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28.6.12

La mayor frustración es no hacer lo que sientes, no ser lo que quieres ser.


SOLO HAZ LO QUE AMES
  ¿Difícil? Entonces, ama lo que haces

Ayer, con mi prima preferida, hablábamos de esto que vamos aprendiendo y que tanto nos cuesta integrar, no desde el intelecto sino desde el hacer cotidiano: todo lo que vemos, percibimos, sentimos…es pura energía, vibración, sonido y luz. Parece sólido pero en esencia, atómicamente es 99,9% vacío!!!
Vivimos una realidad ilusoria conformada de ese vacío y creada a través de los pensamientos, las emociones que generan esos pensamientos y por lo tanto de las palabras y acciones tomadas en base a esos pensamientos y emociones.
Si el pensamiento crea, si la emoción que crea ese pensamiento pone en marcha todo un torrente de neurotransmisores químicos que llegan hasta el último rincón de nuestro sistema y todo eso hace que nos invada una vibración x o y – dependiendo del pensamiento y la emoción generada – que va a atraer las vivencias x o y relacionadas con esa frecuencia … MÁS NOS VALDRÍA ESTAR ATENTOS a ese runrun incesante y la mayor parte de las veces inconsciente que es nuestro pensamiento – en global. 
¡Sin acritud, ¿eh?! Y me lo digo a mí misma, la primera, y si a alguien le sirve como recordatorio… estupendo.
No entendemos muy fácil lo de la vibración de los pensamientos y de las emociones porque no lo vemos ¿verdad?, será más fácil entonces recordar todo esto con nuestras palabras, que ya si entendemos con ellas lo de la vibración porque sentimos la vibración de las palabras cuando nos las dicen y sabemos de los cambios que nos producen los diferentes tonos, por poner.

Por ejemplo, lo que genera el lamento – que es lo que nos convoca para crear este espacio – , la vibración del lamento, de la queja… atrae situaciones para lamentarte y quejarte. Punto. Lo creamos o no, así sucede. Y hay que estar atentos porque el lamento no es solo la queja obvia, que vemos, sino aquella escondida en “ay, ya me gustaría a mí, pero…”, en los “es que…” o en todos los “sí, pero” o “no, pero”…buscad, buscad, en vuestras palabras y en las de los otros… no os aburriréis y al menos ya no habrá lamento.
Hay una expresión muy útil que no se de dónde viene “no se lamente, señora, mátela” – a propósito de las cucarachas. Pues eso, al menos, atención, lo digo, bueno, me lamento, bueno, pero soy consciente y la próxima vez a lo mejor ya no lo digo y dejo de atraer situaciones con esa vibración.

De nuevo incluyo una entrada de Plano Creativo, qué regalo este blog. Bien, lo que más fomenta, genera, crea… el lamento es la frustración. Y la mayor frustración sentida es la de no hacer lo que sientes, no ser lo que quieres ser, no saber incluso quién eres
Además, según la Medicina Tradicional China, la frustración es la emoción que más enlentece y paraliza el hígado. ¡Ahí es ná! En su cosmología, el hígado representa al general, al encargado de llevar a cabo los planes generados por él o por el emperador que es el corazón. Si ese general está frustrado y se lamenta  no estará muy lúcido en sus movimientos y cada vez estará más lejos de los planes del corazón. El hígado hace de reservorio de sangre que envía según necesidad. Si está ofuscado, lamentándose por frustración, no acude a esa necesidad y el sistema siempre va a la rastra. A la larga las relaciones entre el general y el emperador no fluirán adecuadamente y ya os digo que se nota.


Es el emperador el que guía, el corazón, no lo olvidemos. Y si en algún momento, sentimos al general quejoso…unas vacaciones a tiempo al general y cuando vuelva todo estará mejor. Ja, ja, es un teatrillo pero funciona fenomenal: lo imaginas, lo vives, lo sientes, el general, el emperador…. “¿qué te pasa general, por qué te quejas tanto?” “¿yo, yo? es que … ”  Cada cual que siga como quiera, el resultado es espectacular. Y os lo pasareis pipa sintiendo el gozo del general disfrutando de lo que le guste.

En cualquier caso, siempre tenemos la posibilidad de dar la vuelta a la queja, a la frustración de no hacer lo que amo – momentáneamente, claro – y amar lo que haces, de saber que la vibración con que haga lo que hago me dispondrá a atraer vivencias en base a esa vibración que a lo mejor me llevan precisamente a lo que me complace de verdad.


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