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10.3.16

El cerebro es incapaz de distinguir el mundo “real” de uno virtual.

EL UNIVERSO EN TU «CEREBRO»

SINOPSIS: La investigadora norteamericana Jill Bolte Taylor nos cuenta en primera persona como su atesorado mundo “real” se DISIPÓ literalmente ante sus ojos -junto con el resto de los programas mentales que habitualmente edifican la ILUSIÓN del mundo y del “yo”- mientras padecía un infarto cerebral.

Para continuar el hilo abierto en los comentarios de una entrada pasada (“Viaje al FUTURO: visiones de una «Tierra» SECUENCIALIZADA”) y abundar sobre la controvertida NATURALEZA de la “realidad” he querido echar mano del extraordinario caso de la neuroanatomista norteamericana Jill Bolte Taylor.

Para situarnos en contexto me permito recordar la línea de pensamiento por la que aposté en aquellos comentarios:

“Es un HECHO CIENTÍFICO que el mundo que percibimos es una FABRICACIÓN mental En otras palabras, el mundo “externo” no existe si no es como un mero SUBPRODUCTO de nuestros procesos mentales. Siendo más explícito diré que el mundo físico es una SIMULACIÓN mental, lo cual nos abre las puertas a reflexionar sobre lo que somos REALMENTE, el PAPEL que jugamos en esta simulación y sobre quien/quienes DIRIGEN la eficiente gestión de la misma.

Creo que la METÁFORA que mejor describe semejante hipótesis es la del VIDEOJUEGO. Al igual que la CPU de una videoconsola INTERPRETA los datos contenidos en el DISCO de juego, pues parece que el “cerebro” DESCODIFICA e interpreta igualmente la información por los sentidos extraída del campo electromagnético.”


Hasta tal punto, especulaba el filósofo británico Jonathan Dancy, que un cerebro encerrado vivo en un tarro de cristal recibiendo vía cable/WIFI impulsos electro-químicos de IDÉNTICA naturaleza a los proporcionados por los sentidos físicos sería INCAPAZ de DISTINGUIR el mundo “real” de uno virtual.

“No sabemos que no somos cerebros flotando en el líquido contenido en una cubeta de laboratorio [y] conectados con un computador que nos provee de las experiencias que tenemos en cada momento y bajo el control de algún técnico/científico inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual). No lo podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico tuviera éxito, nada en nuestra experiencia nos revelaría que lo somos.

Por hipótesis, nuestras experiencias serían IDÉNTICAS a las de algo que no fuera un cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la experiencia es idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda revelar cuál de las situaciones es la que de hecho se da.” Jonathan Dancy, “Introducción a la epistemología contemporánea” (Tecnos, 1993)

Y ahora veamos qué tiene que decir nuestra invitada a propósito del tema.
En su obra “A stroke of insight” (Viking, 2006) [publicada en España como “Un ataque de lucidez” (DEBATE, 2009)] relata como un ictus se cebó con su hemisferio cerebral izquierdo en 1996 y como, gracias a su formación académica, pudo percatarse de la manera en la que se iban DETERIORANDO paulatinamente, a causa de aquél, muchas de esas funciones cognitivas que tendemos a considerar tan “reales” y tan “nuestras”.

Para el caso que nos ocupa, me centraré en las reveladoras alteraciones en su percepción visual: “Y fue entonces cuando perdí el equilibrio y me apoyé en la pared. Me miré el brazo y me di cuenta de que no podía definir los LÍMITES de mi cuerpo [“propricepción” se le llama al sentido físico, al PROCEDIMIENTO, mediante el cual el cerebro elabora la simple sensación -la mera ILUSIÓN- de poseer un cuerpo sólido, físico y perfectamente DELIMITADO. Como ya imaginarás la propricepción es el primer sentido que desbarata el ictus de Bolte, haciendo que el truco se DESVANEZCA y los ilusorios límites de su cuerpo físico junto a él]. No podía definir donde comenzaba y donde
terminaba porque los átomos y las moléculas de mi brazo se MEZCLABAN con los átomos y moléculas de la pared. Y todo lo que podía detectar era esta energía… ENERGÍA.”

Momentos más tarde utiliza un término igual de familiar, pero distinto, para referirse a los
constituyentes de su campo visual: “Está bien. Tengo que pedir ayuda. Tengo que llamar al trabajo. No me acordaba del número del trabajo entonces me acordé de que en mi despacho tenía una tarjeta con mi número. Fui a mi despacho. Saqué una pila de siete centímetros de tarjetas de visita. Y miraba la primera tarjeta y aunque podía ver claramente en mi mente cómo era mi tarjeta, en ese momento no podía decir si era mi tarjeta o no porque solo podía ver PÍXELES. Y los píxeles de las palabras se MEZCLABAN con los píxeles del fondo y de los símbolos. Y yo simplemente no los distinguía.”


Es posible que ahora, tras conocer la experiencia de Bolte, mi ejemplo del VIDEOJUEGO te empiece a parecer ALGO MÁS que una simple metáfora. Y es que me temo que no queden muchas más formas de interpretar las palabras de esta neuróloga formada en Harvard.

