AMARSE A UNO MISMO
Si no te amas a ti
mismo nunca podrás amar a alguien más. Si no eres amable contigo no puedes ser
amable con alguien más. Tus supuestos santos que son tan duros con ellos mismos
solo están fingiendo que son amables con otros. No es posible. Es
psicológicamente imposible. Si no puedes ser amable contigo, como puedes ser
amable con otro?
Cualquiera que sea
la manera en que estás contigo, estás con los otros. Permite que ello sea una
sentencia básica. Si te odias a ti mismo odiarás a otros; y te han enseñado a
odiarte. Nunca alguien te ha dicho, ámate a ti mismo. La misma idea parece
absurda: amarse uno mismo? La misma idea no tiene sentido; amarse uno mismo?
Siempre pensamos que para amar uno necesita a alguien más. Pero si no lo
aprendes contigo no podrás practicarlo con otros.
Te han dicho,
condicionado constantemente, que tú no tienes ningún valor. Por todas
direcciones te han demostrado, te han dicho, que eres indigno, que no eres lo
que deberías ser, que no eres aceptado así como eres. Hay muchos deberías que
cuelgan sobre tu cabeza, y esos deberías son casi imposibles de satisfacer. Y
cuando no puedes satisfacerlos, cuando te quedas corto, te sientes condenado.
Un odio profundo surge hacia ti.
Como puedes amar a
otros? Tan lleno de odio, adonde vas a encontrar amor? Entonces solo finges,
solo demuestras que estás enamorado. En lo profundo tú no estás enamorado de
nadie; no puedes estarlo. Esas pretensiones son buenas durante algunos días,
luego el color desaparece, entonces la realidad se impone.
Tarde o temprano,
cada enamoramiento se vuelve muy venenoso. ¿Y cómo se vuelve tan venenoso?
Ambos fingen que están amando, ambos continúan diciendo que aman. El padre dice
que ama al niño; el niño dice que ama al padre. La madre dice que ama a su
hija, y la hija sigue diciendo la misma cosa. Los hermanos dicen que se aman.
El mundo entero habla de amor, canta sobre el amor… y puedes encontrar algún
otro lugar tan carente de amor? No existe ni una pizca de amor; y hay montañas
de palabrerías, Himalayas de poesía sobre el amor.
Parece que todas
estas poesías son solo compensaciones. Porque no podemos amar, tenemos de
alguna manera que creer por medio de la poesía, el canto, que amamos. Lo que
hace falta en la vida lo ponemos en poesía. Lo que seguimos perdiéndonos en la
vida, lo ponemos en la película, en la novela. El amor está absolutamente
ausente, porque el primer paso no se ha dado aún.
El primer paso es:
Acéptate como eres; suelta todos los deberías. No lleves ningún debería en tu
corazón! Tú no debes ser alguien diferente; no se espera que hagas algo que no
te pertenece. Solo has de ser tú mismo. Relájate y solo se tú mismo. Se
respetuoso con tu individualidad, y ten el valor de plasmar tu propia firma. No
sigas copiando las firmas de otros.
No se espera que te
conviertas en un Jesús o en un Buda o un Ramakrishna; se espera simplemente que
te conviertas en ti mismo. Fue bueno que Ramakrishna nunca intentara
convertirse en alguien más, así que se convirtió en Ramakrishna. Fue bueno que
Jesús nunca intentara convertirse en Abraham o en Moisés, así que se convirtió
en Jesús. Es bueno que Buda nunca intentara convertirse en un Patanjali o
Krishna; es por eso que llegó a ser un Buda.
Cuando no estás
intentando convertirte en alguien más, entonces simplemente te relajas;
entonces surge una gracia. Entonces te llenas de grandeza, esplendor, armonía…
porque entonces no hay conflicto! Ningún lugar a donde ir, nada por que luchar;
nada que forzar, que imponer sobre ti violentamente. Te vuelves inocente.
En esa inocencia
sentirás compasión y amor por ti. Te sentirás tan feliz contigo mismo que
incluso si Dios viene y golpea a tu puerta y dice: Te gustaría convertirte en
alguien diferente? Tú dirás: Te has vuelto loco? Soy perfecto! Gracias, pero
nunca intentes algo similar; soy perfecto como soy”.
Cuando puedes decir
a Dios: Soy perfecto como soy, soy feliz como soy, a esto le llamamos en
Oriente shraddha, confianza; entonces te has aceptado a ti mismo y al aceptarte
a ti mismo has aceptado a tu creador. Negándote a ti mismo niegas a tu creador.
Si vas a ver una
pintura de Picasso y dices: “Esto está mal y eso está mal, y este color debería
haber sido de esta manera”, estás negando a Picasso. Cuando dices: Yo debería
ser así, estás intentando perfeccionar a Dios. Estás diciendo: Metiste la pata;
yo debería haber sido así, y tú me has hecho así? Estas intentando perfeccionar
a Dios. No es posible. Tu lucha es inútil; estás condenado al fracaso. Y cuanto
más fallas, más odias. Cuanto más fallas, te sientes mas condenado. Cuanto más
fallas, te sientes más impotente. Y de este odio, impotencia, como puede surgir
la compasión? La compasión surge cuando estás perfectamente asentado en tu ser.
Tú dices: Sí, así es como soy. No tienes ideales que satisfacer. Y de inmediato
la satisfacción empieza a suceder!
Las rosas florecen
tan maravillosamente porque no están intentando convertirse en lotos. Y los
lotos florecen tan maravillosamente porque no han oído historias de otras
flores. Todo en la naturaleza marcha tan maravillosamente en armonía, porque
nadie está intentando competir con alguien más, nadie está intentando
convertirse en algún otro. Todo es como debe ser.
Solo se tú mismo y
recuerda que no puedes ser nada más, cualquier cosa que hagas. Todo esfuerzo es
vano. Solo tienes que ser tú mismo.
Existen solamente
dos caminos. Uno es: rechazando, tú puedes seguir siendo el mismo; condenando,
tú puedes seguir siendo el mismo; o: aceptando, entregándote, gozando,
deleitándote, tú puedes ser el mismo. Tu actitud puede ser diferente, pero tú
vas a seguir siendo como eres, la persona que eres. Una vez que aceptas, surge
la compasión. Y entonces comienzas a aceptar a otros!
Lo has observado: es
muy difícil vivir con un santo, muy difícil. Puedes vivir con un pecador; no
puedes vivir con un santo porque un santo te condenará continuamente: por sus
gestos, por sus ojos, la manera en que te mirará, la manera en que te hablará.
Un santo nunca habla contigo; te habla a ti. El nunca te mira solamente; él
tiene siempre algunos ideales en sus ojos, nublando el panorama. Nunca te ve.
Él tiene algo a lo lejos y sigue comparándote con ello… y, por supuesto,
siempre te quedas corto. Su misma mirada te hace un pecador. Es muy difícil
vivir con un santo… porque él no se acepta a sí mismo, como puede aceptarte? Él
tiene muchas cosas consigo. Notas discordantes de las cuales siente que tiene
que ir más allá. Por supuesto, él ve las mismas cosas magnificadas en ti.
Pero para mí solo es
un santo quien se ha aceptado a sí mismo, y en su aceptación ha aceptado al
mundo entero. Para mí, ese estado de la mente es lo que se llama santidad: el
estado de la aceptación total. Y eso es curativo, terapéutico. El solo estar
con alguien que te acepta totalmente es terapéutico. Te sanará.
Autor:
Osho, A Sudden Clash of Thunder, charla #8
No hay comentarios:
Publicar un comentario