatanes que encienden fuegos y luego se adornan como héroes para vendernos sus remedios venenosos llave en mano. Nos llevan a una danza macabra donde cada crisis, cada escándalo, es sólo un nuevo capítulo de su sórdido juego. Mientras nosotros estamos ocupados en pánico y gritando, ellos, estos maestros del caos, aprovechan para saquear nuestros recursos, destruir nuestros derechos y sacar provecho de nuestra desesperación.

¡No nos dejemos engañar por sus pérfidas sonrisas y sus promesas vacías! Son las mismas personas que, a puerta cerrada, traman conspiraciones para enriquecerse a costa nuestra. Políticos, financieros, lobbystas, todos cómplices de este asqueroso juego, se ríen de nosotros mientras luchamos por las migajas. Nos tiran trozos de pan y nos llaman "ciudadanos", mientras nos tratan como ratas de laboratorio en un gran proyecto de manipulación social.

¡Es hora de acabar con esta vil farsa! ¡Basta de quedarnos de brazos cruzados mientras estos depredadores continúan esclavizándonos con sus mentiras y manipulaciones! ¡No somos espectadores pasivos de este circo, somos protagonistas de una revolución que debe florecer! Tenemos la capacidad de revertir esta dinámica nauseabunda.

¡Vamos a despertar! Abre los ojos a los malhechores que se esconden detrás de máscaras de respetabilidad. Ellos son los que crean el caos para encadenarnos mejor. ¡La ira, la rebelión y la determinación deben prevalecer sobre nuestra resignación! No nos dejemos engañar por soluciones ilusorias. Luchemos juntos por un cambio real, por una sociedad donde aquellos que prendieron fuego a nuestras vidas nunca más puedan pretender ser nuestros salvadores. 

¡Ahora es el momento de actuar, hablar y reclamar nuestro poder!

Phil BROQ.

https://jevousauraisprevenu.blogspot.com/2024/10/la-glorieuse-manipulation.html

1 comentario:

  1. CUMBRE EN KAZAN ¿HACIA DONDE VAN LOS BRICS? https://anunnakibot.blogspot.com/2024/10/10-38-anunnakibot-cumbre-en-kazan-hacia.html

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