Al perder temporalmente el sentido de la propricepción la suspensión se llevó consigo la ILUSIÓN de su cuerpo físico. En otras palabras, todo apunta a que el cuerpo físico en realidad NO EXISTE, si no es como una mera FABRICACIÓN mental. Cortocirtuita los resortes neuronales adecuados y ¡adiós a la magia! Me da la sensación de que la mente almacena las COORDENADAS tridimensionales del cuerpo y que las utiliza, al igual que los programadores de VIDEOJUEGOS para ubicar la posición espacial del personaje y para gestionar las interacciones con la escena.

Otro nuevo indicio que parece señalar en idéntico sentido es el fenómeno conocido como “miembro fantasma” tan ampliamente padecido entre el colectivo de amputados. No es inusual que alguien que ha PERDIDO un brazo o una pierna continúe reportando que su miembro AUSENTE le sigue doliendo o picando “mágicamente” . Lo que parece que sucede en estos casos es que el mapa MENTAL que gestiona las coordenadas y los límites del envoltorio físico NO SE ACTUALIZA ni correcta ni automáticamente tras la amputación.

Y en cuanto a aquello de “los átomos y las moléculas de mi brazo se MEZCLABAN con los átomos y moléculas de la pared. Y todo lo que podía detectar era esta energía… energía”, y eso de referirse como “píxeles” a los paquetes de ENERGÍA que percibía ¿cómo se supone que debemos interpretarlo también?

¿Acaso existe mejor manera de describir el CAMPO DE ENERGÍA que nos “rodea” (el campo electromagnético) y la forma en que se DESVANECEN los objetos físicos cuando el “MOTOR GRÁFICO” (el cerebro) deja de TRADUCIR adecuadamente los impulsos químico-eléctricos recibidos y transducidos de nuestros sentidos?

Lo que sin lugar a dudas parece sugerir la experiencia de Bolte es que el campo de INFORMACIÓN en bruto del cual nuestros sentidos físicos extraen los estímulos se reduce a un BORRÓN de “píxeles” (o de “ceros y unos” utilizando el argot informático) carentes de sentido algunoen ausencia del PROTOCOLO adecuado de
descodificación.

A la luz de esta experiencia no cuesta imaginar el efecto que algunas sustancias “alucinógenas” producen sobre nuestra percepción del mundo (como la disolución del “yo” o la expansión de la consciencia) al SUSPENDER o HACKEAR temporalmente nuestros sistemas de SIMULACIÓN de la “realidad” muy probablemente.
En vista de ello ¿cómo sabemos cuál es la VERDADERA alucinación entonces?

¿La que experimento después…
o la que percibo ANTES de tomar la sustancia?

Con toda probabilidad, a ese campo de INFORMACIÓN sin procesar que sugiere Bolte es al MISMITO al que se refería el psicofísico Ignacio Morgado en la entrevista que cito a continuación:
“En el mundo que nos rodea lo que hay básicamente es materia y energía [las dos son la MISMA cosa] y es nuestro cerebro y sus circuitos neuronales [… quien] CREA las percepciones. Es decir, es el CEREBRO el que ve, el que oye, y el que toca,… el que siente en definitiva.
Fuera de nosotros NO HAY luz, NO HAY color, NO HAY sabores. Eso está ÚNICAMENTE en nuestro cerebro [DENTRO de nosotros y no FUERA ¿lo pilláis?]. Fuera de él solo hay la materia o la energía [la INFORMACIÓN] que le sirve al cerebro para CREAR esas percepciones [o ILUSIONES mentales].” “Para todos la 2: Cómo es el cerebro. Entrevista a Ignacio Morgado”

Lo cual, traducido cortésmente al román paladino viene a decir que:

El mundo físico según lo percibimos en realidad NO EXISTE.
Todo es una sin par MANUFACTURACIÓN de nuestro órgano maestro,
una ILUSIÓN mental creada de puertas para AFUERA.

¿A alguien se le ocurre, en el presente contexto, una palabra distinta y mejor que “SIMULACIÓN”?

Para concluir puntualizo que, a la vista de que Bolte sufrió su infarto cerebral en el lado izquierdo de su cabeza, pues no cuesta imaginar que el “MOTOR GRÁFICO” del cerebro –quien en verdad MANIFIESTA la simulación “ante nuestros ojos”-se pueda ubicar físicamente en nuestro hemisferio cerebral IZQUIERDO.

Semejante argumento -aunque lógico, advierto- sin embargo esconde una INCONGRUENCIA de proporciones bíblicas.

A pesar de que todos los datos mencionados al respecto son un HECHO que no escapa al conocimiento de ningún neurocientífico serio…

¿Alguien sabe decirme, tras releer el texto, por qué en verdad NO se le puede responsabilizar al CEREBRO de la manufacturación/proyección de nuestra “realidad”?

Al primero que acierte le regalo el PRIMER ejemplar autografiado de mi nuevo libro.
Mientras tanto a comerse un poco la cabeza… que cansa, sí, pero ¡no engorda! 

BIENVENIDOS A LA TIERRA

http://www.bienvenidosalatierra.com/el-universo-en-tu-cerebro/ 


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