LA NECESIDAD DE NECESIDAD
La vida material
esta llena de necesidades. Alimento, seguridad, techo, tierra, familia… Un
amplio catálogo de necesidades “básicas” que necesitan ser cubiertas para
arrancar mínimamente con cierta estabilidad en este sistema. Para cubrir tus
necesidades básicas, debes tener un trabajo que te suponga una remuneración, lo
suficientemente amplia, como para mantener eso que consideras básico cubierto.
El sistema económico se quebraría si fueras una persona, que para ser feliz se
conformara con mantener sus necesidades básicas cubiertas. Techo, alimento y
abrigo, en realidad no necesitas mucho mas, puedes añadir alguna nota de
confort o tecnología aplicada a tu hogar, pero no necesitas mucho más.
Esto lo sabe
perfectamente el sistema y aquellos que se nutren de él. La única forma de
sostener un sistema injusto e insostenible, es inyectando necesidad. La
necesidad crea una alarma en nuestros instintos más primarios de supervivencia,
y no nos permitirá descansar hasta que esa necesidad sea cubierta, saciar esa
ansia finalmente cuesta dinero, y esa necesidad una vez apagada, despierta en
nosotros una sensación de vacío, que solo es posible llenar con otra necesidad.
Si nos fijamos en
nuestro entorno, nuestro hogar, el de nuestros familiares y amigos, nos daremos
cuenta que poseemos una infinidad de objetos que respondieron a una necesidad
imperiosa, y que ahora acumulan polvo. El sistema esta diseñado para que el
fruto de nuestro trabajo, sea inyectado de nuevo a ese sistema, creándonos necesidades,
que necesitan imperiosamente ser cubiertas. Solo tienes que repasar todo los
objetos que adquiriste hace un año y comprobar el uso que les das en la
actualidad, seguramente mas de la mitad apenas tiene un uso continuado, y el
resto, estas planteándote sustituirlo por un modelo actualizado.
Al principio
insertaron la obsolescencia programada, en el que se nos garantizaba unos años
de funcionamiento pleno, tras nuestra adquisición y posteriormente una
autodestrucción programada, renovaban obligatoriamente el consumo sin necesidad
de multiplicar la necesidad, pero se dieron cuenta que si atacaban directamente
a nuestra psique, se saltarían la ley de durabilidad mínima que estipula la
industria.
Todo
se renueva cada pocos meses, ya nadie tiene nada que responda a la novedad y
que pueda disfrutar durante unos años. Televisores, teléfonos, elementos
informáticos, gadgets varios para el hogar o el vehículo… ya no son elementos
que nos faciliten la vida y nos la hagan mas cómoda y practica, sino que son
elementos de esclavitud que nos crean falsas necesidades que tratar de saciar.
Con la alimentación pasa lo mismo, ya no nos conformamos con lo básico, y
apelan a la necesidad de ampliación y refinamiento de nuestro paladar.
Ya no tomamos café, sino
que degustamos una amplia variedad de matices, que para ser disfrutados
precisamos una nueva maquina. Una amplia variedad de surtidos y etiquetas para
venderte, elementos básicos de distintas formas, vinos con denominación, leches
enriquecidas, infusiones para distintos paladares, lácteos de todo tipo y para
todo tipo de consumidor… Consumo y mas consumo, necesidad de necesidad, una
pescadilla que se muerde la cola, en el que se alimenta la inconformidad y se
sustenta la necesidad.
Si redujeras tu
capacidad instintiva de cubrir esas necesidades, seguramente tu economía
sufriría un reflotamiento súbito. Es sorprendente como “la crisis” ha borrado
del mapa ciertos productos denominados gourmet que no alimentaban más que un
snobismo inducido. Hemos reducido los elementos que llenan nuestras despensas,
volviendo a lo tradicional y esencial, pero aun damos importancia a la
apariencia, por eso buscamos lucir ciertas marcas, adquiriendo imitaciones o
replicas, cuando lo lógico seria prescindir de esos productos que solo
enmascaran nuestra propia falta de necesidad.
Si salimos del
círculo de consumo, nos podremos dar cuenta que la necesidad de necesidad,
continúa implantada en los demás sistemas. Necesidad de dios, necesidad de
liderazgo, necesidad de aprobación, necesidad de confort, necesidad de
seguridad, mas y mas necesidad. La necesidad de tener, alimenta la necesidad de
no perder, el temor y la incertidumbre, hacen que adquieras productos que no
son tangibles y que necesitas por si se presenta la “mala suerte”.
Por ejemplo los
seguros, solo los adquieren aquellos que no están para nada “seguros” o viven
con miedo, estas empresas no te aseguran nada solo son parásitos en tu
bolsillo, con lo cual, para que sobrevivan los suelen hacer obligatorios, lo
que evidencia claramente el timo que representan, pero aun así, estos te venden
la necesidad de tener miedo para vender la seguridad de estar cubierto ante una
posible (que no probable) eventualidad, evidentemente si no hay miedo no hay
producto.
Finalmente, tras
unas décadas incansables de trabajo y duro esfuerzo, llegas a la ansiada
jubilación y te das cuenta que no tienes nada, que nunca lo tuviste y que todo
el dinero que ganaste lo gastaste en cosas que no necesitaste. El fruto de tu
esfuerzo simplemente fue una ilusión, y quien realmente salió ganando fue tu
jefe, y el jefe, del jefe, de tu jefe. Creíste que tenías, creíste que ganabas,
pero solo te entretuvieron con cosas, mientras se quedaban con tu sudor, tu
esfuerzo y tu sacrificio. Pasaste tus mejores años necesitando y ahora que
realmente necesitas, te das cuenta que no tienes nada.
El sistema no te
necesita, ya no se nutre de ti, no se alimenta con lo que aportas, así que eres
solo carne para la picadora, pero antes de irte, alimentaran tu necesidad de
morir dignamente, para eso te habrás pasado cuatro o cinco décadas, pagando un
nicho, para asegurar que tus huesos se pudren en condiciones optimas e
higiénicas, que tu nombre queda bien escrito en la piedra y que las flores se
marchitaran allí, al menos una vez al año, los próximos diez años.
Vivimos necesitando
y morimos necesitados, es el colmo de los colmos, pero no es menos cierto que
es algo primario difícil de trascender, seguimos lo que dicta la tendencia y no
calculamos todas nuestras acciones.
Hace un tiempo tuve
la ocasión de conversar con un empresario el cual había triunfado en su sector
y gozaba su empresa de buena salud a pesar de los momentos irregulares en el
consumo. Finalmente en el contexto relajado de la conversación, soltó una
sentencia, que me pareció el principio sobre el que se sustenta este estado
social que se autofagocita y que permite que saquemos lo peor de nosotros,
permaneciendo inamovibles en nuestro estado mas primario.
Me dijo… “La clave del éxito de una empresa es tener presente que vendes
necesidad”
A partir de aquí
saca tus propias conclusiones, ya sabes que todo lo que consumes obedece a una
estrategia (llámalo marketing si lo deseas) en el que la única premisa es que
te quede claro, que eso que consumes lo necesitas, porque mejora tu salud,
porque mejora tu estatus, porque mejora tu autoestima o porque tapa tus
complejos. Son consignas que tocan la raíz de tu inconsciente, que son
alimentados con el vacío de la necesidad, que a su vez es llenado con mas
vacío, un vacío abismal, imposible de llenar, pero del cual es sencillo
deshacerse, solo hay que reconocerlo y expulsarlo.
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